domingo, 15 de noviembre de 2015

Yo, él y Raquel


No queríamos pasar sin comentar una pequeña joya del cine protagonizada por adolescentes, muy superior de lo que pensábamos al ir a verla y alejada de los tópicos de los personajes clásicos que suelen aparecer en los films que retratan las vidas y los ambientes en que se mueven los estudiantes de instituto.

Y eso que el tema podía haber llevado a la película a la sensiblería, pero no es el caso, y Yo, él y Raquel sale con nota de la prueba.

La historia sucede en el último año de instituto de Greg, un estudiante peculiar, sin rastro de autoestima, pero inteligente y con un agudo sentido del humor,decidido a pasar desapercibido allí donde va, a evitar conflictos con los compañeros, procurando llevarse bien con todos pero rehuyendo la amistad, los lazos afectivos con los estudiantes.

Sólo mantiene una mayor relación con Earl, al que conoce desde la guardería y a quien una la pasión por hacer versiones surrealistas de clásicos del cine europeo y a un curioso profesor de historia.

Todo su mundo, sin embargo, empieza a resquebrajarse cuando, forzado por su madre, visita a una compañera de colegio aquejada de leucemia.

Situaciones y diálogos extravagantes y divertidos, pero con toques de profundidad, combinados con momentos de tristeza y emotividad, pero, como hemos dicho, sin arrastrar a la película hacia el fácil recurso de lo lacrimógeno.

 Todo hace llevar al protagonista a la maduración, al aprendizaje, a la apertura hacia los otros, a la interrogación sobre su Yo, sobre su vida, sobre lo que realmente anhela.

Una de las últimas escenas despunta por la fuerza que desprende, por su dramatismo emotivo y se quedará para siempre clavada en el corazón de los espectadores, al menos lo ha hecho en el mío.

Comedia, drama, Yo, él y Raquel es el vivo reflejo de nuestras vidas, esas tragicomedias que, afortunadamente, representamos por poco tiempo.


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