jueves, 4 de octubre de 2018

El reverendo y El capitán. Dos películas sumamente interesantes

Aprovechando unos días de vacaciones y la rebaja en el precio del cine durante tres días, decidí  acudir a ver dos películas a las que había echado el ojo en alguno de mis cines favoritos, los de Plaza de España.

El reverendo nos presenta la vida de un religioso que dirige una pequeña e histórica Iglesia protestante con escasos fieles, ya que la gran mayoría de ellos acuden a otra Iglesia mayor, similar a un Centro Comercial, donde se realizan numerosas actividades . El reverendo es un hombre interiormente atormentado por una decisión que trajo una terrible consecuencia en la vida de alguien muy cercano, provocando la ruptura matrimonial.

En la religión intenta encontrar una salida, un camino de luz. Pero todo se complica cuando una feligresa le presenta a su esposo, un joven activista ecologista, radical, convencido del desastre al que se dirige la tierra y el error que supone traer niños al mundo, ante el negro destino que les espera. 

Esto provocará numerosas preguntas en el reverendo, sobre su vida, sobre el mundo, sobre el sentido de su religión, de su fe, de parte de quién o de quiénes están los dirigentes de su Iglesia, a quién sirven realmente; la falsedad de las empresas que contaminan y a la vez se presentan como defensores de la ecología. Y, fundamentalmente, hasta donde llevar la lucha, el activismo.



En cuanto a El capitán, como la anterior, es cine que mueve a la reflexión, y además en blanco y negro, lo que la hace sumar puntos. Más cruda y brutal que El reverendo, basada en un hecho real acontecido en la Alemania al borde de la derrota en la Segunda Guerra Mundial, nos encontramos con un joven desertor, perseguido como un animal por una jauría de soldados al servicio de un sádico jefe.

Pero algo se va transformando radicalmente en su interior cuando encuentra un automóvil abandonado con un uniforme de capitán. Cómo un simple uniforme, que marca una cierta graduación jerárquica, lleva a hombres a hundirse en la ciénaga de una obediencia ciega y de un mando feroz, incapaz de cualquier contención humana, de la menor chispa de humanismo, con tal de sobrevivir mimetizándose con un entorno brutal.



Dos filmes muy recomendables que nos llevan a bucear en el interior de las personas, sus motivaciones, sus sueños y el horror, también, de los que todos somos capaces en situaciones extremas, intercambiándose  los papeles de víctima a verdugo, cayendo sin darnos cuenta en el pozo del mal.

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