lunes, 25 de abril de 2022

La era del individuo tirano. El fin de un mundo común

 Por fin tenemos publicado en Caja Negra el libro de Eric Sadin, autor del  que he hecho ya varias reseñas, La era del individuo tirano. Una aguda y lúcida reflexión sobre la época actual, esencialmente la deriva que ha tomado el individualismo, que si bien en sus inicios era compatible con unos valores, un mundo común, reforzado por las tecnologías digitales, las redes sociales, nos encontramos en una era don el "Yo" lo es todo, habiéndose laminado cualquier ideario o proyecto de lucha en común, de deliberación colectiva.

El texto analiza las redes sociales más importantes y cómo han creado una ficción de que nuestra voz es oída a través de los tuits, que por primera vez en la historia tenemos un poder soberano, el de hacernos escuchar, lo que se conjuga con un mundo de frustraciones y desigualdades crecientes, donde lo que se manifiesta en las redes es muchas veces una descarga de ira y rabia, pero inútil, pues no conduce a ninguna acción colectiva.



De especial interés es un capítulo denominado Hastío y asesinato ciego, donde reflexiona sobre los crímenes, de personas, a veces muy jóvenes cometidos en Universidades o institutos o centros comerciales por personas inadaptadas o que habían sufrido acoso, individuos que matando saciaban su sed de venganza y se sentían todopoderosos, apoyados en las redes sociales.

En definitiva un libro, como todos los de este autor, sumamente interesante y recomendable.

2 comentarios:

  1. En estos días estoy leyendo varios libros sobre el pensamiento de Putin, sus filósofos y pensadores de cabecera y me sorprende su visión del mundo occidental para él decadente, individualista, sin fe alguna, sin sentido colectivo y que ha perdido el valor de lo sagrado y lo patriótico frente a un mundo eslavo colectivista, arraigado en la fe ortodoxa, el sacrificio y el valor de la patria como alma común. Piensa que los occidentales somos hipócritas y cínicos, que solo tenemos ingenieros y moralistas pero no santos ni hombres sagrados. Que solo adoramos el dinero, el bienestar, el hedonismo, el individualismo. Esto me ha hecho pensar, lo que no quiere decir que apruebe su agresión a Ucrania ni que ignore que Rusia no es una democracia formal como las occidentales sino una autocracia donde él es el zar. No obstante, pienso que en su diagnóstico tiene bastante de razón, que no creemos en nada, que estamos vacíos. De ello algún día los ucranianos se darán cuenta y no sé si lamentarán haberse querido unir a Europa.

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