domingo, 8 de diciembre de 2013

Vivir es fácil con los ojos cerrados



 En la España de los sesenta, con el franquismo en lenta decadencia, tres personas de diferente condición, pero unidas por sus inquietudes, por sus ansias de libertad, se cruzan en las carreteras de nuestro país.

Un profesor de inglés, poco amigo de los métodos autoritarios, del reglazo y el bofetón a los alumnos del colegio de curas donde imparte clases, enamorado de la música de Los Beatles y que prepara un largo viaje a Almería con la esperanza de poder ver a John Lenon, donde éste se ha desplazado para reflexionar y participar en un rodaje y dos jóvenes rebeldes, un chico y una chica, escapados de sus casas.

En el viaje encontrarán la amistad, se comprenderán y apoyarán mutuamente y conocerán otros pueblos, otras ciudades , otras gentes, con los claroscuros de la España de la época, la del desarrollo, pero donde todavía podían encontrarse numerosas bolsas de pobreza y un fuerte atraso en algunas regiones del país.

 Se toparán con algunos de los derrotados de la guerra, que viven su exilio interior, silencioso, anhelando una nueva España, pero también la España negra, la de quienes ven con desagrado y se burlan de los que traen nuevos aires, nuevas modas, nuevas estéticas ,aunque retratados con humanidad, sin visiones maniqueas.

Vivir es fácil con los ojos cerrados nos presenta la vida de gente sencilla, con sus sueños e ilusiones, alejada de heroísmos, que anhelan vivir de otra manera, respirar otro aire, poder ser ellos, no lo que quiera la sociedad, sus familias, su entorno.

La película, cierto, tiene algunos de los tópicos esperados, como el descubrimiento del sexo y el enamoramiento, peca, quizás, de un exceso de optimismo y de cierta blandura en la presentación de los conflictos de fondo que experimentan los protagonistas.

Con todo se trata de una película sencilla, melancólica, con protagonistas que nos resultan cercanos y entrañables en sus aspiraciones y fracasos por todo lo cual nosotros recomendamos verla, aunque sólo sea por Javier Cámara, uno de los mejores actores de nuestro país que engrandece toda película en la que participa con su sentido del humor y la profunda humanidad con la que dota a todos sus personajes.



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