sábado, 25 de diciembre de 2021

Reflexiones incoherentes de un cristiano agnóstico

 Toda mi vida ha girado en torno al pensamiento sobre la existencia e inexistencia de Dios. Mi interior ha sido una batalla constante entre la fe y el ateísmo .Entre la esperanza y la desesperanza. Entre la necesidad de sentir un apoyo, una mano, un aliento invisible, y la sensación de soledad y desamparo. He pedido en la intimidad de mi cuarto, acosado por una angustia existencial constante, por un deseo de no haber existido, por acumular la suficiente valentía para terminar con mi existencia, la ayuda de la divinidad.

Mi ser está roto entre un corazón que no tiene el don de la fe, y una razón que cree que hay algo, que el Cosmos y sus leyes no son sostenibles sin un aliento vital detrás de todo .Pero cuando falta el sentido del corazón, la razón no vale, no alcanza para rozar siquiera levísimamente el Misterio de lo incognoscible.

Admiro al Dios cristiano, a Jesús de Nazaret hecho hombre, ayudando al prójimo, acudiendo a fiestas y siendo torturado y crucificado .Aprecio la idea de un Dios que se abaja y humilla hasta sufrir el mayor tormento, la mayor desdicha, como un ejecutado por criminal y blasfemo. Pero no admiro a la mayoría de la Iglesia, ni me identifico con el sentir de la mayoría de los cristianos, sin que por cierto me sienta superior a ellos, sino por lo contrario un dechado de incoherencias.



Por todo lo mencionado, si tuviera una fe real, una fe que se extendiera como enredadera en mi interior, sería cristiano .Incluso sin esa fe podría serlo si el cristianismo fueran fraternidades, encarnación en los cuerpos y las almas de la comunión, donde el tener, el dinero y la clase social fueran aherrojados a la hoguera de las vanidades.

Por eso soy un cristiano agnóstico, un cristiano sin fe real, un individuo ante el que Dios ha pasado de largo, exiliándole de su calor . Alguien que escucha el silencio de Dios y que afronta las torturas de la vida sin apenas ilusión, con un feroz deseo de cerrar los ojos cuanto antes para ser engullido por el tiempo sin tiempo de la eternidad.

En todo esto reflexiono un día gris y lluvioso, en medio de una vida gris y tormentosa cualquier día de navidad de cualquier año.

5 comentarios:

  1. No estás solo, hay personas, no sé si muchas o pocas, a las que el planteamiento materialista de la vida les produce un hondo pesar por su pobreza y nula dimension en la que la vida se reduce a un azar electroquímico que, por otra parte, carece de explicación. Ir más allá de nosotros mismos como seres individuales nos conecta con una visión trascendente; sin esta, todo es plano y chato, trivial... Nuestros jóvenes viven en un mundo dominado por artilugios digitales que les hacen ver una realidad sin profundidad, sin trascendencia. La religión ha podido ser muy opresiva en el pasado en manos de la Iglesia, pero esa ansia de ir más allá de la individualidad angustiosa, el misticismo, está presente en algunas conciencias. No creo en el Dios cristiano pero he orado en alguna capilla románica y en alguna iglesia ortodoxa en Rusia, contagiado por la fe popular. Probablemente, no hay nadie personal al otro lado, tal vez no hay nadie que escuche -mi idea de Dios es más próxima al Dios impersonal de Spinoza, un Dios que no interviene en nuestras vidas, que no atiende nuestros ruegos u oraciones, que no nos concede dones- pero es consolador hacerlo. Cuando observo a mis gatos, soy consciente de que no están atados a un ego, y que viven gozosamente el presente con una totalidad que yo conectaría con una visión espiritual. Un texto taoísta sostiene que el que olvida su ego, ha llegado al Cielo.

    ResponderEliminar
  2. Cierto filósofo dijo que Dios es la soledad de los hombres. El monoteísmo impuesto hace dos mil años se encargó de que lo fuera del todo.

    ResponderEliminar
  3. Alfredo, es muy interesante tu escrito. En el aprecio que pareces querer encontrar fuera la fe, en una iglesia, una fraternidad, una comunión... realmente como sean los cristianos da un poco igual. No hace falta un cura. En mi opinión Cristo es Dios en el mismo sentido en que lo eres tú: la realidad (la totalidad, el universo, Dios, diversos nombres) expresándose momento a momento. Creo que hay que olvidarse de iglesias y curas y atender más al mensaje profundo de los maestros espirituales como Jesús o como Buda.

    Te dejo un vídeo sobre Jesús que quizás te resulte interesante

    https://www.youtube.com/watch?v=yvOYdelLuAU

    un abrazo amigo

    ResponderEliminar