miércoles, 9 de junio de 2021

Vida de Apolonio de Tiana

 Hoy quiero recomendar un libro publicado recientemente en Alianza Editorial, escrito por Filóstrato, escritor de la Antiguedad que relata la vida de un personaje tan curioso como fascinante, Apolonio de Tiana, desgraciadamente casi olvidado.

Se trataba de un filósofo del siglo I dc que abrazó la escuela pitagórica y decidió imitar lo más posible la forma de vida de Pitágoras. Muy joven repartió sus riquezas, pues era de familia adinerada, entre sus familiares y personas necesitadas y se marchó por los caminos vistiendo la túnica de filósofo y abrazando el vegetarianismo y la castidad como su maestro.

Según Filóstrato viajó por numerosas partes del mundo, buscando la sabiduría y luchando por reformar las costumbres morales y religiosas de las distintas sociedades. Se oponía al sacrificio de animales y llegó hasta la India en busca del conocimiento de los legendarios sabios de aquellas tierras. Con el tiempo adquirió una enorme fama que hizo que hasta emperadores o pretendiente al trono, buscaran su consejo.



Crítico de las tiranías, tuvo, sin embargo, problemas con algunos tiranos, llegando a ser juzgado en una ocasión . Como todas las personalidades de enorme virtud y espiritualidad, llegó a ser venerado como un dios, de ahí que en el libro se cuenten numerosas anécdotas y actuaciones de Apolonio que posiblemente sean ficción, y que se asemejan a lo que se cuenta de Jesús de Nazaret, especialmente lo referido a la resurrección de una joven, pero también la adivinación de eventos, como pestes, naufragios, muertes...

No obstante el autor resalta que Apolonio de Tiana no era un hechicero, ni quería saber nada de ellos .Sostenía que era su forma de vida, pura y austera, sin ingerir alcohol ni alimentos de origen animal, lo que provocaba que tuviera visiones de sucesos futuros. Y es que el objetivo de nuestro filósofo, era acercarse a los dioses, lo que requería llevar una forma de vida excepcional.

También es posible que, caso de ser ciertos algunos de los hechos extraordinarios que se le atribuyen, se debiera a los grandes conocimientos que logró poseer al recorrer medio mundo. Su muerte, por cierto, sigue siendo un enigma, siendo también sumamente curioso, en otra similitud con Cristo, que se apareciera después de muerto a un joven que negaba la vida después de la vida.

En resumen, que nos encontramos ante una especie de santo pagano que llegó a ser venerado pero que, dejando aparte el tema religioso nos hace darnos cuenta de la época moribunda en que vivimos, donde son prácticamente imposibles personas como las de aquellos filósofos y escuelas filosóficas que recorrían las calles debatiendo, interrogando e intentando sutilmente hacer mejores a los hombres y mujeres. Y que eran conscientes, como nuestro querido maestro Apolonio, de que el amor a la riqueza, honores y pompas eran un enorme mal.

De hecho, el ideal de nuestro protagonista, que, por cierto, jamás critico el comer carne, beber vino o tener relaciones sexuales-nada que ver con los rigoristas de distintas religiones- era un mundo unido de iguales, lo que solo sería posible, como expresó en una ocasión a sus seguidores, si las personas no persiguieran la riqueza.

Y es que hace tiempo que uno ha llegado a la conclusión que, ante el fracaso de las ideologías de la Modernidad, sólo una, o unas filosofías morales y espirituales que aporten un sentido elevado de la vida, más allá del actual divertirse sin más, como evasión de nuestras vidas de seres usados como carne para la trituradora de almas, podría servirnos de guía e inspiración para salir del abismo.



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