domingo, 2 de noviembre de 2025

Sobre Dios. Pensar con Simone Weil

 Byung- Chul Han ha publicado recientemente un nuevo ensayo, breve en número de páginas pero muy profundo que gira en torno a Dios, su aparente muerte hoy, enlazándolo todo con Simone Weil, para él la pensadora más brillante del siglo XX, idea que por cierto comparto.

En dicho ensayo sostiene que el ruido constante de nuestra sociedad, la sociedad del régimen neoliberal del rendimiento, la información, el individualismo y la comunicación constante provoca el eclipse de Dios, el que no podamos escucharle en el silencio, a consecuencia del ruido constante de nuestras vidas.

Para remediar nuestras vidas vacías de sentido propone recuperar siete ideas claves de Simone Weil: atención, descreación, vacío, silencio, belleza, dolor e inactividad. Nuestro filósofo cree que debemos vaciarnos por dentro, olvidarnos del yo, para, en el silencio y la atención, encontrarnos con Dios, contactar con lo divino, con lo trascendente. 



También nos invita a redescubrir la belleza, y el dolor, pues solo a través de este último accedemos al mundo, a la belleza y al amor, frente a nuestras ideas actuales donde solo perseguimos lo agradable.

Búsqueda que nos aleja de lo real, pues en lo agradable no hay verdadera realidad. Sin dolor, sin negatividad, no hay acceso a Dios, según pensaba Simone Weil.

De especial interés es su elogio de la inactividad, idea que hoy, en la era de la eficacia y el rendimiento, de la constante comunicación digital,  es muy revolucionaria. El habernos transformado en ganado de comunicación, información y consumo nos ha alejado de toda trascendencia. Por lo tanto, para volver a acercarnos a esta y dotar de un sentido profundo nuestra vida, debemos elogiar la inactividad, entendiendo por tal el esfuerzo sin finalidad o la acción inoperante, sin objetivo, lo que dinamitaría la sociedad del rendimiento, de la eficacia, de la cuantía, de los resultados numéricos.

El silencio contemplativo es, por tanto, una llave fundamental para alejarnos de la esclavitud de nuestras vidas, de un régimen que ha vaciado de todo sentido elevado y trascendente las vidas humanas.


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