lunes, 12 de agosto de 2024

Ánima. La vida y la muerte del alma

 Hoy toca comentar un libro de Michel Onfray, un filósofo francés famoso en su tierra, adscrito a una corriente de pensamiento materialista hedonista, especialmente cercano a Epicuro y el epicureísmo.

Ánima es un recorrido por la historia del alma a través de los diferentes filósofos y pensadores a lo largo del tiempo, hasta fechas recientes, haciendo especialmente hincapié en el cristianismo y la figura de Jesús, que al contrario del libro citado en la anterior entrada del blog, considera una figura inventada, un mito sin existencia real.

Es especialmente crítico con San Pablo y la historia del cristianismo en general, a los que acusa de condenar la carne, lo carnal, el conocimiento a través de los sentidos materiales, siguiendo la esquela de Platón, figura de la que es claramente oponente, debido a su atracción desmesurada por las ideas abstractas frente a la experiencia real, frente a la materia.



Por sus páginas aparecen los ilustrados, los primeros críticos de la religión y los dogmas, los deísta, los primeros ateos, y, también, de manera crítica Descartes y el método cartesiano, con su visión del hombre como una máquina, precursor del transhumanismo, el proyecto de la última modernidad, en cuyas páginas finales desarrolla una crítica hacia dicho proyecto cuyo fin es digitalizar el alma, crear una posthumanidad, idea en la que coincido plenamente con el autor.

De sumo interés es su crítica de Rousseau, bajo cuyo aparente antiautoritarismo se esconde un partidario del autoritarismo y el adoctrinamiento de la infancia, así como su denuncia de la Revolución Francesa y el terror que desplegó, que el considera vinculado a su idea de hombre nuevo, idea que le parece el sostén de las ideas y prácticas opresivas, desde el hombre nuevo de san Pablo, al bolchevique, nazi o fascista.

Y aunque como he dicho al principio Michel Onfray es un ateo reconocido, me quedo con la duda, pues no me parece lo suficientemente claro en las páginas del texto, si la muerte del alma como ha sido considerada hasta ahora, no la considera en última instancia un mal ante el hombre máquina, ese ser desalmado y ya no humano que se vislumbra en el horizonte con el anzuelo de que vamos a tener superpoderes gracias a dichas tecnologías transhumanas, y se van a poder curar ciertas enfermedades o problemas, como la parálisis u otros.

Claro está que esto es solo una pequeña parte de dicho proyecto, pues la realidad para quien piense libre y críticamente, es que se considera el ser humano tal cual ha existido hasta ahora inferior, y aún problemático, capaz , aunque cada vez menos, de rebelarse y desviarse de lo que quieren las élites.

No obstante uno echa de menos en  Ánima un mayor desarrollo de este último tema, tema candente y de actualidad, aunque al parecer va a ser objeto de un mayor estudio en un libro futuro.

En fin, un texto interesante, con el que comparto la crítica al transhumanismo, si bien yo soy abiertamente creyente en la existencia del alma entendida como una continuidad de la conciencia separada del cuerpo físico-las ECM, especialmente aquellas en las que el hombre y mujer fallecido, sin latido del corazón y actividad cerebral, ve, escucha, siente y percibe todo lo que está a su alrededor e incluso más allá,  hasta ciegos de nacimiento, no existirían si la conciencia no se desplegara fuera del cuerpo, quizá por la actividad cuántica, como algunos científicos intuyen-.

Que esa conciencia sea eterna, reencarne o también desaparezca integrándose en el Todo, es asunto en el que no me defino claramente, aquí soy plenamente agnóstico de las tres opciones.

Así como también creo que hay que distinguir el cristianismo verdadero, el del Evangelio y los primeros cristianos, del falseado con posterioridad, especialmente tras la creación del nuevo cristianismo como religión oficial del Imperio, con su persecución de otros cristianismo discrepantes así como del paganismo.

Pero sea cual sean sus ideas y creencias, recomiendo el libro, y espero pacientemente un nuevo ensayo, este ya centrado en las propuestas y metas de aquellos y aquellas que buscan nuestra esclavitud absoluta, mientras nos distraen con otras problemáticas menores, para que nos desinteresemos y desentendamos del verdadero peligro que nos sobrevuela.