lunes, 31 de diciembre de 2018

Calígula

Magníficamente interpretada, profunda y densa, en mi opinión excesivamente, pues es fácil perder el hilo de los argumentos, Calígula, obra del legendario Albert Camus nos acerca y a la vez  intenta comprender la aparente locura nihilista del famoso por su crueldad emperador Cayo, conocido por la historia como Calígula.

Un joven de alma idealista y bella, según el texto, tras la muerte de su amante, se hunde en la desesperación y, aprovechando el poder absoluto que le brinda el cargo, se transforma en un sádico capaz de los peores crímenes y vicios. Quien inicialmente quiere alcanzar la luna, llevar la felicidad, la igualdad y la libertad al pueblo, aún a la fuerza, acaba desatando una locura homicida sobre su entorno.

Sus constantes cavilaciones le llevan a abrazar la idea de que todos los hombres mueren y son infelices. Y decide aplicar finalmente esta lógica llevada a un extremo nihilista: nadie está a salvo en su reinado, sólo el será el único hombre libre sobre el mundo, sin límites morales, éticos o legislativos. La libertad absoluta, por tanto, es la libertad del crimen, idea camusiana que puede leerse en otra de sus obras posteriores, El Hombre Rebelde. La utopía, la rebeldía, controlados por el espíritu nihilista, ese espíritu que lanza al vacío cualquier idea de límites morales, de límites de sentido común entre lo que es posible, es hacedero de acuerdo a la naturaleza humana y lo que no, porque no somos seres perfectos, no somos máquinas, santos ni ángeles, acaba convertida en una máquina trituradora de almas, de cuerpos.




Calígula puede entenderse, por tanto, como una denuncia de los regímenes totalitarios que arrasaron nuestro continente en los años treinta y cuarenta. Pero también puede entenderse como una defensa de la ética, como una interrogación sobre si ésta es posible si se niega toda idea de Dios, o de trascendencia, o de algo que vaya más allá de lo meramente humano. Incluso no creyendo en nada divino, aún admitiendo que la vida es absurda, al ser la muerte y la infelicidad el destino de nuestro paso por esta tierra, Camus se sitúa al lado de la admisión de la idea de límite, de respeto del individuo, su vida y su dignidad.

La obra, que se podía ver en el Teatro María Guerrero, no sólo se queda en eso, también denuncia a quienes rodeando a los poderosos, haciendo gala de su honestidad, de ser hombres de principios, cuerdos y honorables, le sostienen y apoyan largo tiempo, haciéndose cómplices de sus matanzas y delirios, buscando, en el fondo, mantener sus riquezas, sus posesiones, sus cargos.

Para algunos, además del defecto citado inicialmente, el de los diálogos y monólogos extremadamente profundos y complejos de seguir, otro elemento que se puede criticar es el intento de Camus de entender al personaje, sus motivaciones, todos ellos procedentes de un fondo de amargura ante la vida, ante la condición humana. Sin embargo, reflexionando ahora sobre el texto comprendo que las mejores obras son las que intentan aproximarse lo más  posible al interior de las almas, para intentar alejarse de la recreación de personajes monocolores: totalmente obscuros, o totalmente luminosos. Si bien creo que este intento de comprender, que no justificar, al emperador, resulta extremadamente forzado por su intelectualismo.

lunes, 24 de diciembre de 2018

Reflexiones navideñas sobre una sociedad espiritual

Hoy que estamos en Nochebuena, con independencia de que nos adscribamos o no al cristianismo, o de qué tipo de cristianismo sigamos o soñemos con que surja, o resurja en un sentido evangélico, como es mi caso, toca reflexionar algo sobre cómo sería, en trazos gruesos, una sociedad profundamente espiritual, inspirado en los valores positivos de las tradiciones filosóficas y del Evangelio.

En primer lugar, en una sociedad espiritual, no habría primacía del dinero, ni del poder, ni del Progreso, entendido como crecimiento económico, tecnolatría, o desarrollo de las fuerzas productivas. La riqueza a obtener sería la riqueza de la vida interior, la riqueza espiritual, consistente en un esfuerzo, que es de origen individual pero que luego se traslada a lo social, por alcanzar el crecimiento o expansión de la conciencia moral. Y digo que es de origen individual, pero que luego se convierte en colectivo, porque la conciencia moral se incrementa al contacto con el otro, con el prójimo.

Por tanto una comunidad fraternal, sólo puede ser una comunidad de base espiritual .La fraternidad vista como elemento teórico, materialista, no es más que eso, una palabra muerta, una tríada vacía de contenido, como aquella tríada famosísima de la Revolución Frances: libertad, igualdad, fraternidad. 

En realidad, la Revolución Francesa no supuso en la práctica más que un cambio de manos en el uso de las fuerzas represivas, que se fueron volviendo más laicas, pero como hemos visto en la historia reciente, no menos temibles y sanguinarias. Quienes ven en la Revolución Francesa el inicio del socialismo, se equivocan. En realidad supuso un impulso al capitalismo, al militarismo, a la atomización, a la centralización y concentración de poderes.



La verdadera espiritualidad, supone ver en los otros un reflejo de uno mismo, la chispa de la divinidad viviente en otros seres. Sólo de ahí puede nacer el sentimiento fraternal. De la mera materia, sin alma ni espíritu, nace la visión del otro como elemento de uso y disfrute, o de estorbo para los planes personales. De ahí nace esa sensación de vacío, abandono y soledad de la Modernidad, esa selva del todos contra todos, esa melancolía y frustración de sentir que no podemos formar parte de nada auténtico, de luchar en hermandad, de combatir por algo que merezca la pena, que vaya más allá de unas pocas reclamaciones materiales. Si nos fijamos atentamente, todas las organizaciones que aún se dicen obreras, o de los oprimidos, cumplen funciones meramente defensivas, meros buscadores de pequeñas migajas o beneficios individuales. La idea de una comunidad fraternal, antagónica, donde la individualidad también cuenta, se ha volatilizado hace muchas décadas.

En una sociedad espiritual las clases existirían, pero serían clases determinadas por ese desarrollo de la conciencia, de la solidaridad, del apoyo mutuo, no por el salario, el trabajo. La clase la determinaría el espíritu, el ejemplo ético, no existiendo superioridad del trabajo intelectual sobre el físico, ni viceversa, sino contemplando todos los trabajos en plano de igualdad .La competitividad vendría dada por esa necesidad de elevarse humanamente, no por el expolio o el saqueo. Sólo tal sociedad podría ir reduciendo a su mínima expresión, a lo imprescindible, el trabajo asalariado, porque una sociedad espiritual miraría con ojos horrorizados la conversión del ser humano en mercancía, en objeto de usar y tirar.

Una comunidad espiritual no se sostendría en autoridades partidistas. Nada más antiespiritual que el sistema de partidos, basado en maximizar el enfrentamiento entre unos y otros en beneficio de una clase gobernante que lo es no por sus cualidades morales, sino por su facilidad para desarrollar la propaganda de partido, o sea la mentira, y para ascender en el aparato partitocrático, peloteando a los superiores jerárquicos.

Un sistema de autoridad política positivo, en la medida en que la representación es inevitable en determinadas circunstancias, debería basarse en una mezcla de personas de prestigio, por las citadas cualidades morales, allí donde la población sepa de ellas, que sería más en localidades pequeñas o medianas, junto con el sorteísmo y la rotatividad de los cargos, salvo cuando algunos de éstos sean necesariamente técnicos, para lo cual se requieren especialistas.

Pero en una colectividad de individualidades profundamente espirituales, la autoridad o autoridades exteriores sobre el hombre o mujer sería pequeña, pues la espiritualidad implica un sentido de la libertad ajeno al que reina actualmente: hedonista, centrado en los placeres y diversiones. La libertad espiritual impulsa el autogobierno del individuo, la responsabilidad con uno mismo y con los demás.

La Modernidad materialista, ya atea y agnóstica, ya religiosa-la religión es una degradación de lo espiritual-, se nos vende como cúlmen de la libertad. Pero si somos lo suficientemente autocríticos vemos como el desarrollo de la tecnología y de las autoridades de todo tipo, que marcan nuestras vidas de la cuna a la tumba, de la escuela a la empresa o la fábrica, es enorme.

¿Qué amor a la verdadera libertad puede nacer de sociedades donde desde la tres o cuatro años, o incluso antes, sus miembros son encerrados en guarderías y escuelas, centros preparatorios de la esclavitud futura?.

Libertad, igualdad, fraternidad: sí, pero sólo es posible en la espiritualidad, cuando los individuos busquen la sabiduría, la belleza, el bien y la verdad, entendiendo la sabiduría como la búsqueda de sí mismos, de lo que son, del sentido de la vida, de la Comunión con el Todo, con el Cosmos, con lo Divino, con los demás,  no de lo que unos poderes, unos medios, les digan lo que son. El materialismo corrompe, destruye, deshumaniza. La religión también lo ha hecho, sumándose a los dirigentes, vendiéndose al mejor postor, al que les ofrecía más dinero, más medios; casi siempre apegada a los poderosos, haciendo creer a sus fieles que tenían que apoyar y sostener los distintos sistemas de opresión y engaño que se han sucedido a lo largo de la historia, sus valores horribles de culto al dinero y al poder-polvo somos y en polvo nos convertiremos, incluidos nuestro bienes materiales-, traicionando, por ejemplo, el mensaje que late en el Evangelio, disponible, sin embargo, para todo aquel que quiera.

Una revolución real, será espiritual, o no será. Y el cristianismo, ya que estamos en días de Navidad, debería volver a sus fuentes: desarrollar fraternidades de hombres libres e iguales, y no sólo de fieles, en pueblos, ciudades, campos, fábricas y talleres. Volver a ser la sal del mundo, compartir lugar con la masa asalariada, de momento en estado de conformismo y prosternación, con los últimos, para alentar un verdadero cambio.

Ese sería para mí el sentido auténtico de la Navidad cristiana.

domingo, 16 de diciembre de 2018

En torno a Michio Kaku y la tecnosalvación

He tenido ocasión de leer recientemente en Papel, la Revista Diaria del periódico El Mundo, una entrevista al físico teórico Michio Kaku. Es éste probablemente uno de los científicos con lenguaje más entendible y ameno para el público no versado en ciencias, y recuerdo con sumo interés su libro Hiperespacio, sobre la teoría de cuerdas y la posibilidad de la existencia de otras dimensiones y universos.

Kaku es un investigador de mente abierta, que ha escrito otros textos sobre el posible futuro de la física y los adelantos técnicos .En la citada entrevista defiende los viajes espaciales como algo imprescindible a lograr para salvarnos de la extinción. Así como de la casi segura para él inmortalidad futura del hombre en esta vida, un sueño que a mí me espanta, y que no creo real, aunque ese es otro tema.

En este caso, tendríamos que ser críticos con lo que denominaré teoría de la tecnosalvación. Para Michio Kaku, como posiblemente para un sector de la población, científica o no, la solución a los problemas que nos amenazan como humanidad estaría en el desarrollo tecnológico, en este caso colonizar otros planetas.



Yo me reconozco un enamorado del Cosmos, de sus enigmas y misterios, y soy de los que creo y sueño con descubrir otros mundos, e incluso ser capaces de llegar a ellos. También creo, todo sea dicho, en la existencia de extraterrestres, incluso me inclino a creer que nos visitan y han visitado desde siempre, incluso no descarto alguna posible intervención en nuestra evolución. Si bien reconozco que falta la prueba definitiva, por supuesto, que no es otra que la presentación oficial.

Todo esto lo comento para que no se me confunda con un tecnófobo. Pero dicho esto creo que la salida a la más que probable destrucción, probablemente parcial, que no total de nuestra especie, pasa por el desarrollo moral o espiritual. Esa tiene que ser la base. Ser capaces de ver, y en eso precisamente podría ayudar un nuevo humanismo "cosmológico", es decir el entendimiento del funcionamiento del Cosmos, sus elemento y seres, de que el Todo y las partes están entrelazados, están unidos o si se quiere el orden natural es la interdependencia.

Llevado a las sociedades humanas, ni la Colectividad o la Comunidad debe imponerse al individuo, ni el individuo se puede entender como un Soberano frente al resto, un ente aislado .Podríamos colonizar Marte, por ejemplo: Pero, ¿de qué serviría si llegamos con las mismas estructuras sociopolíticas y económicas y esquemas de pensamiento individual? .Más pronto que tarde nos encontraríamos con la misma situación que  hoy en la Tierra: saqueo, explotación, dominación, enfrentamientos, pobreza, carrera armamentística y la Guerra Mundial como una amenaza creciente.

La solución , la salida, no es la tecnológica, es la espiritual, es el encuentro con uno mismo y con el prójimo, una transformación primero individual y luego colectiva, donde el otro sea visto como un reflejo de uno, como el anteriormente citado Orden Cosmológico. La tecnología debe ser elemento auxiliar, al servicio de la libertad y la fraternidad entre los hombres y mujeres, eliminando la que no favorezca esos objetivos.

La tecnosalvación no consistiría en la práctica sino en la multiplicación de los infiernos a otras zonas del Universo. Una falsa salida, una falsa esperanza.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Durante la tormenta

Entretenida película española sobre la posibilidad de que existan otros universos o realidades paralelas, y que juega con algo que todos nos hemos planteado en algunas ocasiones: ¿cómo habría sido mi vida si en aquella ocasión hubiera tomado otra decisión, hubiera seguido otro camino, hubiera actuado de otra manera?.

Una interferencia, provocada por la repetición más de veinte años después de una enorme tormenta de 72 horas de duración, permite a una joven mujer, casada y con una hija , que conoce el trágico destino de un adolescente, salvarle la vida. Sin embargo a partir de entonces se desata la angustia, la tragedia, en su vida.



Despierta en otra vida, en otra realidad muy diferente a la que ella siente como propia, como auténtica .Tendrá sólo setenta y dos horas para encontrar una salida, para descubrir qué ha sucedido.

La película mantiene el interés, y se suceden varias tramas dentro de la general, como capas de una cebolla. Quizás el defecto mayor que he encontrado a Durante la tormenta, es su gran similitud con alguna otra película, como Frecuency. No obstante a quien como yo le interese el tema de las realidades múltiples, hipótesis planteada y defendida por algunos científicos, desde expertos en física cuántica hasta cosmólogos, disfrutará de esta película por los interrogantes que plantea.


lunes, 3 de diciembre de 2018

De Podemos a Vox: la mutación en el campo populista y la decadencia de la izquierda

Los resultados de ayer en las elecciones andaluzas han supuesto la entrada con una fuerza inesperada de una opción de derecha nacionalpopulista, similar a otros países europeos e incluso de otras zonas del mundo. 

Esto se inscribe en una fase general, con algunas excepciones, de crisis de las izquierdas, que han visto reducir mucho su peso electoral, llegando a caer en picado en varios países los antaño poderosos partidos socialistas. Parecía que en nuestro país un fenómeno así podría tardar más en producirse, debido al peso tomado por la izquierda populista, pero en algún texto en este blog y cuando andaba por las redes sociales, sostuve que era algo que podía darse, básicamente porque la opción demagógica novedosa por el ala izquierda, Podemos y sus confluencias o mareas, como toda opción de tal tipo no satisface las demandas sociales de sus esperanzados y autoengañados votantes. Eso sí, reconozco que no lo esperaba tan pronto y con tanta fuerza.

El parado sigue en paro y el precario sigue siendo precario. Lo que cambia, claro, es el tren de vida de sus dirigentes, que pasan a vivir en zonas y casas de lujo, lo que no pasa desapercibido  las hasta entonces masas fanatizadas por el nuevo caudillismo, aquellas que en los primeros años de existencia de las siglas emergentes no toleraban críticas, cual fanáticos conversos a una nueva fe mesiánica, tras haber tragado años acríticamente el régimen partitocrático que de la noche a la mañana decían repudiar.



La creciente decepción en los sectores populares, se suma a un rechazo silencioso a los dogmas de la corrección política que tanto gustan a las izquierdas: el feminismo institucional y lo que podemos calificar de gaypitalismo- nada más materialista, hedonista y capitalista que el Día del Orgullo Gay- entre otros. Pero esta táctica de "pelotear" para lograr el voto a ciertos sectores sociales: el femenino y el homosexual, vuelve a chocar con la realidad .En una época de crisis del Capital, tanto las mujeres, como los gays y toda la población, sufren los estragos del paro y la precariedad sin distinción de género o tendencias sexuales.

De ahí que la inquisición políticamente correcta, y la política de las izquierdas posmodernas de hacer bandera para triunfar de la fragmentación social, como centrar su discurso en  colectivos sexuales o de género, por ejemplo, no pueda tener largo recorrido en una época donde ya no hay bonanza, más allá de un sector, cada vez más reducido, de las clases medias y altas, sectores donde si la izquierda continua con su camino ciego, acabarán reducidas en poco tiempo.

Dejando un poco de lado las causas nacionales que evidentemente han influido en el ascenso de la derecha populista, como la táctica suicida de Sánchez de aliarse con quien sea para mantener el poder dos años-de haber convocado elecciones inmediatas habría triunfado-, es decir con los nacionalistas, enquistados en una postura de enfrentamiento; una mirada más amplia nos lleva a pensar que el descontento está haciendo mutar la demagogia populista de bando y color: del morado al verde de Vox.

La ambiguedad de Podemos respecto al tema nacional, su intento de sacar votos de todos lados, incluyendo electores nacionalistas, ha causado un abandono de parte de sus simpatizantes y votantes .Aquí el otro líder de la izquierda también ha fallado de plano: de haberse envuelto en la bandera de España sin problemas, podría haber visto realizarse su sueño del sorpasso tiempo atrás.

Esta suma de factores ha supuesto un vuelco y una posibilidad hoy por hoy no descabellada: la sustitución de Podemos por Vox. Alejados de Pablo Iglesias y su retórica simplista contra la casta, viendo que él es parte de ella, y además un tipo sumamente ambiguo, muchas personas pueden sentirse tentada por los cantos de sirena de la nueva ultraderecha, como ha sucedido en Francia y otros países.

El Estado nación, el patrioterismo, aparece como nueva ficción salvadora, como el bien, frente al malvado globalismo .Esta postura que manejan Vox y sus afines, es otro nuevo autoengaño. Quien explota, expolia y saquea son las fuerzas nacionales, fundamentalmente, es decir la clase dirigente del Estado nación. Aunque nacionalismo y patriotismo en teoría son diferentes, en la práctica son lo mismo: el atraco y la explotación con una bandera, unos sentimientos identitarios como excusa; como tinta de calamar con la que ocultar las mentiras, la rapiña.

Toda esta sucesión de desgracias sucede porque la meta y horizonte hoy y ayer-el ayer reciente-, es volver al consumo desaforado, a una vida de placeres, de sueldos elevados, es decir a un capitalismo rosado, de bienestar. Y prácticamente, obnubilados por tal cosmovsión burguesa, nadie quiere afrontar la dura realidad: el capitalismo se resquebraja, pero puesto que el Capital domina totalmente sobre el Trabajo, pese a la ficción de los partidos de izquierdas, los sindicatos de concertación, el Pacto Social y las elecciones sindicales, en su quiebra, para reflotarse y acumular nuevamente capital, los golpes recaerán todos sobre el mundo del trabajo.

Nada ganaremos manteniendo el sistema de partidos, mutando el populismo de un signo a otro .Sin despertar y buscar la verdad, nos seguirán aplastando, hasta el infinito y más allá.


martes, 27 de noviembre de 2018

WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR

En esta ocasión quisiera recomendar una exposición de concurso fotográfico sobre vida salvaje, que tiene lugar en el Colegio de Arquitectos de Madrid, hasta el 9 de diciembre de 2018.

Toda aquella persona que ame ya la fotografía, ya la Naturaleza, no debe perderse la mencionada exposición, donde se nos muestra la vida animal pero también vegetal con tomas magníficas, algunas de las cuales requirieron varias horas de espera hasta lograr la imagen deseada por el fotógrafo. 

Desde seres minúsculos hasta grandes mamíferos, con fotos desde el aire o a ras del suelo y del agua, algunas bellas y otras muy crueles, mostrando la realidad del mundo salvaje tal cual es, donde podemos observar desde una curiosa cooperación entres especies, hasta el momento en que un animal mata a otro.



Pero también el concurso nos advierte de la degradación, destrucción y exterminio que estamos realizando sobre nuestra propia casa, la Tierra, asistiendo a algunas imágenes de nuestra crueldad gratuita con los compañeros del mundo animal. Todo ello con cuadros explicativos que nos enseñan mucho sobre los seres que cohabitan junto a nosotros, gracias a lo cual todos podemos aprender más de ellos.

En resumen una magnífica exposición que seguro les gustará y que no deberían perderse.

sábado, 17 de noviembre de 2018

La silicolonización del mundo

He tenido ocasión de leer otro libro de Eric Sadin, talentoso filósofo francés que centra su ensayos en el mundo digital  y sus consecuencias sobre nuestras vidas. Frente a la idea mayoritaria que canta las bondades de las tecnologías digitales, nuestro autor disecciona la máquina para ver cuáles son sus consecuencias sobre la sociedad en su nuevo texto: La silicolonización del mundo. La irresistible expansión del liberalismo digital.

Parte desde los orígenes contraculturales de Silicon Valley, allá por los años sesenta y setenta, la época hippy, de los revoltosos y revolucionarios que soñaban con cambiar el mundo desde perspectivas, acertadas o equivocadas, más humanistas; hasta su deriva en un nuevo capitalismo que él define como tecnolibertario o tecnoliberal, impulsado como meta por empresarios, ingenieros y políticos de los cinco continentes, que ven en ese sistema el futuro de la humanidad, un paso adelante incluso en la libertad y emancipación.

Pero en realidad ese tecnocapitalismo digital  de objetos conectados e inteligencia artificial supone una paulatina eliminación del poder de decisión y autonomía individual y colectiva. Las máquinas van tomando poco a poco el control de nuestras vidas, sustituyendo lo que debieran ser nuestras decisiones, controlando cada detalle de nuestra existencia . Esto va desde los coches sin conductor, hasta los chips que pueden detectar cualquier problema de salud, entre otros muchos aspectos.



Tal organización del mundo, más que un control totalitario al viejo estilo, trae consigo la mercantilización absoluta de nuestra vida, de cualquier gesto, que es vista como posibilidad de negocio, de obtener beneficios. Detrás de todo late la idea de que somos seres defectuosos, limitados, y de que el desarrollo exponencial de dicha tecnología nos convertirá en una humanidad aumentada, mejorada hasta el infinito y más allá.

Su propuesta final pasa por organizar la resistencia contra lo que llama sumisión socioliberal, ensalzando entre otras cosas la idea de límite. Cree Eric Sadin que si en diez o quince años no nos movilizamos contra el nuevo orden de cosas, ya no tendremos marcha atrás y la humanidad se convertirá en otra cosa.

El problema de este nuevo totalitarismo algorítmico, es que no se impone por la fuerza. Y las cosas que no se imponen por métodos brutales, pasan desapercibidas, acaban implantándose lentamente, paso a paso, hasta que están tan instaladas en nuestras vidas, que ya no nos imaginamos cómo podríamos vivir de otra manera, sin esos artilugios, sin esos objetos conectados. 

La resistencia es, por tanto, prácticamente imposible, casi como si ahora propusiéramos vivir sin lavadoras, microondas y lavavajillas. El despotismo digital tiene la victoria prácticamente asegurada. Salvo hecatombe o colapso del sistema, todo sea dicho.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Hacia un totalitarismo de nuevo cuño

Recientemente he tenido ocasión de leer y escuchar por televisión dos noticias, aparentemente muy dispares, pero que si se unen por cualquier paseante reflexivo nos da como resultado una visión del mundo que las autoridades, o parte de ellas, quieren ir implantando, y que nos acercaría a una especie de totalitarismo de nuevo cuño, para distinguirlo del clásico, el analizado por pensadores como Orwell o Hannah Arendt, por ejemplo.

Este nuevo totalitarismo-pues no debemos olvidar que frente a las multitudes de ingenuos e ingenuas habitantes de la modernidad, que se creen seres libres, más libres que en cualquier época histórica; la Modernidad es una era de creciente expansión y concentración de poderes, es decir una época histórica de fuertes rasgos totalitarios-, tiene dos claras patas. Una, moldear la naturaleza humana, triturando las diferencias naturales entre sexos, por ejemplo, haciendo dudar a todos los niños de su identidad sexual, usando una aparente tolerancia que no es más que un plan de siniestra ingeniería social.

Y la segunda pata sería la extensión de la vida controlada a través de las máquinas, la inteligencia artificial, la llamada vía algorítmica, que cada vez gana más peso y controla parcelas mayores de nuestras vidas, usando como cebo el aumento de las capacidades humanas, acercándose al llamado transhumanismo.

El primer aspecto lo hemos visto claramente en una Ley del Gobierno de la izquierda nacionalpopulista navarra, la llamada Skolae, que inicialmente se presentó como obligatoria y posteriormente se ha dicho que no. En la citada Ley se quiere que los niños de cero a seis años realicen  juegos eróticos, lo cual implicaría en la práctica, primero, una hipersexualización absoluta de la sociedad, y en segundo lugar la destrucción de la infancia.

La idea delirante de este plan de corte totalitario, pues destruye la libertad individual, entrometiéndose en lo más íntimo y ya desde los cero años es contribuir a crear relaciones sanas entre sexos en un futuro. En mi opinión, podría crear lo contrario. Al hipersexualizar la comunidad desde la más tierna infancia, hombres y mujeres acabarían viéndose como meros objetos de placer, como simples herramientas de usar y tirar, lejos por tanto de esa visión que pretenden los partidarios de la ideología de género con tal medida.

El sueño húmedo del Capital, en una palabra, fomentado por la llamada por algunos izquierda "radical", o extrema izquierda .Este ejemplo sencillo muestra como las izquierdas-anarquistas progres y  posmodernos incluidos, ya casi todos- son unas fuerzas esenciales para el capitalismo al acercarle a su meta final: la mercantilización, cosificación y deshumanización absoluta del organismo social.

Si esta ley llegara a aplicarse y generalizarse, aniquilaría la esencia humana, convirtiendo a los niños, y por tanto a la sociedad futura, en una "postsociedad". Seres monstruosos, volcados ya sólo en el placer como meta final de la vida, sin verdaderos lazos sociales y solidarios, autómatas ya a las órdenes de las autoridades estatales. Probablemente tal desarrollo implicaría la muerte de la familia-¿objetivo buscado?-, que con sus defectos , es el último muro de contención para el triunfo absoluto de las fuerzas del Mal, el Estado y el Capital.

Y cuando digo que implicaría posiblemente la muerte de la familia me refiero a que al torcer como plastilina la naturaleza humana y acostumbrar desde la infancia a tener relaciones sexuales múltiples sin implicaciones profundas y reales, iría desapareciendo la institución familiar, para pasar a ser educados , si la economía lo permitiera-cosa muy dudosa-, por el Estado, como en Un Mundo Feliz.

Porque el totalitarismo de nuevo cuño tiene muchas similitudes con la visión de Huxley: dominio total por las distracciones y el placer. Algo que, afortunadamente no es fácil, porque el progreso y crecimiento económico eterno no existe, y es probable que aparezcan nuevas crisis económicas, con su cohorte de problemas, que nos alejen de la quimera de una sociedad del continuo placer, de un ganado bien alimentado y distraído las 24 horas del día.

La segunda pata del nuevo totalitarismo es la tecnociencia digital. La conversión de la vida humana y natural a una vida algorítmica. Máquinas e instrumentos adheridos a nuestro cuerpo que nos avisan de todo, y nos dicen hacia donde dirigirnos, que hacer, que no hacer, que peligros nos acechan, y hasta lograr el sueño de prolongarnos la vida casi indefinidamente, sueño que para mí es una pesadilla, pues no entiendo ni entenderé a quienes creen que vivimos en un paraíso, en vez de en una cárcel a la que incluso se le están eliminado todos los aspectos que podían darle sentido a nuestras existencias. Herramientas que nos marquen que pareja es la óptima. Y, también, la elección en el mundo laboral de los trabajadores más óptimos por parte de inteligencias artificiales, consideradas más óptimas, pues pueden descubrir más fácilmente cualquier defecto en el trabajador, y si tiene pensamiento peligrosos, rastreando la red.



Los tecnoutópicos, curiosamente instalados en los medios de comunicación de masas, principalmente, nos presentan un futuro paraíso de implantes artificiales que aumentarán nuestras capacidades, también las laborales, haciéndonos asalariados más eficaces y productivos. En fin, pura distopía, que no esconde el objetivo de fondo: acelerar la eficacia y la rentabilidad del semiesclavo asalariado .

Y echando tinta de calamar sobre la realidad: y es que lo que algunos llaman humanidad aumentada-como Eric Sadin, autor crítico que recomiendo -, solo será accesible a una pequeña parte de la sociedad. Porque  aunque pretenda ocultarse seguimos viviendo en una sociedad dividida en clases sociales, en dirigentes y dirigidos. Las ventajas han sido, son y serán disfrutadas por unos pocos. Para el resto, el hambre, la precariedad y una lucha cada vez más despiadada por la existencia conforme va quebrando el capitalismo y el Estado de consumidores, el llamado Estado de bienestar.

Y aún así los tecnoutópicos también olvidad otra cosa: la Naturaleza, el Cosmos, tiene una superioridad aplastante sobre la especie humana. Una tormenta solar fuerte podría cortocircuitar el mundo tecnológico, aunque fuera por breve tiempo, por poner un sólo ejemplo.

Un nuevo mundo totalitario, un totalitarismo políticamente trasversal,  aparece en el horizonte. Bien sea por nuestra acción, bien por la Naturaleza, esperemos que no continúe progresando.

domingo, 28 de octubre de 2018

El colapso de la burbuja del sistema sacudirá el mundo entero

La entrevista, de la que sólo se muestra una parte de ella, resulta sumamente interesante y hace reflexionar mucho .¿Ficción o realidad?. Cada cual sacará sus conclusiones observando la realidad y algunos hechos recientes. Personalmente, no me mojo abiertamente: me resulta difícil creer en una élite global que maneja el mundo, pero por otra no me resulta descabellado pensar que personas con mucho poder elaboren algunos planes y tengan proyectos estratégicos, como hacen los Estados mayores en caso de guerra, por ejemplo.

Otra cosa es que siempre interfieran muchas variables, haya roces y divisiones, y por tanto los supuestos planes de ciertas élites, si es que existen ,difícilmente triunfen. Insisto, lo dejo a criterio personal.


domingo, 21 de octubre de 2018

La puerta de los tres cerrojos. La senda de las cuatro fuerzas

Recientemente se ha publicado la segunda parte de La puerta de los tres cerrojos, aquel imaginativo y entrañable cuento sobre física cuántica publicado por la doctora en física Sonia Fernández-Vidal. Una manera brillante de acercar al lector no formado en ciencias al mundo , aparentemente absurdo y contraintuitivo ,cuántico.

En La senda de las cuatro fuerzas aparecen los mismos protagonistas: Niko, el estudiante adolescente del mundo clásico, y sus entrañables amigos , Quiona, el hada cuántica y Eldwen, entre otros. En esta ocasión Niko debe volver al mundo de lo micro, para luchar contra un grave problema que está destruyendo poco a poco el universo cuántico, y que también acabaría por destruir su universo:  el clásico. 

Decoherencia, esa especie de frontera que separa ambos mundos, parece fuera de control, o desaparecida, y los tres colegas ante ese descontrol de las leyes físicas, deberán superar una serie de pruebas, planteadas por los personajes que representan las cuatro fuerzas que rigen el Cosmos, nuestro hogar: la fuerza nuclear fuerte, la débil, la electromagnética y la gravitatoria.



Como decía al principio, destacaría la gran labor de divulgadora de Sonia, que no tiene el menor problema en ponerse al nivel de la calle, y lograr atraer a la gente al mundo de la física cuántica. Algo que nos gustaría que hicieran más científicos, pues solo de esa manera se conseguiría volver atractiva la ciencia y fomentar la cultura científica en la sociedad.

Por poner un pero, el exceso de tiempo, unos siete años, entre el primer y el segundo tomo del libro, apto para todas las edades .Cierto que se pueden leer por separado, pero siempre es más conveniente comenzar por el primero, para saber más de los personajes protagonistas de la historia.

No me avergüenza reconocer mi amor platónico a la escritora-ya madre, de lo que me alegro mucho-, a la que conocí brevísimamente en una feria del libro, de la que conservo su dedicatoria. Y esa voz tan dulce y relajante que tiene, que de tarde en tarde escucho en youtube, para tranquilizarme un poco, pues servidor reconoce ser un hombre que vive siempre con los nervios de punta, con ansiedad crónica, motivada por el temor a hacer el ridículo tartamudeando, para mi desgracia.

La ciencia necesita más Sonias para acercar sus temáticas sin miedo entre la población, y sin temor entre ellos a que adopte la forma de cuentos, porque un cuento no tiene por qué ser un texto de menor nivel.


viernes, 12 de octubre de 2018

Cinco horas con Mario

Tenemos la suerte de asistir, hasta el 18 de noviembre de este año, a la representación de una de las grandes obras de la literatura española del para mí mejor escritor moderno de nuestro país: Miguel Delibes.

En el Bellas Artes, con una gran actuación de Lola Herrera, se desarrolla este famoso monólogo donde una viuda de los años 60, en soliloquio con el cadáver de su difunto esposo, recuerda su vida de grandes sinsabores con él. Desde formas muy distintas de entender la vida, de pensar el mundo, de situarse en él, en ideales, hasta las frustraciones ocultas como la vida sexual; Cinco horas con Mario es el relato a viva voz de la falta de entendimiento entre hombres y mujeres, en el seno del matrimonio y en el conjunto de la sociedad.



Algunas cosas, cierto, pueden tener un aroma de otras épocas, aparentemente ya superadas, pero el fondo permanece, pues siempre habrá un conflicto, mayor o menor, entre ambos sexos. En la obra se ven las virtudes y defectos de ambos, con el telón de fondo de una época de cambio, de aperturas en todos los terrenos, incluido en la sombría España franquista, nacionalcatólica. 

Él idealista, soñador, contrario a las convenciones, ella, aparentemente, seguidora de los convencionalismos, muy materialista. Y, en el fondo, lo oculto, la falta de entendimiento y comprensión mutua, el no entender la necesidad, en ocasiones, de ceder ante el otro.

Todo ello presentado no tanto como tragedia, sino con un profundo sentido del humor, lo que convierte a esta obra en una joya.

jueves, 4 de octubre de 2018

El reverendo y El capitán. Dos películas sumamente interesantes

Aprovechando unos días de vacaciones y la rebaja en el precio del cine durante tres días, decidí  acudir a ver dos películas a las que había echado el ojo en alguno de mis cines favoritos, los de Plaza de España.

El reverendo nos presenta la vida de un religioso que dirige una pequeña e histórica Iglesia protestante con escasos fieles, ya que la gran mayoría de ellos acuden a otra Iglesia mayor, similar a un Centro Comercial, donde se realizan numerosas actividades . El reverendo es un hombre interiormente atormentado por una decisión que trajo una terrible consecuencia en la vida de alguien muy cercano, provocando la ruptura matrimonial.

En la religión intenta encontrar una salida, un camino de luz. Pero todo se complica cuando una feligresa le presenta a su esposo, un joven activista ecologista, radical, convencido del desastre al que se dirige la tierra y el error que supone traer niños al mundo, ante el negro destino que les espera. 

Esto provocará numerosas preguntas en el reverendo, sobre su vida, sobre el mundo, sobre el sentido de su religión, de su fe, de parte de quién o de quiénes están los dirigentes de su Iglesia, a quién sirven realmente; la falsedad de las empresas que contaminan y a la vez se presentan como defensores de la ecología. Y, fundamentalmente, hasta donde llevar la lucha, el activismo.



En cuanto a El capitán, como la anterior, es cine que mueve a la reflexión, y además en blanco y negro, lo que la hace sumar puntos. Más cruda y brutal que El reverendo, basada en un hecho real acontecido en la Alemania al borde de la derrota en la Segunda Guerra Mundial, nos encontramos con un joven desertor, perseguido como un animal por una jauría de soldados al servicio de un sádico jefe.

Pero algo se va transformando radicalmente en su interior cuando encuentra un automóvil abandonado con un uniforme de capitán. Cómo un simple uniforme, que marca una cierta graduación jerárquica, lleva a hombres a hundirse en la ciénaga de una obediencia ciega y de un mando feroz, incapaz de cualquier contención humana, de la menor chispa de humanismo, con tal de sobrevivir mimetizándose con un entorno brutal.



Dos filmes muy recomendables que nos llevan a bucear en el interior de las personas, sus motivaciones, sus sueños y el horror, también, de los que todos somos capaces en situaciones extremas, intercambiándose  los papeles de víctima a verdugo, cayendo sin darnos cuenta en el pozo del mal.

sábado, 29 de septiembre de 2018

Reflexiones sobre el internacionalismo obrero y la espiritualidad como fuentes del verdadero cambio

Continua nuestro avanzar en la obscuridad, con noticias que para cualquier observador y caminante del presente traen malos augurios: lo último y más llamativo es la Fuerza Espacial que quiere crear los Estados Unidos para no quedar rezagados ante Rusia y China, que al parecer disponen de satélites "asesinos" y misiles capaces de destruir satélites. 

La probable guerra futura se librará en varios frentes, aparte de las tropas terrestres de toda la vida, las divisiones bélicas informáticas y las espaciales, para hacer caer las comunicaciones del enemigo. Probablemente también dispongan de nuevo armamento, desde el sónico hasta el creador de catástrofes naturales, pero eso lo dejamos de momento en la duda o la conjetura.

Enceguecidos por las fiestas y entretenimientos de la sociedad del espectáculo, las masas siguen siendo masas, perdida nuestra consciencia , atomizados y enfrentados unos contra otros; lo que llamaremos bases, son, sin generalizar pero no en pocas ocasiones, peores que los dirigentes, o que las  jefaturas que nos gobiernan.

Mientras las potencias mundiales buscan alianzas, desarrollar son políticas globales, con acuerdos y desacuerdos, reforzando las tres principales sobre todo su aparato militar, reconociéndose preparadas para la guerra ya, o en el futuro muy cercano, los don nadie nada hacemos, si acaso continuar soñando con salvadores electorales, centrados en nuestro ombligo, en lo meramente local, retornando incluso esa falsa y terrible esperanza llamada nacionalismo.

Esa idea suicida que que los oligarcas y explotadores locales son, por ser locales, mucho más cercanos a padres y madres protectores que los globalizadores, que al ser de otros países, nunca podrán amarnos de la misma manera, y nos arrebatan la soberanía nacional, o sea la soberanía de una clase opresora nacional, pues no otra cosa ha sido, es y será la llamada soberanía nacional. Puede cambiarse la llamada soberanía nacional por lo de la liberación nacional, que es lo mismo solo que en lenguaje más guay, más "alternativo".

Para que los dominados puedan empezar a ser una fuerza a tener en cuenta, tienen que actuar en un doble sentido: la recuperación de una conciencia de ser alienado, lo que supone escapar de las trampas del ciudadanismo, el nacionalismo y los populismos-por separado o mezclados en coctel letal- y la transformación interior.



La aceptación de ser un alienado, o en lenguaje crudo una marioneta de los diversos poderes, a través, hoy, de las televisiones fundamentalmente, pero sin excluir la prensa,también sostenedora de esa visión que divide a las potencias en buenas y malas, preparando el terreno para que nos dejemos matar como chinches en los campos de batalla-, requiere la búsqueda de un sentido profundo de la vida, y de una negativa por tanto a considerarnos estómagos andantes, gozadores y disfrutadores del cada vez menor tiempo libre que nos dejan quienes nos gobiernan, como escapatoria, cierto, de una vida infernal y esclava, que nos hace pensar en viajes, cenas y demás como evasión comprensible.

Las preguntas típicas y tópicas deben seguir en pie: Quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos, sumándose la interrogación constante de si esto es lo que queremos, si la vida que llevamos es verdaderamente humana. La trascendencia, se crea o no en un Dios creador, debe estar ahí .

De lo contrario no habrá verdadero cambio, o el cambio será a algo mucho más nefasto, como vimos en los regímenes comunistas. El materialismo ateo, al cerrarse a esas preguntas, a esa trascendencia, es un elemento embrutecedor, deshumanizador. Cierto que la religión fue el opio del pueblo, y en algunas zonas del mundo, especialmente hoy en el islámico, lo sigue siendo. 

Como escribió el "anarcocristiano" Lev Tolstoi-en realidad él dijo que era cristiano, no anarquista, aunque compartía casi todo con ellos menos la violencia, y, por supuesto, el ateísmo- en La Ley del Amor y La Ley de la Violencia, entre fines del siglo XIX y principios del XX, el cristianismo no era más que el ropaje de una sociedad en realidad pagana-yo apuntaría que paganismo romano o griego, es decir el de las guerras y la esclavitud, reconociendo, por supuesto, las grandes aportaciones humanísticas, sobre todo del segundo-. Es decir que en la práctica el materialismo se comió también a las religiosidades, siendo elemento justificador de un Orden injusto y antievangélico, para cualquier lector de este último libro.

Esa transformación interior podemos llamarla sin vergüenza espiritualidad. Que para diferenciarla de esas corrompidas religiones-tampoco generalizo, hay gentes de las iglesias apegados al amor al prójimo dejándose la salud y el pellejo por el mundo, de manera probablemente más clara que la de los ateos y agnósticos-, brota de dentro hacia afuera, y busca la libertad de conciencia, la aceptación reflexiva y voluntaria de una fe, de una creencia, de una trascendencia, la defina como la defina.

Esa espiritualidad, que debe ver lo universal de lo humano-reconociendo diferencias particulares, pero haciendo hincapié en lo primero- debe fusionarse con lo que antaño se llamo internacionalismo obrero, renovado y superado el materialismo más o menos evidente de su teóricos más importantes del siglo XIX. En nuestra cultura, podría ser un cristianismo radicalmente renovado, vuelto al Evangelio, a esas fraternidades originales, que llevaran el apoyo mutuo, el amor o la solidaridad a la población sufriente, a ese abajo cada vez más destruido, más desolado y empobrecido.

Esta unión de espiritualidad y conciencia de dominado y explotado crearía un potente foco de luz, de lucha mundial, de intento, aunque fuera fallido, no importa, de frenar lo que se nos viene encima y lo que ya tenemos.

¿Hay o no tiempo?. Me inclino por lo segundo, pero la esperanza, aunque lúcida y contradictoriamente pesimista, es lo último que se pierde.








lunes, 10 de septiembre de 2018

Un enemigo del pueblo

En el Teatro Kamikaze se está representando una obra, de manera sumamente original, por su formato participativo, inspirada en el relato de Ibsen: Un enemigo del pueblo.

Un pueblo decide crear un balneario para hacer llegar el turismo y mejorar el nivel de vida de sus habitantes. Pero el médico del citado balnerario descubre la contaminación de sus aguas. Aquí empieza un debate sin salida fácil entre diferentes posturas: ¿decir la verdad, criticar el sistema, con las consecuencias de dejar al pueblo sin una importante fuente de ingresos, perjudicando a sus ciudadanos?. ¿Creemos realmente en la libertad de expresión?, ¿podemos decir siempre lo que pensamos sobre las cosas, aunque lleguemos a perjudicar a otros, incluso familiares y amigos?. 

Distintos personajes representan distintas posturas, planteamiento iniciales honestos y radicales cambian al enfrentarse a la cruda realidad y sus contradicciones: miedo a perder el empleo, por ejemplo. Lo más interesante de la obra es el debate sobre la democracia: ¿debe haber sufragio universal, o los ignorantes y a quienes sólo les interesan sus vidas privadas debería impedírselo?. 

¿Es lo que se llama pueblo una masa dañina, capaz de votar lo peor, y traer para todos nefastas consecuencias?. Aquí destacaría que el teatro deja la palabra a los espectadores sobre el voto, sobre la democracia .Yo tengo que decir que estuve a punto de intervenir, pero mi terrible timidez me impidió hacerlo. En mi opinión, todas las posturas escuchadas partían de una falacia: el voto libre.



Dejando aparte el carácter destructivo y dañiño para nosotros del sistema de partidos, máquinas para expoliarnos y dividirnos por todo-muy útil, por tanto, a la clase dirigente y a los nuevos aspirantes a serlo, naranjas y morados-, no hay voto libre. El voto está claramente teledirigido, y por tanto manejado por los medios televisivos del capital. Vamos, que la gente en su gran mayoría vota lo que la mandan. Antes dos opciones, ahora cuatro.

Por tanto una democracia seria requeriría, además de poner fin al sistema de partidos, o si se quiere porque suena más digerible al monopolio de tal sistema, los partidos estatales, salir del Capital, entendido éste como un tinglado mediático-empresarial que maneja nuestras vidas y dirige nuestras conciencias. Lo que supone, de paso, plantear cómo ir saliendo del régimen asalariado.

Proyecto sumamente complicado, pero sólo yendo a la raíz podríamos hablar de democracia. Lo demás, voto universal o restringido, democracia participativa-caldo de cultivo de caudillos-, mixta o mediopensionista es dar palos de ciego, es admitir, queramos o no, lo que nos dicta el régimen.

Esta es la opinión que no me atreví a dar en público. Supongo, claro, que hubiera causado una mezcla de rechazo, estupor y sorna entre los  asistentes.

sábado, 25 de agosto de 2018

Capitalismo terminal. Anotaciones a la sociedad implosiva

Estamos ante un texto brillante situado en la tradición de la autonomía obrera, de la corriente llamada consejista, en el cual se analiza la situación económica de las últimas décadas, el paso del capitalismo extensivo, especialmente el de la posguerra, los llamados treinta gloriosos, que favorecieron el desarrollo del Estado de bienestar como instrumento de encuadramiento y absorción de la clase obrera, la llamada paz social,al intensivo actual, cada vez más explotador y expropiador del patrimonio de la sociedad.

Para Corsino Vela el capitalismo, que más allá de la economía es una forma de relación social, cada vez más totalitaria, ha alcanzado sus límites, no tanto el ecológico, sino el social y el de crecimiento y aumento de los beneficios. Las contradicciones se han apoderado de él, ya no logra acumular beneficios para continuar expandiéndose tras la crisis, sino que vemos cómo la maquinaria va cayendo.

La terciarización de la economía con el desarrollo de la llamada economía de servicios, impulsa el trabajo llamado improductivo. Y aunque durante un tiempo la sociedad de servicios, de ciudadanos consumidores, y la financiarización de la economía, pareció ser eficaz como forma de absorber el excedente del trabajo industrial, logrando la pacificación e integración de los ciudadanos consumidores y hacernos creer en la bonanza de la ficción financiera, de las bolsas, tal situación ha tocado a su fin con la crisis iniciada en 2007-2008.



Las respuestas que ha dado el régimen del capital para invertir la situación, están fracasando. La subcontratación, la mencionada terciarización, la reducción salarial, la respuesta tecnológica con la robotización, e incluso la respuesta espacial-ciclos productivos en China y sur de Asia-, no están consiguiendo el aumento de beneficios, de la rentabilidad.

De ahí que para Corsino nos encontremos ante la fase terminal del capitalismo. El libro muestra ejemplos de sectores como el automovilístico, o el logístico, adquiriendo éste gran importancia en los últimos tiempos, mostrando sus contradicciones, como el aumento del gasto,por su carácter global, pese al intento de reducir costes, y la debilidad que implica que huelgas en ese sector, por ejemplo, puedan dañar gravemente todo el aparato del ciclo productivo.

De especial interés es la última parte del libro, donde habla de la gestión democrática del colapso. 

Señala la crisis de lo que él llama democracia de consumidores, en realidad una ficción sometida al dominio del capital, en última instancia, y el fracaso de los nuevos reformismos, la llamada nueva izquierda, en realidad una socialdemocracia demagógica que en una situación de caída del capital, de sus beneficios, ya no puede lograr nada.

Los ejemplos de Syriza en Grecia, y Podemos u otros parecidos en España, son ejemplo claros de esa ficción o ilusión reformista, de ese camino a ninguna parte, pues ya no hay apenas dinero para repartir, descomponiéndose junto con el capital el Estado de bienestar. Salvo para los dirigentes de esos grupos, claro, que podrán enriquecerse y acumular un buen capital durante un tiempo, ya que hablamos de capitalismo.

La propuesta final de Corsino Vela, como ya se ha señalado, es la autoconstitución de la clase obrera, el reconocimiento de la población proletarizada de su situación, de lo que somos realmente, y constituir una clase autónoma, con sus propios valores, contraria a los partidos y al sindicalismo de concertación, incluso siendo crítica con el modelo sindical - pues con la precarización, el paro y el empleo temporal ni siquiera es apenas posible el sindicalismo tal como lo entendemos, aparte del límite histórico de este movimiento de no salir, salvo en algún sector como el sindicalismo revolucionario, de reclamaciones salariales o de horarios-, siguiendo el ejemplo de la Primera Internacional y su lema: "la emancipación de los trabajadores es obra de los propios trabajadores".

Necesitamos retomar un verdadero antagonismo, una lucha autónoma, una ruptura con las instituciones, con el Orden, pues de lo contrario no tendremos ningún futuro.

https://soundcloud.com/traficantesdesue-os/capitalismo-terminal-apuntes-a-la-sociedad-implosiva

viernes, 17 de agosto de 2018

La sabiduría del desierto. Dichos de los padres del desierto del siglo IV

Interesante libro que nos lleva a un mundo hoy olvidado y desconocido. El de los eremitas del siglo IV, aquellos hombres y mujeres que abandonaban las ciudades y marchaban al desierto a encontrarse a sí mismos, a buscar la salvación, lejos de una sociedad con la que no compartían valores, que les convertía en alguien que no eran ellos, sometidos a coacciones que ocultaban la verdadera realidad interior, que desvirtuaba la forma de vida evangélica, pese a haberse declarado el cristianismo religión oficial del Imperio.

La salida buscada era, inicialmente, individual. Y decimos inicialmente porque, en realidad, pese a la imagen típica del ermitaño como individuo aislado de todo y de todos, encontramos que junto al silencio, meditación y oración, necesario para purgarse interiormente, había un tipo de comunidad. 

Peculiar, si se quiere, pero comunidad al fin y al cabo, donde la hospitalidad, la caridad, los consejos, las reuniones ocasionales, la vida en común entre el "abad" y el noviciado, por ejemplo, estaba presente.

Es más, aunque los Padres del desierto practicaban el ayuno y los ejercicios ascéticos, por encima de ellos estaban las buenas obras. No eran por tanto los ermitaños individuos aislados. Comprendieron, de manera lúcida, que para encontrar al prójimo hay que encontrarse a uno mismo, abandonar la vida de las ciudades con sus prejuicios sociales, sus ataduras al que dirán, a las convenciones. Eran, en el fondo, con sus límites y defectos, los viejos eremitas hombres libres, que trabajaban manualmente, vendiendo sus productos en el mercado, y viviendo una vida materialmente muy modesta.

Los Padres del Desierto no se oponían a la nueva Iglesia, pero permanecían alejados de las disputas teológicas, pues eran lo suficientemente humildes para saber que no tiene mucha lógica disputar sobre la naturaleza divina. Ellos buscaban el encuentro personal con Dios, la unión con Cristo en el silencio. Pero tenemos el convencimiento de que si la tradición eremítica se hubiera mantenido, tarde o temprano habría estado en el punto de mira de la Iglesia, como llegaron a estarlo los místicos.

Comprendían los pecados y debilidades humanas, y los más conscientes entre ellos se negaban a condenar al prójimo, incluso a denunciar a quienes les robaban,como sucedía en ocasiones, considerándose pecadores, y buscando devolver mal con bien.

Aunque para muchos el ermitaño sea una figura de la que no se puede aprender nada, una sombra de un pasado inservible y caduco, como un viejo cachivache, a mí me parece todo lo contrario.

En una civilización del ruido, de las prisas, del culto al estar haciendo cosas, entrando y saliendo, el ejemplo de los eremitas es más de actualidad de lo que parece.

También puede servir de ejemplo a quienes hablan de lograr una sociedad convivencial-lo que un viejo y verdadero cristiano llamaría una comunidad de amor-, en el sentido de que contaminados como estamos de falsos valores, de competencia, de tecnología, de egocentrismo, de un falso yo, intentar una aventura colectiva de convivencia y hermandad, es construir la casa por el tejado.

Primero toca el cambio interior, el encuentro con uno mismo, la huida, en la medida de lo posible, del mundanal ruido. Tras ello, viene el encuentro con los otros, la lucha por una nueva sociedad, donde la explotación y la dominación no tienen lugar, pues el otro es un reflejo de uno mismo, no un objeto, como sucede en nuestra civilización decadente.



Si alguna vez el cristianismo quiere volver a su esencia, ser una espiritualidad de amor entre los hombres, de servicio de unos a otros,y por tanto ser punta de lanza de un verdadero cambio social-el capitalismo es incompatible con el ideal del Evangelio- ,  el ejemplo de los Padres del Desierto sería algo a tener en cuenta.

No digo que sea necesario que millones de hombres vayan a los desiertos o a las altas montañas, pues las repeticiones mecánicas no son positivas, pero sí es necesario conjugar el encuentro con uno mismo, buscando el verdadero yo, en un clima de silencio, con el encuentro con el prójimo en pueblos y ciudades. 

Quizás, en algún momento, un nuevo cristianismo renovado tendrá que decir adiós a la reclusión en Iglesias y Monasterios, con sus rituales mecánicos y sus normas moribundas, para constituir pequeñas comunidades , mezcla de silencio y actividad altruista con el resto de la sociedad, que por sus obras logre ser un ejemplo a seguir. Como los padres del Desierto, sin discursos, sin grandes palabras, sin prédicas grandilocuentes y misioneras.

Sólo dando la mano y aconsejando, como los hombres y mujeres libres, y viviendo de su propio trabajo, trabajo también libre.

lunes, 23 de julio de 2018

Riesgo de suspensión de pagos en España

Frente al silencio oficial e incluso la fanfarria de que la economía va viento en popa, en youtube se pueden encontrar algunos vídeos que explican con sencillez y amenidad la realidad detrás de la cortina, de la ficción del crecimiento económico. Lo que se nos viene encima si el BCE pone fin al Programa EQ, mediante el cual se compraba la deuda de nuestro país a un interés prácticamente cero.

También, gracias a vídeos como éste, podemos barruntar el porqué-o uno de los porqués- de las medidas que quieren aplicar las viejas y nuevas   izquierdas del capital, ahora en el poder, fundamentalmente la enorme subida de impuestos.

Por interés, y porque es nuestro deber conocer la verdadera realidad, por negativa que sea la imagen que nos refleja el espejo, subo el mencionado vídeo para la reflexión.

Eso sí, como dice el autor, pese a la amenaza que se nos viene encima, el futuro no está escrito, y las medidas podrían posponerse.


domingo, 15 de julio de 2018

Reflexiones sobre la era de la telecracia y las movilizaciones dictadas por las autoridades: la guerra, ha terminado

Andaba el otro día meditando sobre chorradas, como casi siempre, recordando una vieja consigna que no logro situar exactamente en el tiempo, años ochenta o noventa, la memoria falla ya en un cuarentón. Este lema,  era el siguiente: "Televisión, manipulación". Viene esto a cuento porque trataba de recordar si lo mortecino de las protestas actuales, sus consignas, sus propuestas, sus metas, habían sido siempre iguales. Si la aceptación de ser un rebaño teledirigido existía desde que tengo memoria.

Y recordé, ya digo, tal consigna, sin ser capaz de situarla en el tiempo, ni de dónde surgió. Sí recuerdo, porque era ya veinteañero, alguna pegatina contra la telebasura, y algunos debates con preocupación de los presentes de hacia dónde se dirigía la televisión. Hoy la telebasura está totalmente aceptada, nos inunda a todas horas, y no se vislumbra la menor protesta social contra ella.

Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que junto a la telebasura se ha creado un nuevo régimen político silencioso, que era lógico que llegara, pues los medios lo permiten: la telecracia. Este nuevo sistema da un paso más en  la brutalización ejercido por la abyecta telebasura , que consistió en normalizar los insultos y la intromisión más absoluta en la intimidad de las personas, los debates de horas sobre la vida de determinadas personas; proyecto de las autoridades que indudablemente contribuye a degradar la condición humana lentamente, gota a gota.

Con la crisis económica y política, surge la necesidad de, para evitar posibles descontentos y revueltas, ante la desafección ciudadana a los viejos partidos, renovar el aparato dirigente, reenganchar e ilusionar a una población, ya constituida-constituidos- en populacho burgués consumista, tras unas décadas de relativa bonanza económica y enterrada salvo en algunas fechas puntuales y consignas para consumo interno de partidos y sindicatos de izquierdas la conciencia obrera, la lucha de clases o el breve espejismo setentero de las luchas autónomas fabriles-y ya sin apenas fábricas tras la reconversión industrial felipista- contrarias a los Pactos de la Moncloa, entierro de toda contestación y antagonismo real con el Orden.

Esta renovación de las ilusiones se hizo a través de la televisión, presentando a dos partidos presuntamente regeneradores o renovadores, para mayor claridad de la jugada, uno por la izquierda, Podemos, y otro por la derecha, Ciudadanos. Nuevas caras, una aceptable para el burgués clásico, tradicional, que no quiere el menor sobresalto. Otro para consumo de la izquierda burguesa populista, jóvenes y talluditos con discursos a veces rebeldes, contestatarios, que apoyando a Pablo Iglesias se sentían revolucionarios, alternativos, opositores del sistema.

Sentimientos que no eran más que un juego ficticio: sus seguidores eran y son, con todos los respetos para los amigos y amigas seguidores de tal personaje, votantes tradicionales de la casta. Descontentos porque el ideal de vivir cada vez mejor económicamente, de poder disfrutar de la vida, se obscurecía 

El podemita representa esa masa que buscaba un Líder, un Partido,  que quitara a los ricos, para hacer revivir la clase media.



Nada hay de contestatario y alternativo en Podemos, sus seguidores y sus votantes: su sueño era un Isidoro 2.0, como dice un buen amigo con talento, sevillano para más señas. Un mesianismo laico, continuador del Felipe González de los 80, ahora  digitalizado. El sueño ha durado muy poco, salvo para los fanáticos: Iglesias y su pareja se han enriquecido en tiempo récord, sin ser capaces ni siquiera de disimularlo frente a sus votantes, que no son para ellos más que una masa de borregos a los que timar.

No hay por qué sorprenderse, ni caben inocencias: eso ha sido, es y será el populismo. Conste, como autocrítica, que yo fui precursor de lo que podemos definir como peste ciudadanista o democratista. 

Pertenecí a Ciudadanos hasta 2009, en que dije adiós. Populista de primera hora, vamos. A destiempo, claro, pues no tuve la menor opción de enriquecerme y chupar del bote, ya que los medios de entonces se decidieron por UPyD, a la que luego abandonaron, por ser menos manejable y meterse con la banca.

Junto a esto, ha hecho su aparición un fenómeno muy inquietante, otra señal más de descomposición social y de evaporación del pensamiento crítico: las movilizaciones dictadas por las propias autoridades. Esto es evidente en dos fenómenos dispares. Uno, el famoso Proces, aquel tinglado, que aún colea y coleará un tiempo, en el que una serie de autoridades inmersas en el saqueo y corrupción típicos del sistema partitocrático, basado en el reparto del dinero público, lograron pasar de causar indignación a concitar la admiración de parte de la población catalana, incluyendo los sectores marginales revolucionarios- perseguidos por tramas falsas- simplemente al sacar de la chistera el independentismo, vistiéndolo de derecho a decidir.

El éxito de este movimiento ha sacado a la luz la realidad: la muerte de la conciencia obrera, del ser un individuo explotado, dominado y alienado, y el triunfo de ese democratismo burgués que se traga la farsa del voto, de que somos ciudadanos iguales en derechos y en deberes. Empoderados, vaya, por usar esa palabreja tan espantosa de moda en los nuevos falsos contestatarios, fenómeno que Miguel Amorós o Corsino Vela llaman la izquierda del capital.

Así el nacionalismo, esa idea nefasta que tanto contribuyó a las guerras y a la destrucción definitiva del movimiento obrero, esta nueva carlistada, es tragada y digerida gustosamente por muchos llamados alternativos, que se convierten en los tontos y tontas útiles del capital y las autoridades estatales, sitas en Cataluña.

El otro movimiento de las autoridades, ha sido el impulso al feminismo. Su crítica es mucho más difícil, pues el virus de la corrección política es tan fuerte, que señalarlo te convierte en un derechista, en un reaccionario. Pero aquí nos la suda la corrección política. Buscamos, acertando o equivocándonos, la verdad.

Y la verdad, por dolorosa que pueda ser para algunos es que la huelga feminista fue apoyada por los medios de comunicación de todo signo, desde la tele pepera, hasta las teles que se presentan de izquierdas-en realidad, se ve claramente que izquierdas y derechas son las dos patas del sistema, éste necesita a ambas, pues necesita crear la ilusión de dos mundos enfrentados, para enfrentar a la población y hacerles creer que una parte de sus títeres están de su parte-.

Y todos sabemos qué son las teles y a quién pertenecen. Por tanto, cuanto menos debería resultar sospechoso que el capital favorezca huelgas. Y lo hace porque, aunque nuevamente esto rechine a los oídos biempensantes,  el feminismo, hoy, es un movimiento puramente institucional, sin más objetivo que las mujeres participen en igualdad de condiciones con los hombres en las tareas de dominar y explotar. Por tanto es un movimiento muy beneficioso para el aparato, o los aparatos que nos gobiernan, favoreciendo, de paso, la destrucción de las relaciones hombre-mujer, doble éxito para ellos, y también reforzar el Estado policial, pues hace pocos hemos escuchado propuestas de condenar los piropos-que ya casi no se oyen- y hasta las relaciones sexuales si una mujer no dice claramente sí, es decir como el viejo nacionalcatolicismo, quiere entrometerse en los asuntos carnales de cada uno.

Es lógico que esto lo apoye la llamada izquierda del sistema. Menos que quienes dicen oponerse a él se traguen el sapo sin la menor mirada crítica.

Pues así estamos en Occidente: el pensamiento revolucionario ha sido enterrado. El pensamiento prosistema, sea cual sea su colorido, ha triunfado. Como decía Franco: cautivo y desarmado el ejército proletario-ya lo sé, he querido cambiar lo de rojo-, han alcanzado las tropas del Estado y el capital sus últimos objetivos. La guerra, ha terminado.




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domingo, 1 de julio de 2018

El país de los pájaros que duermen en el aire. Un paseo por la extraordinaria Naturaleza española

Para este verano, y saliéndome de las lecturas habituales, o quizás  sea mejor decir volviendo a etapas desaparecidas de mi vida, fases que con el tiempo, sin darte cuenta, en invasión silenciosa,cual termitas melancólicas, vuelven a ocupar un espacio en las inquietudes, en las estanterías; nostalgia de la infancia, añoranza de una vitalidad, unas ilusiones y unas esperanzas que el tiempo amarillea y marchita, escapando, digo, de los libros habituales en los que me recreo, un tanto tóxicamente, los últimos años de mi existir; recomiendo un texto de la bióloga y divulgadora Mónica Fernández-Aceytuno.

Vi su obra, de casualidad, en la sección de Naturaleza, como me gusta decir, de una céntrica librería de la ciudad. Su nombre me trajo la evocación de los años noventa, cuando mi padre compraba el ABC, y el nombre de Mónica aparecía de vez en cuando firmando pequeños recuadros, bellamente escritos, sobre la fauna y la flora de nuestro país.

No pude resistir la tentación y me hice con la obra .En ésta, fiel a su estilo narrativo poético, nos lleva de paseo por la geografía terrestre, marítima y aérea de nuestra patria chica, presentándonos a los amigos vegetales y animales que comparten nuestras vidas y que, en general, no suelen centrar nuestra atención, como si fueran viejos cachivaches abandonados en algún rincón de las casas, las calles, las ciudades, los campos.



Ella misma vive en una aldea muy cerca del mar, conectando dos mundos, lo que se nota en su profundo amor y conocimiento de la Naturaleza, en sus ruidos y silencios, el aullido del viento, el crujir de las hojas, el zumbido de los insectos, el canto de los pájaros, la sombra acogedora de los árboles.

El título del libro, además, hace mención a los vencejos, ese extraordinario pueblo aéreo, habitante perenne de las nubes, salvo para criar, presente con su chirriar en los amaneceres y ocasos, por desgracia en franca decadencia por obra y desgracia de otro pueblo, el humano. Y el vencejo es un ser por el que siento, al estar vinculado a mi vida desde pequeño, esperando siempre con entusiasmo su llegada, un enorme aprecio, y, tengo que decirlo, envidia, al sentirme esclavizado a una vida encadenada al suelo.

Por las páginas de El país de los pájaros que duermen en el aire, no pasa sólo Mónica, sino pescadores, campesinos, amigos, investigadores... que nos informan de las vidas y costumbres de esos otros compañeros de paso por este purgatorio llamado Vida.

Y del prólogo me quedo con su idea de la necesidad de una nueva rama del árbol, una rama que una ciencia y humanidades. Esperemos que, algún día, esa rama pueda despuntar y acoger bellos nidos.