miércoles, 31 de diciembre de 2014

Del mundo cuántico al Universo en expansión

La editorial Fondo de Cultura Económica dispone de una colección, La Ciencia para Todos, donde, de la mano de diversos divulgadores , intentan acercar los conocimientos científicos al público en general.

Uno de estos libros interesantes es Del mundo cuántico al Universo en expansión; en él el autor, Shahen Hacyan, intenta acercarnos al Cosmos en su complejidad, la que va de lo micro, el mundo cuántico, el de la dualidad onda-partícula, las cuatro fuerzas fundamentales del Universo: la gravitación, el electromagnetismo, las interacciones fuertes y las débiles; hasta el campo de Higss, las simetrías o la teoría de las supercuerdas, hasta legar a lo Macro, al Universo, sus estrellas y galaxias, su formación, su edad, la teoría de la inflación, su composición química...

Muchas son las dudas y los interrogantes sobre lo que nos rodea, desde el mundo cuántico a los agujeros negros, entre otros muchos temas. Siempre serán bienvenidos los textos que intentan acercar a los interesados sin formación científica a temas tan complejos como apasionantes y fundamentales, pues nada tan importante como llegar a conocer cómo se originó todo, de dónde venimos, cuál es la verdadera realidad detrás del escenario y cómo acabará el Universo.

Del mismo autor y la misma colección nos espera Relatividad para principiantes, que tiene muy buena pinta.

Nuestra enhorabuena a todos los proyectos culturales, como éste, que se empeñen en acercar estos temas de la ciencia, en cualquiera de sus ramas, a la ciudadanía en general. Y es que, a veces, lo que a los estudiantes de letras nos asustaba en los colegios, puede acabar por resultarnos apasionante, siempre, claro, que se encuentren las personas que sepan atraer y hacer relativamente asequibles en sus explicaciones estas materias. Lo que no es fácil.


lunes, 22 de diciembre de 2014

La agonía del Eros

Comentábamos en el anterior escrito del blog tres libros de Byung-Chul Han centrados en el mundo digital y las consecuencias, a su modo de ver más negativas que positivas, que tal revolución está trayendo a nuestras vidas.

Pues bien queremos comentar, para finalizar con este autor, un libro no menos interesante y que hace pensar en relación al tema del amor, el erotismo y la sexualidad: La agonía del Eros. Si en los libros sobre el mundo de las redes su postura contradecía la dominante que lo ve como un espacio de libertad y de comunidad, en esta obra también se opone al pensamiento tan frecuente de que vivimos una época de exaltación del Eros, de un erotismo por finan naturalizado.

Su tesis es que en la sociedad del rendimiento, del narcisismo creciente, lo que él llama en un momento el Régimen del Yo, al erosionar al Otro, el erotismo va languideciendo. Esa sería, en su opinión, la causa fundamental de la agonía del Eros, más que el mundo de posibilidades ilimitadas que producen las nuevas tecnologías en el ámbito de las relaciones, como sostienen algunos pensadores.

Para los sujetos crecientemente narcisistas de la sociedad actual, narcisismo impulsado por el capitalismo pero también por la tecnología digital, el mundo, el o los Otros son proyecciones de sí mismo, donde la negatividad, la alteridad del Otro, debe limitarse o reducirse en todo lo posible frente a la positividad, los sentimientos agradables, el disfrute, la excitación sin consecuencias. Pero el Eros requiere de un Otro, de una salida de sí mismo, de un vaciamiento interior para poder desplegarse.

Para el capitalismo, todo debe acabar lentamente sometido al consumo, a la mercantilización o monetarización, a la exposición como mercancía; de ahí el incremento de la pornografía, la conversión del Otro en objeto sexual. Se va desarrollando una sociedad pornográfica que es, en realidad, la antípoda del Eros, pues provoca la destrucción misma de la sexualidad, al convertirse ésta en objeto de consumo, de exposición visual,donde desaparece la seducción, los velos, la fantasía,el insinuar sin mostrar claramente, elementos imprescindibles para mantener el Eros vivo.

En opinión de Han, la debilidad de la pareja, de las relaciones  amorosas en el tiempo presente no tiene nada que ver con el exceso de imaginación o fantasía, sino con unas expectativas demasiado altas respecto al Otro, lo que hace que muchas veces no se soporte el choque con la realidad. Es como si no se quisiera reconocer las imperfecciones y negatividades inherentes a todo ser humano, pues, como decíamos anteriormente debe dominar el buen rollo, lo agradable, lo placentero, el disfrute, en definitiva borrar toda negatividad.

Esta crisis de la fantasía, de la imaginación, del Eros, explicaría, para Han, la crisis del arte y la literatura, e incluso de la política entendida como acción común, como un nosotros que actúa con desprendimiento y valentía, valores contrapuestos a la sociedad del deseo, de sujetos buscadores del rendimiento aislados en sí mismos. Para él hay un vínculo secreto entre Eros y política, pues una vida consagrada a un ideal no se aleja de la intensidad propia del amor.

Es más, resulta muy interesante la tesis final de Byung de que sin Eros , sin haber sido amigo o amante, el pensamiento pierde vitalidad e inquietud, deja de lanzarse a lo no transitado, para amoldarse a lo existente o seguir los caminos trillados.

La agonía del Eros nos puede servir para entender la aparente paradoja de como el erotismo agoniza en una sociedad en la que se imponen modas en el vestir donde se muestra casi todo a la vista, desde los pechos hasta el culo-nos referimos, por ejemplo, a la moda veraniega de los minipantalones que dejan visible una parte del trasero-. Para el autor el éxito de esta manera de vestir probablemente representaría el triunfo de la sociedad de la hipervisibilidad, del escaparate, de la exposición, pero no del Eros, lo que podemos intuir en el rechazo a la mirada discreta, sin más, que observamos  cada vez más en esta sociedad sexualidad en sus formas, en su apariencia.

 Y si a la sexualización, que no erotización, le sumamos, en nuestro país, la creciente campaña contra los malos tratos en la pareja basada en criminalizar a los hombres y en alentar la denuncia, nos encontramos con que, realmente, podríamos hablar de una agonía del Eros profundizada por  una ruptura cada vez más grande de las relaciones entre hombres y mujeres, dominadas crecientemente por la desconfianza. ¿A dónde nos dirigimos realmente?


jueves, 11 de diciembre de 2014

En el enjambre. Psicopolítica, transparencia y el panóptico digital

De entre los libros que hemos leído últimamente queremos destacar tres textos que, en cierto sentido, forman una trilogía, pues los tres suponen una reflexión sobre la revolución digital, sobre el mundo de las redes sociales. 

Se trata de : En el enjambre, Psicopolítica y La sociedad de la transparencia.  Su autor se llama Byung-Chul Han, filósofo de origen coreano que actualmente reside en Berlín y que podemos considerarlo el pensador de los problemas y enfermedades individuales y sociales provocadas por el mundo moderno, incluyendo lo que denomina en una de sus obras-pendiente de lectura- La agonía del Eros.

 En los tres libros citados, libros de pocas páginas pero que requieren una lectura atenta pues, aunque amenos y muy interesantes por el tema tan de actualidad que toca, en algunos capítulos o partes de ellos usa un lenguaje complejo, de difícil seguimiento, que es para nosotros uno de los grandes males de la filosofía contemporánea que, consciente o inconscientemente parece querer separar profundidad de sencillez, como si no fuera posible mezclar profundidad con claridad expositiva, lo cual lastra su seguimiento e interés por la mayoría de la población. No obstante, dicho todo esto, queremos recomendar sus lecturas, pues son textos provechosos y que animan a la reflexión y se separan del pensamiento dominante.

Frente a la idea mayoritaria de que el universo digital, el cosmos de las redes sociales es positivo e incluso emancipador pues son espacios de libertad y de comunidad la tesis de Han es la opuesta. Para él, en realidad y frente al viejo panóptico de Bentham, es decir la sociedad del control y vigilancia clásicas, donde un centro vigila a los reclusos, se ha construído un panóptico digital, en el cual, a parte del control del Estado y las Empresas, todo el mundo  controla a todo el mundo, todos somos vigilantes y vigilados a la vez, actores y víctimas.

Se ha constituido, como titula uno de sus capítulos de La sociedad de la transparencia una sociedad pornográfica, de desnudo colectivo, donde se destruye la singularidad, lo oculto, las máscaras, los artificios que ocultan partes de nosotros. Ocultamiento que según Han siempre es positivo, en todos los aspectos, pues es lo que nos hace interesantes como personas .Frente al elogio moderno de la transparencia, el autor considera que ésta supone la destrucción de la confianza y una apuesta decidida por el control y la vigilancia.

El denominador común de sus libros es que la nueva sociedad digital, aunque se cree libre, es, en realidad, una sociedad de sumisión voluntaria, de exposición libre a la mirada panóptica, donde el viejo Big Brother se transforma en Big Data, apoderándose de los datos entregados voluntariamente por los individuos, lo que permite al sistema de dominación poder condicionar a las gentes de manera prerreflexiva, accediendo incluso al inconsciente colectivo. Esto supone pasar de la biopolítica a la psicopolítica, es decir al uso de un poder seductor e inteligente que consigue que las personas se exploten y opriman a sí mismas.

Frente a la expresión de comunidad de internautas u otras afines, no hay verdadera comunidad en el Reino de Internet, según el autor. Cabría hablar más bien de enjambre, es decir una multitud ruidosa de Egos, de individuos aislados, incapaces de una acción común, de una acción política seria, de manifestarse como una voz.

Pese a lo que comunmente se piensa, la revolución digital no permite la creación de un verdadero contrapoder, ni, prácticamente de reflexiones serenas, pues el ruido o zumbido constante destruye el silencio necesario para pensar en profundidad.

Una comunidad real sólo puede reconstruirse en el mundo, valga la redundancia, real, entre personas que se miran a la cara, dialogan, llegan a acuerdos. Es decir entre gentes que se encuentran en las calles. De ahí su crítica a la sociedad indignada, esa que pulula tanto en facebook y demás redes contra los políticos. La indignación en las redes crea, a lo sumo, movimientos inestables, sin principios serios y verdaderamente alternativos, pompas de jabón que tan pronto se hinchan explotan, sin dejar rastros, ni lecciones provechosas para el futuro, como si hicieron movimientos decimonónicos, con menos medios en todos los sentidos, pero capaces de dotarse de un discurso común. La sociedad indignada es una sociedad agitada, que cree que con esa agitación puede llegar a algún lado, cuando sólo agitamos nuestra impotencia.

También es interesante la crítica que hace de la pomposamente llamada sociedad de la información. Las toneladas de información a la que podemos acceder no ayuda a iluminar un camino a seguir, en realidad enmaraña y obscurece todo. La llamada sociedad de la información y el conocimiento es la sociedad de las tinieblas.

Es verdad, dando nuestra opinión, que Internet permite conocer o reencontrarte con personas del pasado, que puedes encontrar algunas cosas interesantes, análisis que te hagan pensar. Que pueden crearse pequeños grupos que pongan cosas en común; compartir algunos conocimientos. No todo es tan negativo como lo pinta Byung-Chul Han.

 No obstante, quienes piensen que la emancipación de la humanidad se dará a través de las redes sociales, de la revolución digital, se equivoca. Tal pensamiento no es más que una transmutación del famoso mito laico del marxismo. Cambiando el desarrollo de las fuerzas productivas y la nueva clase social producida, o sea el proletariado como motor para la nueva sociedad, por el desarrollo tecnológico. Con la diferencia de que en el marxismo aparecen seres reales de carne y hueso, los proletarios, frente a la tecnoutopía contemporánea que imagina la liberación a partir de nuevos aparatos técnicos.

Ni tecnofobia ni tecnofilia, pongamos las cosas en su justa medida.Y que sus libros les hagan pensar, apoyando o criticando sus tesis, es lo de menos.







jueves, 4 de diciembre de 2014

¿Por qué no hay una alternativa revolucionaria?


Es común preguntarse el porqué de la inexistencia en un país como el nuestro, arrasado por el paro y con un creciente aumento de la pobreza a todos los niveles, de una revolución, o, al menos, de un movimiento de protestas masivas y continuadas en el tiempo.

La pregunta, para nosotros, está mal formulada. No puede haber revolución sin un movimiento revolucionario, sin una alternativa revolucionaria, al igual que no hay chocolate sin cacao.

Por tanto, el interrogante debe ser este: ¿por qué no se ha desarrollado un pensamiento revolucionario en amplias capas sociales?.

Entre los diversos factores nosotros quisiéramos señalar tres, que podrían explicar algo de la situación de pasividad y resignación.

En primer lugar el triunfo, desde hace muchos decenios, de la mentalidad burguesa o de clase media, en la casi totalidad de la población, sin distinción de credos o ideologías. El movimiento obrero, en sus primeros tiempos y luego, posteriormente, en algunas de sus corrientes que fueron adelgazando rápidamente hasta caer en la marginalidad, como el anarcosindicalismo-por errores propios también- planteaba la creación de valores propios que enfrentar a los de la burguesía, al capitalismo. Entre ellos estaba la solidaridad, la cooperación, el apoyo mutuo, la libertad como no dominación, el internacionalismo como fuerza que oponer a un capitalismo progresivamente mundializado…Esto no quedó sólo en la retórica, pues la clase obrera logró crear en diversos países experiencias prácticas, tales como casas del pueblo, ateneos, cooperativas, cajas de resistencia, grupos culturales, escuelas libres, revistas, prensa, incluso llegaron a producirse huelgas de solidaridad-algo hoy por hoy impensable-, sabotajes de productos considerados nocivos y un largo etcétera.

Todo eso fue paso a paso menguando, especialmente tras la segunda guerra mundial y el éxito temporal del llamado Estado de bienestar, Estado que parecía llamado a liberar a la clase trabajadora de sus penurias sin esfuerzo, a través de un mecanismo vertical. La mentalidad burguesa, basada en la centralidad de lo material, la riqueza, el lujo, el confort, la comodidad, la abundancia de bienes, el progreso infinito-idea que ya se encontraba en el pensamiento socialista decimonónico, especialmente el marxismo-, el pedir a las alturas, frente al esfuerzo horizontal y solidario, el desprecio o, al menos, la consideración de inferioridad del trabajo manual frente al “intelectual” destruyó a la clase obrera y su intento de construir una nueva civilización con otros valores. Triunfó la clase media, o, mejor dicho, la mentalidad de clase media.

Hoy, todo el mundo, o casi todo el mundo, gusta de tirarse los pedos más altos que el culo, y se sitúan en la clase media, aunque muchos no lo seamos, siendo la situación más grave que cuando existía un sector que se reconocía y sentía con orgullo como clase obrera; pues parados y temporales precarios, o trabajadores intermitentes, estamos a la intemperie, sin más apoyo que la familia, al haber destruido la psicología de clase media cualquier lazo solidario de clase o de otro tipo que pudiera haberle sustituido-con la familia, por cierto, reducida de extensa a nuclear, y esta última en proceso de desmoronamiento, esperando que el sistema capitalista-estatal inicie diversos proyectos de ingeniería social para acabar con ella y lograr el trabajador ideal, sometido totalmente al proceso productivo, sin más sueños y sentido que el trabajo asalariado-.

En segundo lugar, y con cierta relación con el tema anterior, está el triunfo de la mentalidad de partido. Se acabó imponiendo en el imaginario colectivo la idea de que un a democracia debe ir unida a un sistema de partidos. Pero el sistema de partidos frente a la democracia de consejos supone la ruptura y división artificial de las clases populares y favorece la creación y renovación continua de una clase dirigente, que enarbola diversas banderas y discursos, algunos supuestamente obreros y populares con los que engañar a la población, si bien es cierto que ésta también gusta de autoengañarse, al fin y al cabo los partidos se sostienen gracias a la gente sometida. Hablábamos de la relación entre los partidos y el movimiento obrero porque el último intento serio de impulsar una sociedad autónoma a todos los niveles, con el trabajo manual como elemento constructor y renovador de la humanidad, o sea los obreros y campesinos, acabó, en gran parte, con el éxito entre ellos de la idea de que necesitaban un o unos partidos que los representaran. Así, los partidos socialista y  comunista, junto con la ingenuidad obrera de acabar por creer en ellos, fueron los sepultureros del socialismo en su sentido primitivo o autogestionario, dando paso a la era de los manipuladores de masas.

La fuerte pervivencia de tal mito, esa creencia mesiánico laica moderna en el partido salvador, que en última instancia va unida al Mesías, que de religioso se convierte en Secretario General, la tenemos en nuestro país en el caso Podemos. Alentado e impulsado por ciertos  medios de comunicación, en nuestra opinión en parte para renovar a una izquierda desgastada y por otra parte en volver a inyectar letales dosis de heroína en el cuerpo social en el sentido de renovar la ilusión en un partido salvador, en un Guía, frenando, con discurso pseudoradical y demagógico cualquier peligro de que surgiera una verdadera alternativa revolucionaria.  Que tales operaciones conciten entusiasmo, curiosa y especialmente en urbanitas y gentes con estudios universitarios ponen de manifiesto que las vanidosas, egocéntricas y engreídas gentes de la modernidad, con toda la información y formación que disponen, con su desprecio al mundo rural y pasado, no están por encima de ellos, y sigue siendo fácil engañarles con cualquier superchería  envuelta en laicismo y que les prometa el paraíso terrenal, en vez de celestial.

En tercer lugar, una causa para nosotros muy importante de la inexistencia de un pensamiento revolucionario serio estriba en el olvido del trabajo asalariado como raíz de la opresión, de la semiesclavitud del mundo moderno. Mientras no se tenga en cuenta la necesidad de lanzar un proyecto que tenga entre sus objetivos básicos estudiar cómo salir del salariado, el sistema de dominio permanecerá eterno.

Existen en la sociedad actual personas y grupos, pequeños, que plantean otros valores, otras formas de ver y entender la vida, que son conscientes de la finitud de la tierra y sus recursos, que sueñan con otra cosa .Pero, de momento, están dispersos y aún siguen, en general, atados, en parte a las viejas y obsoletas mentalidades, con miedo, en el fondo, a parecer radicales y no tener apoyos.


No obstante para nosotros es fundamental que resurja esa alternativa revolucionaria. Alternativa que debe aprender de los errores pasados, como el sectarismo, el fanatismo, la violencia y otros defectos que la lastraron. Y que, junto a unas pocas y claras ideas sea capaz de crear prácticas, como el viejo movimiento obrero. Tal vez, más que plantear una revolución al viejo estilo y soñar con un estallido revolucionario en las calles, cosa que parece muy lejana, si es que alguna vez se produce, tenga que plantearse, esa hipotética alternativa, la creación de comunidades que, sin pretender escapar o aislarse de lo que existe, puedan paso a paso poner en marcha mecanismos de vida, producción, distribución , organización y relacionales diferentes.


domingo, 23 de noviembre de 2014

El evangelio de los esenios

Escrito por el Dr Edmon Bordeaux Székely y publicado por primera vez en 1928  el libro I, llamado El Evangelio Esenio de la Paz, según el autor basado en un antiguo manuscrito encontrado en los Archivos Secretos del Vaticano; la editorial Sirio nos presenta los cuatro libros del mencionado escritor.

En los citados libros se nos presentan textos esenios en los que aparece su espiritualidad, su forma de ver y vivir la vida en comunión con la Naturaleza, con la Tierra, con lo que ellos llaman La Madre Terrenal. No deja de ser una visión den cierta manera actual, que puede conectar con una visión ecológica, respetuosa de todo ser vivo y austera en su rechazo a la riqueza material.

Eran los esenios comunidades que vivían, al parecer, en las riberas de los ríos y lagos y que practicaban una vida comunal, siendo sobre todo agricultores, artesanos y arboricultores, con un gran conocimiento de los suelos y los cultivos, lo que les permitía vivir dignamente en áreas más o menos desérticas y con un trabajo mínimo.

Rechazaban la esclavitud y no había pobres y ricos entre ellos, pues eso suponía estar en contra de la Ley, Ley cuyo conocimiento les permitía cubrir las necesidades materiales sin gran esfuerzo, entre otras cosas por que rechazaban basar la vida en la búsqueda del enriquecimiento y la acumulación, en la creación de necesidades continuas, al contrario que en el delirante mundo moderno.

Combinaban el trabajo manual con el estudio de diversas materias. Su vida era sencilla y frugal, levantándose antes del sol para estudiar y comulgar con la Madre Terrenal, bañándose en agua fría y vistiendo sus blancos ropajes. Tras el trabajo en los campos comían en silencio y acababan sus comidas entonando plegarias. Parte de la noche la dedicaban al estudio  y a la comunión con las fuerzas celestiales. Para algunos evitaban la carne y las bebidas fermentadas, aunque otros rechazan que fueran vegetarianos.

La admisión en la fraternidad o hermandad requería de unos años de trabajo de iniciación.

Sobre ellos nos han llegado testimonios, a veces contradictorios, como el de Plinio o Josefo, que nos los presentan, con las diferencias mencionadas, como buscadores de una vida virtuosa, basada en el amor y la justicia hacia todo hombre, muy religiosos, acogedores en su seno de gente que huía, hastiada, de su vida, buscando otra cosa, darle un sentido diferente a su existencia, lejos de los centros de poder, miseria, opresión,materialismo y corrupción, generalmente las ciudades. Evitaban el comercio, así como comprar o alquilar tierras. Algunos eran célibes, pero no todos, y a veces adoptaban niños.

Su pensamiento, según el autor de los textos, se asemejaba en parte al de los estoicos o los pitagóricos, entre otros. Es decir al de las grandes corrientes filosófico morales y espirituales de la humanidad, aquéllas que han sido trituradas por una doble presión: la de los fundamentalismos religiosos y la del laicismo hedonista, consumista e inespiritual.

Los breves textos esenios son alabanzas al Ángel del Sol, de La Vida, de La alegría, del Aire, del Amor, del Agua, a las estrellas... Es decir son cánticos a la Naturaleza, al Cosmos o Padre Celestial.

En tiempos en que sólo cabe el autoexilio interior, pues no tenemos comunidades a las que acudir en busca de una vida libre, solidaria y con sentido, espiritual en su sentido positivo, la esperanza en que germinen comunidades con similitudes a las esenias, que puedan ir construyendo una sociedad paralela, una escisión parcial de la humanidad-con un pie fuera y otro dentro de la sociedad de la época, como vivían en realidad los esenios- es lo que puede ayudarnos a resistir el vendaval siniestro del mundo moderno, la muerte en vida a la que parecemos condenados.


martes, 11 de noviembre de 2014

La sal de la tierra

Aunque hemos de reconocer que no somos aficionados a ver documentales en el cine, y éste lo vimos de rebote, sí nos parece de justicia recomendar La sal de la tierra

Basado en la obra fotográfica de un reconocido fotógrafo brasileño, Sebastiao Delgado, la película-documental, aparte de acercarnos un poco a su vida lo hace, fundamentalmente, a su obra, y, por tanto, en última instancia a las grandezas y miserias de la vida en la tierra, a lo bello y a lo terrible, que se dan la mano en nuestro planeta.

En la pantalla asistimos con horror a sus fotos en blanco y negro sobre las hambrunas en diversos países africanos, a los muertos por inanición de todos las edades, en toda su crudeza; a las víctimas de conflictos bélicos, como los hutus y los tutsis, entre otros; a las imágenes de caravanas de refugiados, que huían de la persecución del hambre o los machetes.

Pero también podemos maravillarnos con sus retratos de animales, de hermosos paisajes, de tribus humanas que habitan en paz en lugares remotos.

El final es un esperanzador canto a la reconstrucción de la naturaleza, de los paisajes arrasados por la mano del hombre.

En resumidas cuentas La sal de la tierra es un documental que para nada aburre.



jueves, 6 de noviembre de 2014

Manifiesto contra el Progreso

Queremos recomendar un libro pequeño en número de páginas pero grande en cuanto a su mensaje y bellamente escrito, como un poeta del ensayo.

Se trata del Manifiesto contra el Progreso, de Agustín López Tobajas, en el que se hace una revisión crítica de los diferentes aspectos del mundo moderno, de la técnica a la ciencia,  la economía, la cultura, la política, la religión…

Con una piqueta de frases brillantes y agudas reflexiones el autor se encarga de ir demoliendo el Mito del Progreso, la creencia de que la humanidad progresa en línea ascendente, de que el pasado es todo barbarie, de que el desarrollo económico y tecnológico, supuestamente indefinido, nos hace mejores, y nos puede acercar al mejor de los mundos posibles.

Sin embargo justo es reconocer que el espejo de la ilusión progresista, a un lado y otro, de izquierdistas a derechistas, de ateos a creyentes se ha hecho añicos, y sus cristales nos han rajado y han rajado el telón de aparente hierro, en realidad papel, que cubría la quimera del Progreso.

La ideología del Progreso, para el autor, ha dinamitado el mundo reduciéndolo a cenizas para crear un golem tecnológico donde ya no hay alma, sino un vacío, el de los últimos siglos de historia humana.

El ser humano ha sido desarraigado, perdido sus vínculos con la Tierra Madre, con el cosmos, y como expresa Agustín en un bonito párrafo: "el hombre moderno quiere creerse libre cuando no pasa de ser una especie de sombra en suspenso, fantasmal y alucinada, que vaga sin saber quién es y qué hace aquí, en un cosmos enmudecido que no le revela ya ningún sentido. Hundido en su enquicia y en su agnosia, traduce el desconcierto en agresivo espíritu de conquista: cubre la tierra con cemento, plástico y otros materiales igualmente abyectos, devora la duración con sus máquinas infernales…"

Particularmente lúcido nos parece su visión de los hombres y mujeres que constituimos la modernidad, en otro párrafo destinado a pensar: "dos tendencias dominan de forma complementaria los comportamientos sociales del hombre moderno: el individualismo egoico-corrupción de la libertad y la responsabilidad personal- y el gregario uniformizante-corrupción de la solidaridad comunitaria-, que se articulan entre sí para generar un egoísmo de masas y un individualismo gregario, equilibrio de la insensatez que se plasma especialmente en mecanismos de cohesión como el fenómeno de la moda, verdadero culto al ídolo de la transitoriedad y la exterioridad, que da a la sociedad el aire de un carnaval perpetuo, patentizando la decadencia de un mundo que exhibe sin inhibiciones la vanidad que hasta hace no mucho tenía, al menos, el pudor y la decencia de ocultar".

Y como éstos, numerosos martillazos analíticos contra el mundo contemporáneo recorren el texto.

El autor, hay que decirlo, niega apoyar cualquier doctrina o ideología, proclamándose partidario de lo que llama Sabiduría Perenne. Si bien es cierto que al final de sus páginas se muestra partidario, paradójicamente, del decrecimiento, y digo paradójicamente pues esta teoría de cierta moda, es, en nuestra opinión-discutible- una muestra más del rechazo del mundo actual al pensamiento crítico y constructivo serio y profundo, pues, a la postre, en el decrecimiento, al fin y al cabo, cabe todo, de lo libertario a lo autoritario, o sea, no pasa de ser expresión de la Nada contemporánea.

Compartimos, y así lo hemos expresado en diversas ocasiones en este blog, la necesidad de rescatar el pensamiento filosófico y/o espiritual que nos parece positivo de la Antigüedad-que no es todo-, y que ha sido sepultado por el culto a la eficacia, la productividad, la tecnolatría, lo light, lo fácil, lo que no exige esfuerzo y lucha interior, las pseudosalidas que son caminos a ninguna parte…

Pero no compartimos con Agustín López Tobajas el fondo de su texto, que es una visión del pasado, para nosotros, idílica y excelsa. Como si todo tiempo pasado fuera mejor, y las gentes que lo poblaban gente con profundidad espiritual y visión elevada. 

El pasado no existe en singular, y nada nos permite igualar la sociedad de cazadores recolectores, por ejemplo, con los Imperios del mundo antiguo, la Atenas de Pericles, el absolutismo o el sistema de concejo abierto, por citar algunos ejemplos. Ni siquiera las formas de arte o espiritualidad son asimilables en los diferentes períodos del pasado.

Al final, para nosotros, la posibilidad de una transformación social positiva pasa por unir lo positivo del pasado y del presente. Ni todo en el pasado es luminoso, ni muchísimo menos, ni todo el Hoy es horror.
Y, fundamentalmente, creemos que el progreso moral debe ser la base de toda buena vida, de todo intento de crear una sociedad mejor, orbitando el resto de aspectos de la vida-arte, ciencia, técnica..- en torno a esta idea.

Por nuestra parte, nos gustaría que el citado autor se atreviera a escribir un texto tan atractivo y luminoso como éste, pero donde bosquejara algunas alternativas, algunos esbozos de cómo acercarnos a otra cosa.



domingo, 19 de octubre de 2014

Ensayos sobre la libertad en un planeta frágil

Ediciones Salmón nos presenta un interesante libro de José Ardillo: Ensayos sobre la libertad en un planeta frágil. 

En dicho texto, el tema central es reflexionar sobre cómo construir una sociedad libre en un planeta finito, donde  como cada vez venimos observando con más cercanía, los recursos no son infinitos. Para eso el autor utiliza las ideas libertarias, o cercanas de pensadores como Kropotkin, Thoreau, Landauer, Reclus, Mumfurd, Huxley, Morris, Illich, Ellul… En los citados y otros pensadores que aparecen en el texto como Murray Bookchin o Tolstoi, por ejemplo, detectamos un interés y amor por la Naturaleza, y una seria de reflexiones sobre la tecnología y el progreso que José Ardillo cree importante rescatar y analizar, pero desde un punto de vista crítico. 

Señala lo que para él son son sus aciertos, pero también sus errores, como el entusiasmo hacia la tecnología de varios de ellos y la idea de Progreso, si bien nunca alcanzó los niveles del marxismo, esa teología que creía en el progreso como algo lineal e indefinido, que conduciría, sin prácticamente intervención de los sujetos, al paraíso terrenal, al comunismo.

También destaca la defensa o simpatía de algunos de estos escritores hacia experiencias pasadas, como la ciudad libre medieval, las guildas, gremios, la propiedad comunal y otros aspectos de la hasta ahora denostada por oscurantista y ultrarrepresiva Edad Media.

En el libro se perfila una crítica a la idea de la tecnología como elemento liberador o emancipador, señalando el carácter opresivo y destructivo de muchos avances técnicos. Así como un rechazo de la unión de las teorías emancipadoras con la abundancia material-la toma del montón, que decía Kropotkin, por ejemplo-. La búsqueda de la abundancia material, que consciente o inconscientemente va unida a la creencia de que el planeta se puede ordeñar o exprimir hasta el infinito, no ha traído más al final que el conformismo, la resignación, la pérdida de la libertad, la deshumanización.

Para el autor, libertad y necesidad no tienen por qué ser excluyentes una con otra, así como el reconocimiento de la finitud no tiene por qué ser incompatible con la búsqueda de una sociedad libertaria, al revés, pueden ser la fuente de su realización.

El libro, que no cae en el primitivismo, lo que es de agradecer, no da una respuesta clara a esos interrogantes, deja la cuestión abierta para que el lector piense por su cuenta, lo cuál nos parece positivo.

Y, sobre todo, el libro es, también, una invitación a descubrir una serie de autores, en su mayoría marginados o considerados de segunda división-pues el anarquismo nunca ha gozado, goza ni gozará de respeto-, pero cuya defensa, con diferencias, de una sociedad descentralizada, federal, autogestionaria y respetuosa con la Naturaleza, crítica de las Megalópolis- y la Megamáquina- y la concentración del poder, sigue siendo actual y necesaria, con las actualizaciones necesarias.

En una época de resurgir del autoritarismo y los populismos de diferente signo y color, el espíritu libertario debe mantenerse encendido y nuclear a su alrededor una alternativa práctica y constructiva, como la que buscaba uno de los nombres que aparecen en el texto, Gustav Landauer.


sábado, 4 de octubre de 2014

Filosofía para la felicidad. Epicuro



Errata Naturae ha publicado un libro donde tres filósofos, Carlos García Gual, Emilio Lledó y Pierre Hadot analizan en tres breves textos la vida y pensamiento del fundador de la escuela epicúrea y los principales fragmentos de su obra que han quedado para la posteridad: Filosofía para la felicidad.

Era la filosofía de Epicuro una reflexión sobre el cuerpo, las sensaciones, el placer y el dolor. Para él , el principio básico era el bienestar de la mente y el cuerpo, sólo partiendo de ese reconocimiento podría lograrse una mejoría social, frente a los que defendían una organización política ideal olvidando lo primero, lo que había llevado al fracaso.

Una mente sana requería vencer los terrores, de ahí a importancia que Epicuro daba a no caer en el temor de los dioses y, sobre todo en destruir el pánico a la muerte, pues cuando morimos ya nada somos, nada sentimos, ni bien ni mal, ni placer ni dolor.

Sin embargo Epicuro no desarrolla una filosofía del placer y los deseos similar a la contemporánea en su bajeza.En absoluto, Epicuro distingue entre deseos naturales y necesarios, como comer y beber, naturales y no necesarios, como los amorosos, y ni naturales ni necesarios. Con la satisfacción de los primeros, la renuncia total a los últimos y puntualmente a los segundos, nos ayudarían a encontrar la serenidad, por tanto la felicidad, en esa disciplina de los deseos.
A
demás para la escuela epicúrea la amistad es fundamental, de ahí que en el Jardín en las afueras de Atenas en el que se instalaron, convivió una comunidad de hombres y mujeres de todas las condiciones sociales, sin distinción de sexos, ni de libres o esclavos. Y, al contrario de lo que muchos pensaban, su vida, sus placeres, eran sumamente ascéticos: “siento el gozo de mi cuerpo al alimentarme de pan y agua, y escupo sobre los placeres de la suntuosidad, no por ellos mismos, sino por las trampas que producen”.



Epicuro y su pensamiento fue silenciado y tergiversado, y, si bien con sus defectos, pues su insistencia en la defensa del placer puede malinterpretarse o degenerar, como en cierto sentido ha sucedido en el mundo contemporáneo, que alguna vez, desde estas páginas, hemos definido como epicureísmo degenerado, vemos la superioridad moral  de las viejas filosofías y modos de entender la vida sabia, con las actuales.




miércoles, 24 de septiembre de 2014

Comunidad, democracia y moral: el autogobierno comunal como posibilidad


Es habitual , cuando se habla de sistemas políticos, dividir éstos entre democracias y dictaduras, considerando con naturalidad que cuando se habla de democracia nos referimos a una democracia de partidos, en los que la ciudadanía expresa su preferencia por unas u otras siglas políticas.

Sin embargo aunque, como es habitual, los hombres y mujeres de la modernidad creen haber desarrollado el sistema democrático más avanzado, una mirada sin prejuicios al pasado y una reflexión crítica sobre lo que consideramos democracia nos hace considerar que, lo más cercano a la democracia en su sentido etimológico, de gobierno del pueblo, son las diversas experiencias, pasadas y presentes de lo que llamaremos autogobierno comunal, que hoy subsiste en algunas comunidades latinoamericanas.

El verdadero autogobierno comunal  se basa en la creación de instituciones democráticas tipo Concejos, Consejos , Asambleas u otras pero no dirigidas por partidos políticos o Caudillos, sino por la propia comunidad, que elige a sus representantes- los cuáles tienen que aplicar las decisiones tomadas en las Asambleas-, no por las siglas políticas, sino por su moral o ejemplaridad en su vida privada y pública.

Estas diferencias con nuestro sistema no son en absoluto menores. Aquí, dejando de lado  la estructura vertical de toda institución, no se escoge a los representantes políticos por su moral, por sus actividades cívicas reconocidas por todos-en una palabra por su prestigio, en su sentido ético- sino por su lealtad a los líderes que encabezan los partidos correspondientes.

Nuestro sistema, por tanto, favorece, en general, el ascenso al poder de los peores, de los sumisos, de los amorales, de los sedientos de dinero y bienes materiales o de los leales al aparato, lo que es aplicable a las organizaciones sindicales y empresariales, por ejemplo.

En el gobierno comunal, las personas elegidas, aparte de serlo durante un tiempo y poder ser revocados si se da el caso, no tienen un sueldo o unos privilegios por su labor. La actividad política está mucho más orientada al bien común, no a un negocio.

En el sistema comunal, la sociedad es más sólida, la comunidad está menos fragmentada o atomizada.
Los partidos políticos, valga la redundancia, parten la sociedad para quedarse ellos con el poder o parte de él. Necesitan del enfrentamiento de unos con otros para mantenerse fuertes, aunque, cada vez más, sus diferencias sean escasas.

La pluralidad y diversidad de opiniones puede expresarse de diferentes maneras, a través del ensayo y el error, y en el diálogo de unos con otros se pueden acercar posturas e incluso aceptar que el otro, los otros, tenían razón, frente a nuestros debates y tertulias, que son poco más que gallineros donde lo importante radica en quién habla más alto.

Por otra parte, se nos presenta, y gran parte de la población adoctrinada de nuestros países así lo cree, que el juego izquierda derecha es algo natural, alinéandose  bandas de fanáticos educados a un lado o a otro, siguiendo programas y gurús televisivos de un signo u otro, y condenando a los rivales. Pero tal juego no es más que un circo, una parodia, pues el Sistema necesita de “fachas” y “rojos”, de liberalconservadores e izquierdistas para entretener a las multitudes y  para que la población apoye sus más delirantes proyectos de ingeniería social, en los que, hay que reconocerlo, la izquierda juega y jugará un papel esencial, haciendo pasar como progresista lo que no es más que el desarrollo de un Estado policial y el camino hacia un capitalismo total, como la célebre Ley de Violencia de Género, y, quizá, próximamente, una Ley de Eutanasia para ir liquidando bajo discursos de progreso a la población considerada improductiva ,que es a lo que conducirá el desarrollo lógico del Régimen estatal-capitalista si no le ponemos remedio.

Que esto no es una insensatez lo demuestra un hecho como que el Presidente de la Sexta, cadena considerada de izquierdas es Lara, hombre de derechas, ¿por qué será?.

Retornando la reflexión sobre las experiencias de los autogobiernos comunales, otra de las características que le hacen diferir del nuestro es la mentalidad de deberes, necesaria tanto para participar, como para ser elegido cargo público, al no tener estos, en la mayoría de los casos remuneración económica o privilegios de algún tipo .Frente a nuestra obsesión con los derechos ,llegando a pensar que una acumulación de éstos nos va a llevar a otra sociedad, lo cual es una absoluta ingenuidad pues los derechos se conceden y, por tanto, se quitan cuando interesa a la clase dirigente; las sociedades comunales, con buen tino, consideran que es una mentalidad de deberes de unos para otros, e incluso con el entorno, la Naturaleza, a la que debemos nuestra existencia, lo que nos puede llevar a otra cosa.

Esa conjunción de autoridad moral y deberes-sin excluir derechos-, de leyes consuetudinarias o de creación popular-las imprescindibles, frente al marasmo de nuestras sociedades-, de un sentido de la justicia elevado que evite en lo posible la cárcel intentando otros medios punitivos como el trabajo para la comunidad, el desarrollo de la propiedad cooperativa y comunal, frente a la capitalista y estatal, hace de ese sistema político algo a tener en cuenta como futuro alternativo.

Por supuesto nada es totalmente imitable y nuestro estado de postración, nuestro pedestal ruinoso y corroído por el culto al Progreso , del que estamos cerca de caer los siervos endiosados de las sociedades de consumo, bienestar y abundancia, con nuestro desprecio al pasado y a las tradiciones, condenadas en bloque como algo reaccionario y opresivo-aunque no seamos, los modernos, más que peleles movidos a un lado y otro por los múltiples aparatos de poder- hace que estemos lejos de poder hacer realidad algo parecido.

El camino es largo, pero, como hemos expresado en varias ocasiones, las propuestas fáciles, vendidas como salidas a la situación, nunca nos llevarán a nada diferente. Sólo lo complicado, lo complejo, lo que requiere de años de esfuerzos, éxitos y fracasos, nos puede permitir vislumbrar la luz.






lunes, 25 de agosto de 2014

La ciudadela interior










Nuevamente tenemos que comentar positivamente un libro del filósofo –ya fallecido-especializado en el mundo clásico, Pierre Hadot.

Se trata de un extenso ensayo sobre Las Meditaciones, el texto del emperador que abrazó la filosofía estoica, Marco Aurelio, llamado La ciudadela interior.  A través de él se nos van presentando los temas centrales de la filosofía estoica, como las tres reglas de vida o disciplina: la del deseo, consistente en amar el acontecimiento que viene a nuestro encuentro, lo que supone desear lo que es útil al  Todo del mundo; la disciplina del juicio, consistente en intentar borrar las representaciones negativas que nos hacemos de las cosas, pues como escribió Epicteto en su Manual de Vida, “Lo que nos turba no son las cosas  sino nuestros juicios sobre las cosas”. Esto supone pensar que las cosas no tocan el alma, y que ésta es libre de juzgar las cosas como quiere.  Y la disciplina del impulso, que tiene como su base realizar acciones al servicio de la comunidad humana.

Un aspecto muy interesante del estoicismo y recuperable para ayudar a vencer miedos y temores serían los ejercicios de la imaginación y la escritura como ejercicio espiritual, consistente en ejercitarse mediante el pensamiento así como la palabra y el escrito en diferentes aspectos como la aceptación de la brevedad de la vida, su carácter pasajero. Así, Marco Aurelio se imaginaba la desaparición no sólo de una corte, sino de toda una generación, para evitar también apegos excesivos hacia lo que escapa de nuestras manos tarde o temprano, así como al fondo absurdo de nuestra existencia: “bufonada y lucha sangrienta; agitación y torpeza; esclavitud de cada día”…”efímero, el que se acuerda y aquel de quien se acuerda”. Los principios y normas de vida de esta escuela filosófica, según nuestro emperador, era convenientes tenerlos a mano, escribirlos, leerlos.

Para la corriente estoica el único valor supremo, al que todo debe estar determinado, es el bien moral, la virtud; y, por tanto, no hay otro mal que el mal moral, no siendo verdaderos males, aunque así lo parezcan a los hombres-muerte, enfermedad, injurias, pobreza…- las cosas consideradas negativas. En este aspecto, aunque sea un tanto exagerado, el estoicismo contribuye de manera positiva a intentar que lo que consideramos males, al menos, nos afecten lo menos posible, y a poner como centro de nuestra vida la virtud o bien moral, algo muy necesario tanto antaño como en los tiempos que corren.

Otro elemento importante en Las meditaciones como en otros textos estoicos es la distinción en el alma de una parte superior, el principio director, el verdadero Yo, que debe delimitarse o circunscribirse del resto, cuerpo y soplo vital, pues es lo único que realmente nos pertenece, sobre lo que podemos ejercer un control, que depende nosotros, pues no debemos olvidar que los estoicos gustaban de distinguir lo que depende de nosotros-nuestra facultad de elección-, de lo que no, o sea lo que depende del destino y el curso universal de la Naturaleza. 

Junto a esto va unida otra idea muy interesante a tener en cuenta y útil en los ejercicios mentales, en el esfuerzo que todos debemos realizar para no ser derrotados por el temor al pasado o al futuro y tomar conciencia del verdadero Yo. En palabras de Séneca citadas en La ciudadela interior. ”Hay que suprimir estas dos cosas: el temor por el porvenir, el recuerdo de los antiguos males. Estos ya no me conciernen y el porvenir no me concierne todavía”. La vida debe ser vista, por tanto, como un presente continuo, y no debe turbarnos lo que no depende de nosotros y es indiferente, como el pasado y el futuro: “Si sólo te aplicas en vivir la vida que vives, es decir, el presente, podrás pasar el tiempo que te quede hasta tu muerte con calma, benevolencia, serenidad”, o “hay que realizar cada acción de la vida como si fuera la última”.

Este Yo estoico está en las antípodas del yoísmo actual-en realidad servidumbre total a los dictados del Poder-, pues unido al consentimiento a los acontecimientos, se abre de su situación limitada, de la perspectiva reducida del individuo, a una perspectiva universal, a una conciencia cósmica, a un acuerdo amoroso del Todo con las partes.

Numerosos temas son tratados en el libro, pero nos gustaría acabar con dos. Uno especialmente llamativo, de la que más nos gusta del estoicismo, la filosofía más cercana junto con la cínica de quien esto escribe, es La mirada desde lo alto, lo que permite por una parte tener una visión de la totalidad de la sustancia y el tiempo, de la metamorfosis universal: “observa cada objeto e imagínate que se está disolviendo, que está en plena transformación, pudriéndose y destruyéndose”, “te abrirás un vasto campo libre abarcando con el pensamiento la totalidad del cosmos, concibiendo la infinitud de la eternidad, considerando la rápida metamorfosis de cada cosa” . Esta mirada desde lo alto sirve para revelar a los hombres la maravilla del Universo y del espíritu pero también darse cuenta de lo pequeño y mezquino de las cosas humanas, de su insignificancia en la infinitud, lo que favorece la disciplina del deseo y ayuda a combatir el miedo a convertirnos en carroña putrefacta, que es nuestro destino final.

Y para terminar, debemos hacer mención a que para el estoicismo el bien común es lo esencial, por lo tanto la justicia el altruismo y el amor tienen un peso importante en esta corriente, a veces obscurecido por un supuesto pesimismo, por una visión tan real de las cosas-“el sexo no es más que un frotamiento de vientres, unido a la eyaculación de un liquido viscoso” , lo que no implica despreciarlas, sino no exagerar su importancia, no dejarse llevar por visiones que nos hagan dar a las cosas una importancia de lo que carecen, uno de los caminos de nuestra sumisión psíquica, lo que propugna el estoicismo en última instancia junta a lo absoluto del bien moral- que ahuyenta a muchos o da una imagen distorsionada de los estoicos y su pensamiento.

Escojamos para demostrar esto dos frases: “Es propio del alma razonable amar a su prójimo…y no preferir nada para sí misma, lo que también es propio de la ley”; “Toda acción de ti que no se refiera de inmediato o de lejos a un fin que sirva al bien común, desgarra la vida, le impide ser una…”.


Si no han leído Las Meditaciones de Marco Aurelio se las recomendamos vivamente, y si lo han hecho, no se pierdan tampoco este texto. Los valores estoicos, sus ejercicios mentales o espirituales, nos parecen de mucha utilidad, tanto para apegarnos al Bien, como para reducir los miedos y terrores de distinto tipo que nos amargan en ocasiones nuestra efímera vida.


viernes, 15 de agosto de 2014

Omar

Coincidiendo con el triste e interminable conflicto que enfrente a israelíes y palestinos queremos recomendar una extraordinaria y dramática película: Omar

Omar es un joven panadero palestino que en la Cisjordania ocupada se juega la vida trepando por un muro que separa unos territorios palestinos de otros para ver a su novia, Nadia, un amor secreto.

 Lo mejor del film es lo bien que retrata el día a día de un territorio ocupado, el clima de odio mutuo entre unos y otros, las sospechas y las traiciones entre los palestinos de diversas facciones que deciden tomar las armas, como el protagonista y dos de sus mejores amigos de infancia.

La película, sin embargo, no es maniquea, pues no deja de señalar como, por ejemplo, la persecución, tortura y eliminación también se dan en el seno de los palestinos rebeldes. Aparece, también, el fuerte machismo de éstos, donde hombres y mujeres, especialmente las segundas, no pueden vivir las relaciones amorosas con naturalidad, siendo supervisadas por sus familias.

Pero, sobre todo, Omar nos muestra como la violencia y el uso de las armas, el derramar sangre, acaba por aniquilar la amistad, la confianza, el amor, convirtiendo a perseguidos y persecutores en pálidas sombras humanas de lo que pudieran haber sido en condiciones de normalidad.

 En seres cuya felicidad estalla por los aires, señalados y acusados de traidores por su propio pueblo, ya sin escapatoria ante los dedos acusadores de unos y el seguimiento implacable y sin fin de los otros.

Vidas que pierden todo sentido, sin ilusiones ni asideros, donde sólo cabe esperar la tragedia final que ponga fin al sufrimiento.

Frente a las historias de amor y amistad empalagosas, Omar nos muestra el otro lado del espejo, allí donde es casi imposible que enraícen firmemente los valores positivos de los seres humanos, allí donde la división y el enfrentamiento envenenan los espíritus.

Los jóvenes e inexpertos actores, hacen el resto.




lunes, 11 de agosto de 2014

Mundo obrero versus Mundo universitario



Es una opinión común considerar la extensión de la educación universitaria como un gran avance, como un logro que nos acerca a una sociedad mejor, de individuos más formados, con más espíritu crítico, de mayor calidad.

Sin embargo convendría alejarnos de las visiones ortodoxas y dominantes y analizar cómo es la sociedad en que vivimos, si realmente existe esa mentalidad crítica, creativa y constructiva, si la búsqueda del bien, la virtud y la belleza importan, si el autogobierno individual y social va in crescendo, y si la manipulación y el adoctrinamiento de la población va disminuyendo.

Pues bien, nuestra conclusión difiere de la dominante. Lo que nosotros observamos es un desplome casi absoluto de las ideas y prácticas emancipativas, sustituidas por algunas teorías supuestamente críticas que en realidad se quedan en lo superficial y que, aunque en algunos casos son conscientes de algunos de los males que nos aquejan, no propugnan nada serio en el ámbito alternativo, con lo cual, esas teorías, como el decrecimiento, el ecologismo y otras similares se acaban convirtiendo más en modas, en algo parecido a una pose y, lo más preocupante, al no vincularse tan siquiera a una idea de sociedad libre, podría acabar perfectamente utilizándose por un Poder despótico para implantar por la fuerza medidas autoritarias contra la población, en la línea de una dictadura decrecentista.

Ejemplo de esto último lo tendríamos en el Manifiesto Última Llamada, donde advirtiendo del real peligro de agotamiento de los recursos, nada serio se plantea como respuesta alternativa, con lo cual tales ideas pueden acabar sirviendo a un roto y un descosido, lo cual es sumamente peligroso.

Lo que tendríamos que analizar es porque motivos unas sociedades alfabetizadas, donde la enseñanza ocupa muchos años en la vida de una persona se ha producido esa caída de los valores civilizatorios, fundamentalmente de la libertad y porque sus construcciones teóricas son, en su mayoría, propuestas cortas de miras, sin profundidad, que pretenden solucionar los problemas quedándose en la superficie, sin ir a las raíces.

Es decir debemos ser capaces de explicar el porqué las propuestas en el ámbito político y humanístico son un camino a ninguna parte en la gran mayoría de los casos.

Esto contrasta, sin embargo, con un Movimiento Obrero decimonónico creativo y constructivo, con una idea de emancipación, compuesto de hombres y mujeres de escasa formación, suplida con un esfuerzo de autoeducación, basado en la creación de ateneos y escuelas obreras y libres, donde el conocimiento iba encaminado a lograr una sociedad emancipada, pero emancipada por sí misma, por los propios trabajadores: “La emancipación de los trabajadores es obra de los trabajadores mismos, o no es”, según rezaba la Primera Internacional, o como se escucha en una estrofa de la famosa Internacional “ni en dioses, Cesar ni tribunos, está el supremo salvador”. Este Mundo Obrero, inicialmente , buscaba la libertad, la autonomía y por tanto su educación iba encaminada a lograr esos objetivos.

Es cierto que esa unión del Movimiento Obrero con la Autonomía duró muy poco, y en escasos decenios se acabó imponiendo con la excepción de algún país como España, la visión heterónoma, la necesidad de un Partido y un Estado que reflejara los intereses del proletariado, lo que, sumado al progresivo triunfo de los valores burgueses, materialistas, economicistas y monetarios, donde  el dinero lo es todo, ha convertido a lo que subsiste de éste, a sus siglas políticas y sindicales en agencias de negocios y corporaciones que saquean las arcas del Estado y estafan el dinero destinado a los parados.

La esperanza de antaño de que la generalización de estudios universitarios y de otro tipo iba a permitir levantar una sociedad diferente, como hemos visto, no se ha cumplido.

Es más, el mundo universitario no ha sido en absoluto ajeno a las doctrinas totalitarias, el fascismo en los treinta y posteriormente el comunismo. No puedo evitar recordar, cediendo al impulso de personalizar, el haber visto en la Facultad de Política y Sociología, allá por los años 90, cuando estudié allí, unas jornadas de apoyo al castrismo, incluyendo, y no bromeo, aparte de fotos, vídeos con los interminables discursos de Fidel Castro, ídolo de buena parte del estudiantado de izquierdas y sus organizaciones.

Pareció, por un breve momento que, tras la  caída del Muro, la izquierda universitaria podría renovarse, abandonar su autoritarismo. No fue así.

La última opción salida de ese mundo y de esa misma facultad, Podemos, es, en realidad, una mezcla de lo más autoritario de la tradición izquierdista: el añejo leninismo y el populismo latinoamericano como ideal de sus dirigentes, sumado, por tanto, a un programa insostenible, pero reflejo de ese sueño de las clases medias todas, incluyendo la que se  dice de izquierdas: un Estado que va a lograr repartir dinero a diestro y siniestro, satisfaciendo todas las necesidades sociales, pues todo es culpa de un 1% de la población y una casta que se ha adueñado de todo y robado a manos llenas, olvidando el masivo apoyo en votos que éstos han tenido durante años y por tanto la complicidad de las clases populares, en realidad convertidas en una masa amorfa de sueños e ideales burgueses, sólo unidos por el culto al dinero y los bienes materiales.

Tampoco nos gustaría con esta crítica rechazar en bloque todo lo que surge de la Universidad, ni generalizar el apoyo o simpatía de los universitarios a dictaduras y personalidades demagógicas .La Universidad también fue, en tiempos de la dictadura de Franco, un núcleo de oposición en los años finales del régimen. Digamos que en el ámbito estudiantil se han dado los dos aspectos: el rechazo a unas dictaduras y el apoyo a otras.

Lo que sí queremos expresar es que en una sociedad de personas más o menos informadas y con un nivel de estudios en muchos casos elevado, no ha surgido ningún proyecto de sociedad autogobernada, sino que tenemos la sensación de que lo que se busca en la Universidad es seguir atados a la sociedad de consumo, lograr buenos sueldos y convertirse en los nuevos opresores, en la nueva clase dirigente .Y es que las doctrinas y visiones opresivas tienen y han tenido en la Universidad mucho peso.

Lo que queremos expresar es la necesidad de un proyecto de autonomía y de educación que favorezca a ésta, lo cual no se ha logrado generalizando los estudios Universitarios. Necesitamos, por tanto, el desarrollo de una cosmovisión de vida diferente, y para esto el antiguo Movimiento Obrero nos da pistas y nos indica que, lo fundamental es , sí, las ganas de aprender, pero unido a un ideal emancipador, de esfuerzo y lucha para tomar las riendas de la vida en nuestras manos, no dejarlo en manos ajenas.

Un proyecto transformador serio es un proyecto de largo aliento que, sin cruzarse de manos, rechaza los atajos, o las quimeras que se venden como pragmáticas del mundo contemporáneo, de hombres y mujeres engreídos y soberbios que se sienten libres y superiores a sus hermanos del pasado, cuando somos marionetas adoctrinadas de la cuna a la tumba y que, en realidad, han sustituido la esperanza religiosa, por la esperanza en Mesías laicos, en Partidos salvadores.

Es curioso, pero para nosotros una gran alegría que, sin hacernos demasiadas esperanzas, son comunidades indígenas y campesinas las que, por ejemplo en Méjico, parecen retomar el viejo ideal de comunidades gobernándose de abajo arriba, creando sus propias normas, sus instituciones de autogobierno, recuperando sus viejas tradiciones en lo que tienen de positivas, por ejemplo la propiedad comunal.

Lógicamente, estas comunidades, necesitarían coordinarse y desarrollar una visión universal si quieren ir más allá y  estudiar cuáles fueron las causas de la derrota de sus hermanos obreros del siglo XIX y principios del XX, para no repetir sus errores y caer en brazos de Caudillos o Partidos viejos o nuevos.


La esperanza ha estado y está, no en los ricos, los intelectuales y los estudiantes universitarios, sino en una clase popular consciente de su fuerza, con una visión alternativa de las cosas y que se sacuda los mitos burgueses y de clase media que tanto daño nos han hecho, especialmente la servidumbre  o la renuncia a la libertad a cambio de una seguridad que ha saltado por los aires, perdiendo lo uno y lo otro, como era de esperar.


lunes, 21 de julio de 2014

Una pequeña historia para entender el universo

El astrofísico Hubert Reeves nos ha regalado una pequeña joya, un libro breve surgido al calor de las charlas con una nieta adolescente, en aquellas noches de verano, acogedoras y de cielo despejado, en las que contemplábamos el cosmos y esos pequeños y lejanos puntitos luminosos, las estrellas. Visión que nos llevaba a interrogarnos sobre mil aspectos, cómo surgió todo, cómo surgió la tierra, de que están hechas las estrellas, y, sobre todo, la eterna pregunta aún sin respuesta: ¿estamos solos o hay otros seres inteligentes conviviendo en nuestra inmensa casa?.

La afortunada nieta de Hubert tiene la ventaja, frente a la gran mayoría de la gente, de poder contar a su lado con alguien que conoce bien el tema, que puede responder, no a todos, pues es mucho lo que queda por conocer, sino a algunas preguntas.

Una pequeña historia para entender el Universo, versa sobre todos esos interrogantes que nos hacemos en aquellos lejanos tiempos de la infancia, cuando aún conservamos intacta el ansia de conocimiento, antes de irse disolviendo poco a poco en el aburrido encierro de los centros educativos, donde se va asesinando el ansia de saber por lo reglado, lo artificial.

Por las páginas de este sencillo libro, realizado con la intención de hacer nacer el gusanillo del amor a la cosmología, para poco a poco ir siendo capaces de leer textos más densos, más profundos, se explica de forma asequible temas como de qué están hechas las estrellas, por qué calienta el sol, la edad del universo, cómo se expandió éste,los agujeros negros, la materia y la energía oscura, el enigma de las leyes del Universo, que provocan que pueda darse la vida, lo cual hace pensar a algunos en si todo es o no producto del azar,si estamos o no solos, si existen o no multiversos, y, lo más interesante, la similar estructura de la naturaleza con la escritura, sus escalones. Es decir, como lo simple se va uniendo para formar estructuras cada vez más complejas: las letras se unen para formar palabras, y éstas frases. Lo que trasladado a la Naturaleza serían los átomos, cuya unión forma moléculas, estas células hasta llegar a nosotros.

Si queremos interesar a los niños en la ciencia, esta es la manera de hacerlo. Como la escritura, como la naturaleza, comencemos por lo sencillo, para poco a poco llegar a lo complejo.

Por cierto, el autor del libro, aparte de astrofísico, es ecologista. Lógico, no hay amor al cosmos sin amor a la Tierra.


martes, 8 de julio de 2014

El populismo regeneracionista en el horizonte



La crisis económica, que es crisis civilizatoria, ha provocado un fuerte descrédito de los partidos políticos dominantes en los últimos decenios, lo que se ha puesto de manifiesto en el ascenso o irrupción de nuevas siglas, entre las que destaca Podemos, pero también, en menor medida, por la derecha-o el centro, según opinión de cada cual- Ciudadanos, que puede convertirse en competidor en el mismo espacio político de Rosa Díez y su UPyD.

Estos nuevos o relativamente nuevos partidos están unidos por lo que llamaremos discurso de regeneración democrática, o sea una crítica a los gobernantes de PP y PSOE, a los que se acusa de antidemocráticos, opacos, corruptos… Propugnando, los grupos emergentes, la transparencia y honestidad, así como un mayor control democrático, entre otras medidas.

Lógicamente, hay diferencias entre unos y otros, pues su procedencia ideológica es dispar y sus formas y maneras también difieren.

El primer proyecto regeneracionista, Ciudadanos, nace del problema específico del nacionalismo catalán, si bien pronto utiliza un discurso crítico contra el bipartidismo y los llamados políticos profesionales. Impulsado por intelectuales antinacionalistas de izquierdas y derechas, dirigido por un joven de hábil discurso, el partido es una jaula de grillos, dividido por su pluralidad ideológica. Su líder, al que los intelectuales fundadores creen poder manejar como un muñeco se revela una persona inteligente que sigue un camino propio. Tras apoyar que el partido, coherentemente con su ideario, se defina de centroizquierda, pasa en poco tiempo a aliarse con utraconservadores europeos a cambio de un dinero para el partido que no recibe. Tenemos, por tanto, en Albert Rivera, el primer populista o demagogo que utiliza el discurso regenerador para ganar peso y poder, demostrando no tener principios ni escrúpulos, sostenido, como es habitual en la historia, por ciertos intelectuales que consideran que el fin justifica los medios y todo vale contra el “enemigo” nacionalista.

El segundo proyecto que definiremos de populismo regenerador es el de UPyD, de Rosa Díez. Política profesional de toda la vida, tras no conseguir dirigir el PSOE y tras una serie de enfrentamientos con el partido, aprovechando que Ciudadanos decide quedar prácticamente recluido en Cataluña, con presencia testimonial en el resto de España, monta un partido propio, como los primeros, basado en la crítica al nacionalismo y en una ideología llamada “transversal”, es decir ni izquierda ni derecha, con la que poder ganar el mayor número de votos posibles. Regeneradora de puertas para afuera, dentro impulsa purgas y expulsiones de disidentes con su línea o figura.

Ciudadanos y UPyD son los precursores del neopopulismo o neolerrouxismo, basado en decir una cosa y hacer la contraria, en ocultar sus ansias de poder con un discurso atrayente a las clases medias descontentas con PP y PSOE y a la vez afectas al nacionalismo español. Como todo populismo su relativo éxito se basa en un esquema simplista: los males de España vienen del egoísmo de los nacionalismos periféricos . Ellos son las fuerzas a combatir para volver a crear una gran España . Algo que no se sostiene cuando vemos que España ha sido gobernada por PSOE y PP, por no remontarnos a UCD y a la dictadura de Franco. Por tanto el destrozo del país ha sido realizado por lo que llamaremos fuerzas “españolistas”

Durante un tiempo parecía que Rosa se había llevado el gato al agua en cuanto al éxito de su formación política en representar a los regeneradores .Pero, he aquí que aparece Podemos, y, de forma inesperada, logra unos buenos resultados en las europeas.

Aparte de su aparición en  diferentes medios, desde la ultraderechista Intereconomía, a los medios llamados progresistas, como La Sexta , su éxito radica en haber sabido utilizar un lenguaje que, en una situación de quiebra de un país, con una corrupción generalizada en partidos, sindicatos, patronal… ha llegado a muchos votantes, especialmente a los que definiremos como ala izquierda de la empobrecida clase media.

Sus críticas a la llamada casta, a la Troika, a la banca y demás ha calado hondo en nuestro país, lo que debe sumarse a una situación de crisis en las izquierdas, con un PSOE muy desacreditado y una Izquierda Unida que aunque crecía por el desgaste de los primeros, parecía hacerlo poco y no ilusionar por lo vetusto de su proyecto, de su partido guía, el PCE.

Este ha sido el caldo de cultivo que ha favorecido la irrupción de Podemos, que se presenta como una regeneración en la izquierda, al extremo de que en ocasiones sus líderes se han desmarcado de la utilización de esa división izquierda-derecha.

No obstante, y más allá de que probablemente el sistema pueda impulsar esta opción para sustituir a otras envejecidas o desacreditadas de la izquierda, debemos ser consciente de que esta nueva sigla es la representación exitosa de un populismo desbocado por la izquierda, y que realmente no suponen una novedad, sino una reconversión de la vieja izquierda autoritaria o leninista, consciente de que ya no le sirve sus señas de identidad, su discurso tradicional para lograr el poder.

Impulsados por una formación trostkista ,Izquierda Anticapitalista, sus tres cabezas visibles proceden del ámbito del comunismo, ya estalinista ya trostkista, para acabar desembocando en lo que es una versión más suave o descafeinada del leninismo, el chavismo .Desaparecida la Unión Soviética y sin posibilidades de hacer nada importante manteniendo la idea del partido vanguardia que representa al proletariado, o sea el Partido Comunista, es necesario sustituirlo por un Caudillismo militarista, por un Jefe o Líder que ya no habla en nombre del proletariado, sino del pueblo y que se erige en su representante, pues él sabe lo que quiere la población.

Este nuevo izquierdismo tiránico, aunque necesita de un Partido, ya no impone por las armas y el terror un régimen de partido único, pues saben que la situación no se presta a ello .Lo que hacen, y en esto son más inteligentes que los viejos comunistas, es crear organizaciones “populares” en los barrios, que ,con el anzuelo de la democracia participativa no son más que grupos que se movilizan y manifiestan en defensa del nuevo Estado, del Líder y ,a ser posible, pueden ejercer funciones de control y vigilancia de la población, espiando, amenazando y controlando a quienes disientan. Son o se quiso que así fueran, pues el experimento tuvo escaso éxito, por ejemplo, los Círculos bolivarianos.

De ahí la creación de sus discípulos españoles, Iglesias, Monedero y Errejón-“Chávez es necesario, los demás somos contingentes”, llegó a decir Pablo Iglesias en un vídeo-, de los llamados, curiosamente, Círculos. Intuimos, visto lo hecho por ejemplo en la Universidad de Políticas y Sociología en una visita de la ahora rival política Rosa Díez, a la que coaccionaron e intentaron no dejar hablar-antes de que formaran Podemos- que los tiros en lo referente a la función final de los Círculos van por ahí.

Enemigos de la libertad, su caudillismo se encubre con una defensa de la democracia participativa, lo que es muy rentable políticamente pues conecta con una necesidad de un creciente sector de la población.

Por otra parte, sus propuestas económicas de Reino de Jauja, sin decir de dónde van a sacar el dinero, conectan muy bien con la mentalidad bienestarista y economicista de la izquierda burguesa, que si bien por una parte se manifiesta defensora del estatismo, al creer que el Estado es una vaca lechera a la que se puede ordeñar y exprimir su leche hasta el infinito y más allá, acaban por quebrarlo y, paradójicamente, dejar el terreno libre a los neoliberales.

En realidad Podemos tiene mucho de zapaterismo  abiertamente populista, de ahí también algo o bastante de su éxito. Su capitalismo de Estado, coincidente con lo que llamaremos izquierda radical, que tiene la nacionalización de la banca como propuesta estrella, no deja de asemejarse en realidad al falangismo o fascismo clásico, que también sostenía esas propuestas .

De hecho, podemos afirmar que en España el sustituto de la ultraderecha europea está en el “izquierdismo radical”, al menos de momento, cuyo ideal parece ser una mezcla demagógica de Venezuela y Suecia, aunque nosotros no tengamos petróleo ni una economía como la sueca.

Para acabar decir que en nuestro país parece estar asentándose, ya veremos si hasta el extremo de llegar al gobierno, un populismo “regeneracionista” que aspira, quizá más claramente en el caso de Podemos, más inteligente y ambicioso que  el de Ciudadanos y UPyD, a sustituir a los viejos partidos y a convertirse, para usar la palabra de moda, en una nueva “casta”.


Ningún país está a salvo de populistas y salvadores, a un lado y otro del espectro, y menos en casos de crisis grave .Nosotros no somos la excepción.