miércoles, 20 de noviembre de 2019

Crédito a muerte. La descomposición del capitalismo y sus críticos

Interesante libro de un pensador de la por nuestro país casi desconocida corriente de pensamiento crítica del valor . En este texto, uno de sus más conocidos representante, el alemán Anselm Jappe, recopila textos publicados en diferentes revistas, entre 2007 y 2010.

Lo original de la obra, es que no se limita a criticar el capitalismo, sino que realiza una crítica de la crítica. Es decir, sostiene que prácticamente ninguna teoría considerada radical del mundo moderno pone en duda los valores sobre los que se asienta el sistema: valor, dinero, trabajo y mercancía, y por tanto no buscan una superación real de sus nocividades, creando ese sujeto de la mercancía actual, convertido en un narcisista, educado en una especie de sentimiento de omnipotencia donde no hay límites y todo lo podemos, es decir el capitalismo possesentayochista ha infantilizado masivamente la sociedad, eliminando cualquier perspectiva de sentido profundo de la existencia, convirtiéndonos en una suerte de adolescentes perpetuos, banalizando incluso la cultura y el arte, eliminando con la bandera de la democratización y el igualitarismo cualquier jerarquía de valores, como si el rap fuera igual que la música clásica.

Todo esto nos lleva a una época de barbarie, como podemos ver a nuestro alrededor con matanzas sin sentido, palizas grabadas y subidas por internet...Porque para Anselm el sistema vive en todos nosotros, todos reproducimos sus esquemas, nos sometemos, de manera inconsciente o automática a él, lo que se llama en terminología marxista el sujeto automático, con independencia de si es un banquero, o un obrero. De ahí su crítica acertada a los populismos, que se centran en culpar a determinadas categorías sociales: banqueros, políticos, inmigrantes, sin querer ver el atrás de las cosas, sin poner en realidad nunca en duda una forma de vida basada en la acumulación, en el beneficio, en la rentabilidad, en el fetichismo de la mercancía.


Para los teóricos del valor, que se adscriben en este aspecto a los análisis de Marx, pero que rechazan el pensamiento de Marx en otros muchos aspectos, por no hablar del de la gran mayoría del pensamiento posterior de sus seguidores, el valor va unido al trabajo humano, al trabajo vivo, que es el que crea la plusvalía. Pero con la tecnología, la autonomía de éste cae, al necesitarse menos mano de obra, lo que intenta evitarse con la producción masiva de productos. Pero esta contradicción inherente al capitalismo no se supera, y al final el valor total de las mercancía decae a nivel global .

La economía financiera, o capital ficticio es para el autor un intento de insuflar vida al capitalismo, pero todo lo que vemos, vivimos y oímos en el terreno económico, nos induce a pensar que el sistema ha alcanzado sus límites internos, que se está desmoronando.

Lo preocupante es que nos hundamos con él, y, no siendo capaces de dar una respuesta, de salir de su lógica, el mundo se hunda en la barbarie generalizada. Por desgracia, de momento, aunque las revueltas globales hayan podido darnos algunas gotas de optimismo- aun cuando de momento no parece que ninguna sublevación vaya más allá del mero reformismo partitocrático, monetario y legislativo de siempre, es decir siga sin ir a la raíz-, las posibilidades de caer en el reino de la brutalidad en las relaciones sociales, son altas.



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