sábado, 2 de febrero de 2013

Amour

Dirigida por Michael Haneke, Amour  es una sencilla, emotiva y a la vez profunda y dura película sobre el amor en la vejez, la vida y la muerte, la decadencia progresiva y el derrumbe  del mundo que puede golpear a cualquier persona anciana en un momento dado, en un proceso lento de desgaste y abandono de la realidad.

Amour nos presenta a un matrimonio octogenario de antiguos músicos, personas cultivadas y brillantes que sufren un duro golpe cuando, un día, de repente, Anne sufre una enfermedad que le provoca la parálisis de medio cuerpo. A partir de aquí, comienza el principio del fin de la mujer. Un fin lento que la película nos muestra en toda su crudeza, sin engaños, mostrando la verdadera cara de la desolación que provoca en la afectada y en las personas que la aman, que van viendo como aquel ser tan querido, que formó parte de sus vidas, va deteriorándose no sólo fisicamente, sino intelectualmente, casi lo más duro de resistir.

Pero junto a la tragedia, la película también pone de manifiesto la fuerza del amor, el esfuerzo de su pareja para cuidarla, para apoyarla en todo lo posible, negándose a olvidarla en el hospital o en una residencia, luchando por no ceder a sus tentaciones de abandonar la lucha. La cruel enfermedad pone de manifiesto,  los sólidos cimientos de granito que sostiene al viejo matrimonio, la resistencia al huracán de dolor de quienes saben que la despedida está cercana, que al reloj apenas le queda tiempo, que las agujas se detendrán para siempre, quedando los recuerdos de unas fotos en blanco y negro, cuando sonreían las fuerzas y las ilusiones, cuando todo parecía eterno, en aquellos largos años en que la muerte parece un visitante de otras personas, pero nunca de nosotros. Cuando creemos que las flores no marchitan y el sol no se pone.

Amour es un golpe continuo a las emociones del espectador, un disparo de angustia y melancolía al corazón de quien asista a ver esta película y se agolpe en su mente las voces, recuerdos e imágenes que quienes formaron parte de sus vidas, de lo que son y serán, de los que nunca vendrán pero a quienes nos resistimos a olvidar, pidiéndoles su ayuda en los malos momentos, cuando nos sentimos sin fuerzas de continuar y todo se obscurece a nuestro alrededor y logrando devolver un reflejo de ellos por breves instantes. Pero también es un recordatorio de que un amor sólido puede acabar resistiendo las más duras pruebas. La película y, sobre todo su trágico desenlace, harán reflexionar a los espectadores.


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