martes, 28 de septiembre de 2021

El fin de todo(astrofísicamente hablando)

 Interesante y ameno de la física teórica norteamericana Katie Mack, en el cual analiza las teorías más plausibles que intentan explicar cómo terminará nuestro Universo.

La primera es La Gran Implosión, según la cual la expansión acelerada del Cosmos, se frenará, produciéndose con mayor frecuencia choques y fusiones entre galaxias y agujeros negros, lo que aumentará la fuerza de las interacciones gravitatorias, lanzando estrellas y planetas fuera de sus órbitas, proceso que se detectará inicialmente porque las galaxias más cercanas se desplazarán al azul, en vez de al rojo, siguiendo el efecto doppler, que determina que cuando algo se acerca a nosotros, aumenta la frecuencia del sonido, llamándose desplazamiento al azul, porque este color determina la mayor frecuencia, el mayor acercamiento, mientras que el desplazamiento al rojo implica alejamiento de los objetos.

Un efecto destructivo caso de producirse La Gran Implosión sería que la radiación de fondo, difusa y débil, aumentaría su energía e intensidad en todas partes. Pero habría algo peor, y es que la radiación de estrellas y los chorros de partículas de alta energía, al desplazarse al azul y por tanto generar energías más altas al condensarse, logrará encender la superficie de las estrellas, y éstas sufrirán explosiones nucleares que provocarán que el espacio se llene de plasma ardiente. En este infierno la materia acabará reducida a sus partículas, sin poder saber si habrá o no rebote. No obstante, sin descartar este futuro, actualmente el Universo se está expandiendo aceleradamente, por lo que su futuro más probable es La muerte térmica. 



Este escenario, La muerte térmica, tendría lugar en un Cosmos que se expande indefinida y aceleradamente, debido a que la energía oscura, esa energía desconocida que sería la que provoca su expansión acelerada, sería una constante cosmológica-cosa posible, pero no segura-. En ese escenario los objetos se alejarán unos de otros hasta irse convirtiendo todo cada vez más oscuro y vacío, no habrá nada que pueda alimentar nuevas estrellas y los agujeros negros se evaporarán. La entropía del sistema aumentará-es decir el desorden- lo que paradójicamente hará aumentar la temperatura.

Pero si la energía oscura no fuera una constante, podría producirse un final de todo llamado El Gran Desgarro, que provocaría un estiramiento del espacio dentro de la propia materia, una suerte de destejido que en su extremo provocaría la ruptura de las moléculas, y por tanto la muerte de cualquier ser que sería desgarrado en su interior.

El penúltimo escenario descrito es La desintegración del vacío. Para comprender este posible final, hay que comprender el concepto de potencial, que es un constructo matemático que representaría cómo puede cambiar el valor de un campo y dónde prefiere estar. La autora nos presenta el campo de Higgs como una roca que rodara por la pendiente de un valle. El potencial sería la forma de esa pendiente. Y así como la roca frenará en el fondo del valle, el campo de Higgs buscará el estado de menor energía, aquel donde el potencial toma el valor más bajo, y allí permanecerá.

Pero, ¿y si existiera un estado de vacío situado en un lugar con un potencial más bajo?. Pensemos en una W inclinada. Si así fuera el vacío de Higgs sería estable temporalmente. El tiempo suficiente para haberse creado estructuras sólidas que favorezcan la creación de vida. Pero si estamos en un falso vacío, existe el riesgo de que en algún momento, por alguna perturbación, el campo de un salto lo llevara al fondo del valle, al vacío verdadero. Esto podrían provocarlo fenómenos  como la evaporación catastrófica de un agujero negro, una explosión de altísima energía, o un evento de túnel cuántico.

Si se produjese un evento así, se formaría una burbuja de vacío verdadero, burbuja que se iría extendiendo, en la cual las leyes de la física son diferentes, y las partículas se reorganizan de otra manera. Todo lo que toque esta burbuja en expansión sería golpeado e incinerado por su pared de altísima energía.

La última hipótesis es El rebote. Esta hipótesis parte de la dificultad de explicar la debilidad de la fuerza de gravedad en comparación con otras, lo que ha hecho pensar a algunos científicos en la probabilidad de que escape hacia otra dimensión. Podríamos, según estos científicos, vivir en una especie de brana o membranas de 3 dimensiones,, fuera de la cual hay un espacio de más dimensiones. Podría ser que todas las fuerzas estuvieran confinadas en nuestra brana, no así la gravedad, que no estaría limitada a nuestro espacio tiempo, pudiendo filtrarse a otras dimensiones. Esta tesis implicaría la posible existencia de otras branas cercanas, o paralelas que podrían explicar el origen del Universo. En la versión original de este modelo, llamado ecpirótico, el Universo se calienta y expande, en vez de por la inflación, por un choque de branas. Tras el choque, las branas siguen su camino y se alejan, pero posteriormente volverán a encontrarse. Por tanto el Universo sería cíclico, en un proceso constante de creación y destrucción

En fin, estamos ante un libro apasionante, complejo, sí, pero al que no falta sentido del humor y humilde, en el sentido en que reconoce que si nuestro final es abierto, también lo es nuestro origen. En cosmología, de momento, todos son conjeturas e hipótesis, y aún queda un larguísimo camino para conocer la Verdad, si es que alguna vez se logra alcanzar

 

lunes, 20 de septiembre de 2021

La Máquina se para

 Escrito en 1909, el libro de E.M. Foster ha resultado visionario en múltiples aspectos. En un mundo futuro la gente vive bajo tierra, en celdas hexagonales, rodeados de artilugios y botones que les garantizan todas las comodidades del mundo sin ningún tipo de esfuerzo.

La comunicación es a distancia, a través de artilugios técnicos que permiten la visión a distancia, y el envío de mensajes que el autor llama neumáticos .No hay contacto físico ni experiencia real de las cosas, y se considera que la superficie exterior está contaminada, por lo que para salir hay que pedir permiso y llevar un respirador. Los protagonistas son una madre y su hijo, hijos que a los pocos años son enviados a guarderías públicas, pues no existe familia en aquella sociedad adoradora de La máquina.



Ella es conformista, y acepta plenamente las normas del sistema. Él es un inconformista, inquisitivo, que quiere experimentar otra realidad. La visión sobre el futuro y determinados avances tecnológicos es sorprendente por sus aciertos: internet, skype, el correo electrónico... pero sobre todo la pandemia de 2020 parece ser una confirmación de su libro. Todos con bozal, manteniendo distancias de seguridad y saludándonos como gilipollas  con el codo, siguiendo las consignas del "yo me quedo en casa" y con el teletrabajo. No sea que nos contagiemos y nos vayamos al otro barrio .La vida lo es todo, aunque sea una vida vacía y sin sentido.

La Máquina se para es una crítica del mundo artificial, tecnolátrico, destructivo del hombre y la naturaleza que Foster veía desarrollarse poco a poco a su alrededor. De ese mundo, que es ya el nuestro, donde la búsqueda de la comodidad y el bienestar lo es todo, donde el esfuerzo, los músculos y nervios, van quedando arrinconados, encerrados en nuestros cuartos con nuestros cachivaches, mandando mensajes de 140 caracteres, enviando chistes pero prácticamente nada serio, nada que nos agite y nos turbe hasta lo más íntimo. Un mundo  donde también muere la belleza, la sensibilidad, y la uniformidad se impone.

El texto es breve, se lee en poco más una hora, te hace pensar, reflexionar y detestar algo más una civilización que nos arroja a ser sirvientes de la megamáquina, una megamáquina que nadie comprende ya, como se comenta en el libro, en su totalidad.

Disfruten del libro y refuercen su rechazo interior a este sistema tecnocrático, de culto a la fealdad y a la eficiencia productivista, a la mentira institucionalizada y a la demolición de lo humano, convirtiéndonos en engranaje de la megamáquina. Por cierto megamáquina que comienza a chirriar claramente, como puede observar cualquier atento lector que rehúse usar las gafas del régimen en sus diversos formatos y coloridos. Hay esperanza, aunque entremezclada con graves amenazas, cierto es

domingo, 5 de septiembre de 2021

La lucha por el futuro humano

 He leído un libro muy interesante a la vez que crítico con el desarrollo tecnológico separado de la conciencia moral y de la espiritualidad, fundamentalmente todo lo que se está desarrollando con la revolución digital y el desarrollo de las redes inalámbricas, con el 5G como bandera.

Para el autor del libro, La lucha por el futuro humano,  estamos expuestos a una altísima radiación electromagnética, perjudicial para la salud como han determinado estudios independientes pero negados por los gobiernos. Pero lo más preocupante es el desarrollo de la realidad virtual, de la realidad aumentada, que nos separa de lo real, de la experiencia, del contacto con la naturaleza y con los otros. El cuerpo, el cerebro, la vida en una palabra es considerado algo computacional. Por tanto el alma es negada, así como sucumbe la necesaria vida interior, convirtiéndonos en una especie de seres maquinales.



Detrás de todo hay un proyecto de control y dominación total de la sociedad y de la naturaleza, de obtención de beneficios .El autor se propone recuperar nuestra esencia, no convertirnos en una especie de seres maquinales, incapaces incluso de distinguir realidad de ficción virtual. Su propuesta es, aceptando las protestas políticas que considera necesarias, de tipo espiritual. Y su originalidad, discutible para algunos en cuanto a que su tesis es arriesgada,  consiste en considerar lo existente, incluyéndonos a nosotros, como luz, luz condensada, estando el pensamiento y el bien vinculados a la luz solar, como podemos experimentar en un paseo al amanecer observando nuestro interior y la naturaleza que nos rodea, toda esa sensación de plenitud. Siendo esencial, por tanto recuperar la iluminación solar, natural frente a la luz eléctrica, que considera vinculada más al mundo de las máquinas.

En fin, estamos ante un libro que advierte de los riesgos que nos amenazan, a los que da una salida múltiple pero centrándose en el mundo del espíritu, de las viejas tradiciones, lo que en una época dominada por un positivismo y materialismo cientificista de bajos vuelos, podrá no convencer a muchos. Pero ahí queda su tesis.