domingo, 26 de junio de 2022

Tiranía, poliarquía, democracia de consejos: la Modernidad como Leviatán

 Para no remontarnos a tiempos lejanos, más complejos que aquello del feudalismo medieval, podemos hablar de que la Modernidad ha visto tres sistemas, dos mayoritarios y uno que solo se ha vislumbrado en momentos puntuales y breves.

De las Tiranías no vamos a hablar apenas. Pueden separarse o diferenciarse entre regímenes autoritarios y totalitarios. Partido único, caudillismo, policía política, adoctrinamiento político claro, campos de concentración... Comunismos, fascismos y nazismo son los sistemas despóticos del siglo XX, fundamentalmente, añadiendo las teocracias islámicas, que siguen de actualidad.

Tenemos después las etiquetadas democracias, en realidad, siguiendo a Robert Dahl, poliarquías donde diversos poderes oligárquicos ejercen ciertas luchas entre sí, dejando huecos a la libertad y al pluralismo, si bien en esencia todos son uno, nadie se sale del tiesto, predomina, de forma creciente por influjo de las tertulias una propaganda política simplista y torticera, de buenos y malos, sin la menor altura intelectual-en los 90 desaparecieron las verdaderas tertulias, donde lo mismo se debatía sobre si existe o no Dios, que sobre la eutanasia- pero, como ya he dicho antes, sin que se puedan escuchar voces realmente disidentes.



Podríamos definir el llamado sistema de partido como un Régimen de Partido Único de Partidos, eso sí, siendo preferible a la tiranía. Es decir la Modernidad, y especialmente la tardomodernidad decadente y nosotros, sus decadentes miembros, habitamos en un Leviatán, un monstruoso Estado y Capital que rige las vidas de la cuna a la tumba, legislando y entrometiéndose en cada vez más cosas. Esto no es óbice para que podamos observar claramente como dicho ente monstruoso empieza a colapsar progresivamente.

Sin embargo ha existido una corriente subterránea, que ha aflorado en momentos puntuales, para ser después otra vez sepultada. Es el sistema de consejos, la democracia o República de Consejos. Aquellos momentos fugaces en que las voces, las palabras, las vidas de las sociedades, de la clase trabajadora, han podido escucharse, vivirse, dejando de ser populacho, masa silenciosa o servil controlada por las diversas propagandas.

La Comuna de París, la Revolución Rusa antes de ser destruida por la contrarrevolución bolchevique, la Comuna de Kronstadt, la revolución húngara de 1956, son hilos de formas de organización democráticas, donde el poder se repartía horizontalmente bajo formas federalistas, coordinándose consejos obreros, fabriles, barriales, de estudiantes, socioprofesionales y hasta de artistas.

Pero la existencia de los partidos políticos, y, especialmente, los llamados revolucionarios, acabaron con esos instantes de despertar, de felicidad pública, de vida activa, ajena tanto a la reclusión individual o la mera búsqueda de enriquecimiento y ganancia, ese espíritu mezquino y pancista propio de la clase media, y posteriormente de todas las clases, como a los comunitarismos que aplastan al individuo en nombre de la nación creada o por crear, la supuesta raza, el partido o partidos...

El pasado, cierto, no puede repetirse. Pero algo similar a una República de Consejos auténtica, de espíritu internacionalista puede ser el renacer de la disidencia real, del no conformarse con el sálvese quien pueda en que habitamos-por no hablar de lo que viene-. Ahora bien, no basta el deseo.

Quien quiera un renacer "consejista" requiere de impulsar la autoformación, para comprender el mundo, comprendernos a nosotros y poder dar pasos a la transformación, sin forzar la realidad .Por tanto eso requiere una búsqueda del conocimiento ajena al conocimiento actual y pasado, es decir la búsqueda de títulos para ser miembro de la clase media o alta. Requiere de una espiritualidad profunda, de buscar el bien común-sin renunciar a la individualidad-, de deliberar y persuadir, frente a las propagandas partidistas.

Sin buscar un nuevo amanecer, que acoja lo positivo del pasado, las poliarquías derivarán en tiranías, como empieza a vislumbrarse, por ejemplo con el rearme y la militarización ya iniciada. Sirva esto de modesto aviso a navegantes