domingo, 29 de septiembre de 2019

Mientras dure la guerra

Película a la vez sensible, que quiere ajustarse lo más posible a los hechos reales y que evita el maniqueísmo, nos presenta la situación en Salamanca los primeros meses de la guerra civil, centrándose en la figura del escritor Miguel de Unamuno.

Pensador libre, contradictorio, impulsor de la República en sus inicios, hasta acabar muy decepcionado con ella, dio su apoyo inicial al golpe de estado militar. Sin embargo, ese espíritu crítico e independiente que poseía le hizo alejarse del bando franquista, conforme veía cómo a su alrededor se extendía la mancha del terror, que devoró buenos amigos.



Mientras dure la guerra nos retrata también a varios de los principales protagonistas del golpe, procurando resaltar sus características humanas, con cierta crítica de fondo, pero huyendo de  pintarlos de manera monstruosa e inhumana, para evitar que el director, Amenabar, pueda ser acusado de parcial .Destaca la interpretación de Franco, al que se pinta como militar astuto, que supo bien cómo y cuándo actuar para lograr el mando único frente a Junta de Gobierno inicial, así como prolongar la guerra para aplastar a sus rivales del bando republicano por décadas.

Pero también la de Millán Astray, muy popular entre sus hombres de la Legión, que buscaba a los  "descarriados" y "perdidos" para darles otra oportunidad entre sus filas. Y por encima de todo una magistral interpretación de Karra Elejalde en su papel de Unamuno, sus dudas, sus discusiones con amigos, su pelea interior entre lo que él cree que va a ser un golpe para restaurar el orden y volver a la normalidad democrática, y en lo que rapidísimamente se convierte, pese a su esfuerzo inicial por ponerse una venda en los ojos.

Una buena película, quizás no brillante, pero que es una llamada a entenderse y dialogar, por encima de las diferencias. Para que la historia no vuelva a repetirse.

jueves, 26 de septiembre de 2019

Consecuencias de la desaparición del dinero físico

El vídeo que pongo a continuación toca un tema muy interesante, coincidiendo con su autor en que nos encaminamos a la eliminación del dinero físico. En mi opinión, el objetivo final de su desaparición, enmarcado todo ello en el colapso del sistema, estriba en tener la posibilidad de expropiar con mucha más facilidad el numerario a la población, para, a la desesperada, intentar acumular beneficios. Y es que uno tiene la sensación, tragicómica, que la decadencia del capitalismo le acercará enormemente al totalitarismo comunista, al leninismo y sus continuadores. La expropiación de la riqueza individual y social, o parte de ella, por el aparato de dominación estatal y del Capital.

Servidor cree que capitalismo y comunismo, aparentes opuestos, se fusionarán en un régimen muy similar al chino, con una pérdida creciente de libertades a todos los niveles. Aunque también creo en la posibilidad que ese nuevo régimen mundial que se ve en la lontananza caiga rápido ante el evidente desplome económico del que ya vemos síntomas claros, y tras él  o con él, el político. El tiempo dirá hacia donde se inclina la balanza, pero advertidos estamos de que la monstruosidad velada en que vivimos, pues todo régimen que convierte a los seres humanos en mercancías es una monstruosidad, -aunque admitamos diferencia de grados entre este, aún con algunos derechos y libertades, y los despotismos fascistas, comunistas o teocráticos-, pase a ser una monstruosidad desnuda.






lunes, 16 de septiembre de 2019

Quien a hierro mata

Película de talento, brutal y afilada, que hiere cual puñal de acero al espectador  hasta dejarle en estado de shock. Quien a hierro mata, que cuenta con magníficas interpretaciones, entre ellas la del siempre extraordinario Luis Tosar, cuyas miradas y expresiones dicen más que sus palabras, bucea en los claroscuros del alma humana, allí donde se juntan , en un magma indistinguible, lo bondadoso y lo monstruoso que habita en nuestro océano interior, siempre en pugna, a veces logrando emerger unos, y otras otros, o a veces los dos casi sin solución de continuidad.



Mario es un enfermero aparentemente feliz, a punto de ser padre, pero que esconde un pasado que le ha golpeado como un pelele, como a un boxeador noqueado; que aparentemente logra levantarse, pero donde algo en él se ha roto para siempre. En el lugar de trabajo se encuentra con Antonio Padín, legendario narcotraficante que llenó de desolación las bellas tierras gallegas.

Las relaciones familiares con sus miserias y grandezas, la ambición, la ira, y, sobre todo, un lúcido análisis de la venganza y sus devastadoras consecuencias que como un tsunami arrasa vidas humanas apagando sueños y esperanzas, son algunos de los aspectos que analiza esta demoledora película, tan turbadora como recomendable.

jueves, 12 de septiembre de 2019

El colapso del capitalismo tecnológico

He tenido ocasión de leer recientemente un libro del profesor de economía en la Universidad de Leon, Alfredo Macías Vázquez: El colapso del capitalismo tecnológico. En este texto, de difícil lectura, todo sea dicho, para los que no estamos versados en economía, el tocayo se interroga sobre el porqué del incremento del paro, el subempleo, la desigualdad y la pobreza, entre otros aspectos, en un mundo de constantes avances tecnológicos, avances que todos los portavoces mediáticos del sistema nos presentan como maravillosas soluciones a los problemas.

Para Alfredo Macías el capitalismo ha alcanzado sus límites internos. Cada vez produce menos valor y, por tanto, ya no es capaz de acumular capital para relanzarse como en otras etapas históricas logró con, por ejemplo, la ampliación de mercados en el colonialismo, o en el fordismo, generando un enorme consumo de masas, gracias a los mercados interiores y el abaratamiento de los precios de los productos.



Las revoluciones tecnológicas hacen que cada vez se necesiten menos trabajadores, menos necesidad de trabajo abstracto, generador del valor. Frente a las visiones de los que hablan de impulsar un capitalismo productivo como solución frente a la financiarización o capital ficticio actual, para Alfredo el capitalismo financiero actual vino como una huída hacia adelante ante la imposibilidad de mantener el capitalismo fordista.

En El colapso del capitalismo tecnológico se sostiene que el capital es una relación social, una relación abstracta e impersonal que cosifica a las personas. Las personas son dominadas por las cosas, personalizándose paradójicamente las cosas, las mercancías.

El autor, pese a que evidentemente se sitúa en la órbita del pensamiento de Marx, no deja de criticar a la mayoría de los marxistas o neomarxistas actuales, y los esquemas reformistas o voluntaristas que creen en la autonomía de la política, en la posibilidad de salir del túnel en el que estamos sin rechazar las categorías del capitalismo, como las de mercancía, valor y dinero. No hay, sostiene Alfredo Macías, unos malvados, las derechas, los capitalistas, y unos buenos, las izquierdas, el pueblo. Y por tanto nada cambiará, como podemos ver, poniendo a los supuestos buenos en el poder.

Todos son presos de las lógicas abstractas e impersonales que controlan nuestros comportamientos.

Finalmente el libro realiza críticas a ciertos pensamientos supuestamente críticos actuales como el postobrerismo de Negri y el de aquellos que ven en el trabajo inmaterial, en el mundo digital, de las redes sociales, de los hipotéticos bienes comunes del espacio virtual, una salida al capitalismo. Rechaza, por tanto, el ciberkeynesianismo. Pero también el decrecimiento, por su lógica ingenua y voluntarista, politicista, que tampoco pone en duda el mundo de las categorías abstractas que nos domina. Y, por supuesto, el mito de China como potencia del futuro ajena al colapso sistémico.

Estamos ante un texto que podría haber sido muy interesante, pero que el autor no logra hacerlo asequible a la mayoría de lectores que, interesados por lo que está pasando, y que sin tener casi nociones de economía coincidimos simplemente por experiencia y observación de la realidad con la tesis del derrumbe capitalista-derrumbe lento frente al desmoronamiento velocísimo del comunismo, o capitalismo burocrático como lo define el autor-. Sólo en pequeñas partes del texto podemos respirar mientras leemos, lo que no es buena señal.

Quizás un anexo final explicando sencillamente todos los complejos conceptos y teorías que usa habría simplificado la lectura, convirtiéndola en algo muy estimulante, como podía haber sido. Pese a todo, con todos esos peros, es un libro que merece leerse como antídoto frente al mundo rosa y engañoso que nos ofrecen las legiones de paniaguados del orden actual. Y no es necesario ser marxista para ello. Es más, podemos pensar, como en mi caso, que el marxismo como ideología de poder fue un horror, pero tener interés hacia algunos análisis de Marx sin ismos de ninguna clase.

https://videos.unileon.es/video/5c76de9d8f42085f0c8b4678

https://archive.org/download/Anbasis12130X17ElColapsoDelCapitalismo/Anabasis121-30x17-colapso.mp3