sábado, 11 de enero de 2020

La sociedad autófaga. Capitalismo, desmesura y autodestrucción

Interesante y complejo libro de Anselm Jappe, del que leímos no hace mucho Crédito a muerte. En su nueva obra publicada en Pepitas de Calabaza se propone analizar cómo es la vida individual y colectiva, qué tipo de subjetividad genera en ellos, en nosotros, la sociedad mercantilizada que habitamos.

Parte de un mito griego hoy desconocido, el de Erisicton, un rey que por violar las leyes de la naturaleza destruyendo lo sagrado, fue condenado a una suerte de hambre abstracta y sin fin, que llevó a la destrucción de su reino y a su propia autodestrucción, devorándose a si mismo.

Este mito le sirve para analizar la sociedad de la mercancía y los problemas personales y de autodestrucción de la psiquis que genera. La competencia, el culto al valor, la sustitución progresiva del trabajo vivo por el trabajo abstracto, desarrollando la tecnología para tener más beneficios-generar más valor- y vencer a los competidores, lo que provoca la mencionada situación de eliminación de "mano de obra", pero que paradójicamente genera una disminución del valor global paulatina, provoca una especie de pulverización de nuestras subjetividades.



Su hipótesis es el enorme aumento en nuestra época de las conductas narcisistas, tras el nuevo capitalismo de consumo postsesentayochista, -que sustituyó al viejo capitalismo del ahorro, el esfuerzo y el autoritarismo evidente, con represión de la libido- perdidas las referencias, los valores humanos, una especie de regresión a un estado infantil, donde se combinan una mezcla explosiva  y contradictoria de sentimiento de omnipotencia, de ser el centro del mundo, de no distinguir el Yo de lo exterior, de que nada se interponga en nuestros sueños de grandeza, de que todo lo podemos, de satisfacer inmediatamente nuestras necesidades, con el de impotencia, pues la realidad se opone a esas pretensiones. Este narcisismo, sumado al fetichismo de la mercancia, tesis según la cual en las relaciones de producción no cuentan las cualidades, sino las cantidades, por lo que da lo mismo el trabajo bien hecho, la belleza de algo, sino que es indiferente fabricar juguetes o armas- todo es lo mismo si genera valor-, siendo las cosas, los objetos, las mercancías las que dominan a las personas, y por tanto siendo nuestras vidas regidas por los productos, cada vez menos por relaciones sociales auténticas y profundas, genera individuos apegados a la desmesura, a la falta de límites, lo que para él es la causa de fondo de los casos en aumento, sobre todo en adolescentes de crímenes sin aparente sentido, como las matanzas masivas en escuelas-el llamado amok-, e incluso también subyace en los atentados yihadistas. Una especie de explosiones de rabia y odio incontrolado, una pulsión de muerte que suele acabar en el suicidio. Consecuencia lógica de una maquinaria político-económica que expande un enorme vacío en las gentes, vacío que las mercancías no pueden llenar ya, y que provoca esa mezcla de odio y autoodio, de furia descontrolada.

Tesis arriesgada, si bien sumamente original y refrescante para analizar la problemática de nuestros tiempos, la del sujeto sin cualidades, provocado por el régimen en el cual habitamos, el del valor, el trabajo abstracto, la mercancía y el dinero. Sujeto, nunca mejor dicho, que, aunque se cree libre no lo es en absoluto, siendo dominado por un mecanismo impersonal. Pues entre las distintas tesis apasionantes del texto está su crítica al populismo, esas ideas que sostienen que somos el 99% de buenos, frente a un 1% de malvados que nos explotan y oprimen. Todos formamos parte del sistema y lo sostenemos, aunque indudablemente haya gente que se beneficie de él en mucha mayor medida.

Aunque el texto, hay que decirlo, tiene una parte muy farragosa, y difícil de seguir y entender, para mí cuando entra en las teorías psicoanalíticas, importantes para desarrollar su hipótesis del sujeto fetichista narcisista contemporáneo, en la que, si no estamos versados en ellas, corremos el riesgo de perder el hilo y hasta de vernos tentados a dejar el libro. Sin embargo luego La sociedad autófaga recupera la lectura asequible, entrando en su parte más interesante.

Un autor heterodoxo, del que hay que agradecer a la editorial Pepitas de calabaza que lo haya introducido en nuestro país.

https://soundcloud.com/traficantesdesue-os/la-sociedad-autofaga-anselm-jappe?fbclid=IwAR0ni9H6X9LBbVbCyCOLs4BCDUR20Jw8NrYmh2pOpCHCusJ6dE4QJF8Wov8

1 comentario:

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