domingo, 16 de abril de 2017

Incierta Gloria

Recomendable película que, aunque situada en los tiempos de la Guerra Civil, no tiene nada que ver con los tan manoseados y maniqueos retratos de buenos y malos, criminales y santos.

No, la maldita Guerra, que aún pervive en muchas mentes incapaces de vivir el presente y pensar el futuro y que gustan de recrearse en el odio cainita, representando un falso idealismo-los verdaderos idealistas, conociendo el pasado, deberían centrarse más en el aquí y el ahora-, es sólo un pretexto para presentarnos las contradicciones de la realidad humana, las luces y sombras miserables que nos rodean a todos los individuos sin excepción, donde, a veces, nada es lo que parece, y el bien y el mal se entremezclan, difuminándose la capacidad de distinguirlos, evitando los retratos rosados o negruzcos de las personas, sus causas y sus ideales, sus comportamientos.

En Incierta Gloria se nos muestra un joven oficial republicano, modelo de pureza e idealismo para sus conocidos, como un gran amigo con quien comparte trincheras en el Frente de Aragón. Pero, como decía antes, las cosas se complican, el héroe se corrompe, lo que parece una aura luminosa se torna tinieblas de orgullo y traición. Por contra su amigo, un oportunista sin principios, crece en altura moral, siendo capaz de enormes sacrificios.



La película trata tangencialmente otros temas, como la pervivencia de la religiosidad, la necesidad de agarrarse a una fe, a una idea de Dios como esperanza en un tiempo de muerte y brutalidad, incluso en el bando furibundamente anticlerical, donde curas y monjes fueron objeto de una sanguinaria persecución, siendo pasto de las llamas cualquier templo o elemento religioso que cayera en manos de las turbas de desalmados armados que recorrieron el país en ambas retaguardias sembrando los campos de cadáveres.

De los personajes que aparecen en el film, el más logrado, el más acabado en todas sus aristas y profundidades es la viuda de un cacique asesinado por milicianos anarquistas al comienzo del enfrentamiento. Definida por uno de los protagonistas como una mujer araña, de la que conviene alejarse, el director, en mi opinión, no sólo no la condena, sino que comprende que es una mujer marcada desde la infancia por la brutalidad y la marca de una sociedad que estigmatizaba a cualquier figura femenina que no actuara y viviera como debía hacerlo y ansiara ser libre.

La necesidad de supervivencia, de salir indemne del torrente de fuego y destrucción, la necesidad de proteger a los suyos hacen de ella alguien en quien se unen lo mejor y lo peor de la condición humana.

Incierta Gloria disecciona con talento y brillantez la naturaleza humana, siendo la Guerra un pretexto, posiblemente porque es una situación donde aparecemos en nuestra verdadera esencia.

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