En los últimos tiempos estamos asistiendo por un
lado a un debate en torno al megaproyecto de un empresario norteamericano, Eurovegas, una especie de ciudad del
juego, con hoteles incluidos al estilo de Las Vegas, y por otra parte a
crecientes movilizaciones de los sindicatos contra los recortes, movilizaciones
que parecen ir encaminadas a preparar una futura huelga general y que tuvieron
en la manifestación del 15 de Septiembre
su punto de partida.
Estos dos acontecimientos pudiera parecer que no
tienen nada en común, pero para nosotros tanto uno como otro guardan un nexo de
unión.
Eurovegas representa el intento de
mantener un tipo de sistema socioeconómico que está en proceso de decadencia,
el de la sociedad de consumo que en el ámbito productivo tuvo al ladrillo y al
turismo como ejes. Más allá de críticas moralistas como se han hecho, en
referencia al tema de la posible prostitución que puede proliferar en las
cercanías-personalmente pensamos que la prostitución no tiene porque ir
vinculada al juego- nuestra preocupación se centra en que no vemos por parte de
los políticos de todas las tendencias-en este caso por parte de la derecha que representa, o representaba,
pues de momento parece abandonar la escena política, veremos por cuanto tiempo
y en que condiciones o siglas reaparece, Esperanza
Aguirre, la impulsora del proyecto- ninguna idea seria de intentar
construir una alternativa al gigante con pies de barro que es crear una
economía a la larga improductiva y centrada en sectores que son pan para hoy y
hambre para mañana.
Somos conscientes que ante el grave problema del
paro, si este proyecto tuviera éxito inicial -cosa que tampoco es segura- mucha
gente lo vea con esperanza. Pero reconocer esto no implica ser conscientes de
que el camino para ir saliendo del pozo-si hay camino- no está en salir de
Málaga para meterse en Malagón, es decir en pasar del ladrillo, al ladrillo con
casinos- y no sólo en Madrid, sino en Cataluña, donde también parece que hay
intención de levantar otro gran proyecto de ocio-.
Cierto que muchos pueden pensar que construir uno,
dos o cien Eurovegas por todo el
país no implica el que no se planteen otras cosas, otro tipo de economía. Y
aunque mi amigo, el escritor Félix
Rodrigo Mora, en la última ocasión que charlamos, me comentaba que
probablemente en pocos años asistiremos a una nueva reindustrialización en
Europa, con condiciones laborales más duras, como un intento de competir con
las potencias emergentes; propuestas como la de Eurovegas hacen que muy a corto plazo en España no vislumbremos
otra cosa que un intento de reconstruir la sociedad de consumo-aunque no somos
adivinos para decir qué es lo que deparará el futuro- a la desesperada.
Al fin y al cabo la sociedad de consumo es la ideal
para dominar y destruir a los seres humanos, convirtiéndoles en gentes poco
aptas para la reflexión ,el conocimiento, la cooperación y la libertad sin
necesidad de dictaduras como la franquista u otras, es decir sin necesidad de
cárceles y piquetes de ejecución. Pues los seres constituidos por tal sociedad
son convertidos en un mero rebaño que sólo busca pasto y entretenimiento para
pasar el tiempo y el negocio del
juego es un mecanismo más para lograr esa humanidad degradada.
Y esta reflexión nos lleva a la conexión con las
protestas sindicales e izquierdistas. Si quitamos la hojarasca propagandística
y retórica, las protestas de las maquinarias burocráticas, jerárquicas y
subvencionadas que son hoy por hoy casi todos los sindicatos-con excepción del
débil y fragmentado anarcosindicalismo-
sólo van encaminadas a dos cosas. Por un lado a evitar la pérdida salarial, lo
que es comprensible, y otra, en el caso de UGT
y CCOO más claramente, a lograr el
ascenso del PSOE al poder nuevamente
y evitar el riesgo de que les corten el grifo de las subvenciones y el sistema
de liberados- aunque en el fondo ya cada vez más gente sea consciente que el PSOE no va a hacer otra política
diferente-.
Por qué, ¿cuál es el proyecto alternativo de la izquierda?.
Para nosotros es mantener lo existente con un mayor nivel de prestaciones
sociales. Es decir sociedad de consumo y trabajo asalariado pero con buenos sueldos
y ayudas desde el Estado . Esto está llevando por otra parte al olvido de la situación internacional y no tener
el menor interés en el nuevo militarismo, las nuevas potencias que emergen y la
nueva guerra fría que ya está aquí, con su sombra amenazante, lo cual es
preocupante, pues no se están dando apenas respuestas a la nueva situación de riesgo al centrarlo todo en los problemas económicos.
El problema, también, es que cuando no hay ningún
proyecto de vida realmente diferente, las protestas no son más que luchas
defensivas, sin ningún ideal de fondo, y tal tipo de luchas están condenadas al
fracaso.
Por eso nosotros, personalmente, soñamos con que se
vaya estructurando una alternativa que pase por estudiar las posibilidades de
cómo esforzarse por salir de la
sociedad de consumo y asalariada, para ir levantando desde los cimientos una
sociedad que tenga como ideal la conquista del bien, la libertad, la justicia,
el apoyo mutuo, la autogestión y la no manipulación de la mente de sus
miembros, desde la infancia a la vejez. Siendo conscientes de que tal sociedad
nunca se logrará plenamente, que es un camino sin fin, pues no hay ni habrá sistema
ni colectividad e individuos
perfectos.
Mientras tanto asistiremos al enfrentamiento de dos
concepciones que, aunque se quieren antagónicas, son muy similares : la
sociedad de consumo y asalariada con abundancia de prestaciones, y la misma
pero reduciendo el nivel de prestaciones.
Comprendemos que se prefiera la primera como mal
menor frente a la segunda. Pero mucho nos tememos que, puesto que quien paga
manda, la victoria está más cerca de los segundos.
Con todo pensamos que estos últimos no van a tener
mayor éxito que los primeros a medio o largo plazo. Sus proyectos, apoyados por
sus aliados de la patronal ,como el de Eurovegas,
son caminos a la nada, por mucho que bajen los sueldos de los trabajadores para
poder competir con China y otros países.
Y es que
hablar insistentemente de
la necesidad de ser competitivos y productivos, para luego plantear economías
improductivas de casinos, es tomar el pelo…
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