lunes, 14 de diciembre de 2015

La obsolescencia del hombre. Sobre la destrucción de la vida en la época de la tercera revolución industrial

Con este pequeño texto quisiéramos rescatar del olvido a un pensador prácticamente desconocido en nuestras tierras, fallecido en 1992, pero que fue uno de los precursores del análisis y desmenuzamiento de lo que podríamos calificar como era tecnocrática, que  definiríamos como aquella en la que la técnica es sujeto de la historia, siendo nosotros sólo co-históricos.

La obsolescencia del hombre-en el segundo volumen, que es por el que hemos querido empezar, por considerarlo más cercano a nuestra situación-, analiza con lupa las transformaciones que hemos ido sufriendo a causa del desarrollo de las máquinas y su creciente potencia, que en su opinión han llegado a liberarse de nosotros y , podríamos decir, nos hemos convertido en siervos de ese mundo, en siervos de ellas desde su eclosión con la Revolución Industrial hasta la actualidad. 

De ahí su consideración de que ya somos obsoletos, y de que no hay marcha atrás. Para él el proceso es irreversible, no encontrando en el texto ningún capítulo dedicado al estudio sobre su posible salida. Es un libro, en cierto sentido, tan pesimista como demoledor, pues no nos ofrece ningún asidero. Lo cual tienen un aspecto positivo y es el de no convertir a su autor en un gurú que ofrece una salvación. 

En el caso hipotético que la haya, ésta se encuentra en nosotros, y en nuestras mentes está el pensarla. Gunther Anders sólo nos ofrece una profunda reflexión sobre el poder aplastante de la tecnocracia y cómo nos ha envuelto hasta transformarnos, lo cual no está nada mal.

El ensayo consta de numerosos capítulos en los cuales Gunther Anders disecciona la obsolescencia de los productos, del mundo humano, de la masa, del trabajo, de los individuos, del conformismo, de la libertad, de la privacidad, de la fantasía, del sentido de la vida...Todo es creado de manera efímera para dejar paso efímero a otra cosa y así sucesivamente. El hombre se siente empequeñecido ante las máquinas, impotente. Para él en realidad nuestras democracias también se acercan mucho a las formas de organización totalitarias, como el nazismo y el comunismo, si bien de manera más difusa, de tal forma que seguimos creyendo que somos libres, o relativamente libres, aunque no seamos más que autómatas que ni siquiera saben para que sirve lo que hemos creado-que además es sólo una pequeña pieza dentro de otra más grande y así sucesivamente-, y qué sentido tienen nuestras acciones.



Por encima de todo el libro está la idea del poder destructivo de la bomba atómica, de las armas nucleares, algo que obsesionó gran parte de su vida a nuestro escritor, miembro activo del movimiento antinuclear.

Por nuestra parte, nosotros no podemos asegurar que lo que él creía eterno, o sea la tecnocracia-llegando a afirmar en nuestra opinión quizás equivocadamente que no habrá escasez de energía, sino exceso, debido al uso de fuentes naturales inagotables como la energía solar- lo sea realmente.

¿Hasta qué punto podrá crecer indefinidamente la tecnología en una economía mundial que parece venirse abajo rápidamente y que, al contrario de la que pensaba Gunther, parece acercarnos, al menos a corto y medio plazo, a la escasez más que a la abundancia?.

No obstante es verdad que hoy por hoy seguimos de lleno en la sociedad tecnocrática, con nuevos adelantos que favorecen la obsolescencia o la deshumanización, y otros muy amenazantes como la realidad virtual que podrían llevarnos a territorios sumamente peligrosos.

Gunther Anders no ha perdido, para acabar, nada de actualidad. Ni tan siquiera, por desgracia, sus meditaciones acerca del peligro de la destrucción humana por la tecnología nuclear. ¿Qué pensaría hoy, al ver que, no sólo Rusia y Estados Unidos vuelven a estar enfrentados, habiéndose producido un rearme mundial y el desarrollo de nuevas y temibles armas, si no que otro actor se suma al enfrentamiento?. Actor que, curiosamente, muchos califican burdamente de medieval, pero que forma parte absoluta de la tecnocracia actual, participando activamente en las redes sociales para reclutar gente e intentando crear o hacerse con armamento novedoso, como el químico y el biológico. Nos referimos al Estado Islámico.

Posiblemente Gunther mostraría una sonrisa melancólica, pensando para sus adentros que lo que él aseguraba que sería nuestro futuro, el desarrollo cada vez más monstruoso de la opresión tecnocrática, sigue cumpliéndose, renovándose con nuevos protagonistas, cada vez más amenazante.


No hay comentarios:

Publicar un comentario