Por fin podemos leer una biografía de una figura injustamente olvidada en la historia de España. Gracias al periodista Alfonso Domingo, se ha publicado la novela biográfica EL ÁNGEL ROJO, la historia de Melchor Rodríguez, el anarquista que detuvo la represión en el Madrid republicano, en la editorial Almuzara. En el se va relatando la vida de Melchor, sevillano de nacimiento, huérfano de padre, torero frustrado,chapista, padre de una hija, Amapola, nombre puesto en homenaje a una flor que crece libre y rebelde. Miembro de la CNT y la FAI, del grupo Los Libertos, destacan por su anarquismo humanista y contrario a la sangre y las venganzas.Este grupo, le servirá de gran apoyo durante la guerra civil. Fue preso incontables veces, con la Monarquía, la República y también el franquismo. Es con el estallido de la guerra civil, cuando se convierte en una figura legendaria. Nombrado por su compañero , el Ministro de Justicia García Oliver, Delegado Especial de Prisiones con plenos poderes, consigue parar las sacas de presos organizadas por autoridades del Frente Popular en Madrid, entre ellas Carrillo y Serrano Poncela. Su acción más destacada sucede en Alcalá, cuando tras un bombardeo de la aviación golpista, una multitud enfurecida se acerca a la cárcel con la idea de matar a los presos. Tras horas de forcejeos, y apunto de morir el mismo, consigue salvar las vidas de los presos. También convierte el Palacio del Marqués de Viana, ocupado y custodiado por los compañeros del grupo de la FAI Los Libertos, en un lugar donde dar refugio a gentes de derechas perseguidas o que temían por sus vidas.Todas estas actividades, hacen que entre los presos y derechistas se le conozca con el sobrenombre de El Angel Rojo. Pero para algunos, actuar de esa manera, era apoyar el fascismo, ser cómplice de Franco, ser un traidor a la causa. Por eso sufrió varios atentados, de los comunistas, que lo odiaban, pero también alguno de compañeros anarquistas, de los que nunca dio nombres.Tras la guerra, gracias a la declaración de gente a la que salvó, evitó la condena a muerte, por la de veinte años, de la que cumplió cinco. siguió siendo fiel al anarquismo, y fue detenido en varias ocasiones. A su entierro, en 1972, acudieron franquistas y compañeros libertarios. Algunos rezaron un padrenuestro, otros entonaron el bello himno de la CNT, A las barricadas. Su vida, y su muerte, fue ejemplo de que las diferencias en el pensar, no deben llevar al odio, ni al enfrentamiento sangriento.
Pero, tristemente, su figura, en vez de recibir un reconocimiento público y oficial, y ser conocida por todos los habitantes de nuestro país, es la de un completo desconocido. Su ideal libertario, su actuación contra la represión de la zona republicana, hace que no pueda ser usado ni por la derecha, ni por la izquierda dominante. Izquierda dominante que ensalza a tristes figuras como Carrillo o Pasionaria, fieles al totalitarismo más sanguinario, y que no tienen interés en que salga a la luz otro izquierdista, obrero y anarquista, que actuó con gran decencia y dignidad. Algo de lo que muchos carecieron en una España dominada por hordas de asesinos, azules,blancos, rojos y rojinegros, que con su plomo, llenaban de cadáveres las cunetas, descampados y cementerios del país.
Sirvan estas líneas de pequeño homenaje a Melchor Rodríguez, para que alguna vez, en los libros de texto, su actuación se conozca y sirva de ejemplo de alguien que prefirió "morir por las ideas, nunca matar por ellas".
Una vida interesante la de este modélico anarquista.
ResponderEliminarUn saludo,
Jorge Juan
Pues sí, para mi un ejemplo a seguir de persona.
ResponderEliminarUn saludo