sábado, 27 de octubre de 2012

Lo imposible

Basada en un suceso real, la película del director español Juan Antonio Bayona, autor de la exitosa El orfanato, nos traslada al invierno del año 2004, cuando un Tsunami arrasó el sudeste asiático causando miles de víctimas.

Una pareja y sus tres hijos pequeños acuden a pasar las navidades a Tailandia, en unas playas paradisíacas, cuando, de forma inesperada les golpea la tragedia. Estando tranquilamente en la piscina del hotel, son sorprendidos por una ola inmensa que arrasa con todo a su paso.

Es de destacar los buenos efectos especiales, la brillante recreación del tsunami y la desolación que causa, el milagroso encuentro en medio de las aguas que todo lo arrastran de la madre y su hijo mayor que finalmente logran salir juntos con vida.

Los esfuerzos para ponerse a salvo, la lucha por sobrevivir de la madre,gravemente herida, el pensar que son los únicos supervivientes de la familia, las escenas del hospital, en medio de heridos, de gentes desesperadas que no saben nada de sus seres queridos son de lo mejor de Lo imposible.

El pero que podemos ponerle es el exceso de elementos melodramáticos, la casi ausencia de personajes secundarios de relieve, salvo un padre que se une con el protagonista masculino en la búsqueda de la parte de su familia desaparecida, tras el reencuentro con los dos hijos pequeños, también salvados de forma inesperada.

Quizás, el hecho de conocer de antemano el final feliz de la historia-pues se basa en las vivencias de una familia española- también puede restarle algo de interés a la película.

Con sus luces y sombras recomendamos acudir a las salas de cine a ver la buena reconstrucción de aquellos dramáticos sucesos y cómo, a veces, lo imposible, lo soñado, se hace real, haciéndonos creer en los milagros.




domingo, 21 de octubre de 2012

Sobre la ética libertaria



No es muy habitual en los movimientos políticos y sociales que se dicen contrarios al sistema actual de dominio reconocer la importancia del elemento ético frente a la obsesión por la crítica política y económica.

Pero es indudable que, sin la construcción de una ética alternativa, es decir un conjunto de normas, principios y razonamientos realizados por los individuos como línea de conducta desde su conciencia y voluntad que difiera de la actual, nunca se levantará una nueva sociedad, a lo sumo se mantendrá lo que existe cambiando la fachada o el colorido, pero nada más.

Y quienes tengamos como objetivo la creación de una sociedad libertaria, autogestionada o autogobernada, deberíamos ser capaces de perfilar unos principios éticos básicos que reflejen el tipo de vida al que aspiramos.

El fundamental es procurar no dominar a otros, sino considerarlos iguales en la diversidad, para lo cual es necesario que el sujeto en su interior luche contra la tentación a creerse superior, a pensar que la verdad absoluta está de su parte.

La ética libertaria, en este punto, debe implicar la  defensa de actitudes de  diálogo y reflexión defendiendo los libertarios sus ideas con humildad, aceptando que pudieran estar equivocados, pero que siguen el camino que su pensamiento falible considera más acertado. Y también , por tanto, procurar no hacer a los demás lo que no quieras que hagan contigo

Junto a no dominar está evitar ser dominado. Esto es mucho más difícil de lograr, pues las estructuras piramidales políticas y económicas actuales hacen que sea casi imposible evitar ser dirigido de alguna forma, con lo cual muchas veces sólo caben formas de resistencia pasiva o mantener en tu interior la idea de que no se necesita ser dirigido aunque se reconozca que hoy por hoy es una idea marginal.

Pero la dominación no se ejerce sólo por personas directamente, sino por cosas u objetos, creados y organizados por las élites dirigentes de los Estados y el capitalismo. De hecho, en la sociedad de consumo, las personas son oprimidas por otros y otras a través de “objetos”, básicamente el dinero, pero también difundiendo la idea de que acumular riquezas, propiedades, inventos tecnológicos y demás cachivaches es positivo pues representa el progreso, el bien de los individuos y los pueblos.

Por tanto, frente a este discurso, este moldeamiento de las mentes consistente en cosificar a los niños y adultos para mejor controlarlos, una ética libertaria en la decadente sociedad de consumo moderna-no sabemos qué vendrá en el futuro próximo o si ésta se reconstruirá con algunos cambios para hacerla sostenible- debe estar basada en la búsqueda de la riqueza inmaterial, la modestia y la no acumulación monetaria o de propiedades. De esta forma podremos acercarnos a una vida lo más libre y humana posible, poniendo en el centro los valores humanos.

Hemos hablado antes de la tecnología. Nada más lejos de nosotros las posturas primitivistas o tecnófobas. Pero una conciencia libertaria debe evitar el uso  de tecnologías modernas que destruyen el equilibrio entre comunicación y soledad.
La reflexión, elemento esencial para construir un ser humano y una sociedad autónoma ,requiere de un tiempo de soledad para ordenar las ideas.

Ciertos artefactos técnicos de la actualidad eliminan ese tiempo positivo y necesario de aislamiento, de ensimismamiento, manteniendo a un número creciente de personas conectadas a otras las 24 horas del día, en conversaciones banales. Si esta clase de tecnología se generaliza, se habrá dado un paso fundamental en la constitución de una posthumanidad- o infrahumanidad-, donde el pensamiento profundo y hasta la lectura y comprensión de textos extensos y reflexivos quedará muy dañados y por tanto  también la conciencia moral, facilitando el triunfo ya casi absoluto del Poder .

Otro elemento a destacar en la construcción de una ética libertaria seria el desarrollo de mentalidades cooperativas frente a las competitivas, que favorecen la atomización y por tanto la necesidad de jerarquías y poderes verticales. Pero también la aceptación libre de que no sólo tenemos derechos, sino deberes para con el prójimo, pues quien sólo defiende derechos es, en su conciencia, un esclavo que ha renunciado a la libertad.

Siendo la esencia de la ética libertaria la creación de normas de comportamiento y también de formas de vida lo más coherentes con las citadas normas surgidas de la propia conciencia, y por tanto de forma voluntaria, no coactiva, la mencionada ética, al rechazar una vida de sujeto dirigido y coaccionado de la cuna a la tumba, debe basarse en la búsqueda del bien y de la verdad frente al mal, la mentira , la manipulación y la voluntad de poder.

Por tanto, aquellos individuos que quieran abrazar este tipo de ética deben ser gentes que vivan en un estado de esfuerzo continuo, en lucha con su mal interior hasta su muerte. Pues sólo de esta manera su ética libertaria podrá tener un reflejo en sus vidas exteriores.

La ética libertaria es, por tanto, la más difícil de lograr, pues exige mucho sacrificio para mantenerse a flote en una sociedad basada en valores opuestos,tanto en la élite como en las clases populares -muchas veces las más degradadas- que hacen casi imposible nadar contracorriente.

Pero para nosotros no hay otro camino en la destrucción de las cadenas interiores.



domingo, 7 de octubre de 2012

Cinco horas con Mario

En el Teatro Arlequín de Madrid se está representando una de las mejores obras en nuestra opinión de ese gran escritor vallisoletano que fue Miguel Delibes. Nos referimos a Cinco horas con Mario.

Interpretada de forma magistral por Natalia Millán, la obra teatral representa el diálogo consigo misma  y su esposo que tiene lugar en la habitación de una casa donde una mujer, Carmen Sotillo, se queda sola velando el cadáver de su marido, fallecido prematuramente de un ataque al corazón.

Mezclando tragedia y humor, Cinco horas con Mario disecciona la sociedad española de los años 60, en la que el franquismo aún se mantiene inalterable, pero en la que empiezan a despuntar posturas e ideas ajenas a su moral y su forma de ver la vida y también en la que a nivel internacional- incluso dentro del ámbito de la Iglesia católica empiezan a desarrollarse posturas modernizadoras que pugnan por crear una Iglesia diferente- empiezan a fraguarse transformaciones.

Carmen representa la mujer que crece y es educada en la lealtad a la mentalidad de la dictadura: clasismo, sexismo, superficialidad, autoritarismo, rechazo al librepensamiento,mojigatería y moralismo que encubren una profunda insatisfacción sexual que se pone de manifiesto en la última parte de la obra, cuando vemos como, en un determinado momento, está a punto de tirar por la borda sus principios.

Mario, por contra, a quien se dirige a veces con afecto y otras veces condenándolo representa los valores contrarios: los de la humildad y la sencillez, la crítica al autoritarismo y las convenciones sociales, el desapego al materialismo y al que dirán, al naciente consumismo, lo que se refleja en la crítica que le hace su mujer de su rechazo a tener un seiscientos, el coche de la época, o al hecho de que fuera en bicicleta al trabajo. Actitudes y comportamientos que ella considera ridículos y humillantes hacia su persona.

Pero la representación teatral va más allá del análisis tragicómico de una época, la de los años finales del franquismo.

La obra nos hace reflexionar sobre la infelicidad de la vida de muchas parejas, sobre cómo la visión opuesta de las cosas, la enorme diferencia en los ideales en un matrimonio hace casi imposible que puedan ser felices. Cinco horas con Mario no debe verse como un texto de buenos y malos, sino un análisis de cómo un matrimonio que nunca debió llevarse a cabo-en un momento ella reconoce que se casó por compasión, no por amor- naufraga lentamente abriendo un abismo de incomprensión mutua, de soledades y alejamiento, donde ni uno ni otro son capaces de satisfacer los anhelos de la persona con quien conviven.

Son, por tanto, dos mundos paralelos condenados a la amargura y a no encontrar la felicidad en su breve paso por la vida. Una atada por las apariencias, por la moral franquista que por una parte defiende pero por otra la condena, y otro condenado a vivir en un país y en una sociedad con unos valores que rechaza.

Sobre todo eso reflexiona Miguel Delibes en Cinco horas con Mario. Que los espectadores la disfruten.



sábado, 6 de octubre de 2012

Atlas del Pensamiento Universal

Queremos recomendar la lectura de un texto del pensador español Heleno Saña-filósofo y escritor exiliado en Alemania desde 1959- que lleva como título Atlas del Pensamiento Universal.

En la citada obra Heleno realiza una amena y entretenida síntesis de las ideas de las diversas corrientes filosóficas y sus representantes a lo largo de la historia.

En el se recorre la historia de la filosofía desde sus orígenes en la India, Persia y Grecia- Confucio, Lao Tse, Zaratustra, los estoicos, cínicos o epicúreos- hasta el pensamiento religioso medieval y sus representantes, los ilustrados, los materialistas y ateos revolucionarios como Marx, Bakunin y sus seguidores, los existencialistas,la teoría crítica de Frankfurt y los postmodernos hasta las figuras independientes no adscritas a ninguna corriente entre muchos otros.

Escrito en general desde la independencia y objetividad, al margen de la influencia positiva o negativa que haya podido tener el o los pensadores filosóficos en cuestión y sus escuelas o idearios, el libro se lee con facilidad, lo cual es muy de agradecer.

Especial interés tiene para  nosotros el último capítulo, titulado El Siglo XXI, donde realiza una crítica de la sociedad actual, donde para él, la filosofía ha sido arrinconada y junto con ella los valores elevados, ocupando su lugar la propaganda, la publicidad, la ideología y, por tanto, la mercantilización de la vida. El valor central para Heleno-postura compartida por nosotros- del mundo actual es el economicismo. Todo gira en torno a la economía, lo material, el dinero, el individualismo posesivo, el consumo... Política y filosofía se han separado, y las profundas y elevadas ideas de algunas escuelas filosóficas del pasado han desaparecido ocupando su lugar una sociedad vacía, unas vidas humanas carentes de sentido de trascendencia, de ideales nobles. 

Si bien el autor mantiene alguna esperanza cuando reconoce que aún hay otro occidente, el constituido por las gentes de bien, las que se sienten vinculadas a los pobres y les ayudan en todo lo posible.
Aquellos que no aparecen en los medios, que no buscan el poder, la gloria y la riqueza pero que están ahí, en las sombras de las zonas marginales y deprimidas, dando la mano al prójimo necesitado de ayuda, herederos de los primeros cristianos.

Quizá, de ellos, surja una nueva filosofía que recoja lo mejor del pasado y que transforme nuestras sociedades creando un nuevo sistema de valores, una nueva fe.