El arqueólogo Rodrigo Villalobos ha publicado un interesante texto: hoces de piedra, martillos de bronce, en el que, inspirándose en la obra de Engels El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, más en las investigaciones arqueológicas y etnológicas, nos sumerge en los pueblos prehistóricos de la península, y, puntualmente, de otros lugares.
En su ensayo, Rodrigo Villalobos sostiene que existieron sociedades sin estado, que él divide en igualitarias, de rango y estratificadas. En las primeras, las más "puras", las que Engels definió como sociedades de comunismos originario, hay igualdad de sexos y no hay jerarquías, sino autoridades puntuales, basadas en el prestigio personal o el conocimiento, así como propiedad comunal, y una gestión colectiva, o democrática, de los asuntos comunes.
Nuestro arqueólogo rechaza el calificar estas sociedades como atrasadas, salvajes o bárbaras. Eran sociedades conscientes que se dotaban de mecanismos para evitar el surgimiento del Estado, de autoridades fijas y permanentes que pudieran imponer relaciones de dominación. Lo que no significa que fueran sociedades paradisiacas o todas ellas fueran pacíficas. Algunas lo eran, otras sin embargo, como los yanomami, eran más violentas.
En resumen estamos ante un libro interesante, que nos ayuda a comprender que lo que se nos dice es natural y eterno, la explotación y la coacción de unas minorías sobre la mayoría, no es tan natural. Y, en base a ese conocimiento poder proyectar en el presente, o en el futuro imágenes, proyectos y propuestas de sociedades más libres, justas e igualitarias.