La evolución del pensamiento ha consistido, fundamentalmente, en tener que ir abandonando la idea de la centralidad de nuestro mundo, de
nuestro planeta, frente al resto del Universo.Los avances científicos
gracias al nacimiento de mentes atrevidas y brillantes, como Galileo Galilei,
lograron poner fin a la vieja idea de que la tierra era el centro del universo
y todo giraba en torno a ella, para colocarnos en nuestro sitio, el de un
planeta que no es ni un grano de arena en un universo de miles de millones de
galaxias.
El siglo XX nos trajo nuevas revoluciones en el campo de la
ciencia. Primero con Einstein y su teoría de la relatividad general y
posteriormente con la física cuántica. Y es este último campo, el del mundo
subatómico de la mecánica cuántica, el de lo más pequeño, el que nos está
planteando grandes interrogantes, hasta el extremo de hacer dudar sobre qué es
la realidad, y qué somos nosotros.
Y es que en el mundo de la física clásica, de la física newtoniana,
de lo macro, las cosas o están o no están, los objetos ocupan un espacio o
no lo ocupan. Pero el estudio del mundo atómico originó sorpresas mayúsculas
que aún no tienen una respuesta clara. Por ejemplo, se descubrió que las partículas
en el mundo atómico tienen doble naturaleza, es decir son onda-partícula, lo que se llama dualidad onda-partícula.
Cuando no son observados, los electrones, por ejemplo, actúan como ondas, es
decir no pueden ser localizados en unos puntos determinados, por poner un ejemplo serían
como las ondas de un estanque cuando se lanza una piedra. Sin embargo, cuando
son medidos, u observados, actúan como partículas, es decir, tienen una
localización determinada. Esto logró descubrirse mediante el experimento de
doble rendija. Lanzadas las partículas por un objeto hacia una pared con dos ranuras abiertas y tras
ellas un dispositivo registrador se constató que las partículas habían
atravesado ambas ranuras a la vez cuando no eran observadas, es decir que sin
observación éstas tenían naturaleza ondulatoria .Sin embargo, si eran observadas
atraviesan una u otra ranura, actuando como partículas “normales”. O sea,
por extraño que resulte, la observación cambia la propiedad de las partículas.
El principio básico de la mecánica cuántica es el principio
de incertidumbre de Heisenberg, que supone que no podemos conocer dónde está un
electrón, ni su velocidad, por tanto no podemos predecir el futuro basándonos
en el pasado o el presente, pues los electrones saltan de un lugar a otro sin
pasar por etapas intermedias. Antes de ser observado, un objeto existe en todas
las condiciones posibles, es una onda de probabilidad.
Pero los enigmas del mundo cuántico van más allá. Se descubrió lo que se llama entrelazamiento cuántico. Este principio, observado
por Schrodinger, supone que cuando dos partículas han estado unidas, el cambio
efectuado en una de ellas, afecta instantáneamente a la otra, aunque ésta se
encuentre en el otro extremo del universo.
Todos estos descubrimientos han abierto grandes
interrogantes y creado teorías muy interesantes. Básicamente la de los investigadores
que, a partir de Everett suponen que existen múltiples realidades, o universos.
La observación definiría uno de esas múltiples realidades, pero eso no
implicaría la no existencia de las otras.
Es decir que el mundo de la mecánica cuántica rompe con
todas las ideas sobre la realidad que consideramos normales llevándonos a un
camino de interrogantes sin respuesta.
Por ejemplo:¿Cómo es que la observación, la consciencia,
logra definir la realidad?. ¿Esa realidad definida por la observación, es, valga
la redundancia ,la verdadera realidad, o una de muchas?. ¿Podemos hablar de
realidad o no?. Si hubiera una realidad última, ¿cómo sería esta, qué “forma”
tendría?. ¿Es la realidad en última instancia una onda de probabilidad y por
tanto somos ondas de probabilidad los seres humanos?. ¿Desaparece realmente la
función de onda con la observación o se mantiene la dualidad onda-partícula,
pero nuestra constitución física impide que podamos contemplar las cosas y los
seres de forma a la vez ondulatoria-partícula?.
¿Hay una unión entre el mundo de lo micro y lo macro, o sea
entre la física clásica y la cuántica, o son dos mundos separados-lo que no nos parece factible, pues todo comenzó por lo micro y todos somos en última instancia átomos- y por tanto
no debemos complicarnos la existencia?. ¿Existimos en múltiples realidades o
universos, cada uno creyéndose el auténtico, bifurcándonos en múltiples
senderos, o es sólo una fantasía y sólo existe un Yo?. ¿Estamos todos, de
piedras a árboles, animales y humanos entrelazados de alguna manera?.
Como vemos, la mecánica cuántica ha abierto una puerta para
unos maravillosa, y para otros terrible. Pero lo que parece indicarnos es,
quizá, el principio del fin de nuestra forma de ver las cosas, e incluso de
algunos de nuestros valores. Posiblemente tengamos que abandonar la visión
materialista y reconocer la influencia de la consciencia en el mundo real, o el
que nosotros consideramos real.
Tendremos que abandonar nuestro individualismo
y aceptar que todos estamos unidos, que todos estamos vinculados y lo que
afecta a uno afecta a todos. E incluso quizá debamos empezar a pensar, por negativo que parezca a muchos, que no somos tan singulares y únicos. Que, por
un lado puede que no seamos más que ondas de probabilidad, y por otro que
existamos en una infinitud de universos, lo que supondría, si alguna vez
lograra probarse-cosa muy lejana- una verdadera conmoción.
Lo que sí es cierto es que, hoy por hoy, no somos capaces ni
siquiera de decir qué es la realidad, y cuál es nuestra realidad. Lo que, por
otra parte, para nosotros, no deja de ser una gran noticia, pues nada hay más
positivo para la humanidad que la interrogación sin fin.
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