lunes, 26 de diciembre de 2016

El budismo. Su esencia y desarrollo

Para los interesados en conocer las ideas y escuelas de una de las religiones o filosofías espirituales más vieja de la humanidad, como es el budismo, recomiendo el libro del estudioso ya fallecido Edward Conze; El budismo, su  esencia y desarrollo.

Se trata de una forma de espiritualidad que, en diversos aspectos, choca enormemente con nuestros esquemas mentales, pero que tiene algunos elementos interesantes que pueden servir en un futuro proyecto de reconstrucción espiritual de la humanidad, ante el evidente fracaso de los fundamentalismos religiosos y del materialismo hedonista de nuestras sociedades, que ha destruido y sigue destruyendo los valores y triturando a los seres humanos.

La base del budismo consiste en librar a los hombres del sufrimiento. Para ellos, la vida, es, por tanto, sufrimiento, del nacimiento a la muerte. Aquí hay mucho más realismo, más cercanía a nuestra realidad, que las visiones que nos proponen que la existencia es goce y placer, visiones o filosofías tan de moda en nuestras decadentes sociedades que no nos sirven de apoyo cuando, por más que se quiera ocultar, el dolor, el sufrimiento, siempre abrirá nuestra puerta.



La raíz del sufrimiento, y lo que el budismo pretende superar con sus tácticas mentales y de meditación, es la creencia en el ego, en el Yo. Ese Yo provoca que nos identifiquemos con otras cosas, lo que provoca infelicidad, la infelicidad que provocan los apegos, pues esos apegos provocan miedo o tristeza de perder eso  que identificamos con nosotros. La felicidad budista se busca fuera de este mundo, pues en un mundo de cambio constante como el nuestro, el ser humano nunca será feliz, pues siempre buscará más y más, más seguridad, más riqueza, más bienestar.

La idea de inmortalidad budista difiere de otras como la de los monoteístas en que no se basa en una permanencia de la individualidad en otro estado, o dimensión, sino su trascendencia total . Es el nirvana, el no-yo, el no-ser.

Se nos habla de las cuatro nobles verdades, una especie de reflexión sobre el sufrimiento que implica la vida, pues hasta el placer causa sufrimiento, el sufrimiento de perder ese placer; y las forma adecuadas de superarlo, consistente en desapegarse de todo lo que causa ese sufrimiento.

El libro nos lleva a conocer el budismo monástico, y sus vidas de pobreza, castidad e inofensividad, el popular, las diversas escuelas de sabiduría, el budismo de la fe, los yogacarinos, el tantra...

Un texto muy completo, del que sólo hecho en falta un apartado de técnicas mentales de meditación y desapego, que creo que podrían ser interesantes y prácticas en nuestros países, tan opuestos al camino de Buda y los suyos, donde somos y existimos por la posesión, cultivando y engrandeciendo el Yo y los apegos y por tanto como podemos ver y sentir en nuestras propias carnes, el sufrimiento crece y crece, siendo incapaces de afrontarlos sin tratamientos farmacológicos o pastillas milagrosas.

Mi conclusión final es que conforme envejezco mayor interés despiertan en mí todas las viejas tradiciones espirituales de la humanidad, más consciente me hago de la necesidad de nutrirse de ellas, de retomarlas actualizándolas, siempre con espíritu crítico, y cada vez se me hace más evidente que nuestra civilización ,con su abandono y eliminación de todo elemento serio de esas tradiciones, más cerca se encuentra de su destrucción y más infeliz hace a sus habitantes.

La multiplicación de cachivaches tecnológicos, de posesiones, no está produciendo ningún sentido en nuestras vidas, sólo un vacío en el mal sentido-que no es el del nirvana budista-, y una deshumanización generalizada.


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