El director inglés Ken Loach, recordado por su magnífica película Tierra y Libertad, vuelve a regalarnos una nueva película de cine social y a la vez no carente de profundos sentimientos.
En La parte de los ángeles retrata a un grupo de jóvenes marginales de la ciudad de Glasgow condenados a realizar trabajos para la comunidad.
El protagonista es un chaval de familia desestructurada que ha aprendido a usar la violencia en su vida social cuando considera que es molestado o criticado. Su lenguaje es el de la agresividad y el enfrentamiento, lo que empieza a cambiar cuando se enamora de una chica y se convierte en padre.
Su pareja y especialmente el hecho de la paternidad van provocando en su interior un progresivo cambio que le hace comprender la necesidad de controlar su ira y su rabia ante el mundo, y abrirse a otros sentimientos más positivos.
Junto a su compañera hay otra figura fundamental en su vida que le hace descubrir una facultad especial que le permitirá poder ganarse la vida. Esa persona que le acoge y apoya es el hombre encargado de llevarles a realizar los trabajos para la comunidad. Con él se da cuenta que es un experto catador de Whysky, capaz de descifrar por el olor y el sabor las marcas de tal bebida.
Con su grupo de amigos desarraigados, una serie de personajes a cual más entrañable y original emprenden un viaje para lograr unas botellas de una barrica de Whisky único en el mundo que les cambiará sus vidas.
Cine sencillo, reflexivo y emotivo marca Ken Loach que recomendamos a quien quiera refugiarse del frío de estos días en una sala oscura, cálida y acogedora.
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