De nuevo, como cada cierto
tiempo, vuelve a aumentar la tensión entre las dos Coreas, en este caso
llegando a amenazar el dirigente de la Corea comunista con una guerra nuclear a
los vecinos del Sur y a Norteamérica.
Para la mayoría se trata de
una bravuconada, quizá un intento de su dirigente de movilizar a su población,
de vender fortaleza y atemorizar a la comunidad internacional.
Pero más allá de los objetivos
que tenga en mente Kim Jong-un de
lanzarse o no a la guerra, el conflicto coreano es, después del de Siria, como
comentamos hace un tiempo en el blog, un paso más en el choque de bloques de la
nueva guerra fría, que pocos parecen percibir como tal.
Centrado el enfrentamiento
mundial básicamente en dos zonas, el Pacífico y Oriente Medio, Corea
del Norte, aliada, aunque incómoda, de China y Rusia, es la nueva pieza del
tablero de juego de las potencias, pieza a mantener por parte de Rusia y China,
o a batir, por parte de los Estados Unidos.
Y es que los
norteamericanos, antaño potencia claramente dominante, están empezando a mostrar
claros signos de decadencia, con las derrotas, parciales o totales, en algunas
de las últimas guerras en las que se ha metido, como Irak o Afganistán, a parte
del enorme déficit que tiene su economía; pero muy probablemente harán un último
esfuerzo para mantener su posición dominante todo lo posible.
Y puesto que hoy por hoy
China es la economía emergente más fuerte del mundo, que está consiguiendo
comerse paso a paso el mercado mundial, expandiendo su influencia por todo el
mundo-a base, claro, de una explotación extrema de sus trabajadores- , los
americanos están intentando cercarla militarmente, para lo cual le conviene ir
destruyendo los regímenes aliados, como Siria, ahora Corea, y pronto Irán, en
un intento desesperado de evitar que los chinos en pocos años sean los nuevos
amos mundiales, dejándoles a ellos, y a sus aliados europeos-que ya no son casi
nada en el mundo- como segundones.
Por eso, para nosotros, el
peligro de que estalle la guerra no viene sólo por el delirio de un Jefe y un
régimen que, como todos los comunistas del hoy y el ayer, no tiene ningún
respeto a sus ciudadanos, que no son más que esclavos de las órdenes del
Partido y a los que llegado el caso no importará que masacren, si no, aunque no
se escuche decir, no nos parece nada descabellado que Obama y los suyos estén deseando poner en marcha su máquina militar
aprovechando las locuras del dirigente coreano.
Conviene no olvidar que el
único país que ha lanzado armas atómicas sobre otro son los Estados Unidos, y
por supuesto todos sabemos que no tienen ningún escrúpulo a la hora de invadir
y arrasar países con falsos pretextos.
De cualquier forma, un
hipotético estallido de la guerra en el zona, sería de resultado más incierto de lo que
parece para los USA. Aunque su potencial militar es enormemente superior al
coreano, convendría que tuvieran la suficiente precaución para pensar que, en
algún momento, podrían encontrarse con la respuesta de aliados de un país al
que atacan, que en este caso podrían ser China o Rusia, o solo China, mucho más
difíciles de batir, y con el riesgo añadido de acabar todo en una nueva guerra
mundial. Por otra parte,a China, creemos que, pese a todo, no le interesa hoy por
hoy una guerra que también podría perder, y más cuando está conquistando el
mundo sin pegar un solo tiro. E intentando crear una alianza político-económica de potencias
emergentes que compita y aparte definitivamente a las antiguas, aunque de momento con poco
éxito.
Quizá esto sea lo que pueda
acabar disipando los nubarrones amenazantes que pesan sobre el mundo, las dudas
e incertidumbres de unos y otros.
Por nuestra parte, nosotros
deseamos que no sigan tensando la cuerda, ni en Corea, ni en Irán, otra pieza
del tablero en juego. La tercera guerra mundial, mucho más amenazante por la
cantidad de armas nucleares existentes y por la claridad de la división, acabó
sin guerra generalizada, por el derrumbe de la URSS. Esperemos que la nueva
guerra fría, de perfiles menos nítidos al no basarse apenas en el choque
ideológico y sí en el puramente económico, pero con las armas también al lado, no desemboque en lo más temido.
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