lunes, 11 de diciembre de 2023

El maestro que prometió el mar

 Bella y sensible película que nos sumerge en un caso real ocurrido en los comienzos de nuestra horrible guerra incivil. El maestro que prometió el mar cuenta la historia de un joven maestro catalán enviado a un pueblo del conservador Burgos, cuyos métodos innovadores-inspirados en la escuela de Freinet- dando participación a los niños, alejado de aquello de la letra con sangre entra, tan típico de la época, chocaron con las costumbres del pueblo y sus autoridades, especialmente el alcalde y el cura párroco.

La película se entremezcla con la búsqueda  reciente de una nieta, impulsada por su abuelo, del padre de este, desaparecido en las cunetas de la guerra, y que fue un alumno de aquel soñador maestro, luchador por la justicia, cosa que esta descubre gracias a la presencia, en una cuneta abierta con restos, de otro alumno del maestro ejecutado, que es el que le cuenta la historia.



El maestro que prometió el mar muestra toda su emotividad en las escenas de trabajo con la imprenta donde los críos escribían sobre lo que les interesaba, sus paseos por la naturaleza y el río, la alegría de los bailes y, especialmente la promesa del profesor de llevarles a todos al mar, promesa lograda tras duro esfuerzo, pero que no pudo llevarse a efecto por el golpe de estado franquista , triunfante en toda la zona, y que llevo al profesor, junto con miles de personas consideradas ateas y antiespañolas a una muerte violenta.

Sirva esta película para la reflexión y para el recuerdo de algo que no puede volver a suceder en España, el odio devorador de izquierdas y derechas, la quiebra de la tolerancia y la duda, la de nunca creerse en posesión de la verdad, la de escuchar opiniones ajenas, y, sobre todo, la conciencia de que izquierdas y derechas, centros y extremos, son patas de la misma mesa, la del Moloch de un sistema triturador de almas y vidas.

sábado, 25 de noviembre de 2023

El camino de la vida

 La Editorial Acantilado ha publicado en fechas recientes un ensayo del famoso escritor ruso Lev Tolstoi, nunca traducido al castellano anteriormente, y que vio la luz en Rusia con posterioridad a la muerte del escritor, concretamente en 1911.

En El camino de la vida Tolstoi bucea en frases, opiniones y reflexiones pertenecientes al acervo filosófico y espiritual de la historia de la humanidad, de sus diversas escuelas, ramas y corrientes de pensamiento, todo ello encaminado a acercar al público, común y sencillo, tales ideas y ayudarles a buscar y abrazar una vida de bien, de paz, concordia, convivencia y libertad entre los hombres y mujeres del mundo y sus pueblos.

Libro extenso en páginas, el ruso defiende el desarrollo espiritual del individuo, su transformación interior como único camino para cambiar la sociedad y la vida. Su tesis central es vivir la vida del espíritu y alejarnos de la vida material, del apego al cuerpo, pues estos apegos hacen que nos mantengamos más cerca de una vida animal que verdaderamente humana.



También hay una crítica de las supersticiones y una defensa de la luz de la razón, incluyendo como superstición la creencia en la necesidad de un Estado, de unas leyes exteriores que dirijan nuestra vida, pues Tolstoi cree que el hombre realmente espiritual es el que se gobierna a sí mismo y busca la armonía en sus relaciones con el prójimo.

El sentido de la vida, para él, está en el amor mutuo, en su desarrollo y expansión, teniendo al Evangelio y a Cristo como uno de sus faros centrales. También critica el patriotismo, con su cortejo de odios y guerras, predicando la artificialidad de las fronteras, rechazando la división entre los hombres, su creencia en las nacionalidades, la creencia en que ser de un país te hace superior a otras gentes, así como las ideas de gloria y conquista.

En resumen estamos ante un ensayo vibrante y apasionante que te hace reflexionar, buscar o empezar a caminar hacia la luz , dejar germinar y crecer la semilla de Dios en nuestro interior e intentar vivir una vida de bien, lo que no implica poder tener alguna discrepancia con Tolstoi, como su condena de lo corporal. Pues, al fin y al cabo, si somos corporales, además de almas, es por algo, y ese cuerpo juega su papel, tiene sus derechos, y no deberíamos, en mi opinión, marcar una férrea frontera entre ambos, sino entenderlos conformando una unión.

También cabría cierta crítica a la idea de que con el cambio interior basta. Indudablemente este es básico, pero,¿ qué sucede, cómo actuamos, cuando habitamos en sistemas organizados y estructurados para destruir el espíritu, ahogarlo, impedir que brote una vida auténticamente espiritual, de comunión con los otros, como el capitalismo en el cual desarrollamos nuestras vidas de esclavos integrales, esclavos que para colmo de males se creen libres?. En este aspecto necesitamos crear un pensamiento y una praxis nueva, que una lo interior y lo exterior, la explosión del alma y la derrota de ese o esos sistemas, que han sido y son todos en la modernidad decadente.

Más allá de algunas discrepancias, les recomiendo vivamente dicho libro y que lo mastiquen lentamente y lo disfruten.

domingo, 12 de noviembre de 2023

Vidas pasadas

 Delicada, bella, sensible y melancólica película que nos lleva a las separaciones y encuentros de Nora y Hae Sung, dos coreanos, amigos de infancia hasta que a los doce años ella abandona el país con su familia en busca del éxito. 

Vidas pasadas muestra una relación de atracción que circunstancias de la vida llevan a que nunca pueda desarrollarse, florecer como campo en primavera, mostrando los encuentros y desencuentros en intervalos de doce años; así como las miradas cómplices, los silencios de dos almas gemelas de vidas anteriores que parecen condenadas a fusionarse, pero algo, llámese destino, azar o lo que cada uno quiera, impide la unión.



Resumiendo estamos ante una película muy bonita, que destila una fuerte sensibilidad, unos personajes que lo expresan todo con sus ojos, sin apenas necesidad de expresarse y sin necesidad de caer en el triángulo amoroso, sino que Vidas pasadas refleja también la bondad, la pureza de unos personajes que se aman sin los cuerpos, en un silencio doloroso, respetando las vidas del otro, pese a las heridas internas que ellos les ocasiona.

Les aconsejo que no se pierdan tan conmovedor film, merecedor de premios y éxitos

lunes, 30 de octubre de 2023

Los contemplativos

Los contemplativos se trata de un libro de relatos escritos por Pablo D´ Ors, sacerdote y escritor del que ya hemos comentado algunos textos.

En su último libro nos enfrenta, de forma amena, luminosa y divertida las diferentes maneras de autoconocimiento y crecimiento espiritual, provocadas en general por tener que afrontar diversas crisis y problemáticas personales. En Los contemplativos, a través de personajes entrañables, cercanos, asistimos al perdón, la sanación, las sombras, la muerte, la vida feliz y en plenitud, basada en disfrutar de lo más cercano y pequeño, de la contemplación de lo que nos rodea que no solemos observar y nos pasa desapercibido, de los traumas y conflictos familiares... siempre en todo positivo, optimista.




En resumen estamos ante un texto que puede leerse de distintas maneras, como simple disfrute literario o como libro de enseñanza vital, espiritual, para nuestras vidas, vidas marcadas por los enfrentamientos, no sólo con la familia o el entorno, sino con uno mismo, con todos los sufrimientos que genera este no aceptarse, este no saber integrar nuestras obscuridades, o combatirlas de manera incorrecta, con la mente, nuestro principal enemigo.

Disfruten de él.


martes, 17 de octubre de 2023

Reflexiones sobre el conflicto árabe-israelí y el problema de fondo de la humanidad

 Por desgracia Oriente Medio vuelve a ser noticia por un conflicto irresuelto desde finales de los años cuarenta del siglo XX, el que enfrenta a judíos y palestinos. No vamos a entrar aquí en la disputa sobre quien tiene la razón histórica de su parte, sobre eso hay muchas opiniones, y menos sobre quienes eran los buenos y los malos.

Sobre lo que me interesa reflexionar aquí es sobre la situación de la humanidad, en general, por qué sigue siendo tan preocupante, sin obviar críticas políticas a ciertas ideologías y organizaciones políticas de nuestro entorno y su doble moral, su fariseísmo. 

Yendo al grano, no hay justificación, para mí, al ataque sanguinario de una organización teocrática a miles de personas indefensas, curiosamente casi todos miembros de kibutz, organizaciones y formas de vida comunitaria de inspiración socialista y a los asistentes de un festival musical por la paz, para más inri. Es decir, personas interesadas en principio en alcanzar la paz y la concordia con el pueblo palestino.

Indudablemente Hamas, como su patrocinador Irán, no tiene el menor interés por alcanzar ningún acuerdo de paz con Israel, es más, su ataque tiene el claro objetivo de incendiar la región y dinamitar los acuerdos israelitas con diversos países árabes. Esto no significa que Israel no haya cometido tropelías e injusticias, y que haya incumplido resoluciones de la ONU. Es decir, no podemos decir, infantilmente que son los buenos de la película, pero sí podemos afirmar que Israel es un país con libertades, prensa crítica y controles sobre el poder, no homologable con sus vecinos.

También hay que decir que cortar la luz y el agua a la población gazatí, me parece un claro error, pues es condenarla por lo que hace una organización totalitaria que no representa a toda la población. Y, más pronto que tarde israelís y palestinos, con la mediación internacional, deberían sentarse y hablar seriamente sobre como poder resolver el conflicto de una vez.

Dicho esto, toca criticar a las izquierdas populistas y neoestalinistas, por su postura hipócrita. Aquí, de puertas para dentro, venden un feminismo de corte fanático y fascistizante, mientras que rezuman antisemitismo y no parece indignarles la muerte de mujeres y el maltrato a sus cuerpos y cadáveres, pues consideran a las israelís mujeres de tercera, poco más que animales, como los nazis y los antisemitas musulmanes a los judíos. Se han quedado anclados en un antiamericanismo y antijudaísmo de adolescentes-heredero del viejo fascismo y las viejas derechas, por cierto-, en vez de profundizar en las cosas y alejarse de maniqueísmos pueriles de la edad del pavo.

Por último, para finalizar y no alargarme demasiado iré a lo que para mí es esencial. Todo lo que ha acontecido y acontece en el mundo, con el renacer cada poco tiempo del peligro de guerra mundial y destrucción atómica, pues el conflicto en Oriente Medio implica a potencias globales, y podría saltar a mundial, tiene que ver con la imposibilidad que nosotros, la mayoría de la humanidad, la población de la base, por decirlo de alguna manera, la población proletarizada, es consecuencia de nuestra imposibilidad de encontrarnos, reflexionar y lanzar un proyecto alternativo de vida, que intenté acabar con nuestras existencias asfixiantes y angustiosas.



Este proyecto para mí pasaría por buscar lo que nos une, en vez de lo que nos separa. Consistiría en retomar lo mejor de las tradiciones filosóficas y espirituales de la humanidad, junto con el reconocimiento de ser proletarios. Proletarios en el sentido de ser en todas partes mercancía, objetos desechables de usar y tirar, recipientes a los que adoctrinar en lo que interesa a los distintos regímenes y sus propagandas para liquidar nuestra libertad de conciencia. Unos, las derechas, por no salir de nuestro país, nos hacen tragar banderas y patriotismos tramposos, otros, las izquierdas, nos hacen tragar feminismos y los nacionalistas a lo suyo, dividir y fragmentar.

Este reconocimiento de que no somos ciudadanos libres ni iguales, sino carne de cañón, en última instancia literal, pues nadie dude que nos llevarían al matadero si se da el caso, incluyendo a las mujeres que se han tragado la propaganda feminista y sus objetivos reales-dividir e impedir una lucha conjunta sin separación de sexos y acabar en las fosas comunes movilizadas con los hombres-, es decir proletarios, aunque no curremos en fábricas o estemos parados o de eventuales o temporales.

Sería necesario retomar la idea de construir una especie de Hermandad Proletaria Universal-sin personalismos ni ismos que llevaron al fracaso en tiempos pasados-, que tuviera claro lo que buscan y quieren los diferentes sistemas y las clases gobernantes de distintos colores y tendencias, para desde ahí negarnos a enfrentarnos unos con otros, haciéndonos cómplices de las matanzas y dar pasos hacia otra humanidad, empezando por proponer el trabajo libre o no asalariado como paso primero para salir de la esclavitud integral en que habitamos.. Ese es nuestro problema de fondo, el problema de fondo de la humanidad, la negación a ver claramente lo que somos para no dejarnos engañar por divisiones artificiales y seguir marchando de guerra en guerra, de propaganda en propaganda, de mentira en mentira, estando condenados a fragmentarnos apoyando eternamente lo que consideramos menos malo.

jueves, 5 de octubre de 2023

El tránsito. Vida más allá de la vida y experiencias cercanas a la muerte

 Hace un tiempo, cuando empecé a centrar mi vida en la búsqueda espiritual y comencé a alejarme de viejas ideologías políticas, aceptando su caducidad, y que ya no me aportaban ningún bien ni paz, si es que lo hicieron alguna vez, descubrí a Emilio Carrillo.

Se trata de un hombre que lo tenía todo, éxito, fama, dinero y prestigio, pero que diversos acontecimientos, especialmente una ECM-experiencia cercana a la muerte-, le hizo dar un rumbo a su vida, guiándose desde entonces en su vida por lo que considera imperecedero, frente a lo perecedero, lo meramente corporal.

Ha publicado numerosos libros y hoy quería comentar muy brevemente uno de ellos, El tránsito. En él, inspirado en distintas tradiciones espirituales, en sus respectivos maestros, pero fundamentalmente en el famoso El libro tibetano de los muertos nos lleva a conocer distintos aspectos de la vida más allá de esta vida, que es transitoria, especialmente cuando la abandonamos.

Una de sus enseñanzas, sumamente interesante, es que no hay errores, sino experiencias que hay que atravesar en el crecimiento consciencial en las sucesivas vidas por las que pasamos, pues la vida o vidas están encaminadas a experiencias para crecer espiritualmente y acercarnos a la fuente, para ir despertando al conocimiento olvidado de cual es nuestra verdadera casa, nuestra verdadera esencia, que no es la material, que el identifica metafóricamente con un coche, sino el conductor, que es imperecedero y transita a otra dimensión tras la llamada erróneamente muerte.

Según como hayamos vivido y lo aferrados que estemos a lo egoico, a lo material, el tránsito, el camino a la luz será más o menos rápido. Algunas almas pueden llegar a creer ilusoriamente que siguen en nuestro mundo, permaneciendo mucho tiempo aferrados a nuestro plano, provocando los efectos llamados poltergeist en su intento de comunicarse. 

Otros, guiados por familiares y amigos antes fallecidos, alcanzan la luz rápidamente, en la cual todo es paz y amor, plena calma, contemplación amorosa, según la propia experiencia del autor, que, sin embargo, como a otras almas se les da la orden de regresar por distintos motivos, en su caso ayudar a gente en ese despertar espiritual y al buen morir, sin miedos, sin agobios ni ataduras.



Otro tema interesante que desarrolla es el llamado pacto de almas, según el cual en las sucesivas encarnaciones convivimos con distintas almas, algo pactado de antemano, que en una vida una de ellas podría ser familiar, en otra pareja, padre o madre-según él los hijos eligen a sus padres, no al revés-.Y es que según Emilio venimos al mundo para desarrollar una serie de experiencias, si bien el libre albedrío hace que podamos no vivirlas y desviarnos totalmente de ellas, siguiendo un camino opuesto.

También sostiene que nuestra muerte, su forma y su fecha, temprana o tardía, también está pactada, y que las muertes aparentemente absurdas e injustas, como la de los niños pequeños, tienen un propósito, como puede ser despertar a sus padres y familiares de su vida excesivamente apegada a lo material, y comenzar a interrogarse sobre cosas más profundas .

Para finalizar decir que el autor plantea la posibilidad que tras la muerte del cuerpo físico y perecedero, podamos escoger la opción de disolvernos en el Todo, y desaparecer para siempre como identidad, como conciencia individual. 

En fin, estamos ante un libro interesante, que provoca muchas reflexiones, aunque quizá, solo quizá, a los más escépticos, cientificistas y materialistas, podría no interesar o resultarles sumamente difícil abrirse a sus atrevidas y valientes tesis, que yo comparto en gran medida, aunque con dudas respecto, por ejemplo, la reencarnación.






martes, 26 de septiembre de 2023

Biografía de la luz

En Biografía de la luz, escrito por el sacerdote y escritor Pablo d´Ors, nos encontramos con un libro sumamente interesante, reflexivo, hondo, que nos provoca numerosas reacciones. En él se acerca a una lectura de los evangelios en clave mística, que supone descubrir una cara oculta, novedosa, de la vida e ideas de Jesús de Nazaret, una visión centrada en buscar en el interior de nosotros mismos la luz, para evolucionar espiritualmente, pero aceptando las sombras, integrándolas en nuestro ser, en vez de recurrir al fácil argumento de combatirlas.

Para Pablo, nuestra civilización, nuestras vidas, pero también los artistas, se empeñan en reflejar la oscuridad, en vez de centrarnos en lo luminoso, que existe. Es este un camino a descubrir y recorrer; gracias a su lectura, abierta a todos, no solo a los hombres y mujeres de fe, en sucesivos capítulos nos adentramos en distintos episodios de la vida de Cristo, ofreciéndonos enseñanzas para cambiarnos internamente, para bucear en nuestro interior, para descubrirnos y conocernos en nuestra más pura esencia, material y espiritual y seguir adelante en la vida, saliendo de las destrucciones y derrumbes que nos acechan y sacuden en nuestro camino .



Biografía de la luz es una ayuda, un canto a dejarse arrastrar por la corriente de la existencia, si miedos, con confianza en ella, pues si confiamos en ella, el Universo, Dios, nos dará lo que realmente necesitamos en nuestro andar hasta la muerte de nuestro cuerpo material, y el renacimiento a otra forma de vida, la que nos lleva a nuestro verdadero hogar.



sábado, 9 de septiembre de 2023

Oppenheimer

 Brillante película, quizás excesivamente larga, que desarrolla el dilema moral que atormentó a un famoso físico, Oppenheimer, el padre de la bomba atómica. Oppenheimer nos lleva de la mano por la vida del citado científico, desde sus inicios como brillante teórico  de la mecánica cuántica, a sus ideas y activismo izquierdista, considerado molesto y peligroso en los Estados Unidos hasta su inestable vida amorosa, nunca fiel.

Pero la trama se centra en la segunda guerra mundial, cuando se desarrolla el Proyecto Manhattan, en competencia con la Alemania nazi y sus científicos, que también estaban intentando desarrollar una bomba atómica. La película nos muestra a un Robert Oppenheimer entusiasmado y apoyando el desarrollo del arma destructiva para derrotar definitivamente al fascismo. Vemos también las primeras dudas y negativas en algunos de sus compañeros, lúcidos ante lo que suponía abrir la caja de Pandora, así como el apoyo entusiasta de otros.

Sin embargo, tras la prueba mortífera sobre población humana, las dudas empezaron a corroer la conciencia del físico, elevado a la categoría de héroe nacional. La muerte en masa que había abierto su descubrimiento, la carrera armamentística entre Rusia y Estados Unidos, con artefactos capaces de arrasar la vida sobre la Tierra, le atormentaron, llevándole a la duda moral sobre si lo que había contribuido a desatar fue justo o no, duda jamás resuelta y a defender el control armamentístico, oponiéndose al desarrollo de la Bomba H, por ejemplo.



Oppenheimer nos enfrenta al tortuoso camino de la conciencia moral del hombre y mujer de ciencia contemporáneos, una ciencia que parcialmente ha contribuido a hacer del mundo un lugar al borde del abismo, pendiente siempre de la contención de quienes tiene la última palabra sobre si activar o no el botón nuclear, los políticos, los hombres de Estado.

Y es que la ciencia, glorificada como nueva religión en la modernidad progresista, ha inflado la desmesura del mundo reciente y presente, con su extremo desarrollo del poder y su concentración , convirtiéndonos a nosotros, sus desventurados habitantes, en seres que sobreviven pendientes de un hilo, marcados por la sombra de la muerte nuclear de la razón de Estado, que no ha desaparecido, ni mucho menos, como podemos contemplar, con la implosión de la URSS, sino que se ha erguido de nuevo sobre nuestras cabezas.

jueves, 31 de agosto de 2023

De la autodestrucción a la noche oscura del alma

 Muchas veces, tras años de autodestrucción, de demolernos internamente con pensamientos negativos constantes, de convertirnos en guiñapos de almas demolidas, trituradas, habitantes de un sufrimiento que cala hasta los huesos, que hace que levantarse de la cama, o esbozar una sonrisa, suponga un enorme esfuerzo. Donde todas las noches te acuestas con el deseo feroz de que algo te suceda, que no despiertes del sueño, pues bien, tras este carrusel de montaña rusa en el interior de una caverna gigante donde no se vislumbra rayos de luz, a veces, ocasionalmente, en un destello breve cual estrella fugaz de optimismo, pensamos que saldremos impulsados, cual fuerza misteriosa de la naturaleza, hacia el mundo de la superficie, el mundo de la luz y el sol tibio.

Pero esto nunca sucede. Del mundo  del subsuelo, del auto flagelo, la auto tortura monstruosa,  donde voces internas te susurran en los oídos que no vales nada, que no mereces nada, que jamás rozarás la vestimenta de la felicidad, de la alegría de vivir, que eres un apestado inferior a todo el mundo, un retrasado, un fracasado, un ser risible, un solitario despreciado por las mujeres; de esa cueva se sale cuando, un día, sin saber por qué, decides que quieres una vida real, renacer de tus cenizas, habitar un nuevo ser, una nueva tierra, donde las heridas mentales, físicas y del alma vayan cicatrizando.

Que lo que pensabas que eras, esa especie de monstruo de apariencia humana, no era tal, al menos no totalmente. Que la perfección no existe, que todos somos luz y sombra, que junto con el reconocimiento de nuestras sombras hay que vislumbrar nuestra luz. Así empezamos a silenciar las voces torturantes, paso a paso. Nuestra vida, esa vida falsa, de niño miedoso, esa casa artificial de papel, que construimos para refugiarnos, se derrumba.

Aquí quedamos expuestos al descubrimiento del vacío, de la mentira, expuesto a la noche, al frío de la intemperie. Es la llamada noche oscura del alma .Se genera un terrible sufrimiento, pero a diferencia del anterior, encubierto por toneladas de basuras, o de púas cual erizo humano, es el camino al renacimiento, a la muerte del viejo ser, a la caída de la vieja piel, la vieja conciencia, los viejos pensamientos.

Habrá turbulencias, tentaciones  e intentos de lanzarse a ciegas a recuperar una existencia perdida, hasta que te des cuenta que tienes que frenar. Relajarte, abrirte a lo que venga sin forzarlo .Sólo de esa noche oscura del alma en el que uno está habitando se puede vislumbrar el camino de salida del pozo y su obscuridad falsamente acogedora.

La noche oscura del alma te remueve todo, te hace replantearte todo, y es el único camino de sanación, de volver a caminar por el mundo, tras romper la camisa de fuerza de los miedos que impiden avanzar. 

En eso estamos, sometido a una noche en la que empieza a vislumbrarse unos tenues rayos de luz. Y si esto sirve a alguien, jovencito o mayor,  que ha despertado al conocimiento doloroso de que llevaba una no vida, una vida de mierda, bienvenido sea este escrito , realizado con un alma en reconstrucción, donde toca juntar uno por uno sus pedazos, sus fragmentos.

miércoles, 16 de agosto de 2023

Elogio de la deseducación

Es habitual hablar de la educación como motor de cambio en positivo en las diferentes sociedades y países. Se considera un elemento de progreso y avance importantísimo. 

Sin embargo poca gente se plantea si la educación, no sólo la escolar y universitaria, sino la familiar y social, contiene elementos negativos, y lo que sería necesario es iniciar un proceso individual y colectivo de parcial deseducación.

No se trata de que no haya que estudiar, ni de condenar el aprendizaje teórico, el ejercicio memorístico, que tiene su utilidad y su importancia. Pero si se trata de confirmar y aceptar que las sociedades escolarizadas han llegado a un punto de no retorno, no dan más de sí, y no sólo eso, sino que estamos asistiendo a un desmoronamiento psicosocial, que ya hemos comentado en otros textos, así como a un hundimiento del pensamiento creador y transformador; todo son menudencias y reformismos de tres al cuarto sin futuro. 

El ideal de que cuanto más estudies más éxito tendrás en la vida y más ascenderás ya ha quebrado. Y aquí encontramos el primer elemento en el que deseducarnos. La idea del ascensor social en base a la educación no favorece el verdadero amor al conocimiento. El conocimiento debe amarse por sí mismo, sin ningún contenido utilitario, como una forma de dar pequeños pasos al desciframiento de los enigmas de la vida y de todo lo que nos rodea, que jamás se descubrirán plenamente. Pero también empezar por conocerse a uno mismo, incluyendo nuestras sombras y oscuridades.



Por eso sería esencial iniciar un camino de descenso hacia nuestro interior, nuestras profundidades, para llegar a nuestro verdadero yo, saber quienes somos y qué queremos realmente. De esa manera se destruirían muchas ideas preconcebidas sobre lo que se supone que ha de ser nuestra vida, nuestros objetivos y metas. Y posiblemente podríamos sanar nuestras heridas internas y externas más fácilmente.

Hablamos mucho de felicidad, como nuestro gran sueño, y sin embargo hemos creado un sistema educativo y social que fomenta la infelicidad. Si comprendiéramos que es mejor estar en lo bajo, que ahí  vives más libre, con menos molestias, con las preocupaciones mínimas, desapercibido, dando y recibiendo sin pedir nada a cambio, sintiendo el entrelazamiento con los otros, la naturaleza y el cosmos, sabiéndote un proletario, no un miembro de esa hipotética clase media, centrándonos en la meditación y contemplación de lo que nos rodea, en vez de anhelar tener y poseer, estar en las alturas, se derrumbaría el edificio monstruoso que hemos levantado, lo que no excluye en un segundo momento la necesidad de una acción que destruya definitivamente la edificación.

Necesitamos, por tanto, deseducarnos de la parte negativa recibida por familias e instituciones, así como pasar de largo por la presión social. Busquemos el último lugar, lo que no implica no aprender, sino dar un sentido radicalmente diferente al aprendizaje .Busquemos la riqueza espiritual, el Reino de Dios, el apoyo y guía de este, aceptemos nuestras debilidades e imperfecciones, que no podemos todo,  y lo demás se nos dará por añadidura. 

Desde este humilde blog vaya mi elogio a la deseducación, a su necesidad perentoria.

domingo, 18 de junio de 2023

¿Por qué ha fracasado la modernidad?

 Veo en la tele una noticia que hace mención a que uno de cada veinte adolescentes ha intentado suicidarse .Semejante cifra pone los pelos de punta, pero como siempre no he escuchado ningún análisis que intente profundizar en tales horrores, que se suman al ascenso en flecha de las depresiones y trastornos psicológicos en la infancia.

Lo primero hacer ver que estamos ante un fenómeno que hace treinta o cuarenta años era muy extraño. ¿Qué niño de los que nacimos en los años setenta  sufrió el golpe de la depresión?. ¿Qué adolescente de nuestra generación intentó suicidarse?. Hay que bucear e intentar explicar por qué la sociedad se está viendo sacudida desde sus cimientos en un dolor y un sufrimiento inaguantable.

En mi opinión asistimos al desmoronamiento de la modernidad progresista y tecnolátrica, versión capitalista. La modernidad a través de los ilustrados partió de la idea de la libertad y la autonomía de la sociedad y del individuo, su liberación de los dogmas religiosos, de la sociedad de la nobleza y los estamentos, buscaba una sociedad emancipada sustentada en el libre desarrollo de la personalidad, en el uso de la razón.

Yo pienso que sus intenciones eran buenas, pero partieron de un error que fue abrasando el proyecto y arrastrándolo a un camino opuesto al que soñaban. Colocaron el mundo del pensamiento, de las ideas, de los abstracto, en el centro, en vez de colocar la experiencia, la realidad, en la centralidad. Empezaron a surgir armatostes teóricos muy elaborados e ingeniosos, pero despegados del día a día.

De tal manera la religión tradicional la fueron sustituyendo por nuevas religiones ideológicas, a veces contrapuestas pero con efectos nocivos. Y fundamentalmente creyeron poder sostener la libertad en el uso de la Razón. La educación teórica se pensó, y sigue pensándose como fundamental para lograr una ciudadanía libre, igual, formada y crítica.



Error, la autonomía solo se logra poniendo en primer lugar lo práctico. Hablando claro: ¿somo libres y autónomos si no sabemos construir una casa o cabaña, cultivar, pescar, hacer fuego, hacer ropa, arreglar zapatos, cocinar,  saber qué podemos beber o recolectar para alimentarnos evitando alimentos que nos intoxiquen o maten?. Al expulsar eso de nuestras vidas y crear armatostes educativos, cada vez más prolongados en el tiempo y meramente teóricos- sin menospreciar y echar a las tinieblas la teoría-, nos alejamos de la verdadera autonomía individual de la que tanto se cacarea. Hemos creído que el avance tecnológico, al hacer innecesarios tales conocimientos prácticos, nos haría más libres y prósperos, pero se ha visto, y se sigue viendo que eso no es así, la tecnología no nos está salvando, al revés, parte de ella contribuye a nuestra destrucción. ¿Qué nos sucedería si algo hiciera caer la tecnología?

Por cierto que el conocimiento  en las citadas sociedades de la modernidad que hacen gala de ser las más formadas de la historia es el conocimiento que interesa a las clases opresoras, silenciado todo el pasado que no interesa, presentando todo tiempo remoto y a sus habitantes como bárbaros e incultos oprimidos y a nosotros, sus infortunados habitantes como culmen del progreso y la libertad.

Pronto la modernidad capitalista hizo ver sus enormes grietas, especialmente con la Revolución Industrial, la expulsión de los habitantes del campo a las ciudades, el paso a la esclavitud fabril, el control total del proletariado, las jornadas interminables de trabajo. Pero, ¿ cuál fue la respuesta?. La elaboración de nuevos constructos ideológicos. De la competitividad, la destrucción de las formas de vida comunitarias, de la creación de una sociedad de átomos aislados que a veces chocan entre ellos, se pasó a pretender que con nuevas formas de estado, de propiedad, es decir con la colectivización, los problemas se solucionarían.

Al monstruo capitalista de la competencia, el productivismo, el crecimiento económico, al individuo y la muchedumbre solitaria le sustituyó en algunos lugares del mundo un monstruo aún peor, el de la construcción de una sociedad constituida cual ganadería industrial, sin rastro de libertad, de iniciativa, siguiendo el esquema marxista y anarquista, con sus obsesiones colectivistas. Con el mismo culto a la productividad, al crecimiento, al reino de la abundancia, pero fracasando estrepitosamente sin crear a la larga más que escasez crónica, y hundiendo a la población en problemas como el alcoholismo.

Tales productos de ingeniería social a gran escala, basada en el cambio de fuera a dentro, es decir ideológico y por tanto de coacción extrema desaparecieron, quedando el capitalismo como único régimen aparentemente triunfante de la modernidad. Sin embargo 2008 ha supuesto el declive de la civilización del capitalismo, su principio del fin.

Rotos los anzuelos de que cuanto más estudies, más preparado estés, más arriba llegarás en la pirámide, de que con esfuerzo todo se consigue, de que no pasaba nada por que cada uno fuera a lo suyo, que el progreso y desarrollo tecnológico haría que la economía siempre creciera, que siempre iban a surgir gracias a este desarrollo nuevos nichos de mercado, que el paro sería mínimo, que la escasez, la pobreza sería cosa del pasado; todo ese discursos se ha venido abajo.

¿Consecuencias?. El desmoronamiento individual y por tanto social. El abandono de los valores espirituales, éticos, convivenciales, la desaparición de las redes de apoyo mutuo en la sociedad pensando que la verticalidad del Estado de Bienestar se bastaba y se sobraba para seguir viviendo bien , el aumento de los divorcios y la rotura de la familia, está provocando un tsunami de enfermedades psicológicas, del alma.

La modernidad y su Reino de la Abstracción se viene a pique, ya no se es capaz de generar ni siquiera nuevas ideas ante lo que viene. Ha colapsado hasta la imaginación creadora.

Lo desmesurado, otra característica de la modernidad. lo que escapa a escala humana, como la vida en las grandes urbes, no genera encuentro, comunión, amistad, lo que se suma al abandono de la búsqueda de la verdad, de la belleza, de la justicia, de la libertad como algo enraizado en la realidad material.

 La marginación de la espiritualidad o la religiosidad o su conversión, como en el caso del cristianismo-por no hablar del fundamentalismo islámico-, en el seguimiento de un ritual vacío de sentido, una tradición despojada de la búsqueda de Dios, de un sentido trascendente de existencia, iniciado por la integración de la Iglesia en el Estado romano en el siglo IV después de Cristo y posteriormente a lo largo de la historia, siendo inoperante en la búsqueda de una civilización verdaderamente humana y elevada, especialmente en la modernidad, es otro factor de descomposición.

Todo esto hace que el individuo medio se vaya desplomando, pues el anzuelo del dinero, de la riqueza material, de la acumulación de bienes, se está volviendo inservible. La modernidad acabó generando un sentido de la vida de bajo vuelo, y partiendo de la defensa de la Razón, de la autonomía, ha vuelto al individuo dependiente y esclavo a todos los niveles, incluido el de la propaganda continua, no sólo comercial sino política, con la creación de esos artefactos llamados partidos, considerados inseparables de la democracia, y que no son más que una forma de mentira organizada, instrumentos totalitarios cuyo fin es la voluntad de poder y crecimiento continuo, vendiéndose como servidores públicos, sostenedores del bien común, cuando no son más que buscadores de su propio bien, de su voluntad de dominio y expansión.

El sujeto medio de la modernidad es un adoctrinado de la cuna a la tumba, aferrado a una religión sombría y deleznable, la del Moloch del Progreso infinito, creyendo que él gana algo con semejante delirio y quimera, pues todo en la modernidad decadente es quimera, grandilocuencia, grandeza cutre.

La modernidad ha supuesto el entierro de lo que en el pasado podía haber de positivo y de utilidad para levantar una verdadera civilización, como el concejo abierto, el comunal, la ciudad libre medieval, las guildas, los gremios, la artesanía, el gusto por lo bello, la integración de lo local con lo universal de la denostada Edad Media, la descentralización de todos los poderes, es decir la búsqueda de un sentido de la vida que no sea meramente el consumir, el viajar como turista-que ni siquiera es viajar realmente, sumergiéndose en la vida de otros pueblos-, el beber, el comer con glotonería, la fiesta comercial, enlatada, no participativa, entre otra cosas.

La modernidad ha fracasado, y su tsunami nos está arrastrando aguas adentro, en las que intentamos sobrevivir buscando algún bote, algún resto del barco al que agarrarnos y que vayan transcurriendo los días hasta nuestra muerte. Sin esperar más que tener buena suerte, un curro del que no nos echen e ir tirando, y sálvese quien pueda.

Toca repensar como reconstruir una sociedad humana, verdaderamente civilizada, de lo abarcable, del cara a cara, del rechazo de la grandeza como conquista de otras sociedades, de otros mercados, a la idea de crecimiento económico eterno, del dinero y la riqueza material como centro de la vida. Una comunidad de individuos cooperativos a pequeña escala, autónomos y a la vez interdependientes, de unión de lo local y lo global.

Coloquemos la búsqueda del verdadero sentido de la vida en el centro, por qué y para qué estamos en el mundo, crezcamos espiritualmente, busquemos a Dios por nuestros medios, sostengamos la contemplación como base, no el movimiento y el actuar ciegos, veamos en el otro un reflejo de nosotros, un hijo de la divinidad, no un instrumento para nuestros fines.

Busquemos la belleza, la justicia, el bien común, la auténtica libertad de ser nosotros, huyamos de ser materia prima, sirvientes del sueño del Capital, de la Ciencia y la Tecnología ajenas a la verdad, al bien y a la libertad. Escapemos de las quimeras de las grandes doctrinas políticas y económicas que nos prometen la salvación, un nuevo mundo.

Todo lo que sube baja, no estamos en el mundo para competir laboralmente y ascender, para así tener más dinero que gastar en futilidades y esclavizarte más y más, hasta que venga la caída. Pongamos el sentido común en su lugar: los trabajos considerados inferiores son realmente los superiores, los considerados superiores son los inferiores.

No esperemos la salvación de la ciencia y la tecnología, luchemos porque estas sean algo asequible y comprensible a toda persona, no a unos pocos, y que sean vistas como elementos auxiliares, de ayuda a lograr esa buena vida superior espiritualmente.

Huyamos del infierno de nuestras vidas que ha traído la modernidad y conectemos con nuestro interior y la naturaleza, lo que nos hará encaminarnos por una nueva senda.

martes, 30 de mayo de 2023

Vida contemplativa

 He tenido ocasión de leer otro estupendo libro del filósofo Byung-Chul Han, Elogio de la inactividad. Vida contemplativa. En el citado ensayo Han vuelve a sus ideas críticas contra el orden capitalista y neoliberal del rendimiento, la hiperactividad, la tecnolatría, el culto a lo rápido, a las experiencias, a lo efímero, al productivismo, haciendo una encendida defensa de la contemplación.

Para nuestro autor necesitamos poner el acento en la inactividad, en la vida contemplativa, para no continuar autoexplotándonos, enfermando. Es imprescindible, para llevar una vida buena, una vida humana, extender el tiempo de ociosidad contemplativa, disfrutar del no hacer nada, volver al tiempo de la fiesta, en el sentido antiguo de la palabra, no el actual donde la fiesta consiste en una actividad comercial, enlatada, sino la fiesta como encuentro de la comunidad, como tiempo de despilfarro, de lujo improductivo.



Es a través de la contemplación, de la atención,  como podemos encontrarnos a nosotros mismos, encontrar un sentido profundo de nuestra existencia, admirar la Naturaleza, buscar la Divinidad, entusiasmarnos ante  lo que nos rodea, y, especialmente, huir de la destrucción de nosotros mismo y de la anteriormente citada naturaleza. 

Han cita a determinados filósofos, y es especialmente crítico con Hannah Arendt y su ideal de vida activa, de que el hombre solo se realiza en la acción política, de que solo de esa manera puede alcanzar la fama, la gloria, la inmortalidad. Para nuestro autor, sin embargo, es la contemplación lo que nos define como ser humano, pues cuando salimos de esa cueva cálida y húmeda que es el útero materno, lo primero que hacemos es abrir los ojos, contemplar. Eso no quita para que Han asuma la necesidad de una política contemplativa, si bien no llega a definir ni a extenderse en este concepto, aunque yo aportaría una figura importante del pensamiento que dio pasos en esa dirección, si bien su muerte temprana impidió que pudiéramos seguir disfrutando de un pensamiento tan elevado como rupturista con todo, Simone Weil.

De manera anónima y modesta, este que escribe lleva un tiempo reflexionando en la línea de encontrar una política mística, espiritual o contemplativa-opuesta a la política entendida como juego, o disputa entre partidos políticos, una forma de mal radical, como las ideologías políticas-, pues la vida humana es una vida de entrelazamiento de aparentes opuestos, el mundo interno con el mundo externo, la contemplación y la pura materialidad. Al fin y al cabo, coincidiendo completamente con nuestro filósofo en la necesidad de situar la contemplación en el centro de nuestra vida, esta no es posible sin necesidades mínimas vitales satisfechas: techo, comida, trabajo. De hecho llenar nuestras vidas de la luminosidad de la inactividad contemplativa requeriría de un pensamiento que abordara como sería una revolución espiritual que rompiera con el infierno de la Modernidad.

Y todo esto es algo que está por construir. Esperemos que surjan discípulos de Simone Weil y de los viejos maestros de la antigüedad clásica que labren el camino a una vida de bien, de verdadera libertad, de comunión, de una vida del espíritu, de la contemplación.



miércoles, 17 de mayo de 2023

Libres

 Hermosa película documental que entra en vidas y lugares consagrados al silencio, a la contemplación, a la búsqueda del amor de Dios y de Cristo, al encuentro con ambos.

Libres nos permite conocer las vivencias de hombres y mujeres, jóvenes y ancianos monjes y monjas de clausura, lo que les llevó a romper con el mundo exterior, el mundo  del vacío, la competencia, las apariencias, las prisas, la banalidad, la de la falsa libertad, aquella falsa libertad de los esclavos y esclavas de lo externo, lo superficial, la mirada ajena y la opinión ajena, del dinero, de las necesidades materiales.



Conocemos sus quehaceres diarios, lo bueno y lo malo de la vida en esas comunidades especiales, lo maravilloso de la oración, escuchamos sus reflexiones sobre el sufrimiento, la muerte, la profunda compañía de esa aparente soledad que es la estancia de horas en la celda. Observamos, por tanto, lo magnífico de una vida contemplativa, ajena a los ruidos físicos y mentales que nos saturan, sumergiéndonos en un sopor que nos impide conectar con nuestra profundidad, con nuestro espíritu.

Una joya que merece verse, en todos los sentidos de la palabra ver, pues destacan, además, los bellos paisajes y entornos que rodean los magníficos monasterios. En uno de los cuales, por cierto, tuve el honor y la gracia de vivir durante unos días, el Monasterio del Paular.

Aunque me temo que por desgracia Libres pasará desapercibida para la mayoría, desde este humilde blog la recomendamos vivamente.

domingo, 26 de febrero de 2023

Espectros

 En el Teatro Español se está representando una extraordinaria obra de Ibsen, Espectros. La citada obra ,escrita en las últimas décadas del siglo XIX, nos sitúa ante una familia aparentemente ejemplar. Sin embargo, nada es lo que parece, y ese marido, ya muerto y hacia el que se prepara un homenaje, acaba siendo una persona opuesta de lo que se pretendía en aquella sociedad patriarcal, un mundo que empezaba a resquebrajarse, a ser criticado, pero que aún sostenía vidas falsas, apegadas a la mirada ajena, al qué dirán, a un orden que se pretendía eterno.

Espectros tiene grandes diálogos, agudas reflexiones, especialmente entre la viuda y un sacerdote amigo, ambos secretamente enamorados. Y el hijo, que desconocía la farsa en que vivían sus padres. La obra es una crítica demoledora de la sociedad de su tiempo. No obstante, ¿ya no es de actualidad?. La religión antigua ha perdido mucha fuerza, el amor y la familia son otra cosa, sí. Pero, ¿Cuáles son los verdaderos valores que rigen nuestra vida?. ¿De verdad vivimos de espaldas al qué dirán?. A la desaparición de la religión de nuestro tiempo, ¿no la ha sustituido, o se sigue manteniendo,  un ideal de vida asfixiante y represor, del éxito, el estatus, el prestigio, la competencia, el materialismo vacío, la ciencia y la tecnología como nuevas religiones, sin otorgar sentido trascendente a la existencia, la psicopatía y la maldad extendiéndose como mancha de aceite?.




Necesitaríamos una obra que demoliera las falsedad y el horror de la modernidad llamada progresista, cuyo espanto y desmoronamiento podemos contemplar en diferentes noticas .Pero esto será fruto de una próxima reflexión desde este modesto blog

miércoles, 15 de febrero de 2023

La República filosófica espiritual

 Si queremos  afrontar los tiempos sombríos y decadentes que habitamos, donde la inmoralidad, el mal y la deshumanización avanzan, necesitamos retomar la ya olvidada tradición de la filosofía griega clásica que escribía sobre el tipo de República más apta para la vida individual y societaria. Conocemos La República de Platón, pero sabemos que opuesta a este, también Diógenes y Zenon de Citium escribieron sus Repúblicas ideales, que por desgracia se perdieron, o las hicieron perder.

Pero no solo debemos abrazar la vieja filosofía, sino también buscar en las tradiciones espirituales elementos que nos ayuden a construir un nuevo mundo que nos haga ir abandonando las tinieblas de barbarie en las que vivimos. ¿Y cuáles serían los aspectos a tomar que unen lo mejor de las diferentes escuelas de pensamiento y vida del espíritu?. Pues esencialmente los grandes maestros de la humanidad proponen alejarse de la búsqueda de la riqueza material. Este es un elemento corruptor claro, el materialismo imperante, que nos aleja de la trascendencia, de los valores espirituales e inmateriales que son base de una buena y verdadera civilización. La centralidad debe ser la búsqueda de la riqueza espiritual, desde la búsqueda del sentido de la vida, a la amistad, la hermandad, el compartir...



Otro aspecto a considerar negativo en la República filosófica ideal es el poder. Este es otro mal a combatir dispersándolo y descentralizándolo al máximo. Frente a la Modernidad de Progreso, donde los tentáculos del poder se van desarrollando al máximo, aumentando los reglamentos y las legislaciones, estos últimos deben reducirse al mínimo, expandiéndose la conciencia moral, aquella que permite a los hombres autogobernarse en todo lo posible. Esto se logra buscando la iluminación interior, el encuentro con la divinidad cósmica, pidiéndola que nos guiemos por el bien en todo lo que hagamos en la vida, desde la infancia hasta el límite de nuestra muerte terrenal.

Es indudable que el mundo moderno, al contrario de lo que vende la propaganda institucional y educativa, a izquierda y derecha, no nos ha conducido al bien ni a la verdadera libertad, sino a lo contrario, a la expansión del mal, y a edades cada vez más tempranas. Sin embargo, situando la vida del espíritu en primer lugar, teniendo claro que no podemos servir a Dios y al dinero, al contrario de lo tenido por sentido común, la vida material sería digna. Elevación moral, elevación material. Esto sería así por que una auténtica vida del espíritu implicaría no ver en los demás objetos a utilizar, a putear,  a explotar, a dominar y a manejar. Sino que se vería a iguales, a seres dotados de la misma chispa divina.

En la tradición auténticamente cristiana, sepultada por las Iglesias, hablaríamos del Reino de Dios en la Tierra, no construido en base a ideologías, sino en vivir como Cristos, unidos en un solo corazón, con la ley del amor guiando el actuar humanos.

Indudablemente, una República filosófica espiritual conllevaría una vida política y económica radicalmente diferentes. Anteponiendo el progreso moral y espiritual al económico, se trabajaría y consumiría lo mínimo, lo imprescindible para satisfacer las necesidades materiales  esenciales, estando dedicado la mayor parte del tiempo a la citada vida del espíritu, al crecimiento ético, a la reflexión profunda y a una vida activa de encuentro, o mejor dicho de reencuentro con los otros, que el materialismo pseudorreligioso y el laico o ateo ha convertido en extraños, cuando no en enemigos.

En lo económico la ley del amor implicaría la expansión de los bienes o propiedades comunales, siendo la propiedad privada un espacio de libertad individual, de una extensión del yo en ciertos objetos y terrenos, pero ajena al sentido de opresión, de esclavitud, de explotación.

Los trabajos considerados superiores, si ha de haberlos no serán los que se consideran ahora, sino los que permiten alimentarnos y cobijarnos: labradores, ganaderos, pescadores, obreros, transportistas... El conocimiento no se buscará para ser alguien en la vida, o en expresión familiar ser hombre o mujer de provecho, es decir una pieza, un engranaje del orden del mal, para ser desechado cuando ya no se sirve o porque ya no interesa, sino por puro amor al conocimiento, empezando por conocerse uno mismo, la historia de la que procedemos, nuestra casa, el Universo, y para mejorarnos y avanzar en el progreso del espíritu.

Ese gran desarrollo filosófico y espiritual traerá consigo la aparición de una nueva santidad, ese concepto que en la Modernidad solo provoca risa y escándalo de los nuevos bienpensantes, pero que es clave para hacer del mundo, de la vida, algo vivible. La nueva santidad iría encaminada al olvido de sí, a la disminución del ego y a un vivir volcado en el servicio al prójimo, es decir en acercarse al máximo posible a esos viejos maestros ahora olvidados.

Frente a la infrahumanidad que supone nuestras formas de vida, nuestras metas, nuestros sueños, nuestra sociedad consumista, cuyo fin es evidente: la autodestrucción o la robotización total del ser humano a través de la unión de la tecnociencia y las clases dirigentes, la República del espíritu tendrá como guías morales aquellos que están más cerca de la luz, de la humanidad, los verdaderos seres superiores a los que escuchar: niños, discapacitados y los nuevos santos. Estos serán imprescindible para que se salga de esa infrahumanidad y esa infravida de conciencias muertas y seres zombificados.

Este es mi ideal de República, aquella que sería a la vez descentralizada y universalista, que uniría materia y espíritu, libertad e igualdad y que supondría un verdadero paso en la evolución como especie moral.

domingo, 29 de enero de 2023

El precio del progreso

 Ediciones El salmón ha publicado un interesante libro recopilatorio de artículos y conferencias de Aldous Huxley, escritor inglés autor de la famosa distopía Un mundo feliz. Con el título El precio del progreso los textos son reflexiones críticas sobre el mito de la ciencia y el progreso, que ha sobrevivido a dos guerras mundiales-a las puertas, ahora, de una tercera-, el totalitarismo, los campos de concentración y el exterminio en masa.

El precio del progreso defiende la descentralización o lo que él llama desinstitucionalización del poder, su dispersión, la búsqueda de una finalidad última de la vida, identificada como la luz interior y una ciencia aplicada no al servicio del poder o la  producción en masa , sino una tecnología y ciencia que favorezca la autonomía individual y local fundamentalmente, pero contraria a todo espíritu nacionalista, pues el ideal de Huxley se acerca a una sociedad más agraria sin patronos ni privados ni estatales. Es interesante su llamamiento a una unión internacional de científicos contrarios a la guerra y al desarrollo tecnoindustrial al servicio de los ejércitos con todo el armamento temible que podemos contemplar, que impulsaran una política descentralizadora en cuanto a la energía y la alimentación, por ejemplo.



Su preocupación por el declive de las libertades, declive al que la ciencia estaba contribuyendo, es algo a destacar, así como su interés por el cuidado del medioambiente, observando con preocupación su deterioro, una sensibilidad de plena actualidad.

En resumen estamos ante un libro que nos expone las inquietudes y preocupaciones éticas, espirituales, políticas, económicas y tecnológicas de un autor mundialmente conocido por su mencionada obra, pero del que poco más se conoce y con el que uno se siente muy afín en sus propuestas.

viernes, 13 de enero de 2023

Los estoicos antiguos

 Para acercarnos al maravilloso mundo de la filosofía clásica tenemos diversos textos como Los estoicos antiguos. Supone una recopilación de los fragmentos del pasado que han sobrevivido y que hacen mención a los primeros estoicos, comenzando por su fundador, Zenon de Citio.

Zenon se supone que llegó a Atenas tras un naufragio en el que perdió todas sus riquezas. Fue inicialmente discípulo de Crates, figura legendaria de la corriente cínica del famoso Diógenes, pero al parecer no logró adaptarse a la forma de vida cínica, muy dura y exigente, pues suponía, aparte de vivir en la pobreza, rechazar las convenciones sociales y actuar con desvergüenza para lograr llegar a la meta que propugnaba la citada escuela.



Zenon terminó, por tanto, creando su propia escuela: la escuela estoica. Tal escuela proponía vivir conforme a la Naturaleza, sinónimo de vivir conforme la Razón, reflejo de la Divinidad, del Orden del Cosmos,  siendo su meta la virtud, que es la superación de los vicios y pasiones. Se puede decir que los estoicos originales vivían una vida sencilla en lo material, sin apego a las riquezas ni el poder, considerando el dolor con indiferencia, procurando aceptar lo que trajera la vida.

Es una pena que no queden libros completos de Zenon y sus discípulos, no obstantes gracias a textos como Los estoicos antiguos, podemos entrever la fuerza moral en la que estos hombres procuraban mantenerse en sus vidas, tan ajenas, por desgracia, a nuestro presente de perseguidores de los placeres, apesadumbrados y perdidos cuando los fracasos y el dolor los espantan, haciéndonos despeñar en el pozo de la desesperación.

sábado, 7 de enero de 2023

Señora de rojo sobre fondo gris

Adaptación teatral de una obra de Miguel Delibes, Señora de rojo sobre fondo gris nos presenta a un pintor que rememora los duros momentos que precedieron a la repentina  enfermedad y fallecimiento de su mujer. Todo aconteció poco antes de la muerte de Franco, cuyo régimen, en sus últimos estertores, encerró a la hija del protagonista, interpretado magníficamente por José Sacristán.



Señora de rojo sobre fondo gris se sumerge en el profundo dolor, en el vacío, en el tener que enfrentarse a solas al miedo, a los peligros que envuelven a una vida que pierde a su mitad, a esa mano amorosa, a ese rostro, esa voz que durante décadas meció el transcurrir de la existencia de un pintor cuyas musas se evaporan por semejante pérdida.

Estamos ante una obra que rezuma melancolía, nostalgia y una profunda humanidad, esa humanidad que brota, especialmente, cuando los pinchos hirientes del existir desgarran las carnes de los seres humanos, dejando marcas persistentes y sangrantes, que solo el paso del tiempo logran cicatrizar parcialmente, pues basta un rayo de recuerdo, una mirada de una vieja foto para que la herida vuelva a abrirse, encogiendo el alma en un dolor sin centro, donde todo resulta ser emanaciones del ser añorado, ya silencioso para toda la eternidad.