domingo, 14 de julio de 2013

Sócrates. Un hombre de nuestro tiempo

El historiador Paul Johson, autor de libros como Historia del cristianismo, ha publicado un texto muy ameno sobre una figura legendaria del mundo de la filosofía: Sócrates.

Con el título: Sócrates. Un hombre de nuestro tiempo, la obra nos sumerge, no sólo en el mundo personal de Sócrates, sino en la Atenas de la época, pues sin ella nos es posible entender la existencia del filósofo.

Nacido en el 470 AC desarrolló su actividad y pensamiento en una época de esplendor de Atenes y de desarrollo del humanismo y de la democracia,gracias a la conjunción de un grupo de hombres con ideas innovadoras sobre la sociedad y la vida, como Pericles, que tuvo su reflejo en el mundo de las artes, el deporte, la política y la expansión comercial pero también militar.

Fisicamente se le describe como un hombre con barba, de labios gruesos, nariz chata y ojos saltones, de hecho el capítulo segundo del libro se titula: "Un feo guasón con el don de la felicidad". Él era consciente de su fealdad, pero no sólo no le suponía ningún problema, sino que se reía de si mismo con sus amigos, e incluso suscitó el enamoramiento de una de los más bellos jóvenes de Atenas, Alcibiades, enamorado de su inteligencia y su personalidad. Un amor según el autor, no correspondido.

No sabemos con certeza si fue escultor, como su padre, aunque sí hay constancia de que fue hoplita, o soldado de infantería en algunas guerras en las que participó Atenas.

Pronto, la voz de su conciencia, le indicó que tenía que ser un examinador de hombres, sin cobrara nada por su actividad, lo que hizo que redujera sus necesidades materiales al mínimo. Los testimonios nos indican que despreciaba el bienestar físico y material, en parte por temperamento y en parte por entrenamiento propio, achacándosele frases como "la pobreza es un atajo para el autocontrol", o la profunda y muy acertada "nada hay que decir a favor de la riqueza y alta alcurnia, que son caminos fáciles para el mal"-, cosas que vemos claramente en el mundo actual, con los escándalos del mundo político y económico, y la pasividad hasta hace poco de la gente de la calle, educada en el amor al dinero y la riqueza material, y a los que no importaban mucho las corruptelas, hasta que la crisis, el paro y la creciente miseria está provocando una indignación generalizada, aunque de momento silenciosa.

Recorría las calles, plazas y mercados de la ciudad interrogando a ciudadanos de todas las condiciones para sacar a la luz la inconsistencia de sus afirmaciones, reconociéndose ambos, interrogador e interrogado como ignorantes, que debían buscar en su interior la verdad, a través de preguntas y respuestas sucesivas. Este método se conoce como mayeutica, del que viene la famosa frase de "sólo sé que no sé nada". Es este un método de enseñanza y búsqueda de conocimiento realmente revolucionario, muy alejado del tradicional método de aprendizaje teórico, y que sería muy interesante ver si es o no aplicable a la enseñanza, anclada en métodos que, creo, ya no conducen a nada, pues no hay más que observar la escasez del pensamiento creador e innovador en una sociedad escolarizada y donde mucha gente llega a la Universidad. Y esto debería hacer reflexionar sobre donde están los fallos.

La fealdad de Sócrates hacía que algunas personas hacía que a veces sufriera insultos y zarandeos, pero su humor genial,queda de manifiesto en la respuesta que daba a quienes le decían que por qué no se enfurecía con esas cosas:"Si un burro te cocea, ¿emprenderías acciones legales contra él?".

Otra característica de su pensamiento es el rechazo a la ley del talión, o del ojo por ojo, algo dificilmente concebible en la época. Y también su rechazo al relativismo moral, y su búsqueda de una moral universal, tema de actualidad en una sociedad alejada de la búsqueda de una moral universal hundidad en el relativismo.

Se puede decir que con Sócrates la filosofía baja a la calle, a preocuparse de los asuntos mundanos, especialmente de la ética y de la justicia. Y podemos considerarlo como un impulsor del pensamiento libre e independiente de los ciudadanos, al incitarles a buscar la verdad por sí mismos, en su interior, todo esto unido a un elemento irónico que nos convierte su figura en alguien atractivo y admirable.

Se puede considerar que la misión fundamental de Sócrates, que según el autor creía impulsada por Dios-pues al parecer tenía un fondo monoteista- era como acanzar la vida buena,entrenando a la persona en el fortalecimiento de su alma, el lado moral de la persona y sede de las virtudes, lo que se lograba con el control de los instintos corporales que tendían al egoísmo y el materialismo. Esta comprensión y aprendizaje de las virtudes, aplicadas a la vida diaria, era la sabiduría.

Sócrates siempre intentó ser coherente con estos principios, comiendo y bebiendo con moderación y menosprecienda la acumulación de riquezas y bienes materiales.

Optimista en relación a la naturaleza humana, creía que nadie hacia el mal a sabiendas, y que este era fruto de la ignorancia.

Para Paul Johnson, el juicio y condena a muerte de Sócrates está vinculado a la amistad personal que le unió a tres políticos, antiguos discípulos suyos, que llevaron a Atenas a la guerra, la miseria y la tiranía-Alcibiades, Critias y Cármides-. Y si bien Sócrates rechazó sus acciones, llegando a desobedecer la orden de detener, confiscar sus riquezas y matar a un hombre rico fue convertido en chivo expiatorio, lo que unido al rechazo de algunos atenienses a sus ideas, hizo que fuera acusado de impiedad, por no creer en los Dioses y por corromper a los jóvenes.

No quiso huir de Atenas y aceptó ser juzgado de acuerdo a las leyes de la ciudad. Condenado a muerte por exigua minoría, se le dio la oportunidad de aceptar otra condena en lugar de la de muerte. Pero su carácter irónico le jugó una mala pasada .Con su talante habitual propuso pagar una multa de una mina, lo cual fue considerado como un insulto.

Encarcelado y encadenado, recibió las visitas de sus jóvenes amigos, como Platon-que se fue alejando posteriormente de su pensamiento, presentando un Sócrates muy alejado del real y de lo que realmente pensó-, Jenofonte o Antístenes, así como de su mujer, Jantipa, y sus hijos.

Tras beber la cicuta que le entregó el carcelero, murió, no sin antes despedirse con una frase enigmática y humorística ante los compungidos y llorosos discípulos: "Critón, debemos un gallo a Esculapio. Hazlo así, no te olvides".

Sócrates no escribió nada a lo largo de su vida y, tristemente, no nos ha quedado de él ni una carta. El creía en la filosofía como una actividad vital, no académica y no le interesaban las clases, academias y liceos.

El filósofo debía ser buena persona, y valiente, a la hora de enfrentarse con sus elecciones y sus consecuencias en la vida.

La filosofía implicaba una forma de heroísmo, y quien la seguía debería ser capaz de sacrificar hasta la propia vida, para lograr la mayor excelencia moral y mental.

Y eso hizo Sócrates, aceptando su muerte.

Por eso forma parte, para nosotros, del galeón de los ilustres, de los que con su vida y ejemplo, tienen mucho que aportar a la humanidad.
















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