lunes, 13 de mayo de 2024

El amanecer de todo. Una nueva historia de la humanidad

 Brillante ensayo escrito mano a mano por un arqueólogo y un famoso antropólogo, recientemente fallecido, David Graeber. En El amanecer de todo ambos ensayistas se lanzan a analizar y desmontar los múltiples tópicos que hay sobre los llamados salvajes, sobre las etiquetadas sociedades primitivas.

Según tales esquemas mentales nuestros antepasados remotos eran seres inferiores, bárbaros, incultos, incapaces de reflexionar, imaginar y deliberar sobre qué tipo de sociedad era en la que querían vivir. Se refuta la idea de que las libertades individuales son una característica exclusiva de occidente, especialmente a partir de la ilustración. A partir del encuentro y debate con algunos indígenas legendarios de siglos pasados como Kondiarok- hoy considerado falsamente un invento de pensadores de la ilustración para colar sus ideas avanzadas-, vemos como sociedades indígenas vivían en sistemas caracterizados por una enorme libertad individual junto a sistemas de apoyo mutuo, superiores al Occidente del siglo XVII y XVIII, por ejemplo, tanto que los etiquetados salvajes que viajaron a nuestras tierras realizaron severas críticas ante lo que vieron: servilismo, pobreza y riqueza extrema, injusticia y brutalidad en las relaciones sociales, severos castigos a miembros de la propia comunidad y un largo etcétera de horrores.

El amanecer de todo refuta también la presentación de un esquema lineal evolucionista que va de las tribus de cazadores-recolectores a los Estados, presuponiendo que a mayor complejidad, a mayor tamaño de la población, se hace inevitable un aparato jerárquico de dominación, una burocracia, una administración, un poder separado de la sociedad, una estratificación social, unas autoridades fijas y permanentes.

Con ejemplos extraídos del registro antropológico y arqueológico, ambos autores desmontan esta tesis, mostrando sociedades urbanas sin signos de clases opresoras y explotadoras, y viceversa, ejemplo de tribus, sociedades pequeñas, más opresivas.



La tesis de fondo de Graeber y Wengrow es que los "salvajes", eran capaces de pensar en profundidad sobre sus instituciones, lo que querían y dejaban de querer, en una palabra no eran menos que nosotros en cuanto a imaginación política se refiere, dándose en épocas pretéritas todo tipo de sociedades, desde regímenes imperialistas como los incas, mayas o aztecas, a ciudades y tribus libres, término que ambos autores prefieren al de sociedades igualitarias .Es decir estas sociedades consideraban tan distintos unos individuos de otros que no admitían autoridades fijas ni permanentes, estando la obediencia muy mal considerada.

Cita incluso casos de civilizaciones que unos meses al año vivían en regímenes jerárquicos y más opresivos como los nuestros para el resto del año volver a vivir en libertad. Y sociedades donde las mujeres tenían un gran peso, al extremo de considerar que el patriarcado puede ser una de las causas fundamentales del triunfo definitivo de las formas de organización opresiva y esclavista. Pero también citan las rebeliones y revoluciones que acaecieron en algunas localidades, que lograron acabar con un sistema injusto y brutal, para construir un autogobierno comunal.

Autogobierno comunal que en mi opinión y creo que en la de los autores, debe ser lo que tengamos en mente para rebelarnos y lograr que la civilización, la humanidad, dé un vuelco y salga de las formas esclavistas y tiránicas en que habitamos, que tienen a los Estados nación como las formas más desarrolladas de liberticidio.

Estamos ante un gran libro, largo en extensión, a veces denso, pero sumamente interesante y positivo para liberar la mente de prejuicios e ideas falsas preconcebidas, No, la historia no está marcada ni predeterminada, somos nosotros las que la hicimos y lo hacemos, y en nuestra imaginación y deliberación, así como reflexión está el cambiar de rumbo.



2 comentarios:

  1. Este libro es un portento. No es fácil pero es necesario. No es para leer de un tirón -el que pueda y disponga de tiempo dejando otras lecturas pues bien- pero sí para recurrir a él con frecuencia. Lástima que Graeber muriera tan pronto. Yo estoy con el libro a saltos. Gracias, Alfredo por darlo a conocer.

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