martes, 24 de diciembre de 2019

Los filósofos cínicos. Antología de textos.

Se ha publicado recientemente un estupendo libro sobre una de las corrientes de la filosofía clásica más llamativa y escandalosa del mundo grecorromano: el cinismo.

La obra, Los filósofos cínicos. Antología de textos, contiene una extensa introducción donde se enseña las características fundamentales y los valores promovidos por estos peculiares filósofos, donde destaca el conocido Diógenes, que tenía una tinaja por vivienda. El desapego casi absoluto a las riquezas materiales, que les llevaba a tirar el dinero al mar, o a repartir sus bienes entre el pueblo; el esfuerzo y el ascetismo como forma de fortalecerse mental y físicamente, logrando la autarquía o autonomía personal,  y afrontar los golpes y sinsabores de la vida de manera alegre y animosa; la desverguenza como medicina del alma, de manera que se venciera el miedo a la mirada ajena, al qué dirán, lo que implicaba actividades que iban desde arrastrar con un lazo, cual perro doméstico, cualquier tipo de objeto, a masturbarse públicamente gritando que "ojalá pudiera uno quitarse el hambre frotándose el estómago"como se le achaca a Diógenes, hasta desposorios a la vista de todos como el que tuvo lugar entre Crates e Hiparquia, pareja de cínicos legendaria.

También la franqueza o libertad de palabra; la igualdad de sexos, admitiendo a las mujeres como filósofas; el rechazo de las convenciones sociales, de la búsqueda de la gloria, el poder y la fama, buscando la sencillez de la naturaleza y el autogobierno individual, lo cual era inseparable de la anteriormente citada ascesis y extrema austeridad, pues como escribió con posterioridad un estoico tardío-corriente procedente del cinismo-, Epicteto: "quién se hace esclavo de los hombres se hace, antes, esclavo de las cosas". Tampoco somos libres, y eso lo vieron perfectamente los cínicos, si nos esclavizamos a nuestros deseos y pasiones, por tanto esta corriente oscilo entre el rechazo del placer de Antístenes, a la indiferencia al placer, donde éste no es ningún objetivo vital, pero no se rechaza si aparece, postura para mí más acertada.

Nuestros cínicos rechazaban la esclavitud, y se adscribían a un igualitarismo, pero ajeno al actual, una suerte de igualitarismo que iguala, valga la redundancia, por abajo, por lo malo: el amor al placer, los vicios, los bienes materiales, las actitudes inmorales, la ausencia de esfuerzo. El igualitarismo cínico va vinculado a la virtud: no hay sabiduría sin virtud, por tanto aunque todo hombre y mujer deban ser iguales por nacimiento, no debiendo existir en la utopía cínica títulos, propiedades artificiales-sólo la natural- e incluso gobernantes, el verdadero hombre es el virtuoso, siendo ésta la verdadera diferencia, la verdadera clase social que nos separa.

A la introducción, que incluye el aspecto físico y la vestimenta de estos cosmopolitas, que tampoco creían en patrias y fronteras, civilizados y bárbaros-más allá del anterior aspecto mencionado de la virtud-: barba espesa, manto raído en vez de túnica, bastón y zurrón, lo que causaba miradas de extrañeza o rechazo, objetivo de nuestros filósofos, le siguen fragmentos de escritos o frases, o vivencias atribuidos a estas personas, verdaderos héroes, por su forma de vida. Porque por desgracia no se ha conservado ninguna obra completa de ellos, que al parecer también escribieron con profusión, no sólo se dedicaron a enseñar y "curar" el alma humana con sus exclamaciones  y frases irónicas y serioburlescas.

En resumen un magnífico texto, sólo igualado por un libro anterior sobre la misma temática: Los filósofos cínicos y la literatura moral serioburlesca, de dos tomos, que también de paso recomiendo para quienes quieran acercarse a estos "perros callejeros", animal que les inspiraba, y de donde viene su nombre. Filósofos errantes, que vivían en la Polis pero sin aceptar sus normas y costumbres, con un pie dentro y otro fuera, herederos de Sócrates, y admiradores de figuras como Heracles, Ciro o Anacarsis.

Espíritus libres, que con sus excesos evidentes, aún pueden darnos lecciones en un mundo, que contra lo que opina la contraportada del libro, vive y respira de manera opuesta a como vivían y respiraban estas  gentes: salvo en el tema de la unión libre entre sexos que predicaban, nada o casi nada hay de ellos en nuestra civilización: acumulación de poder y riqueza, banalidad, hedonismo, ausencia de virtud, falta de verdadera libertad, con un control casi absoluto de nuestras vidas, de lo que tenemos que pensar, sentir y aspirar,  través de todos los medios escritos y visuales. Si los cínicos rechazaban la democracia de su tiempo como regida por demagogos, qué no dirían ahora si renacieran en nuestros tiempos ante los charlatanes y vendehumos de todo partido político e ideología.

Hoy el sistema domina y rige todo, incluido lo vendido como alternativo, ecologismo y feminismo, por ejemplo. Y uno no puede por menos que echar en falta el surgimiento, adaptado a la época, de los filósofos cínicos, que , como hizo Diógenes siguiendo el consejo del Oráculo, se dediquen a transmutar la moneda actualmente vigente.




domingo, 8 de diciembre de 2019

El fin de la clase media

Interesante libro, escrito en 2014 pero leído por mí recientemente, en el que más allá de certificar el declive de una clase social en la que hasta hace muy poco casi todo el mundo se situaba, hace un repaso de su historia combinando elementos del mundo productivo, con sus transformaciones, que van del taylorismo al fordismo-origen de la expansión de la clase media-, pasando por la situación actual donde se elogia-¿tramposamente?- la flexibilidad, la adaptabilidad, la innovación o la creatividad como formas de triunfar en la vida, a elementos culturales, del psicoanálisis a la evolución musical, del jazz al rock, expresión de los sueños de cambio de cada generación de clase media.

De una vida de trabajo, ahorro, honestidad, represión sexual y de los deseos, donde nada debía escapar de un orden gris y estrecho pero estable y seguro, a la incitación a cumplir con los deseos, la autorrealización, que se expandió en los años setenta con la economía de servicios y la sociedad de consumo, unida a nuevos estilos musicales y cambios en la visión empresarial, con la moda actual de la estructura en red, la participación y el empoderamiento, en una palabra, una supuesta autonomía que en realidad no es tal, sino nuevos mecanismo de control, no sólo en lo laboral, sino en lo político, donde se pusieron de moda tales ideas de cambio que, ahora, cinco años después de escrito el libro, que analiza el fenómeno en sus páginas finales,  ya hemos visto donde nos ha conducido: a ninguna parte.



Las sólidas certezas de que trabajando duro, estudiando, en una palabra ejerciendo de ciudadano responsable y creyente íbamos a tener la recompensa merecida, y que si los hijos seguían nuestro ejemplo, nuestras enseñanzas, también ascenderían y vivirían mejor que nosotros, se han venido abajo como cayó el Muro de Berlín .Ahora reina la incertidumbre, el miedo, la ansiedad. ¿Qué hacer, qué creer, en qué sostenerse?. Los asideros se evaporan, no somos capaces de construir algo realmente nuevo que nos beneficie a todos y, según el autor del libro, veremos si se cumple o no, volvemos a un nuevo taylorismo: trabajo cada vez más duro, si lo hay, con la precariedad como nuevo rey, y escasas recompensas, si es que podemos hablar de recompensas.

https://soundcloud.com/traficantesdesue-os/presentacion-de-libro-el-fin-de-la-clase-media-de-esteban-hernandez

jueves, 28 de noviembre de 2019

Ecofeminismo y emergencia climática: nueva ideología de la dominación, control de recursos y cortina de humo

Desde hace unos años estamos asistiendo a un bombardeo mediático diario en torno al ecologismo y al feminismo. Solo este hecho, es decir, la propaganda de la clase dirigente del cortijo nacional- pues el patriotismo y el nacionalismo no son más que las ideologías emocionales que usan gobernantes y explotadores  para sostener su dominio sobre un territorio, cual capataces- debería poner sobreaviso a cualquier ciudadano mínimamente crítico sobre el porqué de tales despliegues.

Pero no es así, nos hemos convertido en una masa de muertos vivientes que siguen las consignas de los altavoces mediáticos, incluyendo en primer lugar lo que queda de antiguo pensamiento subversivo, anarquista o marxista, ahora meros anexos moribundos del nacionalpopulismo periférico y de las llamadas fuerzas de progreso, vamos los viejos progres de siempre remozados.

La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿qué buscan realmente impulsando esas ideas, qué persiguen?. Hoy hemos tenido una respuesta: la Unión Europea ha decretado la emergencia climática. ¿Qué es un Estado de emergencia?. Pues una dictadura, o un paso hacia una dictadura. El ecologismo institucional-no hay otro -, apunta hacia un control de los recursos ante posibles problemas futuros de escasez. Es curioso que no hace mucho la ONU advirtiese contra el consumo de carne y nos alertase de la contaminación y el destrozo del medio ambiente que causa la ganadería. Esto suena a cuento chino, cuya finalidad es que lentamente el consumo de carne quede para los ricos, para la oligarquía, poniendo de moda como saludable el veganismo y el vegetarianismo.



Con esto no quiero decir que la ecología no sea importante .Y la desgracia que supone la deforestación y la pérdida o extinción de especies. Todo eso es algo que evitar. Pero resulta muy sospechoso que uno no oiga hablar, por ejemplo, de políticas de reforestación, sino de emergencia climática. Pasando, por cierto, de hablar de calentamiento global a, cada vez más, cambio climático. Lo que no es lo mismo, todo sea dicho, pues el concepto de cambio climático es un concepto vacío y vaporoso. 

En el caso del feminismo, ídem: este es evidentemente un movimiento de regeneración de género del capitalismo. Su objetivo final, más allá de la participación entusiasta de los pseudoalternativos antes mencionados, es el recambio en las estructuras de manipulación, control y explotación de la mano de obra semiesclava de la modernidad, cada vez menos necesaria, por cierto. Lo que tampoco implica la importancia de seguir velando por la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres, señalando la situación asfixiante de la mujer en parte del mundo, fundamentalmente el islámico, pero no solo.

El ecofeminismo apunta a nueva ideología de la dominación, al menos del ala izquierda del régimen. Hay, sin embargo, una contestación fuerte a este nuevo movimiento teledirigido, que pasa desde los chalecos amarillos, hasta la derecha nacionalpopulista o neofranquista como Vox. Estos son, por desgracia, movimientos populistas, que evidentemente no se oponen al capitalismo, sino que en el fondo, desde otros esquemas ideológicos nefastos, buscan su mantenimiento.

De la crítica a los banqueros, a la crítica a los inmigrantes como causa de los males hay un paso: ni unos ni otros quieren ver la realidad, que es la descomposición del capitalismo y, a la vez, el endurecimiento de las condiciones de vida que ejecuta éste para intentar mantener la caldera de la acumulación viva, lanzando cada vez más bolas de grasa humana a ella. Siento ser gráfico, pero no somos otra cosa para ellos.

El ecofeminismo sirve como cortina de humo, por tanto, pues oscurece la situación cada vez más crítica de la clase trabajadora, y de la población en general, aquejada de todo tipo de problemas crecientes, y no sólo económicos, sino espirituales o psicológicos, de convivencia...Nos encaminamos a un Estado totalitario, o semitotalitario, con medidas como el decretazo digital, que en el fondo, más allá del tema catalán, servirá para aplastar la revuelta popular, si llega a nuestro país, cosa que no es improbable, la expulsión del trabajo por bajas médicas aunque estén justificadas, y muy recientemente las medidas de seguimiento por móvil de la población, disimuladas bajo un discurso de análisis estadísticos para crear infraestructuras-argumentaciones peregrinas-, que para mí apuntan en la dirección de lo apuntado con el decretazo digital.

También ha quedado completamente olvidadas las ideas antimilitaristas. Nadie se moviliza contra el rearme, contra la militarización ya en marcha del espacio. El peligro de guerra mundial, de exterminio de, cuando menos, un tercio de la población mundial, eso siendo optimistas, está ahí, sin que nadie parezca preocupado.

Y, sobre todo, la problemática ambiental y feminista sirve para lanzar tapar una realidad de la que casi nadie habla: la quiebra técnica del mundo, con rescates bancarios en Norteamérica silenciados. Evitemos que nos engañen y nos oculten la verdadera realidad.


domingo, 24 de noviembre de 2019

Intemperie

Buena película, inspirada en la novela de Jesús Carrasco del mismo título, cuya acción transcurre en las áridas tierras del sur de España, poco tiempo después de la devastadora guerra civil, con sus cicatrices, odios y pesadillas todavía vigentes, así como la pobreza y el atraso como consecuencia de la destrucción cainita.

Un niño huye del terror de un cacique y la servidumbre lacaya de todo un pueblo sumido en la miseria. Su encuentro con un pastor, lacónico, solitario, representado por el siempre magnífico Luis Tosar, para mí el mejor actor hoy del cine español junto con Javier Bardem, cambia la vida de ambos, en medio de unos parajes inhóspitos, asfixiantes, donde el agua es un tesoro y la supervivencia difícil si se desconocen los escasos pozos que conservan su presencia salvífica.



El terror, la persecución, los secretos hirientes que esconden como alimañas perseguidas en su interior la peculiar pareja protagonista, la fuente de enseñanzas humanistas del pastor en medio de un clima de barbarie, son lo mejor de Intemperie. Lo peor, para mí, es la maldad bruta, sin complejidad, de los malos de la peli. Una maldad plana, sin matices, que personalmente no me convence en el cine, aunque admito su existencia en la vida real, en casos contados.

Una película que muestra las luces y sombras del ser humano, que nos habla de la necesidad de perdonar, de tender la mano al que la necesita, pero también de luchar, de apegarnos a la libertad y la dignidad, de de no admitir que nadie nos compre, ni nos explote. La película sucede en el pasado, pero bien puede dibujar un futuro probable, si todo sigue hundiéndose y no hacemos nada por evitarlo.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Crédito a muerte. La descomposición del capitalismo y sus críticos

Interesante libro de un pensador de la por nuestro país casi desconocida corriente de pensamiento crítica del valor . En este texto, uno de sus más conocidos representante, el alemán Anselm Jappe, recopila textos publicados en diferentes revistas, entre 2007 y 2010.

Lo original de la obra, es que no se limita a criticar el capitalismo, sino que realiza una crítica de la crítica. Es decir, sostiene que prácticamente ninguna teoría considerada radical del mundo moderno pone en duda los valores sobre los que se asienta el sistema: valor, dinero, trabajo y mercancía, y por tanto no buscan una superación real de sus nocividades, creando ese sujeto de la mercancía actual, convertido en un narcisista, educado en una especie de sentimiento de omnipotencia donde no hay límites y todo lo podemos, es decir el capitalismo possesentayochista ha infantilizado masivamente la sociedad, eliminando cualquier perspectiva de sentido profundo de la existencia, convirtiéndonos en una suerte de adolescentes perpetuos, banalizando incluso la cultura y el arte, eliminando con la bandera de la democratización y el igualitarismo cualquier jerarquía de valores, como si el rap fuera igual que la música clásica.

Todo esto nos lleva a una época de barbarie, como podemos ver a nuestro alrededor con matanzas sin sentido, palizas grabadas y subidas por internet...Porque para Anselm el sistema vive en todos nosotros, todos reproducimos sus esquemas, nos sometemos, de manera inconsciente o automática a él, lo que se llama en terminología marxista el sujeto automático, con independencia de si es un banquero, o un obrero. De ahí su crítica acertada a los populismos, que se centran en culpar a determinadas categorías sociales: banqueros, políticos, inmigrantes, sin querer ver el atrás de las cosas, sin poner en realidad nunca en duda una forma de vida basada en la acumulación, en el beneficio, en la rentabilidad, en el fetichismo de la mercancía.


Para los teóricos del valor, que se adscriben en este aspecto a los análisis de Marx, pero que rechazan el pensamiento de Marx en otros muchos aspectos, por no hablar del de la gran mayoría del pensamiento posterior de sus seguidores, el valor va unido al trabajo humano, al trabajo vivo, que es el que crea la plusvalía. Pero con la tecnología, la autonomía de éste cae, al necesitarse menos mano de obra, lo que intenta evitarse con la producción masiva de productos. Pero esta contradicción inherente al capitalismo no se supera, y al final el valor total de las mercancía decae a nivel global .

La economía financiera, o capital ficticio es para el autor un intento de insuflar vida al capitalismo, pero todo lo que vemos, vivimos y oímos en el terreno económico, nos induce a pensar que el sistema ha alcanzado sus límites internos, que se está desmoronando.

Lo preocupante es que nos hundamos con él, y, no siendo capaces de dar una respuesta, de salir de su lógica, el mundo se hunda en la barbarie generalizada. Por desgracia, de momento, aunque las revueltas globales hayan podido darnos algunas gotas de optimismo- aun cuando de momento no parece que ninguna sublevación vaya más allá del mero reformismo partitocrático, monetario y legislativo de siempre, es decir siga sin ir a la raíz-, las posibilidades de caer en el reino de la brutalidad en las relaciones sociales, son altas.



martes, 12 de noviembre de 2019

Al menos tienes trabajo

Interesante libro de Naiara Puertas, periodista, que básicamente es una mirada crítica sobre nuestro conformismo, sobre la aceptación de una situación que bordea la esclavitud, sobre unas luchas y protestas sin más horizonte que conseguir alguna pequeña migaja económica, alguna levísima mejora, sin poner jamás en duda: ¿por qué y para qué trabajar?. Y, sobre todo: ¿para quién estamos trabajando, a quiénes estamos enriqueciendo? .

El trozo de pastel disminuye, nuestras vidas se escurren por el fregadero, cada día más agobiados, más agotados, sin tiempo para nuestra vida personal, o, al revés, con todo el tiempo por delante pero por no tener curro, por no poder sobrevivir. Demandas de democracia que no tienen en cuenta que ésta no existe en el trabajo, jóvenes indignados contra el sistema pero porque se dan cuenta que el discurso sobre que si estudiaban y se formaban iban a lograr grandes cosas era eso, un cuento.



Más mitología y cuentos: el derrame sobre los asalariados si a los ricos o a las empresas les va bien. La culpa sobre políticos y banqueros, sin decir nada de la patronal. La autoexplotación que ya está aquí, los programas de televisión que contribuyen a mantener el engaño, como Operación Triunfo, más los que vengan en poco tiempo, la falta de solidaridad entre los propios compañeros, el feminismo entendido como mujeres en puestos de mando o de acumulación de riqueza, en lugar de plantearse el no mando, u otro tipo de sociedad.

En resumen, un libro que plantea la necesidad de, al menos, imaginar otras vidas, eso sí, siendo consciente del frío que hace fuera y la enorme dificultad, por no decir casi imposibilidad,  que supone romper con los argumentos del tipo: Al menos tienes trabajo.

domingo, 3 de noviembre de 2019

Parásitos

Magnífica y despiadada tragicomedia coreana que se acerca sin miramientos, sin veladuras, a la cruda y cruel realidad social en que nadamos, cada vez más con el agua al cuello.

Una familia pobre, que habita un semisótano, rodeada de chinches y cucarachas, pero con talento e ingenio para aprovechar una ocasión de mejora económica hasta estirarla como un chicle;consiguen convivir haciéndose pasar por quienes no son con otro núcleo familiar en sus antípodas: chalé de lujo, asistenta doméstica las veinticuatro horas del día, regalos, comodidades y placeres disponibles cuando se quiera.

Sin embargo, lo bueno de la película es que es no es un retrato maniqueo, sino que muestra la complejidad de los seres humanos, cómo el bien no está en los explotados y el mal en los explotadores. Ambos acumulan luces y sombras, como podemos ver a diario en la vida personal. De hecho, la brutalidad, la guerra de todos contra todos  entre los "iguales", aunque hablar de iguales, hoy, sea por desgracia una quimera, es frecuente en la "masa" asalariada, en los de abajo. ¿Quién no ha sufrido acoso de supuestos iguales?. 

Cediendo a la anécdota personal, quien esto escribe lo padeció de dos compañeras, hermanas, que, por cierto, por el hecho de ser mujeres actuaban con gran  impunidad. Aún recuerdo las palabras claras  de una de las dos psicópatas-otra falleció nada más jubilarse-: "Como me hagas algo, te denuncio", no fuera que se me ocurriera responderla de igual manera. Una triste realidad de la que alguna vez habrá que hablar, la del odio entre las bases asalariadas por sobrevivir. Y que Parásitos se atreve a iniciar.

Frente a la mayoría de críticas que ven en Parásitos una representación de la lucha de clases, yo veo más la realidad antes mencionada: la violencia creciente entre la antaño llamada clase obrera por ascender en la escala social, ganándose el cariño de las familias potentadas, que como también refleja con maestría el film, combinan una mezcla de cariño a sus sirvientes, de tintes paternalistas, con una suerte de desprecio, a veces inconsciente, que queda estupendamente retratado cuando se habla con cierta mezcla de repulsión comprensiva, pero repulsión al fin y al cabo, de los olores corporales que desprenden los que van en metro.



Es la parte final de la película donde el horror y la brutalidad por la supervivencia entre  empobrecidos se dispara, quizás excesivamente- derrapando algo la película-, y donde se expone, de manera desmedida pero no por ello menos sincera, la realidad social cada vez más negra que nos ha tocado vivir. Y sólo hay una escena, que no voy a desvelar, donde aparece algo parecido, pero remotamente, no tanto a la lucha de clases, como lucha colectiva, sino como reacción individual virulenta de defensa de la dignidad.

En resumen una extraordinaria película, que mezcla de manera perfecta humor y tragedia, personajes complejos y contradictorios, realidades sociales opuestas, pero ambas compartiendo el sueño de ser potentados o de mantenerse como tal, sin querer advertir del tsunami que se nos viene encima, y por tanto, de momento, y, ya digo, al revés de lo que opina casi toda la crítica, sin ver la necesidad perentoria de retomar una verdadera lucha de clases, en la cual el objetivo no es ser todos millonarios y vivir rodeados de lujo, mera quimera burguesa y capitalista, aunque se enarbole como meta comunista o anarquista,sino una sociedad frugal pero digna, que apunte al fin del asalariado y la mercantilización, la cosificación y esclavitud del hombre por el hombre.

Mientras tanto, esas clases dirigente y burguesas nos entretienen con falsas disidencias, mezcla de medias verdades y medias mentiras, como el ecologismo y el feminismo, representado para quienes quieran verlo y se nieguen a seguir las modas que nos imponen los poderosos y sus lacayos y paniaguados de los medios de comunicación de masas, por la bienintencionada Greta, a la que los mandamases encumbran en todos sus foros, para evitar que emerja ese fantasma amenazante, el fantasma de la lucha de clases, el que realmente pondría en peligro el orden  inhumano en el que continuamos sumergidos.

Pero esto sería otra película por realizar.






domingo, 20 de octubre de 2019

Nacionalismo, ciudadanismo, populismo y democratismo: ideas a demoler en la fase del colapso y las revueltas globales

Parece que el mundo está entrando en un momento de protestas, coincidentes con la desaceleración global de la economía. De Irak a Ecuador, pasando por Chile y el Líbano o los chalecos amarillos, entre otros lugares, se han desatado revueltas muy virulentas. Generalmente centradas en el tema de la corrupción y del empeoramiento en el nivel de vida, han logrado sumar a mucha gente.
Un síntoma de que las cosas no marchan bien en la humanidad y diversas sociedades parecen despertar, no resignándose a ser los eternos perdedores. Sin embargo, aunque uno simpatice abiertamente con los movimientos de rebeldía, con algunas excepciones que luego mencionaré, como la catalana, por lo que de reaccionaria, teledirigida y partidista tiene detrás, debemos mantener siempre cierto distanciamiento para no generar ilusiones infundadas.

El problema general de las revueltas, hasta ahora, es que con muy escasas y desconocidas excepciones-como las acontecidas en algún municipio de Méjico ya hace por cierto unos años, como Cherán, donde se fue más a la raíz de los problemas, llegando a liquidar una de las bases del mal que nos corroe, el sistema de partidos, y por tanto acercándose más a una auténtica revolución-, el problema, insisto, es que no se han planteado crear una nueva sociedad, sustituir las estructuras vigentes.



Mentalmente, por tanto, permanecemos presos del sistema. Seguimos atados a eso que podríamos llamar ideología difusa del ciudadanismo. No eclosiona, o lo hace en momento muy fugaces, lo que podríamos llamar una conciencia de clase, o si se prefiere una conciencia de ser seres explotados, alienados, adoctrinados, dominados, en una palabra una conciencia de contemplar la realidad de frente que consiste en tirar por la borda el mito de formar parte de sociedades de libres e iguales. 

No, no somos ciudadanos libres e iguales, como se creen las muchedumbres de votantes en ese peculiar mercado, por cierto no libre del voto, sino una mezcla de objetos desechables y marionetas. Y, por cierto, de  carne de cañón si así los deciden en alguna ocasión nuestros gobernantes porque estalle la chispa, que esperemos no acontezca, pero el riesgo es bien claro desde hace unos cuantos años.

De ahí que las revueltas, muy espectaculares por su métodos incendiarios, no pasen a fases constructivas, desapareciendo en la impotencia, o disolviéndose si consiguen alguna reclamación. El espíritu ciudadanista y populista, aquel que pone a los banqueros o al FMI como los malos de la película, evadiéndose de la autocrítica o no yendo más allá ,poniendo en duda muchas más cosas, es decir el tópico discurso de la casta malvada frente al maravilloso pueblo que se manejó aquí por parte de ciertos grupos, hasta que lograron entrar en las instituciones y enriquecerse, montando partidos que son, como Podemos, un negocio familiar, debe ser derribado.

Por otra parte, regresando al conflicto catalán, vemos que una ideología nefasta, basada en el enfrentamiento entre trabajadores por razones aparentemente linguísticas, culturales y geográficas, sigue teniendo un enorme peso maligno, con sus banderas al viento y sus muchedumbres fanatizadas. Y digo aparente porque lo que mueven y promueven los dirigentes nacionalistas de izquierda o derecha, movilizando a una multitud de tontos útiles que se creen sus consignas, es ser los amos exclusivos en una región, hacer y deshacer a su antojo, explotando a la población como cualquier autoridad política y económica.

Sí hay que reconocer que el nacionalismo periférico catalán ha sido más hábil en manejar el descontento y la rabia de fondo ante las consecuencias sociales de la crisis que el patrioterismo españolista, especialmente el del PP, Ciudadanos y Vox, que tiene en sus labios la palabra España constantemente, o en pulseras, pero que resultan evidentemente los más claros siervos del capitalismo, y por tanto de los recortes y el empobrecimiento, aunque el izquierdismo, a la chita callando, también lo sea, y de manera más útil por tanto, especialmente en épocas de recesión y crisis.

Entre el populacho nacionalista catalán, cunde la idea, absurda, pero las cosas son como son, de que con la independencia vivirán mejor económicamente. Como si por arte de magia disponer de un Estado propio, dentro de un contexto de caída mundial de los beneficios, les fuera a hacer ricos. Olvidando rápidamente a que se dedicó Pujol y su familia, por cierto. 

Una entrevista a varios "antisistemas", es esclarecedora a ese respecto, pues al final los chavales, etiquetados como antisistemas por el medio, muestran no disponer de ningún ideal alternativo, sino simplemente moverse por esa quimera, ese sueño burgués, de vivir mejor económicamente, que ellos piensan que garantizaría la independencia,mezclado con una atracción aventurera por el fuego y las barricadas, como unos pequeños Bakunin pero carentes de ideología verdaderamente revolucionaria, de un esquema de sociedad alternativa, por cierto internacionalista, de la que éste disponía.

Otro de los motivos del relativo éxito del nacionalismo es que ha sabido travestir su ideología racista del derecho a decidir, de lo que yo etiqueto como "democratismo". Aquel discurso que dice que el pueblo, democráticamente, tiene que decidir su futuro, que la liberación nacional es la liberación de éste. Esto conecta con el espíritu antes mencionado del ciudadanismo, del votante, de los hombres y mujeres de la modernidad que se creen libres y dueños de su vida y su futuro porque votan, por cierto cada vez más entre opciones señaladas por los medios del poder. No se dan cuenta estos vasallos que van de libres y liberados, de que eligen lo que quieren unas autoridades para las que no son más que ganado, seres a los que asfixiar  y expoliar, de los que vivir y engañar. 

¿Por qué, si no, jamás veremos el derecho a decidir vivir sin Estados, sin partidos políticos, sin trabajo asalariado?. ¿Por qué no podemos decidir vivir en un sistemas de comunas, consejos o fraternidades?. Ni lo vemos ni lo veremos, el democratismo no es más que una trampa para ratones.

Lo más deprimente de todo es observar el hundimiento del viejo movimiento obrero , en todas sus tendencias, del institucional al anarcosindicalista o sindicalista revolucionario, por testimonial o marginal que sea éste, en estos juegos de palabras, en estas movidas burguesas como la catalana. La conciencia de clase real, entendida como un sector enfrentado al sistema capitalista y piramidal, con sus propias ideas, métodos y objetivos, ha desaparecido. Hoy todo el sindicalismo de nuestro país está fagocitado, es un mero anexo del sistema, incluso uno no descarta que si estallara una hipotética revolución real, hicieran de fuerzas auxiliares del Régimen, desde luego lo son ya del catalanismo.

Si las revueltas que vemos a lo largo del mundo quieren llegar a algo, deben abandonar todas esas conciencias de alienación antes señaladas, adquirir una conciencia de clase autónoma, lo que implica, de paso, no tener como meta la sociedad de la abundancia, pues eso en el fondo no pasa de ser una meta capitalista, sino una sociedad donde los bienes inmateriales, la fuerza del espíritu, es decir la fraternidad, la libertad, el apoyo mutuo, sean las bases para acercarse a una vida digna en lo material.

domingo, 29 de septiembre de 2019

Mientras dure la guerra

Película a la vez sensible, que quiere ajustarse lo más posible a los hechos reales y que evita el maniqueísmo, nos presenta la situación en Salamanca los primeros meses de la guerra civil, centrándose en la figura del escritor Miguel de Unamuno.

Pensador libre, contradictorio, impulsor de la República en sus inicios, hasta acabar muy decepcionado con ella, dio su apoyo inicial al golpe de estado militar. Sin embargo, ese espíritu crítico e independiente que poseía le hizo alejarse del bando franquista, conforme veía cómo a su alrededor se extendía la mancha del terror, que devoró buenos amigos.



Mientras dure la guerra nos retrata también a varios de los principales protagonistas del golpe, procurando resaltar sus características humanas, con cierta crítica de fondo, pero huyendo de  pintarlos de manera monstruosa e inhumana, para evitar que el director, Amenabar, pueda ser acusado de parcial .Destaca la interpretación de Franco, al que se pinta como militar astuto, que supo bien cómo y cuándo actuar para lograr el mando único frente a Junta de Gobierno inicial, así como prolongar la guerra para aplastar a sus rivales del bando republicano por décadas.

Pero también la de Millán Astray, muy popular entre sus hombres de la Legión, que buscaba a los  "descarriados" y "perdidos" para darles otra oportunidad entre sus filas. Y por encima de todo una magistral interpretación de Karra Elejalde en su papel de Unamuno, sus dudas, sus discusiones con amigos, su pelea interior entre lo que él cree que va a ser un golpe para restaurar el orden y volver a la normalidad democrática, y en lo que rapidísimamente se convierte, pese a su esfuerzo inicial por ponerse una venda en los ojos.

Una buena película, quizás no brillante, pero que es una llamada a entenderse y dialogar, por encima de las diferencias. Para que la historia no vuelva a repetirse.

jueves, 26 de septiembre de 2019

Consecuencias de la desaparición del dinero físico

El vídeo que pongo a continuación toca un tema muy interesante, coincidiendo con su autor en que nos encaminamos a la eliminación del dinero físico. En mi opinión, el objetivo final de su desaparición, enmarcado todo ello en el colapso del sistema, estriba en tener la posibilidad de expropiar con mucha más facilidad el numerario a la población, para, a la desesperada, intentar acumular beneficios. Y es que uno tiene la sensación, tragicómica, que la decadencia del capitalismo le acercará enormemente al totalitarismo comunista, al leninismo y sus continuadores. La expropiación de la riqueza individual y social, o parte de ella, por el aparato de dominación estatal y del Capital.

Servidor cree que capitalismo y comunismo, aparentes opuestos, se fusionarán en un régimen muy similar al chino, con una pérdida creciente de libertades a todos los niveles. Aunque también creo en la posibilidad que ese nuevo régimen mundial que se ve en la lontananza caiga rápido ante el evidente desplome económico del que ya vemos síntomas claros, y tras él  o con él, el político. El tiempo dirá hacia donde se inclina la balanza, pero advertidos estamos de que la monstruosidad velada en que vivimos, pues todo régimen que convierte a los seres humanos en mercancías es una monstruosidad, -aunque admitamos diferencia de grados entre este, aún con algunos derechos y libertades, y los despotismos fascistas, comunistas o teocráticos-, pase a ser una monstruosidad desnuda.






lunes, 16 de septiembre de 2019

Quien a hierro mata

Película de talento, brutal y afilada, que hiere cual puñal de acero al espectador  hasta dejarle en estado de shock. Quien a hierro mata, que cuenta con magníficas interpretaciones, entre ellas la del siempre extraordinario Luis Tosar, cuyas miradas y expresiones dicen más que sus palabras, bucea en los claroscuros del alma humana, allí donde se juntan , en un magma indistinguible, lo bondadoso y lo monstruoso que habita en nuestro océano interior, siempre en pugna, a veces logrando emerger unos, y otras otros, o a veces los dos casi sin solución de continuidad.



Mario es un enfermero aparentemente feliz, a punto de ser padre, pero que esconde un pasado que le ha golpeado como un pelele, como a un boxeador noqueado; que aparentemente logra levantarse, pero donde algo en él se ha roto para siempre. En el lugar de trabajo se encuentra con Antonio Padín, legendario narcotraficante que llenó de desolación las bellas tierras gallegas.

Las relaciones familiares con sus miserias y grandezas, la ambición, la ira, y, sobre todo, un lúcido análisis de la venganza y sus devastadoras consecuencias que como un tsunami arrasa vidas humanas apagando sueños y esperanzas, son algunos de los aspectos que analiza esta demoledora película, tan turbadora como recomendable.

jueves, 12 de septiembre de 2019

El colapso del capitalismo tecnológico

He tenido ocasión de leer recientemente un libro del profesor de economía en la Universidad de Leon, Alfredo Macías Vázquez: El colapso del capitalismo tecnológico. En este texto, de difícil lectura, todo sea dicho, para los que no estamos versados en economía, el tocayo se interroga sobre el porqué del incremento del paro, el subempleo, la desigualdad y la pobreza, entre otros aspectos, en un mundo de constantes avances tecnológicos, avances que todos los portavoces mediáticos del sistema nos presentan como maravillosas soluciones a los problemas.

Para Alfredo Macías el capitalismo ha alcanzado sus límites internos. Cada vez produce menos valor y, por tanto, ya no es capaz de acumular capital para relanzarse como en otras etapas históricas logró con, por ejemplo, la ampliación de mercados en el colonialismo, o en el fordismo, generando un enorme consumo de masas, gracias a los mercados interiores y el abaratamiento de los precios de los productos.



Las revoluciones tecnológicas hacen que cada vez se necesiten menos trabajadores, menos necesidad de trabajo abstracto, generador del valor. Frente a las visiones de los que hablan de impulsar un capitalismo productivo como solución frente a la financiarización o capital ficticio actual, para Alfredo el capitalismo financiero actual vino como una huída hacia adelante ante la imposibilidad de mantener el capitalismo fordista.

En El colapso del capitalismo tecnológico se sostiene que el capital es una relación social, una relación abstracta e impersonal que cosifica a las personas. Las personas son dominadas por las cosas, personalizándose paradójicamente las cosas, las mercancías.

El autor, pese a que evidentemente se sitúa en la órbita del pensamiento de Marx, no deja de criticar a la mayoría de los marxistas o neomarxistas actuales, y los esquemas reformistas o voluntaristas que creen en la autonomía de la política, en la posibilidad de salir del túnel en el que estamos sin rechazar las categorías del capitalismo, como las de mercancía, valor y dinero. No hay, sostiene Alfredo Macías, unos malvados, las derechas, los capitalistas, y unos buenos, las izquierdas, el pueblo. Y por tanto nada cambiará, como podemos ver, poniendo a los supuestos buenos en el poder.

Todos son presos de las lógicas abstractas e impersonales que controlan nuestros comportamientos.

Finalmente el libro realiza críticas a ciertos pensamientos supuestamente críticos actuales como el postobrerismo de Negri y el de aquellos que ven en el trabajo inmaterial, en el mundo digital, de las redes sociales, de los hipotéticos bienes comunes del espacio virtual, una salida al capitalismo. Rechaza, por tanto, el ciberkeynesianismo. Pero también el decrecimiento, por su lógica ingenua y voluntarista, politicista, que tampoco pone en duda el mundo de las categorías abstractas que nos domina. Y, por supuesto, el mito de China como potencia del futuro ajena al colapso sistémico.

Estamos ante un texto que podría haber sido muy interesante, pero que el autor no logra hacerlo asequible a la mayoría de lectores que, interesados por lo que está pasando, y que sin tener casi nociones de economía coincidimos simplemente por experiencia y observación de la realidad con la tesis del derrumbe capitalista-derrumbe lento frente al desmoronamiento velocísimo del comunismo, o capitalismo burocrático como lo define el autor-. Sólo en pequeñas partes del texto podemos respirar mientras leemos, lo que no es buena señal.

Quizás un anexo final explicando sencillamente todos los complejos conceptos y teorías que usa habría simplificado la lectura, convirtiéndola en algo muy estimulante, como podía haber sido. Pese a todo, con todos esos peros, es un libro que merece leerse como antídoto frente al mundo rosa y engañoso que nos ofrecen las legiones de paniaguados del orden actual. Y no es necesario ser marxista para ello. Es más, podemos pensar, como en mi caso, que el marxismo como ideología de poder fue un horror, pero tener interés hacia algunos análisis de Marx sin ismos de ninguna clase.

https://videos.unileon.es/video/5c76de9d8f42085f0c8b4678

https://archive.org/download/Anbasis12130X17ElColapsoDelCapitalismo/Anabasis121-30x17-colapso.mp3

lunes, 26 de agosto de 2019

La libertad en coma. Contra la informatización del mundo

Ediciones el Salmón ha publicado recientemente un texto sumamente interesante, La libertad en coma .Contra la informatización del mundo, de un grupo de estudios francés, Marcuse, uno de los colectivos más subversivos de hoy, los cuales centran su atención en aspectos olvidados por la crítica social: de la publicidad a la informática.

La tesis central del libro es que el proceso de informatización del mundo, la digitalización,  ha permitido al sistema capitalista industrial fortalecerse, extender y perfeccionar su dominación mundial. Las nuevas tecnologías han sido indispensables, entre otras cosas, para la globalización financiera y para la reorganización de las empresas y de sus cadenas de producción a escala mundial. 

Es decir, la producción puede desplazarse, gracias a Internet, a diferentes lugares del mundo donde las condiciones laborales sean más beneficiosas para ellos, y por tanto perjudiciales para la clase obrera.

Este es un aspecto que trata el libro, fundamentalmente en su última parte. Lo esencial del texto es la denuncia de la trazabilidad, de cómo pueden saber todo sobre nosotros, dónde estamos, qué pensamos, qué nos gusta, qué consumimos.... La pomposamente llamada sociedad de la información y el conocimiento es, en realidad, una especie de criptototalitarismo, donde se expanden con cada vez menos críticas la biometría, o los chips de identificación electrónica.

Desde la infancia, con la entrega de tablets a los alumnos, las cualidades humanas, las facultades personales, la verdadera comunicación, la de dos o más cuerpos que se encuentran cara a cara, para charlar, debatir o enfrentarse, va desapareciendo.

La dominación y la explotación se hacen totales, si bien de manera subrepticia, brumosa, sin policías que nos encañonen y nos encarcelen en masa. No hablamos, por tanto, de un totalitarismo clásico .Si bien es cierto que, si el Estado quisiera, en un abrir y cerrar de ojos podría usar la tecnología contemporánea, el control sutil actual, parte de él centrado en el márketing, en lo comercial, para desencadenar una oleada represiva.

No lo hace, por supuesto, ni lo hará de momento porque si lo hiciera sacaría a la luz la verdadera naturaleza de la modernidad y, fundamentalmente, porque no existe, hoy, disidencia real, al menos en la zona del mundo que habitamos .En ese aspecto lo inteligente para el aparato de control y seguimiento de la población es continuar como hasta ahora.

El mérito del texto del Grupo Marcuse es sacar a la luz una herramienta fundamental para la explotación y dirección de la sociedad, el mundo informático, de las redes sociales, de los teléfonos móviles. Algo que no se suele tener en cuenta.

El problema es que, si bien podemos abandonar casi todas las redes sociales, de facebook a twitter, no podemos hacerlo con los ordenadores. Casi todos los trabajos requieren de aparatos informáticos; negarse a usarlos, o negarse a aprender a utilizarlos, mientras se esté en edad laboral, salvo  en algunos sectores u oficios , es condenarse a la exclusión total.



Por eso si bien La libertad en coma señala un aspecto del proyecto de dominación a tener en cuenta, el cual pienso, que, por lógica se seguirá desarrollando todo lo posible hasta lograr que incorporemos chips en nuestro organismo, como el ganado y los animales domésticos, pues para las autoridades políticas, económicas y religiosas es lo que somos, y su fin es la domesticación absoluta, el convertirnos en una especie de ganado que no cause ningún problema- no olvidemos lo del pastor y las ovejas del cristianismo antievangélico imperante, por ejemplo-, lleva la crítica a la tecnología a extremos que pueden alejar a gente de sus postulados. Por ejemplo cuando rechaza la electricidad.

Los mundos prístinos, puros, sin manchas ni cicatrices, son incompatibles con la civilización humana. De momento, no hay tecnologías puras, salvo que imaginemos Arcadias felices y ultraecológicas. De hecho el propio libro denuncia en sus últimas páginas el uso del ecologismo como engaño por parte de los poderes nacionales y mundiales: todo se centra en denunciar la emisión de gases de efecto invernadero, pero nunca se denuncia la contaminación ejercida por las nuevas tecnologías, y la feroz explotación de la "mano de obra" de los países del tercer mundo, o de otros como China.

No deberíamos obviar, como se está haciendo, el incipiente desarrollo en nuestras sociedades,  las antaño consideradas sociedades de la opulencia, cada vez más empobrecidas por otra parte, de la ciclologística . Una señal clara de la decadencia de nuestros países, pero que se vende como negocio limpio y ecológico, ocultando la feroz explotación que implica. Desde una postura extremadamente tecnófoba como la del grupo Marcuse: ¿podrían criticar la expansión de ese sector laboral, o, en el fondo, sin intención, no podría favorecerse con esos argumentos nuestra conversión en animales de carga, pues no otra cosa supone la ciclologística?.

Para acabar, recordar una noticia que escuché hace poco y que debería hacernos ver que gran parte de la tecnología actual va dirigida al control y represión de nuestras actividades y que el texto, pese a que podamos discrepar en ciertos aspectos, se ajusta a nuestra realidad: los drones de control del tráfico que, a varios kilómetros de distancia, pueden señalar a nuestras bienamadas autoridades las infracciones cometidas. Y todo ello, sin  causar el menor revuelo, la menor indignación, o, al menos, hacernos reflexionar y reconocer que en el fondo carecemos de verdadera libertad, más allá de la libertad entendida como hedonismo, como disfrutar de los momentos de libertad condicional, entre cárcel y cárcel, que es a lo que ha quedado reducida la idea de libertad.

Nada más deprimente que la sociedad actual, la de las marionetas adoctrinadas y vigiladas, la de los seres ya cuasi ganado, que sin embargo, nos consideramos la civilización, los individuos más libres de la historia.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Yesterday

Película amable, sencilla pero con toques de originalidad, que combina romance, ciencia ficción y dilemas morales. Yesterday nos lleva a la vida de un música fracasado que está al borde de abandonar su sueño de vivir de su pasión, cuando un extraño apagón mundial le traslada a una especie de mundo paralelo en el que descubre que nunca existieron Los Beatles.

Aquí comienza su lucha, su dilema: ¿triunfar y hacerse millonarios con las canciones del legendario grupo?. ¿O decir la verdad y retirarse?. ¿Anteponer la mujer que le ama o apostar por la gloria mundial? . ¿Corromperse siendo parte de una industria corrupta que sólo aspira a seguir enriqueciéndose levantando figuras para dejarlas caer cuando ya no interesan?. De eso versa este filme que también nos hacer caer en la cuenta que un mundo sin The Beatles, sería un mundo sin duda peor.



Demasiado rosada, demasiado buenista, pero agradable de ver, así como de animarse con su música. No siempre vamos a acudir a ver tragedias, dramas, películas duras y obscuras; de vez en cuando es conveniente pasar un rato agradable con películas como Yesterday.



domingo, 4 de agosto de 2019

Remember me

Se trata de una atractiva película que nos acerca al tema de la vejez y el alzheimer evitando el manido recurso de lo dramático, de la lágrima fácil. Y por supuesto que lo consigue plenamente, pero cayendo sin querer en el extremo contrario: presentar el drama con un exceso de humor, sin lograr encontrar, en mi opinión, el tan difícil punto medio.

Un anciano se entera que un viejo y perdido amor de juventud, una famosa actriz, convive con la maldita enfermedad que corroe los recuerdos, es decir lo que somos y nos da forma y existencia real. Decide urdir un plan para internarse en la clínica con ayuda de otro anciano gruñón y entrañable, un gran amigo. Una vez allí, se encariñará con los internados, carentes de ego, como menciona a su compinche, e intentará despertar el fogonazo de su recuerdo, de su frustrada historia de amor, a la mujer de la que siempre estuvo interiormente enamorado.

Entre medias se entrecruzan otras historias, la de su yerno, político famoso, ambicioso e infiel, sin escrúpulos, quizás un personaje retratado de forma excesivamente simple y caricaturesca, su hija y su nieta, que sufre las burlas de sus compañeros que conocen la historia por las noticias.



En resumen una buena película sobre un tema delicado, doloroso, con algunos defectos. Pero no existe la película perfecta, como no existe el humano perfecto.

lunes, 29 de julio de 2019

Prometeo

Dure lo que dure mi paso por el purgatorio de la existencia consciente, que espero no sea mucho, pues la cuesta se hace más y más empinada, más y más agobiante, siempre recordaré la maravillosa experiencia de ver , en las magníficamente bien conservadas ruinas del anfiteatro romano de Mérida, en una noche estrellada de julio, un clásico de Esquilo, Prometeo.

Aquel Titán que robó el fuego a Zeus para entregárselo a los humanos, permitiéndoles a éstos desarrollar su civilización. En la revisión y actualización de este texto por parte de Luis García Montero, un joven Prometeo condenado por su acción a permanecer encadenado eternamente a una roca, sufriendo los tormentos de un águila que abría sus carnes para devorar su hígado, que volvía a crecer cada nochese interroga sobre si su acto fue o no acertado, habiendo contemplado los desmanes que cometían sus amigos, los humanos, matándose entre ellos a lo largo de la historia.

Un viejo Prometeo acude en su ayuda insuflándole ánimos, acosejándole mantener la esperanza, sus convicciones, sus ideales de libertad, justicia y compasión, resistiendo a las presiones de los enviados de Zeus, que pretenden que cuente el secreto que conoce sobre el destino del famoso Dios.



Razón, compasión, libertad, esperanza, frente a fuerza, ira, violencia, tiranía. Las grandezas y miserias humanas salen a la luz en este profundo y bello texto, reforzado por un escenario increíble. Y los actores, por cierto, están de diez. Espero que repongan la obra para aquellos que no hayan tenido oportunidad de verla, aunque sea en un teatro convencional, donde no pueden contemplarse las estrellas, viajar al pasado como un habitante  de aquellos tiempos ni observar el vuelo libre de los murciélagos, esos pequeños y para mí fascinantes hermanos de la noche.


domingo, 21 de julio de 2019

El cupón falso

Brillante y casi desconocido relato de Tolstoi en el que el legendario escritor ruso nos lleva a una situación, aparentemente nimia, en el que un pequeño engaño adolescente con un cupón falso, para lograr saldar una deuda, crea una cadena de acontecimientos entre la numerosas personas que se van viendo afectadas por los hechos que origina tal acción.

Impotencia, rabia, odio, y hasta crímenes se desatan en los personajes de distinta condición social que, como siempre, tan magistralmente retrata Lev Tolstoi. Junto a ello también hace aparición la posibilidad de redención, de superación, agarrándose a una lectura real, sin intermediarios que lo falseaban y lo siguen falseando, líderes y religiosos de los distintos cristianismos, del Evangelio, en el que varios de los protagonistas encuentran la fuente en la que calmar su sed y una manera radical de entender la vida, tanto la interior como la social.



También aparecen retratadas las posturas de los jóvenes adscritos al socialismo revolucionario, y hasta la de delincuentes que entregan lo robado a los pobres. Como siempre, nos encontramos una profunda descripción de las debilidades y grandezas del ser humano, y de las diversas posturas y psicologías que podemos encontrar en nuestra especie, tan peculiar y tan capaz de lo peor y lo mejor, pero siempre con la posibilidad de encontrar una luz al final del túnel que nos ayude a guiarnos y a acercarnos a una condición humana más elevada, más consciente de lo que somos o podemos llegar a ser, si favorecemos esa chispa divina-manipulada o incomprendida por la gran mayoría de los  que se dicen sus seguidores y representantes-, que vive agazapada en nuestra conciencia.

domingo, 14 de julio de 2019

Científicos intentarán demostrar la existencia de universos paralelos

Esta noticia, que descubrí de casualidad, me resulta sumamente interesante . Aunque más que un Universo paralelo o espejo se trataría de otra dimensión adicional, nada me gustaría más que el resultado fuera positivo. Se probaría que la realidad supera a la ficción, y que dicha realidad es mucho más rica y compleja de lo que suponemos, de lo que perciben nuestros sentidos. Veremos qué determina el experimento.


sábado, 6 de julio de 2019

La trampa de la diversidad. Cómo el neoliberalismo fragmentó la identidad de la clase trabajadora

Por fin nos encontramos ante un libro crítico, y muy bien reflexionado, sobre una de las banderas del mundo occidental actual: el culto a la diversidad. Y cómo ésta, que en sí no es negativa, ha sido impulsada por el neoliberalismo para crear múltiples identidades competitivas entre ellas, que favorecen el individualismo, disuelve la separación de clases  y oculta la explotación económica creando una especie de mercado donde las personas pueden agarrarse a algunas de las numerosas identidades que se presentan, intentando remarcar sus diferencias con los demás, cuando, además, pese a este mercado de lo diverso, no dejamos de encontrarnos en sociedades mucho más uniformizadas de lo que pensamos, especialmente en su pensamiento conformista o de falsas rebeldías identitarias.

El autor, Daniel Bernabé, nos lleva al triunfo de Reagan y  Margaret Thatcher, especialmente esta última, como pistoletazo de salida de la trampa identitaria al menejar un discurso que elogiaba la desigualdad frente a la uniformidad del mundo obrero. También, junto a ellos, antiguos exhippies o revolucionarios del 68 que, ante el fracaso de sus sueños subversivos, se refugiaron en un discurso de cambio interior, de repliegue hacia sí mismos, de abandono de la acción colectiva, lo que acabó desembocando en la situación actual: el olvido de lo que nos une como explotados, parados, precarios, empobrecidos, frente a un discurso que ensalza el género, lo sexual, lo ecológico...de tal manera que, desgajado de esa autopercepción como clase obrera o trabajadora, acaba por servir al capitalismo.

Uno de los aspectos más interesantes del libro es la comparativa que hace de películas y series de los ochenta, marcados todavía por una presencia de conflictos de clases, con protagonistas o temáticas que tocaban lo social, como por ejemplo Anillos de oro o Turno de Oficio, con otras de los noventa, como Médico de Familia, con personajes de clase media o media alta, que habitan grandes chalets, en zonas residenciales lujosas, con trabajadores como una criada andaluza ignorante y chabacana, sin personalidad fuerte o profunda, sin ideas propias.

En las series y películas puede verse el triunfo de la idea aspiracional a ser clase media, o a creerse clase media, aunque no sea el caso. Desaparece, por tanto, la aspiración obrera. Eso sí, empezamos a ver personajes homosexuales, de color, feministas..., pero alejados, en general, de conflictos laborales, de las miserias del trabajo o su ausencia.

Aquí aparece ya el mercado de la diversidad, donde se supone que todo gay, toda mujer, toda minoría racial, debe pensar igual, centrando sus preocupaciones en sus problemáticas de género, como si los gays, los negros o las mujeres no sufrieran la explotación o la exclusión social.

Todo este culto a la identidad se ha convertido en central en las fuerzas de izquierdas. Lo que ha provocado un rechazo en la población, digamos ,"normal", es decir blanca y heterosexual, que no se siente identificada con esas banderas, sintiéndose también olvidada, acercándose, a veces,  a la extrema derecha. Extrema derecha, que, por cierto, también hace bandera de algunas cosas de esa política de la diversidad, siendo algunos de sus líderes mujeres, veganas y ecologistas, por ejemplo.



El autor, y yo coincido plenamente con él, sin menospreciar la defensa de los derechos de sectores de la población antaño sojuzgados, y que lo siguen siendo en parte del mundo, como los homosexuales, considera que su defensa debe englobarse en la defensa de su identidad de clase, de explotados; es decir poniendo en el foco el conflicto capital-trabajo. De lo contrario, como sucede, les hacen el juego al capitalismo, nutriéndose de sus valores, de su competitividad, de su individualismo atomizador.

El activismo vacío actual de la diversidad ,meros fuegos artificiales inofensivos o útiles a los poderosos, debe dar paso al regreso de la acción colectiva, a las ideas fuertes, al rechazo a convertirse en un tenderete mercantilista donde se venden diversidades múltiples y frágiles, que no ayudan a entender dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos si continuamos enganchados en la trampa de la diversidad. Diversidad que, por desgracia, no es de pensamiento, de poner en duda de abajo arriba el sistema imperante. La diversidad que realmente necesitaríamos para afrontar los grandes peligros que nos acechan.

domingo, 23 de junio de 2019

El crash. Tercera fase

Interesante, ameno y recomendable libro del famoso economista Santiago Niño Becerra, uno de los pocos autores que predijo la crisis económica que estalló en 2007-2008. En El Crash, sostiene que la crisis no ha terminado, sino que se encuentra en su tercera fase. La primera fue la etapa donde se llego a la conclusión que las políticas keynesianas de gasto público no servían para atajar la crisis, provocada por el estallido de las burbujas de crédito, por la hinchazón de la economía ficticia o financiera, entrándose en la fase de recortes y austeridad. A partir de 2012 se entra en la segunda fase: tasas de interés del cero por ciento y compra masiva de deuda, lo que Niño Becerra considera inyectar anfetaminas en vena. Ahora, según él, entramos en la tercera fase, la del cambio de modelo, si bien dentro del capitalismo.

El fin de la crisis, que el autor calcula que llegará hacia 2023, no implicará volver a años de bonanza, de vacas gordas. Implicará, entre otros aspectos, pasar del usar y tirar, a la eficiencia, a la rentabilidad, al producir lo que se necesite y en la cantidad que se necesite. Todo ello unido a una flexibilidad, precariedad, paro y subempleo muy elevado. La robotización y tecnologización de numerosos sectores productivos causará una necesidad menguante de mano de obra, frente a otras décadas del siglo XX donde había más o menos pleno empleo.

Las desigualdades aumentarán cada vez más, la clase media irá desapareciendo, la riqueza se concentrará en cada vez menos manos y el capitalismo llegará a una situación de grandes oligopolios, de corporaciones poderosas que, en su opinión, pueden llegar a sustituir parcialmente al Estado, que ya no podrá mantener el nivel de prestaciones actual. Si bien noticias recientes como posibles nacionalizaciones en la economía alemana, y el simple hecho de que fue el Estado el que salvó el capitalismo inyectando grandes cantidades de dinero en bancos y empresas, me llevan a dudar en relación a la tesis de la debilidad estatal frente al poderío de grandes empresas. Otra cosa es que se pueda llegar a una confluencia casi absoluta entre el Estado y las grandes corporaciones en tareas tanto de prestaciones menguantes, como represivas o de control de la clase trabajadora. Medidas como el control horario del gobierno socialista, apuntan a ello.

Habrá una pequeña minoría de gente que vivirá muy bien, una amplia masa de subempleados que entrarán y saldrán sucesivamente del mercado laboral y un amplio sector de excluidos .Para evitar posibles estallidos sociales o dejar morir a multitudes crecientes, Santiago Niño Becerra elucubra, negando la posibilidad a una guerra mundial, con una renta básica, ocio gratuito y la legalización de la marihuana. También sostiene que la idea de propiedad privada perderá fuerza ante la idea de compartir, de uso temporal, como sucede ya con las personas que comparten coche.

Llega a pensar que aquí podría venir el principio del fin del capitalismo, hacia otra cosa que no se atreve a definir, más o menos entre el 2060 y el 2070.

Un libro que no es optimista, puesto que su autor no quiere engañar a nadie con falsas esperanzas. 

Pero que no tiene en cuenta la siempre posible acción humana, la probabilidad de cambiar el rumbo enfrentándonos a las autoridades, luchando por otra sociedad. Aunque es cierto que, hoy por hoy, al menos en la superficie, da la sensación de reinar en la sociedad un absoluto conformismo, una aceptación entre inconsciente y resignada del siniestro porvenir. Si bien siempre nos queda una esperanza de reacción, ésta es muy tenue, si ciertamente no queremos jugar a autoengañarnos.





martes, 18 de junio de 2019

El Pentágono confirma la realidad del fenómeno OVNI

Casi nunca he escrito de un tema tan polémico, con muchas aristas, que no acaba de resolverse y que concita desde multitudes de incrédulos a numerosos conspiranoicos que en diversos canales de youtube sostienen que estamos gobernados en las sombras por extraterrestres malvados.

Personalmente es un tema que siempre me ha apasionado, más en la infancia y adolescencia, cuando se es más crédulo. Con los años se pierde algo el interés y aparece un sano escepticismo,  un escepticismo abierto,  pero la curiosidad y la inquietud permanece. Debo reconocer que soy de los que creen que el fenómeno es real, y que en un pequeño porcentaje de casos escapa a la explicación natural o de aeronaves humanas, que creo que explican la gran mayoría de casos.

Últimamente parece que el fenómeno OVNI se está poniendo sobre el tapete .Algunos científicos van abriendo sus mentes, o arriesgándose a considerar la posibilidad de la alternativa extraterrestre en determinados casos. Pero ha sido fundamentalmente una noticia aparecida hace poco, la que ha descubierto el interés y el estudio de instituciones u organismo oficiales sobre dicho fenómeno tan esquivo como antiguo. La Armada norteamericana y sobre todo el Pentágono, han reconocido que continúan estudiando este tema, una forma de admitir su realidad .

Y entrevistas a pilotos, han confirmado que el origen humano parece no poder explicar algunos casos. Esto me reafirma en mi opinión de que algunos OVNIS no pueden explicarse como algo terrestre, no al menos de este tiempo o de la superficie, pues entre las variadas hipótesis sobre su procedencia está la de que son humanos del futuro, e incluso algunos plantean la posibilidad de que sea algo que se mueve en el subsuelo. Esta última tesis es muy marginal y difícil de sostener en base al conocimiento científico y especialmente al gradiante geotérmico, que nos indica el aumento de presión y temperatura conforme se profundiza en el subsuelo, al contrario, sin embargo, que en otros planetas y satélites del propio sistema solar, como Europa o Ganímedes, donde se cree que hay agua líquida bajo la corteza helada, incluso posiblemente hasta en Plutón, por ejemplo.

No obstante, los OVNIS parecen moverse también por el interior de la tierra, y han sido vistos saliendo o entrando en los océanos, en zonas montañosas, y hasta en volcanes activos, lo que sería un indicio más de una tecnología que supera a la nuestra, al poder resistir altísimas temperaturas. No digo con esto que me incline a dicha tesis, que me parece muy complicada a todos los niveles, sino que no me cierro a ninguna posibilidad. Al fin y al cabo la creencia en que los OVNIs son naves extraterrestres no deja de ser cultural, como en otros momentos de la historia podían achacarse a algo divino o demoníaco.

Los que niegan los OVNIS tienen la objeción, nada desdeñable, de que si realmente existieran ya habrían contactado con nosotros. Pero supongamos que nos encontráramos nosotros con una civilización, pongamos 10.000 años  más atrasada que nosotros: ¿tendríamos derecho a imponer nuestras costumbres, a pretender hacerles avanzar de un soplo miles de años?. Es más, ¿tendría eso sentido?. Añadamos a los diez mil años un cero, o dos. Por otra parte, nadie puede salvarnos de nosotros mismos. O, ¿acaso pretendemos que alguien nos vigile eternamente para que no nos autodestruyamos en algún conflicto mundial?. Porque, por otra parte, que nadie dude de que si una hipotética civilización extraterrestre hiciera algo así: ¿cuánto tardaríamos en acusarles de querer invadirnos y colonizarnos?. Lo que quiero expresar con esto es que, cuando se analiza detenidamente, la idea del contacto es mucho más compleja y delicada de lo que parece.

De todas formas, tengo la sensación, no sé si equivocada o no, de que se nos está dando información con cuentagotas, como si quisieran acostumbrarnos a la realidad del fenómeno y, finalmente, en un futuro no lejano a la noticia oficial de que no estamos solos. Que, por cierto, siempre me ha parecido lo lógico. Y si eso sirviera para pinchar el globo del egocentrismo humano, pues bienvenido sea.






sábado, 8 de junio de 2019

La última lección

Desasosegante, imaginativa, misteriosa, retorcida, con un inicio brutal y un final inesperado, La última lección nos sitúa en una clase de una prestigiosa escuela donde se han reunido los alumnos y alumnas más brillantes y con mejores notas; chicos y chicas de miradas inexpresivas, verbo deslenguado, afilado y cortante, aparentemente estatuas insensibles frente a todos y a todo y un profesor sustituto que asiste atónito al comportamiento extraño de seis de ellos.

Extrañeza que se va convirtiendo en obsesión, en seguimiento, en un intento de correr la cortina para descubrir qué ocultan ese peculiar grupo de adolescentes duros como piedras y distantes como un monumento en lo alto de la cima de una montaña. Lo mejor de la película no son solo las brillantes actuaciones de todos sus protagonistas, sus miradas, sus rostros, que hablan sin hablar, el miedo psicológico, sino sus giros inesperados.



La última lección nos muestra a unos chavales que parecen nihilistas, de vuelta de todo, niños ricos de vida fácil y aburrida que giran a la psicopatía, pero que en realidad representan una lucidez temprana, la de aquellos que muy pronto han tomado conciencia del fracaso de su sociedad, de sus vidas, condenados en un entorno cada vez más competitivo y degradante, donde el futuro aparece pintado de negro y la humanidad  y la tierra en grave peligro. 

Análisis de la situación actual, la falta de fe en el futuro, la separación entre jóvenes y adultos, la creciente violencia y competitividad, el culto al éxito, fomentado incluso por el propio sistema educativo, sistema que cada vez aporta menos, pues estudiar ya no es garantía de nada, la falta de límites, la conciencia ecológica... son numerosos los temas para la reflexión que aporta esta película francesa, tan original en su mezcla de géneros, como en su origen, planteamiento y final, donde, pese a la luz del verano y del calor en que se desarrolla, no hay lugar para los colores del optimismo.

domingo, 26 de mayo de 2019

Copenhague

Año 1941. En la capital de Dinamarca tuvo lugar un misterioso  y real encuentro entre dos de las más brillantes mentes científicas del siglo XX: Niels Bohr y Heisenberg, maestro y discípulo respectivamente del mundo de la física cuántica, siendo conocido el segundo por ser el descubridor del principio de incertidumbre.

Amigos desde los años veinte, colaboradores y a la vez rivales, admirándose y a la vez envidiándose, queriéndose y compitiendo por desarrollar y probar sus teorías, la política y , sobre todo, la segunda guerra mundial, terminan por separarles.

Nunca llegó a saberse cuál fue el motivo real del famoso encuentro, qué se dijeron, qué buscó realmente Heisenberg llegando de la Alemania nazi y visitando la casa de su vigilado amigo y maestro. Sólo se sabe que su relación se apagó para siempre tras unos pocos minutos de charla.

Este breve y enigmático reencuentro sirve de escenario para poder asistir en el teatro Abadía a una interesante representación y reflexión sobre la ética y la ciencia. ¿Era moral la participación de científicos, como Bohr y Heisenberg, en el desarrollo de la bomba atómica?. ¿Buscaba Heissenberg sonsacar a su viejo maestro información sobre cómo desarrollar el arma atómica, idea ya teoriza desde fines de los años 30?. O, al contrario, como se insinúa,¿ hizo creer Heisenberg a los nazis que la creación de una bomba nuclear era inviable, consiguiendo que éstos olvidaran el proyecto?. ¿O simplemente buscaba con la visita hacerse perdonar su colaboración con los nazis, aunque él no lo fuera y actuara por un sentido de lealtad a su patria? . 



Es interesante señalar, y así lo hace la obra, cómo la historia la escriben los vencedores: el físico alemán quedó señalado hasta el final de sus días. Bohr, sin embargo, situado en el bando aliado, y pese a que se sabe que sí colaboró en la creación de esa temible arma, que causó miles de muertos en dos ciudades japonesas por todos conocidas, nunca fue contestado.

Copenhague deja que sea el espectador quien saque sus conclusiones sobre si era lícito o no, para frenar el horror del Eje, desarrollar el hongo mortal, intentando comprender el terror de la época .O si algo así nunca puede ser comprendido. 

Lo único que personalmente pienso es que la ciencia se unió definitivamente a la industria de la muerte y la destrucción, labor en la que continua, si bien con un doble rostro, pues la propia ciencia que ha puesto en marcha ese terrible armamento que vuelve a asomar cabeza, amenazando con aniquilarnos, también ha salvado millones de vida.

Y es que la ciencia es el reflejo más claro y evidente de la contradictoria condición humana, de nuestra doble naturaleza con la que convivimos siempre, esa que se juega entre creación y destrucción, vida y muerte, odio o fraternidad, libertad o tiranía, amistad o enemistad, bien o mal.