jueves, 23 de julio de 2020

Catastrofismo, administración del desastre y sumisión sostenible

Pepitas de Calabaza ha vuelto a publicar un apasionante ensayo del año 2008, pero de total actualidad, del lúcido pero por desgracia desconocido escritor Jaime Semprún,- hijo del famoso Jorge Semprún- fallecido tristemente en 2010 y de Rene Riesel.

Descubrí a Jaime hace un par de años, en un ensayo vibrante y visionario, El abismo se repuebla, aquí comentado. En este que comentamos hace una crítica acertada a las nuevas teorías del pensamiento crítico, del decrecentismo al ecologismo institucional, pasando por el ciudadanismo o el izquierdismo. Ambas se inscriben en lo que podemos llamar catastrofismo e intuyen los desastres que vienen, que ya están aquí. Pero leídas detenidamente en realidad lo que proponen sus figuras, y la mayor parte de sus dirigentes y seguidores es administrar el desastre, imponer más restricciones,incluyendo el racionamiento,  favorecer el estatalismo y, por tanto, el autoritarismo.

No van a la raíz del problema, limitándose en general a un raformismo vago y a retóricas nebulosas y demagógicas, desde el desarrollo sostenible-¿es compatible desarrollismo y sostenibilidad?- a un llamamiento a un decrecimiento o austeridad gozosa, alegre y convivencial, a veces a una simplicidad voluntaria, en algunos casos a una especie de espera en que el sistema caiga por sí solo, llegando a surgir una nueva sociedad, sin tener en cuenta la necesidad de luchar, de tener un proyecto, un objetivo, una teoría realmente crítica.



Los autores comparten la idea de los graves problemas medioambientales presentes y por venir, del posible desmoronamiento de nuestro mundo, de la catástrofe que se cierne sobre nosotros .Pero creen que los cambios deben venir de la mano de la libertad, no de la imposición de una suerte de ecofascismo, de una nueva dictadura.

Jaime y René son críticos del industrialismo, de la sociedad industrial, y por tanto de la sociedad de masas .Rechazan la sobresocialización, el colectivismo imperante, apoyando la asociación de individuos conscientes. La industrialización, especialmente la industria pesada,  sería para ellos una de las raíces de nuestros problemas, de la destrucción humana y ecológica, si bien advierten que hay mas problemas, entre ellos el Estado, yendo más allá del pensamiento alternativo actual, presa de viejos esquemas ideológicos, y, yo añadiría, de falsas rebeldías y conformismo pseudocríticos que nos asolan, como el propio ecologismo institucional y el feminismo actual- una especie de antifranquismo muerto Franco-. Tales ideas son en el fondo inofensivas, prosistema e impiden una lucha revolucionaria y el ascenso de una nueva conciencia de clase.

Precisamente por ello son alentadas por el Estado mañana, tarde y noche .Y, doce años después de escrito, se confirman todas sus intuiciones críticas sobre el ecologismo .Esta bandera es utilizada, entre otros, por la Unión Europea, como podemos leer y escuchar a diario, con sus llamamientos a una economía descarbonizada, como instrumento de transferencia de rentas del trabajo al capital, lo que evidentemente se oculta.

¿O alguien duda que veremos más impuestos verdes, por ejemplo?.

Con independencia de que nos adscribamos o no a la tesis esencial del libro, la cual yo matizaría , prefiriendo el proyecto de economía descentralizada y diversa,con una pequeña y mediana industria asequible al conocimiento y manejo humano, sin trabajo en cadena, sin órdenes constantes, sin ese ambiente opresivo, asfixiante y deshumanizador de parte de la industria, o de algunas actividades similares que uno conoció brevemente, como propuso Kropotkin en Campos, fábricas y talleres, o Simone Weil en La condición obrera, el ensayo que aquí resumo es imprescindible para volver a retomar un verdadero pensamiento crítico, ahora enterrado por los voceros y voceras de las modas del régimen,por la fuerza  de las ideas progreconformistas, por el triunfo, esperemos que pasajero, de una "radicalidad" banal, de pacotilla, bienpensante y políticamente correcta.

sábado, 11 de julio de 2020

Más allá del big bang. Un breve recorrido por la historia del Universo

Magnífico libro divulgativo de Ivan Agulló, un joven físico español. Escrito con lenguaje sencillo y ameno, apto para personas con poca formación científica o ninguna, nos expone las teorías sobre el origen y expansión del Universo, dejando abierta la opción de si realmente hubo big bang,nombre inexacto, pues no hubo en realidad una explosión en un lugar, sino una expansión en todas partes, o el Cosmos existe desde siempre. De la sopa primordial a la posible expansión e inflación enorme-mencionando la posibilidad de un rebote de un anterior universo, como causa del surgimiento del nuestro-, que creó partículas desde el llamado vacío cuántico- que en realidad no es la Nada, un vacío total, sino una especie de mar de pares de partículas y antipartículas que se crean y destruyen -, partículas que sentaron las bases de irregularidades base del futuro tejido del Cosmos, es decir estrellas, galaxias, planetas hasta llegar a los seres vivos, por la acción lentísima de la gravedad, que provocó con el paso de miles de millones de años, y tras un enfriamiento de la radiación que logró que se formaran núcleos atómicos, que los lugares donde había algo más de densidad de materia ésta se acumulara creando enormes estrellas.



La explosión de las primeras estrellas expulsó material que sería del que surgirá el resto de estructuras del Universo, siendo nosotros, en el fondo, polvo de estrellas. Si bien las observaciones actuales parecen dar la razón a la teoría del big bang caliente y a la inflación, todavía no se puede confirmar, pues la tesis de la inflación, por ejemplo,  requiere de una sustancia, el inflatón, que llenaba todo el universo y que tenía efectos gravitatorios repulsivos,  pero que no deja de ser una elucubración.

También se interroga sobre la geometría del Universo, que parece ser plano, con una pequeñísima curvatura positiva, así como cuál será su final .Experimentos han demostrado que de momento hay una expansión acelerada, que supera a grandes rasgos la "fuerza" gravitatoria, en realidad no una fuerza sino un efecto de atracción que las masas ejercen entre sí, pues éstas curvan el espacio tiempo, como si nos situáramos encima de una colchoneta, modificando la estructura de esta por efecto de nuestro peso.Teoría brillante de Einstein, la de la relatividad general, demostrada por experimentos Esa fuerza que acelera la expansión se la conoce como energía oscura, desconociendo hoy qué es exactamente, así como la materia oscura.Si esta fuerza se mantiene el fin será un Universo cada vez más frío y apagado, con un distanciamiento creciente entre galaxias

Menciona Ivan de pasada la hipótesis del multiverso. No obstante, si este fuera el único universo existente: ¿cómo explicar que se hayan producido las condiciones exactas para poder generar estructuras y aparecer la vida? .Desde una fase de aniquilación de partículas y antipartículas, la cual se saldó con la supervivencia de algunas partículas, en vez de en la destrucción total, hasta otras constantes físicas no mencionadas en el libro, en las cuales un mínimo cambio en ellas haría imposible la vida, como una velocidad mayor o menor de expansión, entre otras. Demasiada casualidad, por no decir que el cálculo de probabilidad de que las constantes sean las que son para que existamos es prácticamente nulo .¿Es en realidad el Universo artificial, creado, un holograma, o sólo gracias al multiverso se puede explicar que un puñado de universos, como en el que estamos nosotros, se den las condiciones para la vida autoconsciente?.

Posiblemente nunca sepamos qué es el Cosmos, nuestro hogar, ni cómo surgió, si es que surgió .No importa, lo fundamental es continuar investigando y mantener viva la llama de la inquietud, de la búsqueda sin fin de la verdad, de nuestro origen, de qué somos en última instancia.

Espero con interés leer más libro de este gran divulgador.


miércoles, 1 de julio de 2020

Melancolía de los veranos de felicidad

Escuchando música lejana, ecos remotos de tiempos muertos, etapas sepultadas  en la derrotada energía y vitalidad infantiles, en el bochorno de esta noche de estío, un alma enferma de melancolía desde hace años, no puede sino rememorar los escasos destellos de luz de alegría, de verdadera luminosidad solar que atravesó su vida, su cuerpo, como un breve destello en un cielo que rápidamente se obscureció.

Uno vuela con su mente, único y último reducto de libertad, de anarquía, a los años ochenta, los tiempos infantiles. Con esfuerzo, cerrando los ojos, logra vislumbrar a aquel niño delgaducho y rubio como el oro al que los pensamientos de bosques sombríos, de árboles muertos, de ventisca helada, de sombras acechantes, de ruidos amenazantes, de voces lejanas y siniestras, no habían cercado.

Aquel niño que aun creía que la vida era otra cosa, un regalo, una felicidad, un mundo colorido por descubrir, por saborear. Vuelo a los veranos, puedo ver y oler paisajes algo cambiados, un parque convertido en otra cosa, unos arbustos y columpios desaparecidos en el pozo del pasado. Me sumo a una multitud de niños que gritan, que juegan al fútbol, al rescate. Que sudan y les tortura la sed, pero que resisten, no parecen cansarse, siguen en pie, pese al calor agobiante. Disfrutando el momento. Sin que las sombras del futuro interfieran en sus vidas, un eterno presente al que apenas sacuden sobresaltos .

Espero con entusiasmo, sin apenas dormir, viajar a Gandía. Cuando diviso a lo lejos el mar, el corazón se hincha de emoción. Deseoso de pisar la playa, de sumergirme en las aguas saladas, de contemplar todas las mañanas las banderas: verde, amarilla, y,  triste decepción, a veces, la roja que me aleja del baño, del nadar hasta lo más profundo posible, escapando de la vigilancia de mis padres.

Siento la sal en mi cuerpo infantil, la arena quemando los pies, la humedad, el aire cálido, pegajoso de las tardes de paseo .La espera del gofre, el helado,el granizado de limón, la mazorca de maíz, las palomitas de colores y la máxima ilusión: el castillo de aire. ¿Qué será de esos paisajes, de esos momentos? .¿Se repetirán eternamente, o desaparecerán para siempre? .Un interrogante absurdo, pero que siempre me ha inquietado.



Y poco a poco, sin saber cómo, se instala el frío, el invierno, las prisas, los agobios .La cárcel del deseo sexual, que tantos elogian pero uno no puede dejar de sentir como el principio del fin. Unas cadenas, las del deseo, que te separan de vivir el momento, la tranquilidad, el reposo, el bastarse a sí mismo, el poder estar absorto en tus juegos, en tu interior, sin nada que alcanzar, sin casi nada por lo que competir o atrapar, con la ingenuidad y la mirada más limpia.

Poco a poco los veranos se hacen más breves, el crepúsculo llega antes, las noches se alargan. Todo es miedo y temor. ¿Qué será de mí? .¿Qué pensarán los demás de mí?.

La alegría, la felicidad, se convierten en momentos en peligros de extinción. ¿Hace cuánto que no siento lo que sentía en las canículas de la infancia?. El niño muere, nace un ente extraño, aplastado por el peso de los días sin brillo, sin serenidad. La vida se convierte en un sueño sombrío, un pasar el tiempo esperando que todo acabe de una vez, una monotonía de angustias y sobresaltos, con el único refugio de una familia que va menguando, envejeciendo, temiendo el día en que la soledad sea nombrada Amo y Señor del Universo del Yo.

De aquellos veranos felices, de aquellos años ochenta, sólo queda la nostalgia polvorienta de un puñado de fotos en algún album perdido, en algún estante olvidado, en alguna esquina perdida donde aquel crío desapareció para siempre, en un agosto de risas y entusiasmo que jamás regresará.