viernes, 30 de diciembre de 2011

The Artist

He aquí una película sorprendente y muy recomendable. Arriesgada, realizada en blanco y negro, muda, como el cine original, ha sido para muchos una agradable sorpresa. Sencilla y melancólica recrea los últimos tiempos del cine mudo donde a falta de sonido, los actores y actrices gesticulaban y expresaban con sus gestos y movimientos físicos,un tanto exagerados, los sentimientos y emociones que sus papeles requerían.
The Artist nos lleva a contemplar el hundimiento de un actor de cine mudo que pasa de la gloria y los aplausos de la multitud, al olvido y el rechazo cuando aparece el cine sonoro, cine al que es incapaz de acostumbrarse, impidiendo su orgullo realizar el nuevo tipo de películas que reclamaban los espectadores.
Y frente a su fracaso, el triunfo de una joven actriz a la que él apoyó, que ayuda desde las sombras al antiguo galán, cada vez más hundido en la miseria moral y material. 
Debemos mencionar que todos los actores, incluido el entrañable perro que acompaña en su descenso a los infiernos al antiguo triunfador, expresan muy bien toda la gama de sentimientos que la película requiere, del amor al triunfo, el fracaso, la autodestrucción y el renacimiento.
The Artist es una apuesta arriesgada, teniendo en cuenta lo lejano que resultan los tiempos del cine mudo y la posibilidad de incomprensión por parte del público, pero que se ha saldado con con un merecido éxito. El riesgo, en ocasiones, merece la pena.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Triunfo y crisis de la civilización economicista


Mucho se está debatiendo desde que explotó la crisis económica sobre sus motivos y sus posibles soluciones, cada uno desde sus respectivas visiones ideológicas, ya más liberales, ya más socialdemócratas .Unos apostando por más austeridad y recortes y otros  por más impuestos a quienes más tienen, gravar a los bancos y las transacciones financieras o especulativas, nacionalizar la banca total o parcialmente… Pero muy pocas voces parecen querer analizar las raíces más profundas de la crisis económica y si ésta en el fondo pudiera corresponder a una crisis de civilización, es decir a toda una forma de entender la vida, de entender al ser humano.
Y en mi modesta opinión la naturaleza última de la crisis es civilizatoria. Corresponde a una crisis de lo que podríamos llamar civilización economicista. Por economicismo entendemos unas sociedades para las cuales el centro de todo es la economía comprendida en un amplio sentido: el dinero, el consumo, la productividad, el bienestar material, la acumulación de riqueza, lo fisiológico, el trabajo asalariado, la tecnología como liberación… Nuestra civilización considera tales aspectos esenciales, anteponiéndolos en la práctica a lo que podríamos calificar de valores del “espíritu” o la conciencia,  como la libertad entendida como no dominación, la reflexión, el autoperfeccionamiento moral, el amor al conocimiento por el conocimiento mismo, el esfuerzo, la cooperación, el compartir, la convivencialidad, el trabajo creativo o libre que busca el crecimiento personal o social sin coacción, sin contraprestación, entre otros valores.
Sin embargo, en un largo y lento proceso de siglos, terminó por expandirse y triunfar la llamada civilización economicista, aquella que pone el acento en los elementos materiales, en las sociedades de productores y consumidores, para los cuales lo esencial es la abundancia de productos y servicios, el mero vivir bien exigiendo a los de arriba. Esta citada civilización sabe atraerse a las multitudes vendiendo múltiples baratijas, creando necesidades constantes de objetos de los que disfrutar, usar y tirar y fomentando un estilo de vida que combina pasividad, competitividad, servilismo y hedonismo.
Pero tal civilización, obsesionada por lo monetario desde la ultraderecha a la ultraizquierda, conlleva el desarrollo de instituciones y poderes que escapan al control de los ciudadanos por un lado, desde la banca a los llamados mercados financieros, grupos de personas capaces a día de hoy de llevar a los países a la quiebra, o de ponerles en graves apuros, potenciando una economía ya ni siquiera productiva, sino especulativa; un tipo de sistema económico monstruoso, sin nombres o rostros claros detrás, que hace de los productores mercancías de usar y tirar. Y es que no somos conscientes, pese al culto por lo económico, que economía y política están unidas, que en gran medida la economía es política, por el mero hecho de que las relaciones económicas dominantes son relaciones de poder, de dominación. Nuestra actual civilización no es sólo esclava de las cosas, es también esclava de las personas que desde diversas instancias impulsan las formas de vivir, relacionarnos, trabajar, pensar y consumir
En segundo lugar todo esto se ha agravado al haber potenciado en épocas pasadas el endeudamiento a todos los niveles, desde el familiar, al provocado por la expansión del Estado, que bajo la etiqueta de Estado de Bienestar, implica unos gastos enormes y la creación de seres pasivos, que esperan todo de los dirigentes.
Diferentes factores que han llevado a la crisis de nuestra civilización, crisis agudizada por el ascenso de otras potencias que están empezando a ganar la partida en el juego del mercado mundial.
Pero la crisis del economicismo no implica que nuestro sistema de vida vaya a desmoronarse por sí mismo. Y esto es porque hoy por hoy no existe ninguna fuerza social consciente que ponga los anteriormente citados valores de la conciencia ,o humanistas, en el centro.
Es cierto que en principio hay indicios positivos  en los movimientos de protesta  que se están produciendo en algunos países occidentales, de España a Estados Unidos . Pero lo que tendríamos que preguntarnos es si las personas que se lanzan a protestar a las calles están luchando por crear una nueva y verdadera civilización, de hombres y mujeres conscientes y autogobernados, o si lo que en realidad quieren es mantener sea como sea la sociedad de consumo, la primacía de lo material, el seguir viviendo como ganado al que no falte el pasto.
Si es lo primero, hay esperanzas de reconstruirnos como seres humanos; si es lo segundo, estamos condenados a dar vueltas eternamente al círculo infernal de una civilización cada vez más degradada, la civilización del economicismo. Con grave riesgo de que tarde o temprano, las feroces luchas competitivas entre potencias, acaben en una nueva guerra mundial.

martes, 6 de diciembre de 2011

Reflexiones sobre las revoluciones árabes

Túnez, Egipto, Libia, Siria...han sido noticia estos últimos meses por las revueltas que se han producido en ellos. Una oleada de revoluciones se ha desarrollado por todo el mundo islámico, en lugares donde parecía que nada ocurriría, y donde la opinión general era que aquéllas sociedades nuca se moverían, que sus gentes aceptarían eternamente la situación en que vivían.
Pero, de forma sorprendente, la realidad se ha encargado de desmentir la idea dominante, y miles de personas en diversos países del mundo islámico se echaron a las calles a reclamar más libertad y una mejor vida, llegando en algunos casos, como en Libia, ha producirse una guerra civil en la que intervino la OTAN en favor de los sublevados. Y haciendo la vista gorda ante un hecho tan reprobable como la tortura y asesinato sin ningún tipo de juicio de Gadaffi. Hecho que junto con el asesinato de Ben Laden, también aceptado con naturalidad ,abre un camino muy tenebroso, el de pensar que todo vale, que el asesinato es legítimo, lo que nos llevaría a reflexiones profundas sobre lo que se nos viene encima sin darnos cuenta, que tipo de sociedad y sistema se está impulsando desde el Occidente de los derechos humanos; pero esto es otro tema...
Pasado un tiempo prudencial, pasado el entusiasmo inicial con que acogimos las rebeliones, es hora de intentar reflexionar sobre el futuro de los países que han logrado cambiar el régimen, o que parecen estar cerca de ello. Y he de reconocer que el optimismo, la luz que parecía desprenderse de las revoluciones, se ha tornado en duda, en sombras amenazantes.
Esto no significa que apoye algunas tesis que sostienen que todo ha sido un movimiento impulsado por Estados Unidos y algunos países occidentales para cambiar los sistemas políticos autoritarios de la zona, y beneficiar a Occidente. No creo en las tesis conspiranoicas, en la idea de que agentes ocultos de potencias mundiales puedan hacer movilizar a cientos de miles de personas, pues con tales argumentos cualquier revolución sería tachada de estar al servicio de intereses ocultos, con lo cual indirectamente se está favoreciendo el conformismo, la aceptación resignada de lo existente .Lo que no quita que una vez creada una situación revolucionaria las potencias intenten sacar tajada  convirtiendo los nuevos regímenes nacientes en aliados en el tablero mundial de amigos y enemigos.
Dicho esto, muchos pensábamos que se abriría un período de libertad para los países árabes, de triunfo del laicismo. Pero la falta de reflexión y la ingenuidad no son buenas compañeras, y las ilusiones se están enfriando rápidamente.
Y creo que algunos no tuvimos en cuenta la fuerza del islamismo, el que los movimientos políticos islamistas eran los más organizados, y por tanto los que acabarían imponiéndose. Es evidente que en las revoluciones  acaban triunfando las fuerzas más preparadas, aquellas que cuentan con una mejor organización, ideas más claras y cohesión interna, aunque no sean las que impulsaran la rebelión. Y estas son ,en muchos casos, los partidos islamistas. Son ellos quienes se están imponiendo, si bien en unos casos son grupos más moderados, y en otros más radicales. Pero este triunfo de fuerzas en principio autoritarias deberíamos haberlo previsto. La mayoría de las llamadas revoluciones, empezando por la mitificada revolución francesa, supusieron el triunfo del despotismo y el terror en sus diversas formas:del jacobinismo al comunismo o los caudillismos. Pocas lograron mantenerse ajenas a la tiranía, fundar la libertad. Y sólo este hecho debería haber conseguido hacer que fuésemos más precavidos.
Incluso si la intención de algunas potencias occidentales ha sido apoyar las revoluciones para conseguir que los países árabes fueran aliados frente a potencias emergentes como China o el problemático Irán, puede que tampoco se logre. Es evidente que un triunfo islámico en nada perjudicaría a Irán, que podría verse incluso reforzado, acelerando los preparativos de una guerra contra el citado país. Tampoco afectaría negativamente a China, el enemigo principal hoy por hoy de los Estados Unidos y de Europa Occidental, pues es difícil que regímenes islámicos hicieran pinza con Occidente contra China.
De cualquier forma no debemos oponernos a las rebeliones contra los autócratas, todo lo contrario, debemos alegrarnos cuando esto suceda, pues es una señal de que la idea de libertad no puede ser definitivamente destruida. Pero si debemos mostrarnos más precavidos, menos ingenuos, no olvidando la tendencia histórica de sustituir un sistema de opresión por otro.
Con todo, no sabemos lo que sucederá en el mundo árabe, ni si los gobiernos islámicos que parecen vislumbrarse en el horizonte liquidarán la libertad naciente, o la respetarán, pudiendo en un futuro ser sustituidos por otro tipo de fuerzas políticas. La historia, el tiempo, dirán.

martes, 29 de noviembre de 2011

Elogio de la muerte personal como triunfo de la humildad y fin del dolor de vivir

Es poco frecuente en nuestra sociedad hablar de la muerte con naturalidad, poder reflexionar o debatir sobre ella sin causar  rechazo en mucha gente. La misma palabra, muerte, prefiere esconderse siempre que sea posible, como si fuera un familiar que ha cometido un terrible crimen y al que se encierra en un desván, pensando ilusamente que así no molestará, que nunca tendremos que enfrentarnos  a su aparición cara a cara.
Pero creo que esa postura constituye un error. Todos somos libres para decidir si preferimos vivir con una venda en los ojos, pensando que así seremos más felices olvidando lo que no conviene. Sin embargo tenemos la alternativa de mirar nuestro fin desde otra perspectiva, de pensar el final de nuestra historia desde una visión más luminosa . 
Esta nueva forma de concebir la muerte personal de forma positiva significa reconocer que la vida implica no sólo momentos pasajeros de felicidad y alegría, sino un profundo dolor,dolor inherente a todo ser consciente que sufre golpes cada cierto tiempo, como un boxeador en el ring . Golpes provocados por otros seres, por las circunstancias de la vida y, por supuesto por el peor enemigo personal, que no es sino uno mismo, sus miedos al fracaso, al que dirán. Pues bien, si somos capaces de ver que nuestra muerte implica la liberación del dolor que provoca nuestro caminar por el tortuoso sendero de la vida, podremos ser capaces de no atemorizarnos ante la idea de disolvernos en el vacío, y no sólo eso, sino de concebir la bajada del telón de la tragicomedia de la que somos actor principal, ya como un bien, ya con un sentimiento de serenidad.
Por otra parte, la aceptación tranquila de nuestra desaparición, de la finitud, tiene otro elemento positivo, y es ni más ni menos que la demolición del egocentrismo, del culto al Yo. Ese culto que es una de las claves del rechazo a la muerte, pues la cárcel del Yo hace que sintamos que su fin es algo terrible, intentando atrasar lo inevitable, o desarrollando ideas de inmortalidad, de vida después de la muerte, en un más allá donde perviviremos para la eternidad. Cuando no hay idea más terrible que la de pensarnos eternos, la de seguir atados al Yo por los siglos de los siglos. ¿Qué sentido podría darle un ser que nunca perece a su vida? ,¿qué tipo de vida podría desarrollar alguien inmortal, si la inmortalidad implicaría la desaparición de todo sentido, meta, moral e ilusión, que sólo crea lo perecedero, lo temporal ?. La aceptación de la muerte implica librarnos de la tortura del ego, implica un triunfo de la humildad, de los que no quieren ser durante toda la eternidad, de los que prefieren la belleza, la luminosidad de lo mortal, frente al terror de lo imperecedero.
Dicho esto, debemos aclarar que la idea de contemplar la muerte como un bien, en el sentido expresado no de odiar la vida, sino de reconocer que sólo una vida pasajera permite dar cierto sentido al existir ,y a la vez el fin nos permite acabar con el aspecto negativo, doloroso, de nuestro vagar en el mundo, sólo es posible como muerte personal. Jamás podremos ver como un bien el silencio frío y definitivo de los seres que amamos. La marcha de los amados nos arranca trozos de nuestro ser, nos deja huérfanos de cariño, de comprensión, de apoyo. Son desgarros que nunca cicatrizan, golpes que cada cierto tiempo provocan una aguda molestia de recuerdos nostálgicos, de sueños de abrazos que jamás se darán. La muerte personal, sin embargo,no provoca nada de esto, no nos condena a sentir el gélido vacío de las ausencias.
Y, quizá, reflexionando a la vez que escribo, parte del éxito de las religiones, de las creencias en un más allá, radique en el hecho de que consuela a mucha gente no tanto con una vida individual sin fin, sino por que hace soñar con una vida futura donde nos reencontraremos con los amados, con aquellas personas que nos trajeron al mundo dándonos su ternura, o aquellos con los que establecimos una bella relación de amistad, una profunda unión de conciencias, gentes por las que merecía la pena mantenerse en pie y con las que desearíamos caminar siempre, con una mano en sus hombros.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Un manual de vida: Epicteto y la filosofía de la virtud

Con el título de Un manual de vida, la editorial Los Pequeños libros de la sabiduría presenta una interpretación personal de las ideas y escritos del filósofo de la antigua Grecia, Epicteto. De él sólo han sobrevivido Enchiridion y Los discursos, suficiente para que podamos conocer lo atractivo de su filosofía. 
Pues bien, esta interpretación libre de las ideas del pensador griego, quien fuera esclavo durante parte de su vida, es sencilla y muy amena, permitiéndonos acercarnos al ideal de vida y comportamiento que proponía Epicteto.
Debemos destacar que los filósofos griegos daban una importancia central a la moral, y sus reflexiones se centraban en cómo vivir, cómo actuar, para alcanzar la virtud, y la felicidad.
Pues bien, en el caso de Epicteto, seguidor de la escuela estoica, lo esencial es conseguir la serenidad interior. Sólo alcanzando la serenidad, podremos acercarnos a la felicidad. Para alcanzar tal estado, Epicteto parte de que tenemos que ser capaces de distinguir lo que podemos controlar, como opiniones, aspiraciones...de lo que escapa a nuestro control, como el aspecto físico, la familia en que hemos nacido etc. Aprendiendo esto, podremos ser capaces de evitar obsesionarnos con cosas que terminan por hacernos daño y sufrir innecesariamente, al no poder controlarlas. Sólo así se alcanza la libertad
Partiendo de esta idea, el resto de sus reflexiones y consejos se centran en aceptar las cosas de la vida tal como vienen, sean buenas o malas y fundamentalmente en considerar que muchas cosas, más que ser malas de por si, es nuestra visión de ellas la que hace que puedan afectarnos negativamente o no. Es la forma de ver las cosas, la visión de los acontecimientos, la que puede hacernos daño. En todo hay que buscar un beneficio personal, un aprendizaje.
Para Epicteto no debemos vivir pensando en el que dirán,o de cara a la galería para obtener la aprobación ajena. Debemos vivir de acuerdo a nuestros ideales, a nuestros principios espirituales. Lo importante es lo que somos por dentro, la sabiduría y la belleza interior. Nuestro filósofo nos enseña a no dejarnos atrapar por las apariencias, y sobre todo a ser capaz de renunciar y no dar importancia a la riqueza, al éxito, al poder (no en vano él vivía modestamente en una cabaña). Otra de sus enseñanzas es que debemos definir qué clase de persona queremos ser, a quién admiramos, para desarrollar esos rasgos que consideramos moral y humanamente preferibles, observándolos en todo lo posible, y poniendo en práctica los principios que hayamos escogido.
De esta manera, valorando la sencillez, la prudencia, el dominio de sí mismo, la sabiduría y los valores morales y espirituales, intentando sacar lecciones positivas de lo que vemos como males, podremos acercarnos a la conquista de la serenidad y la libertad interior, y por tanto de la felicidad.
Esta es la lección que nos da Epicteto. Y como él ,otros filósofos clásicos que deberíamos rescatar si queremos alejarnos de una civilización sin ningún ideal de vida que el mero economicismo, centrada en la mera satisfacción de las necesidades fisiológicas. Civilización, si es que puede ser llamada de tal manera, que ha perdido toda noción de virtud, de elevación moral, cuando no se ríe de tales conceptos que considera algo propio de fanáticos religiosos o reprimidos. 
Es necesario, por tanto, volver a los clásicos y poner en el centro los valores humanos como la sabiduría, la verdad, la virtud, la libertad, la sencillez, la belleza. No limitándose, lo que quizá fuera el principal defecto de los viejos filósofos, a una postura de mejora individual, sino ser capaces de utilizar esa cosmovisión en el plano colectivo, tanto político como económico. La transformación debe ser tanto interna, como exterior, colectiva.
Escuchemos y aprendamos de pensadores como Epicteto, voces que escribieron, pensaron y analizaron en tiempos remotos, pero cuyas ideas, recomendaciones y visiones de la vida son atemporales, y necesarias para pensar el presente, reconociendo sus limitaciones

domingo, 13 de noviembre de 2011

Eva:humanidad y robótica

Entre las  películas que he visto en los últimos tiempos, quisiera destacar Eva. Especialmente por tratarse de una película  dirigida por un español que toca una temática muy poco común en nuestro cine, lo que es de agradecer.
Eva nos traslada a un futuro cercano, el año 2041. Un futuro similar al actual, alejado de visiones apocalípticas o desarrollos tecnológicos inimaginables que muestran otras películas futuristas. En ese futuro destaca el desarrollo de robots que acompañan a los seres humanos en diversas facetas de su vida, pero en lo demás, no hay muchas diferencias con el mundo del presente.
Pues bien, la película nos cuenta la vuelta de Álex, ingeniero especialista en robótica, a su ciudad de origen, llamado por la Facultad de Robótica para desarrollar un robot diferente del resto. En su vuelta, se reencuentra con un pasado que quiso abandonar,  un pasado que le hace reflexionar profundamente sobre su vida, sobre si la elección que hizo de marchar, de abandonar , fue o no correcta. Por la pantalla desfila su antigua novia, Lana, casada con su hermano, y la hija de ambos, Eva, que conecta rápidamente con Álex, estableciendo ambos una profunda conexión, un cariño y amistad especial. Eva es una niña muy diferente al resto, que Álex elige para llevar su personalidad al robot que tiene por misión desarrollar, un robot que difiera del resto por sus emociones, sus sentimientos.
Lo interesante de la película, y que ésta desarrolla de manera magistral, son las relaciones humanas, los conflictos, los tormentos y dudas del personaje protagonista, Álex, con respecto a la vida que lleva, su sensación de fracaso, de no haber elegido el camino correcto, su incapacidad para centrarse en algo, comprometerse y llegar hasta el final. Y, en medio de todo ello, los dilemas morales respecto a los robots, las dudas sobre si pudiera surgir una inteligencia, una conciencia similar a la humana en alguno de ellos, sobre si eso sería positivo o negativo. En una palabra, sobre dónde empieza la humanidad y si ésta no puede saltar en algún momento a los robots, o a alguno de ellos ,sin ser nosotros conscientes de ese hecho, y cuáles son los límites de la experimentación en el mundo de la robótica.
Eva combina humanidad y robótica, emociones y ansia de libertad, dando como resultado una película muy interesante de ver,sencilla, con un final tan sorprendente como melancólico.

miércoles, 12 de octubre de 2011

El giro estatolátrico:un pensamiento heterodoxo.

Con el título El giro estatolátrico repudio experiencial del estado de bienestar, el pensador y escritor Félix Rodrigo Mora nos vuelve a sorprender con un libro tan interesante como ajeno a los valores e ideas dominantes tanto en el ámbito político, como económico y moral. De él, ya tuvimos ocasión no hace mucho de leer otro libro profundo, denso, de aguda reflexión y también ajeno a las modas; se trata de La Democracia y el triunfo del Estado, texto recomendable a quienes amen el pensamiento libre e independiente, en tiempos de mentes uniformizadas, donde rige el Unipartido, aunque se disfrace de ideologías, colores y siglas diferentes.
Pues bien, en El giro estatolátrico, publicado por Maldecap, Félix, como en su anterior libro La democracia y el triunfo del Estado, realiza un análisis crítico de la organización estatal, en este caso del llamado Estado de Bienestar, la nueva definición del Estado de la modernidad. 
En nuestra opinión dos son las tesis centrales del libro: la primera, que frente a cierto discurso, en los últimos años se ha producido un incremento de la fuerza del Estado, y que frente a quienes sostienen que el Estado es quién puede frenar al capitalismo, éste último ha sido salvado por el Estado, por ejemplo inyectando millones de euros a la banca, para salvarla de la quiebra. Ejemplo de que Estado y capitalismo están íntimamente vinculados, pese a la idea dominante en la izquierda. Y es que resulta evidente que los diversos poderes están unidos entre sí, reforzándose mutuamente, tanto el estatal como el capitalismo privado, lo que no quita que según las épocas unos u otros adquieran mayor o menor fuerza.
La segunda tesis central, es que para Rodrigo Mora, el desarrollo del llamado Estado de Bienestar supuso la liquidación progresiva del antaño movimiento obrero independiente y autogestionado. Aquel movimiento obrero que desarrolló ateneos, escuelas libres, actividades culturales, grupos naturistas o excursionistas, que tenía redes de auxilio y apoyo mútuo entre sus miembros,pero que con el crecimiento del Estado providencia fue hundiéndose en la apatía, la docilidad, en renunciar a la autoorganización para exigir que instancias diferentes a ellos mismos le otorgara lo que antes se otorgaba por su propio esfuerzo y lucha. Por tanto para el autor, en una tesis que puede resultar polémica, el llamado Estado de Bienestar lo impulsaron Bismarck, los fascistas italianos y los nacionalsocialistas, frente a la idea dominante de que fue obra de las luchas de la clase obrera. Y esto fue así porque para los regímenes mencionados, la mejor manera de destruir las fuerzas revolucionarias era ir desarrollando un Estado que ofreciera algunos servicios sociales a la población obrera, y así conseguir que estos se convirtieran en masa dócil y manejable, en rebaño. y es que también frente a la opinión dominante, el régimen de dominio más racional corresponde al llamado Estado de Bienestar, pues es el que consigue una mano de obra no enferma y hambrienta, y por tanto que ofrece más productividad, más rendimiento.
El libro ofrece varios análisis interesantes, desde una crítica al feminismo de Estado, que con leyes como la Ley de la violencia de Género, han logrado incrementar las fuerzas policiales, y la acción represiva del Estado criminalizando a la población masculina, como una crítica de la educación estatal, basada en el adoctrinamiento, en la no reflexión, en la no crítica real de lo existente, proponiendo en su lugar un sistema de autogestión del saber y conocimiento como alternativa,de conocimiento entre libres e iguales que esperamos pueda desarrollar en mayor medida en otros libros. es interesante su crítica de la identificación de estatal con pública. Tanto la llamada educación pública como la sanidad pública, no son tales, son estatales. Verdad esencial, que nadie parece ver, pues ni en la educación o sanidad llamada pública, tiene algo que decir y ver la comunidad. Es algo dirigido y organizado desde las alturas, por altos funcionarios, en sus respectivos ministerios.
El giro estatolátrico habla también de moral, algo muy importante para Félix, con su habitual crítica de la moral del pedir, del no esforzarse, del hedonismo, de los derechos...algo de lo que nos sentimos muy próximos. Del fracaso de los movimientos de autodeterminación de los pueblos, de emancipación nacional...Si bien cae en el para nosotros error de dar una excesiva importancia a un movimiento político que para nosotros carece del menor interés intelectual y humano, la izquierda abertzale, en la que al contrario que Rodrigo, no vemos que en ningún momento de su historia tuviera una carga de profundidad, de pensamiento alternativo serio y sólido. Por no hablar de su pasado amoral de apoyo y defensa de ETA, lo que le aleja de los presupuestos morales del autor del libro. Si bien el autor manifiesta un alejamiento definitivo de su antaño simpatía hacia ese movimiento político.
Se compartan o no las tesis de El giro estatolátrico, es de destacar la necesidad de libros de pensamiento heterodoxo como el que hemos comentado. Y es que necesitamos recuperar la capacidad de reflexionar independientemente de los discursos y modas imperantes, aunque caigamos en el peligro de ser excluidos del círculo de los aceptados intelectualmente. Y de librarnos de la tenaza de las fuerzas conservadoras- liberales, por un lado, y las izquierdistas por otro, que nos imponen la creencia en el sistema estatal y capitalista, con diversos matices. Ese es para mi el valor esencial de este libro y de su autor, más allá de opiniones personales.

lunes, 19 de septiembre de 2011

La puerta de los tres cerrojos:una novela cuántica para todos los públicos

Con el título La Puerta de los tres cerrojos, la joven física Sonia Fernández-Vidal, ha publicado una pequeña novela, casi mejor llamarla cuento, sobre el mundo cuántico y sus misterios. El protagonista es Niko, un chico tímido y solitario de 14 años, que decide cambiar de camino para ir al Instituto, encontrándose una casa que nunca había visto antes. Aquí se inicia la aventura, cuando el chico entra en contacto con otro mundo y sus habitantes. De forma sencilla y amena ,en el relato se nos explican aspectos de la física, desde el origen del Universo, a la teoría de la relatividad, pasando por la doble naturaleza de la luz como onda y partícula, y los enigmas del mundo cuántico, como el de la superposición, consistente en que una partícula puede estar en varios sitios a la vez, hasta que la observación hace que se defina su posición en un lugar, el principio de incertidumbre, la existencia de múltiples dimensiones y Universos...Todo ello mezclado con una historia de amistad, amor y aventuras, que hace del libro una pequeña joya, apta para todos los públicos.
Se trata de un cuento que permite que todos podamos tener un primer acercamiento al mundo de la física cuántica, sin necesidad de haberla estudiado. Esperemos que la autora vuelva a sorprendernos con un libro de estas características, donde mezcla entretenimiento y aprendizaje.

viernes, 2 de septiembre de 2011

La sociedad del bienestar inmaterial y la libertad

Una de las características de las sociedades modernas es su culto al bienestar, entendido como bienestar material, lo que arrastra tras de si el desarrollo de la sociedad de consumo y una mentalidad individual y social centrada en los derechos, el pedir a instancias superiores y el servilismo, frente al esfuerzo, la libertad, y los deberes y cargas autoimpuestas. Aparte de este tipo de características, tales concepciones materialistas de la vida incluyen considerar centrales en nuestra existencia una idea de felicidad superficial, basada en una mezcla de hedonismo y rechazo al dolor, frente a lo que pensamos debería ser una concepción más elevada y profunda de la felicidad, que sería el vivir lo más cerca posible de los dictados de la conciencia personal, de los ideales y principios morales, siendo consciente de lo difícil que es de realizar, pero sabiendo que ese esfuerzo es la clave para una verdadera felicidad, siempre relativa y pasajera.
Pero la sociedad del culto al bienestar material como elemento central implica más elementos negativos, y es el reforzamiento del Estado y el capitalismo. Esto es evidente por el mero hecho de que una sociedad basada en los valores de la producción y el consumo, necesita de organizaciones autoritarias, jerarquizadas, que garanticen el desarrollo económico hasta el infinito, para poder entrar en la espiral de tener más y más, lo cual queda reforzado por la anteriormente citada mentalidad de pedir, de recibir, frente a luchar y conquistar la libertad.
También este tipo de sistema bienestarista, aparte de crear colectividades de escasa calidad humana, de escaso nivel de reflexión independiente, de inexistencia de innovación en el pensamiento político, o en la creación de arte que emocione por la bajeza de los objetivos vitales de nuestra sociedad,lo  que hace muy difícil que surja arte digno de tal nombre, contiene una trampa mortal. Y esa trampa no es más que la fragilidad de ese bienestar . Al ser un bienestar que depende de tener un trabajo, su pérdida sume a la gente en la pobreza, y en la destrucción psíquica y física. Al no existir sociedades basadas en el apoyo mutuo, la cooperación y el no abandono de los miembros de la comunidad en apuros, todo se fía a unas instancias superiores , como el Estado, que justifica su dominio y sujeción sobre las comunidades humanas,aportando algunos subsidios que tarde o temprano finalizan. Por tanto la sociedad del bienestar material, o el llamado Estado de bienestar, ofrece un bienestarismo que pende de un hilo.
Nosotros, sin embargo, apostamos por otro tipo de opción, quizá arriesgada y difícil. Y esa opción consiste en tener como central, o al menos al mismo nivel, lo que podríamos calificar de bienestar inmaterial. Es decir, consideramos que una sociedad basada en valores políticos, económicos y morales sólidos y realmente alternativos, centrados en un sistema de organización autogestionario, autogobernado, basado en la empatía, los bienes comunales, la responsabilidad, el trabajo libre, el esfuerzo, la participación, la igualdad política , la búsqueda de la verdad y la no manipulación de las mentes con los aparatos de propaganda conseguirá crear una sociedad donde se mantendrá un bienestar material más profundo sin necesidad de centrarse en él, por la sencilla razón de que tal sociedad no será una sociedad basada en la atomización, el sálvese quién pueda, el individualismo, la propiedad privada concentrada o estatal, la aceptación de la opresión, el espíritu de pedigüeños, la pasividad o resignación. Los individuos estarían unidos por lazos más sólidos, por lo que las necesidades básicas serían mejor cubiertas.
Por lo tanto pensamos que una sociedad centrada en el bienestar inmaterial se acercaría más a una sociedad libre, por cuánto tendría menor necesidad de ser dominada y también a  un bienestar material menos frágil, dentro de una potenciación de la frugalidad, de rechazo a colocar la producción y el consumo en el centro, al conformar una colectividad más solidaria.
Para terminar, señalar dos aspectos. El primero, que tal concepto de sociedad, implicaría una ruptura con las fuerzas políticas y sindicales de la izquierda dominante, pues éstas no son más que un brazo del sistema estatal y capitalista centrado en el consumo, el culto al dinero, el economicismo, las luchas meramente basadas en el tener  material; lo que en realidad refuerza el sistema imperante, aunque no quiera verse por parte de las citadas fuerzas y los intelectuales que las apoyan.
Y en segundo lugar, lo más difícil. Que no es más que levantar un nuevo pensamiento, un nuevo movimiento social capaz de desmarcarse de las viejas doctrinas que han levantado sociedades de siervos , de los viejos esquemas agotados de diversas ideologías como de las morales que acaban desarrollando. En esto nos jugamos el futuro, pues de seguir así, nuevas tiranías, nuevas o viejas fuerzas opresivas, destruirán lo poco que queda de libertad, pues nuestras sociedades carecen de convicciones y fuerzas para defenderse de los autoritarismos-al carecer de un pensamiento ético-político alternativo y fuerte- especialmente si éstos ofrecen pan aunque muera toda libertad.

domingo, 28 de agosto de 2011

Reflexiones sobre la JMJ

Pasado un tiempo prudencial consideramos necesario reflexionar sobre la exitosa Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid. Como era de esperar se ha producido el enfrentamiento entre laicos y religiosos, salvando las distancias algo parecido al choque entre las dos Españas de antaño. Unos, los católicos, en nombre de Jesús organizando un acto de ensalzamiento del Papa, un culto al líder que en nuestra opinión tiene muy poco o nada de evangélico. Por otra parte, el sector laico, criticando todo lo posible tal acto, pero no desde las posturas de cristianismo auténtico, la del Jesús del Evangelio, sino en su rechazo a cualquier manifestación pública de espiritualidad.
Nuestra postura es crítica hacia ambas posiciones, que consideramos sumamente peligrosa para la libertad, para una sociedad libre. Unos, la multitud de jóvenes católicos, porque no es consciente de que arrodillarse y aclamar y venerar a un hombre es anticristiano, pues no hay mas que leer el evangelio para ver el rechazo de Jesús hacia tales actitudes . Entre cristianos no caben Amos, no cabe hacerse esclavos de los hombres. La idea de que "El Reino de Dios está en vosotros" es clara. Un verdadero seguidor de la moral y la filosofía social evangélica no necesita de ningún representante de Dios en la tierra, así como tampoco de intermediarios ni sacramentos de ningún tipo. En el acto, Ratzinger acudió para justificar la existencia de la Iglesia católica a la famosa frase: "Pedro, tu serás la piedra sobre la que edificaré mi Iglesia". Esta frase nos resulta un claro añadido, algo puesto para justificar la existencia de una Institución que no casa con lo que predicó Jesús. No creemos por otra parte que Jesús quisiera crear ninguna Iglesia, pues el era judío y como tal murió.Tampoco conviene olvidar que Iglesia, en griego, significaba Asamblea. Asamblea y organización piramidal son cosas contrapuestas, por más que algunos, de buena fe, quieran hacer ver que no es así. De cualquier forma es lógico que las altas jerarquías católicas usen alguna frase para justificar su existencia, silenciando las que podrían poner en duda la existencia de su Institución.
Por otra parte tenemos a un fuerte sector laico que detesta toda manifestación pública de la religiosidad. Éstos no tienen en cuenta que las creencias, ya políticas, ya religiosas, no son sólo privadas, sino públicas. Toda persona con un ideal ansía conocer y organizarse con otras afines a su pensamiento. Es cierto que la religiosidad tiene un fuerte componente individual, basado en la comunicación personal con un Dios . Pero no se puede negar el contenido social de las creencias, nos gusten o no, coincidamos o no con ellas.
Por otra parte debemos también reflexionar sobre un elemento que escapa al análisis de muchos laicistas. Y es el hartazgo de mucha gente al materialismo, al relativismo, a la concepción zoológica del ser humano predominante en nuestra época, así como, nos guste o no, a la necesidad de consuelo de mucha gente, la necesidad de pensar que la vida continua tras la muerte. Personalmente nada nos aterroriza más en este Blog que la idea de la vida eterna. Para nosotros la muerte es positiva por cuanto libera de la servidumbre del sistema político y económico estatal y capitalista ,así como de la servidumbre creada por el propio organismo humano y sus necesidades. Pero reconocemos que nuestra postura es minoritaria, y que a millones de personas les asusta el fin definitivo
Sin embargo deberíamos profundizar en la fuerza de las religiones, pese a su descenso en muchos países occidentales, más allá de nuestras posturas personales. Y una de las causas del mantenimiento de la fuerza religiosa es el olvido o desprecio por parte del pensamiento izquierdista de lo no material, de los valores espirituales o inmateriales. Lo hemos afirmado últimamente en varias ocasiones. La sociedad de la modernidad ha convertido a los seres humanos en estómagos, en seres muy degradados centrados en lo material, lo cual facilita el triunfo del sistema de dominación. Pero aún así no han podido liquidar del todo la esencia humana, el ansia de dar una mayor importancia a valores no materialistas, como la solidaridad, el apoyo mutuo, la libertad...y también, nos guste o no, mucha gente sigue sintiendo la necesidad de creer en un Ser Superior, en un cielo donde continúe una vida libre de los males de la tierra . Esto último , ya digo, nos parece muy infantil, y preferiríamos que la gente se enfrentara con tranquilidad a la muerte, a la vuelta al vacío. Pero ese sueño subsiste queramos o no, y no podemos prohibirlo. Y, siguiendo con nuestra reflexión, creemos que las izquierdas han fracasado radicalmente en levantar una filosofía que ponga el acento en los bienes inmateriales, que se evada de un materialismo estrecho, de un anticlericalismo simplón. Si quitamos la hojarasca de sus discursos retóricos, vemos que no hay más ideal en las izquierdas que el vivir mejor . Con lo cual, mal que les pese, comparten la misma cosmovisión bienestarista y conservadora que la derecha. Es decir, las izquierdas no han llenado la necesidad de levantar una cosmovisión diferente, basada en elevar a los individuos por encima del componente zoológico(sin negar que también tenemos una naturaleza animal), es decir conseguir una sociedad de individuos virtuosos, que busquen el bien común, el compartir,el no dominar a  otros, la mejora personal y otros valores desde la libertad, como un camino elegido interiormente, pues la virtud impuesta no es virtud. A esto nos referimos cuando hablamos de valores espirituales, que no implican de por si la necesidad de seguir una religión, o de una creencia en un Dios. Pero lo que sí pensamos es que si nadie llena estas necesidades, las religiones podrán utilizarlas para llevar el agua a su molino.
En El paseante solitario nos gustaría que surgiera un tipo de religiosidad libre, como la desarrollada por un Tolstoy, por ejemplo. Una religiosidad no dogmática, no basada en la obediencia a ninguna persona o personas, tampoco en seguir un libro al pie de la letra un libro. Una nueva religiosidad que uniera lo individual y lo colectivo en comunidades basadas en la propiedad comunal, la reflexión, la no opresión entre sus miembros,la no obediencia más que a las normas decididas democráticamente entre ellos, la no necesidad de intermediarios ante su  Dios, la ley del amor... Ésto podía haber sido el cristianismo, y parte de ello forma parte de algunas de sus comunidades. Pero por desgracia salvo en unos pocos sectores el cristianismo fue engullido por los aparatos de dominación social y de él poco queda .
Sin embargo consideramos que puesto que hay mucha gente con necesidades religiosas, y puesto que no se ve que el ateísmo pueda atraer a multitudes, quedaría como freno a la fuerza de las religiones opresivas el nacimiento de una nueva religiosidad libre. Ahora bien, puesto que vivimos con los pies en el suelo, hemos de reconocer que, a corto o medio plazo, no observamos que pueda nacer esa nueva religiosidad que satisficiera esas necesidades que el materialismo ateo y agnóstico no satisface y que hiciera de contrapeso a quienes, desde las jerarquías católicas u otras religiones, usan el discurso religioso y no materialista para dominar mentes y cuerpos, para engañar a multitudes.
La necesidad de una nueva cosmovisión en la que quepan religiosos libres y ateos desde una perspectiva de libertad,de no dominio, es muy importante para luchar contra los peligros de las fuerzas liberticidas, ya religiosas, ya laicistas

jueves, 11 de agosto de 2011

Inglaterra y las revueltas nihilistas:la advertencia de Louis Mercier Vega


Si algo ha sorprendido a mucha gente de las revueltas violentas que se han producido en algunas ciudades de Inglaterra es la ausencia de unos ideales políticos detrás. Los jóvenes que se han sumado a las actividades destructivas no parecen haber enarbolado ninguna bandera doctrinal, ni expresar un deseo, aunque sea poco elaborado, de levantar un tipo de sociedad diferente. ¿Podemos encontrar posibles explicaciones para esta explosión de violencia aparentemente ciega, basada en el saqueo y destrucción de comercios y negocios?.
Como era de esperar, han salido los políticos culpando a las familias de no educar bien a sus hijos, de la falta de valores... Pero pensamos que debemos ir más allá de tales visiones, y si la falta de valores tiene una influencia, ver de donde surge una sociedad sin valores, ni ideales alternativos serios, y quienes la impulsan.
Desde aquí consideramos que este tipo de revueltas, que simplificando y poniendo una etiqueta que quizás no sea muy justa, calificaremos de nihilistas, hunden sus raíces en el tipo ideal de sociedad y ser humano desarrollado por la sociedad de la modernidad progresista, consumista, zoológica y tecnoburocrática. El enorme fomento a todos los niveles de los disvalores, de poner en el centro los bienes materiales, incluyendo más allá de su retórica a los críticos del sistema, y por la izquierda y extrema izquierda en general, unidos en nuestra humilde opinión a dos factores, tales como la crisis económica con el miedo latente a abandonar la sociedad de la opulencia, más ficticia que real, pero dominante en las mentes, y la inexistencias de pensamientos y sociedades alternativas, más allá de los decrépitos restos del socialismo tiránico y sus partidos y sindicatos; ha provocado la primera expresión clara de una revuelta nihilista, vacía, basada en el mero saqueo, que, eso si, no engaña a nadie en sus pretensiones.
Con esto no queremos afirmar que no exista un descontento latente. Sin embargo tenemos la sensación que el descontento latente, lo que busca es poder mantener la llamada sociedad de la opulencia, la sociedad del bienestar material. Es una revuelta descarnadamente materialista, reflejo de esos disvalores fomentados desde hace unos siglos, y de los que ninguna ideología del arco político, del capitalismo al fascismo, de la socialdemocracia al bolchevismo o al liberalismo, han escapado. Pero, como hemos dicho antes, quizá por primera vez en la historia(un quizá dudoso, pues no suele encontrarse nada nuevo bajo el sol), unos amotinados renuncian a usar cualquier discurso político.
Ahora bien, ¿tienen razón aquéllos políticos que culpan a las familias?. Pues no, porque ellos son también causantes de la situación. Es un tópico y nos averguenza caer en ello, pero en el camino que desemboca en la sociedad nihilista, no hay un único culpable. Todos tenemos experiencia vital suficiente para haber escuchado muchas veces la frase de:"preocúpate por ti", "no te compliques la vida"y un largo etcétera, de boca de nuestras familias. Por otra parte, es evidente que al Estado, y a los políticos, no les interesa desarrollar una sociedad de la reflexión, de la libertad, de la autocontención o la no dominación.  Porque lógicamente la sociedad podría plantearse cosas que hoy por hoy no hace.
En cuanto a la Institución central en la defensa de una visión moral, la Iglesia, esta ha perdido toda fuerza como ejemplo moral de conducta. Su ocultamiento, por ejemplo, de los casos de pederastia que se han dado en su interior, anulan su predicamento. 
Y por muy embrutecidos y adormilados que estemos, creemos que todos, en mayor y menor medida comprendemos la hipocesía feroz entre los discursos de políticos, familias, Iglesia y demás. Se habla de valores, pero el éxito, la gloria personal, está en el triunfo económico y laboral. O en el dominio. Y mientras todo permanezca así, los adultos que han contribuido a sostener lo que existe, inculcándolo a sus jóvenes, no pueden dar lecciones de moral.
Todos estos fenómenos son para nosotros las causas profundas del surgimiento de este tipo de levantamientos vacíos, que reflejan una sociedad desesperanzada, que al no tener en el horizonte un ideal de vida diferente, se aferra a la lucha por los bienes materiales, una lucha desesperada y amarga que ni siquiera crea la impresión de haber fracasado por una causa noble, por algo que te ha embargado el espíritu de felicidad, aunque sea por breve tiempo.
Pero siempre hay alguien, mentes despiertas, que años atrás percibieron esta aterradora posibilidad. No queremos acabar sin mencionar a alguien que olfateó lo que podía aparecer. Nos referimos a Louis Mercier Vega. Militante y pensador anarquista, trotamundos creador  de diversas revistas, miliciano impulsor en tierras de España del Grupo Internacional de la Columna Durruti, estudioso de la realidad de América Latina antes de volarse la cabeza, en 1975, porque no quería verse envejecer, perder la lucidez, no poder seguir analizando la realidad. Prefirió adelantarse al fin en un gesto valiente, de hombre libre. Pues bien, Louis, en uno de sus  libros,unos pocos años antes de su suicidio, Anarquismo ayer y Hoy, en su último párrafo escribe un texto sobrecogedor por el fogonazo de lucidez y visión de futuro que pensamos sirve para entender algo de lo que ha sucedido en el Reino Unido:
"Puede ser que la evolución del mundo, acelerada en el ámbito económico por un estado de guerra permanente, por la concentración de los poderes y una tecnología reservada a una minoría de cerebros, haga desvanecer el sueño de una sociedad obrera. Pero entonces, lo que nadie puede alejar es la perspectiva, tan evidente como los éxitos y realizaciones científicas, de que las revueltas se hagan nihilistas".
Desaparecida la idea de una sociedad libre, creemos como Mercier, que llegó la hora de las revueltas nihilistas.

jueves, 7 de julio de 2011

Liberalismo y socialismo:mecanismos de opresión

Desde la Ilustración, y especialmente desde la Revolución Francesa hasta nuestros días, y fundamentalmente desde el hundimiento de los regímenes totalitarios, como el comunismo y el fascismo, dos corrientes de pensamiento han sido las dominantes. La liberal, y la socialista. Cierto es que no son corrientes puras, que con el tiempo se han transformado y añadido elementos de otros pensamientos, algo normal en toda obra humana, donde los hombres amoldan las ideas a su sentir o interés.
Ambos pensamientos buscaban, en sus inicios, una ruptura con  el Antiguo Régimen, considerado un sistema liberticida y opresivo, clerical, aristocrático e injusto. Ambos buscaban abrir un nuevo orden de libertad, de individuos libres de dogmas pasados. La fractura entre liberales y socialistas estribaba, fundamentalmente, en que los segundos consideraban necesaria la igualdad económica para que existiera una real libertad, especialmente tras las duras condiciones de vida desarrolladas por la Revolución Industrial entre muchos trabajadores.
Estos son, a rasgos muy generales, algunas de las diferencias existentes entre ambas corrientes, y para algunas personas motivos de elección:libertad primero o igualdad primero. Como si en el fondo libertad e igualdad fueran enemigas, cosa inexacta en gran parte, como luego analizaremos.
Tras varios siglos de influjo socialista y liberal, podemos realizar un pequeño balance sobre sus logros, y sobre si la emancipación política y económica de los individuos y los trabajadores es importante, o si el mundo moderno en realidad no supone otra cosa que un nuevo sistema de servidumbre sobre las sociedades.
Si empezamos por el socialismo, deberíamos admitir honestamente que quizás sea la forma de pensamiento político que más se ha transformado. Así del lema de la Primera Internacional: "La emancipación de los trabajadores es obra de los trabajadores mismos o no es", del último tercio del siglo XIX, a lo que fue la socialdemocracia y el comunismo, media un abismo. Lema brillante, que implicaba una clara concepción de una sociedad de trabajadores autogobernados, dignos y libres, que si se puede criticar es por el olvido de la población no específicamente trabajadora, o al menos no en el sentido de trabajadores manuales o intelectuales, tales como ancianos, parados, estudiantes, amas de casa...Olvido importante, pues la libertad e igualdad debe ser para todos, no excluyente.
Pese a todo, es clara la superior concepción de vida social y política, de libertad igualitaria, de moral y esfuerzo de esa concepción del primer socialismo frente al socialismo o socialismos después desarrollados. El posterior socialismo, dividido entre socialdemocracia y bolchevismo, elimina la autogestión del centro de su pensamiento, anteponiendo otros valores tales como la justicia social, el reparto de riqueza...Es decir, que los socialistas modernos anteponen la productividad, el consumo, los bienes materiales, a la idea central de la libertad como no dominación, la convivencialidad y la participación y deliberación de las gentes en la toma de decisiones. Esto trae varias consecuencias. Una de ellas es considerar el Estado como herramienta fundamental y necesaria para la vida, cediéndole a este la facultad de dirigir la sociedad, a cambio de de pedirle que satisfaga las necesidades sociales de la población, ahondando por tanto en la ruptura con la concepción original del socialismo, o de parte de este. En segundo lugar el nuevo socialismo, olvidando que el Estado es la raíz de la dominación ,así como el impulsor del capitalismo, favorece una mentalidad entre los trabajadores de pasividad y mesianismo, esperando que sean otros los que nos salven, creando seres abúlicos, serviles y en el fondo resignados, siempre que se nos ofrezca algo de comer o cobijo. Dicha mentalidad pervive en toda su fuerza hoy por hoy, donde se continúa identificando público con estatal,bajo la etiqueta de Estado de Bienestar, apostando como alternativa por una banca estatal, entre otras ideas, sin preguntarse: ¿Quién controla realmente al Estado, quién controlaría una banca estatal, por ejemplo?. Entre moderados, rebeldes y revolucionarios se ha perdido casi totalmente la idea de una sociedad libre y cooperativa. Socialdemocracia y bolchevismo han destruido el viejo sueño de la Internacional, contribuyendo decisivamente a la instauración de una sociedad de masas y consumo, atomizada, inespiritual, jerarquizada, de asalariados cada vez menos opulentos y más al borde del abismo, al existir un paro creciente, a veces desde un discurso anticonsumista o crítico falaz, pues el objetivo de fondo es tener más, ser por tanto cada vez más esclavo de cosas y personas. La renuncia a la libertad igualitaria por un hipotético bienestar material, puede estar acabando mal
Pasando al liberalismo, también nos encontraríamos con un pensamiento variado, que va desde los llamados liberales progresistas, reformistas y de inquietudes sociales, a los llamados liberal conservadores, de los laicos a los religiosos...El centro del pensamiento liberal sería la libertad individual, la competencia y el mercado como mecanismos de progreso y bienestar. Empero, al igual que el socialismo, deberíamos analizar las características de las organizaciones e Instituciones preferidas por estos para ver si cumplen el requisito de establecer una sociedad de individuos libres. Y es aquí donde los liberales chocan con la realidad más cruda. Y la realidad más cruda es que la empresa, la fábrica, la oficina, no es un lugar de libertad y realización. Son estructuras de poder mayormente autoritarias, donde quienes mandan tienen un dominio casi absoluto sobre los trabajadores, siendo estos meras piezas de recambio. La libertad liberal, por tanto, hace aguas, al menos en lo que se refiere al mundo laboral. Pese a la retórica liberal sobre la iniciativa individual, el trabajador, en la empresa, es poco más que un peón en un tablero de ajedrez, al que sacrificar cuando convenga. Apenas dispone de iniciativa. En cuanto a la famosa mano invisible, tal cosa no es más que una ilusión. Tras las manos y las maquinarias están seres humanos de carne y hueso, que tejen sus telas de araña para sujetar a la colectividad.

Podemos observar por tanto, los mecanismos de opresión del socialismo y liberalismo. Sus diferencias y similitudes. Capitalismo estatal frente a capitalismo privado, mercado frente a planificación estatal. Culto de ambos al bienestarismo, a que las sociedades y sus gentes se centren en el goce, en lo material. A considerar a la sociedad menor de edad, y desarrollar un sistema político, económico, así como medios de comunicación y propaganda que alejan lo más posible a los individuos del sueño de autogobernarse, creando mentes serviles o dominadoras, infantiles, egoístas, temerosas de la libertad y la igualdad política.Son por tanto las sociedades de la modernidad sociedades de servidumbre, de trabajo asalariado y destructivo mayoritariamente, de pedigueños a los que las crisis económicas colocan en una situación delicada, vigilados, mandados y estructurados mentalmente desde distintas instancias tales como el Estado, la Empresa, la Banca, los medios de comunicación...Es decir habitantes de cárceles acristaladas a los que se conceden algunos derechos, paseantes de un mundo basado en la asimetría de poder.

¿Existe salida?. Creemos que sí. Esa salida, que pensamos que jamás veremos, es una salida dura, de esfuerzo, tensión, elevación moral, guerra interna con uno mismo, caídas en el fango, renuncias, aceptación de que no hay meta final, ni paraíso esperando. Esa salida es colocar el autogobierno de la sociedad como idea central, frente a los atajos que conducen a callejones sin salida y que centrándose en la felicidad y el goce, impulsan la infelicidad y el desánimo, pues siempre habrá quién tenga más y goce más. Poner el acento en los bienes inmateriales, sin caer en el culto a la pobreza o al dolor, lo que también sería peligroso, pero aceptando que la vida también es dolor y fracaso, no sólo placer, podría hacer nacer seres humanos dignos de tal nombre. Pero primero debemos ser capaces de alejarnos de los sistemas de pensamientos dominantes, creando uno nuevo cuya piedra angular sea la no dominación, el autogobierno. Y aún así convendría tener la suficiente lucidez para saber que tales seres, tales experiencias, están condenadas con casi total seguridad al fracaso. Pues lo mejor, el bien, suele acabar fracasando. Y quizá sea mejor así.

miércoles, 16 de marzo de 2011

La herida libia

Como los rebeldes de Kronstadt, en la Rusia bolchevique de 1921, los milicianos españoles antifascistas de 1936, los judíos insurrectos del Ghetto de Varsovia en la segunda guerra mundial, o los húngaros sublevados en 1956, Libia y su población y combatientes contrarios al tirano, tan ilusionados como escasamente armados, están a un paso de ser derrotados por las eternas fuerzas de la opresión. Olvidados por la mayoría de la comunidad, que se limita a condenas retóricas, mientras deja manos libres a Gadafi. Asustados ante la posibilidad de repetir un nuevo Irak, un nuevo fracaso, nuevas acusaciones de imperialismo, los hombres y mujeres libios que han roto sus cadenas y destruidos las mazmorras, como sus antecesores, no han sido conscientes de que el juego internacional les condena al fracaso. Y a un fracaso terrible, pues salvo milagro de última hora, una sangrienta represión volverá a dirigirse contra sus cuerpos, con energía redoblada, ante el odio de un tirano que vio temblar su dominio.
Pero su fracaso es doble, pues los pueblos árabes, que despiertan de un largo letargo, y se aventuran a salir a las calles a luchar contra sus dictadores, viendo lo sucedido al pueblo libio, se lo pensarán dos veces .Y condenarán, en su fuero interno, la pasividad del mundo ante su grito de libertad.
La muerte de la revolución libia, puede arrastrar la muerte de las revoluciones árabes.
Sin embargo las gentes que, a lo largo del ancho mundo, odian toda dictadura, sea cual sea su color y bandera, honrarán al pueblo libio, que supo decir No, y plantar batalla, uniéndose a sus hermanos que, a lo largo de la historia, han soñado con una vida libre.
Sólo nos queda el orgullo, la satisfacción, de que, ocasionalmente, el ser humano, capaz de caer en el envilecimiento y la domesticación absoluta, movido por algún profundo resorte de sus mente, de sus sentimientos, decide recuperar la dignidad y morir libre, aunque salte por los aires volatilizado.
Libia, Bengasi, suman sus nombres, su ejemplo, a la lucha contra el cesarismo en todos sus uniformes.
Pero la herida libia es demasiado dolorosa, y su cicatriz, permanecerá siempre en los corazones de los hombres y mujeres libres y rebeldes.

domingo, 13 de marzo de 2011

Perfilando una sociedad libre

Comentábamos en el anterior texto de este blog, Reflexiones sobre las raíces de la dominación, la necesidad de esbozar, aún cuando sólo fuera teóricamente, las bases de una sociedad libre, adaptada a la época actual . Evidentemente, siendo conscientes de que nunca se alcanzará una sociedad libre y perfecta, pues por naturaleza el ser humano es y seguirá siendo imperfecto, al igual  que sus creaciones e instituciones futuras. Por otra parte la libertad no es algo fijo, sino un sendero que se va expandiendo, como el cosmos, pero que también puede contraerse, como ha sucedido en diferentes etapas.
También debemos aclarar el concepto de libertad que aquí se defiende, concepto de libertad que no es el que predomina, sino el de la libertad como no dominación, tomado en toda su extensión y profundidad, el de quienes apoyan o han apoyado, con diferencias notables entre ellos, y porque no ser sinceros, con graves errores y escaso éxito, diferentes corrientes de pensamiento, que irían del anarquismo o socialismo libertario, al neorrepublicanismo, el cooperativismo, el consejismo... Esta idea de libertad, a la que aquí pertenecemos, no tiene nada que ver con la idea de libertad como capricho, como satisfación de los deseos, como irresponsabilidad, como atomización o vulgar individualismo, con la concentración de poder político y económico, con la propiedad capitalista o estatal, la mano invisible del mercado  o la planificación estatal y centralizada.
Es la libertad como esfuerzo, como autogobierno, como elevación ética, como participación en la vida colectiva, como individualidad cooperativa, frente a la sociedad de masas, rebaño donde cada uno se sienta falsamente libre, como tomar la vida en sus manos en lo posible, que, ciertamente, nunca será mucho, como control de todo poder, de toda institución y como desarrollo de trabajos y empresas libres y democráticas, rompiendo el despotismo del mundo laboral y económico.
Expresada nuestra concepción de la libertad, demos dar unas pinceladas de como lograríamos acercarnos, levemente, a un sistema de vida de libertad radical y profunda.
Los cimientos serían la educación, en toda su extensión, incluyendo los medios de comunicación. Es evidente que sin caer en quimeras, si se aspira a una sociedad de individuos y trabajadores libres y cooperativos, los niños no pueden ser tratados como ganado, a los que amontonar en aulas, y aprender algunos conceptos como islotes .Y si la idea de la educación sin escuelas es tan interesante como peligrosa, y aunque podría estudiarse formas alternativas y experimentales a pequeña escala como asociaciones controladas y reguladas donde especialistas en diferentes materias explicaran a niños, en casas , en muy reducidos grupos, diferentes conocimientos teóricos, y prácticos, siendo pragmáticos, necesitaríamos una escuela donde se impulsara el trabajo cooperativo entre los alumnos, el amor a la reflexión y al pensamiento crítico, a tener iniciativa, a esforzarse, inculta y desinformada. A pensar, en una palabra. Y a responsabilizarse de lo que se le da en usufructo, como libros o materiales diversos, que quedan para los niños del curso anterior. Y, evidentemente, para reducir la violencia, es necesario que los propios alumnos tengan alguna comisión para solucionar conflictos entre ellos, con la colaboración de profesores y padres. La libertad responsable, debe impulsarse también entre los niños. La educación, a todos los niveles, debe impulsar el conocimiento que podríamos llamar libertario, entendiendo por conocimiento libertario, aquel basado en el desarrollo de las potencialidades personales e intelectuales que favorezca la libertad como no dominación, incluyendo conocimientos económicos, materia muy olvidada, pero fundamental si queremos una economía democrática y cooperativa.
En cuanto a los medios de comunicación, sostenedores fundamentales de la sociedad de masas en el ámbito cultural, deben fomentar la cultura y el interés por aprender en la sociedad, escapando tanto de la politización, como de la privatización, que los convierte en medios de expansión de la más abyecta telebasura, inoculando el virus de una sociedad desinteresada, sin inquietudes, sin ansia de elevarse humanamente con el saber, sin permitir nacer conciencias críticas y libres, pues no interesa una colectividad que pueda plantearse otras formas de vida.
La estructura politica dominante, sostenida por una educación que fomenta una comunidad de apáticos, y mentes serviles y/o dominadoras(ambos conceptos están relacionados y se necesitan mutuamente), que hace creer que el individualismo y encerrarse en sus vidas cada uno es ser libre, así como consumir productos y crear necesidades artificiales es también ser libres, no favorece la verdadera libertad. Sin necesidad de caer en la defensa de una democracia directa absoluta, de la que puede surgir fácilmente un Leviatán autoritario, al no establecer claramente un equilibrio y separación de poderes, una sociedad que quiera expandir nuestra idea de libertad, debe impulsar el nacimiento y desarrollo de nuevas Instituciones, de Consejos, por ejemplo, que a nivel local favorezcan la participación y deliberación de los ciudadanos, y también de control de las instituciones representativas. Y que puedan ir tomando cada vez mayores poderes. Consejos que podrían federarse, y establecer un Consejo Superior, en los casos de que se tuvieran que deliberar y tomar decisiones que afectaran a una comunidad, o a todo el país. Sus delegados serían elegidos por la base, y revocables.
La estructura económica y laboral, mayoritariamente semejante a vivir bajo un régimen autoritario, pese a que se identifica burdamente con libertad económica , especialmente por parte del pensamiento liberal, debe irse transformando para que los trabajadores puedan ser ciudadanos en sus centros laborales, allí donde se pasa la mitad de la vida, en el supuesto de que se tenga un puesto de trabajo, bien cada vez más escaso. Esto requiere, como hemos mencionado, el conocimiento y educación en un sistema económico cooperativo, el más afín a la idea de democracia como autogobierno y participación. Trabajo cooperativo, que es el que realmente favorece la iniciativa individual, frente al autoritario, donde sólo los jefes y altos cargos deciden qué hacer .El nuevo sistema económico, debería favorecer la rotación de tareas, el aprendizaje, el desarrollo intelectual,la creación de normas por parte de los mismos trabajadores, la flexibilidad laboral, eliminado en lo posible las jornadas partidas, sin caer en el mito de una sociedad de ociosos, pues el trabajo libre y cooperativo permitiría desarrollar potencialidades y crear sentimientos de solidaridad y amistad comunitaria. También es evidente que la concepción laboral debe cambiar, y actividades consideradas de ocio y ayuda, también deben englobarse como actividad laboral. Es evidente que una sociedad libre, que rechace el arrodillarse ante otros miembros, debe favorecer el que todos dispongan de un mínimo vital, y buscar, en primer lugar, la satisfacción de las necesidades sociales.
Yendo un paso más allá,las empresas democráticas, pueden también coordinarse, apoyarse y colaborar, revirtiendo parte de sus beneficios, en el entorno comunitario. Incluso no sería descabellado plantearse un Parlamento de Consejos de Trabajadores, que desarrollara la política económica.

Estos son, por tanto, algunos brochazos, hoy muy lejanos, y que quizá jamas se alcancen, de una sociedad que buscara vivir más libre en su día a día, en sus diferentes niveles. De hombres y mujeres que tomaran en serio la idea de libertad , que no quisieran ser uno más en el rebaño, condenados a ser amos o siervos. Que supieran que individualidad no es individualismo, que la libertad implica cooperar, implica amor al esfuerzo, a la ética, deseo de superación. Como será el futuro, no lo sabemos, pero, al menos, no deberíamos resignarnos pasivamente a continuar en la ignorancia, en la deshumanización, en la opresión.

sábado, 22 de enero de 2011

Reflexiones sobre las raíces de la dominación. Poder, propiedad y desigualdad

Es habitual considerar, en medios llamados revolucionarios, alternativos e incluso reformistas, y también en diversos pensadores  desde Rousseau hasta Marx y otros que la aparición de la propiedad privada es la que provocó la desigualdad entre los hombres, la división en clases sociales. Pero en lo que no se ha profundizado es en las causas que permitieron a unos hombres apoderarse de tierras y recursos que eran comunes, reduciendo progresivamente a parte de la población a la servidumbre, a una creciente desigualdad. Es decir, ¿qué permitió que un grupo de hombres pudiera oprimir a otros, apropiarse de los mejores recursos, de las mejores tierras, destruyendo paso a paso la equidad, la propiedad comunal?. Es decir, ¿cuál es la raíz de la dominación?.
Es evidente, para cualquiera que reflexione libremente, sin telarañas en su mente, que no puede darse desigualdad en la propiedad, en el uso y disfrute de los bienes de la tierra, si antes no ha surgido, desarrollándose también progresivamente, una serie de personas que rompen la igualdad de poder, haciéndose con el poder, estableciendo una relación de dominadores y dominados, de amos y siervos. Una estructura de poder piramidal, donde unos mandan y otros obedecen. Es, por tanto, la división en dirigentes y dirigidos, la raíz de la dominación. División que acrecentándose con el paso de los siglos crea la división en ricos y pobres, en clases sociales. Permitiendo, mediante el aparato jerárquico de poder separado, que una minoría pueda apropiarse de los mejores recursos, acumular más riqueza que otros, mejores propiedades, que transmiten a sus descendientes, exigir tributos...utilizando una fuerza armada en caso de necesidad. Convirtiéndose las guerras en guerras de conquista, de dominación de otras poblaciones.
Es, por tanto, la desigualdad de poder, el ascenso de una jefatura en el sentido que le damos nosotros, la causa de la desigualdad social y económica, de la dominación.
Antropólogos como Pierre Clastres, desgraciadamente fallecido prematuramente, en sus bellos y curiosos textos, como La sociedad contra el Estado, Investigaciones en Antropología política o Crónica de los Indios Guayaquis, estudió las sociedades llamadas primitivas, basadas en la libertad igualitaria, consideradas por los conquistadores como salvajes, "sin fe, ley ni rey". En sus estudios intentó descubrir las causas de su caída en la dominación, en la servidumbre. No lo logró, pues muy posiblemente se deba a diversos factores, como el crecimiento demográfico, crisis, guerreros que obtuvieron un poder excesivo...
Sean cuales fueran los motivos, las sociedades fueron aceptando la dominación del hombre por el hombre, la desigualdad artificial ,como algo natural. La servidumbre se fue agrandando, los restos de propiedad comunal, de democracia participativa, como los Concejos abiertos, fueron definitivamente liquidados con las revoluciones liberales, que si bien limitaron poderes como el de la Iglesia, destruyeron formas de democracia de base que aún subsistían y frente al mito dominante impulsaron una concentración de poder muy alejada de la libertad profunda, de la libertad como participación, como no dominación, como no explotación. Las revoluciones socialistas del siglo XX acabaron por perfeccionar la dominación en nombre de una falsa  igualdad.
Los oligopolios, la propiedad industrial y empresarial, las corporaciones, los medios de desinformación, el conformismo generalizado...dibujan un panorama muy difícil para quienes piensen en como levantar una sociedad libre y cooperativa, aunque sea como ideal, siendo conscientes de que nunca se llegará a la meta.
Dejando de lado nostalgias de pasados idealizados, de Arcadias y Paraísos terrenales, tendremos que esbozar unas ideas de como levantar una sociedad que rechace la dominación del hombre por el hombre.
Nos va el vivir alguna vez como seres dignos, que se sientan creadores de su vida, que miren a los ojos, no desde arriba o desde abajo.