domingo, 11 de febrero de 2018

Acerca de comer carne seguido de Los animales utilizan la razón

Continuando con los breves tratados de Plutarco, he tenido la ocasión de comprar otro librito, con una portada aún más bella que el anterior ensayo citado del mismo autor, en la última entrada de este humilde blog. Se trata de Acerca de comer carne seguido de Los animales utilizan la razón.

Es curioso que en estos breves tratados encontramos un filósofo que resuena a actualidad, a temas que se debaten hoy en día, que están en boga, como el vegetarianismo o el respeto a los animales. En la primera parte del texto Plutarco se interroga sobre cuál debió ser el estado anímico del primer humano que se atrevió a asesinar a un animal y alimentarse de él. Sostiene que ni nuestra constitución física ni nuestra dentadura están hechas para devorar carne: no tenemos garras , picos ganchudos como las aves predadoras, ni dientes afilados con los que desgarrar la carne, como los lobos y los leones.

Nuestro filósofo considera que el consumo de carne pudo ser fruto de unas épocas pasadas de escasez de alimentos, hambre y miseria, y que luego se normalizó. Si bien él no fue vegetariano, como Pitágoras, al que cita, considera que si se come carne debe ser con suma moderación,y  llega a considerar que con exceso, el alimentarse de otros seres vivos engorda y espesas las almas, rebajando la calidad de ésta.



El tratado final es un diálogo entre Ulises, la maga Circe, que ha convertido en animales a varios hombres, entre ellos algunos atenienses, y uno de estos hombres transformado en un cerdo. Éste, al que Ulises acude con la intención de liberarle de su condición de ser inferior, le responde haciéndole ver que la vida de los seres animales es incluso superior a la de los humanos en virtud, viven conforme a la naturaleza, no estando en ellos ausente la razón, más desarrollada en algunas especies que en otras.

En resumen unos textos interesantes y que hacen mover a la reflexión, tanto sobre alimentarse de carne, como sobre la naturaleza del mundo animal, pues quienes convivimos con animales domésticos como perros, hemos observado que,efectivamente, sus sentimientos de amor y lealtad son superiores a los humanos, dándose en ellos un grado de conciencia y de razón para nada despreciable, aunque sea de menor nivel.

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