jueves, 31 de agosto de 2023

De la autodestrucción a la noche oscura del alma

 Muchas veces, tras años de autodestrucción, de demolernos internamente con pensamientos negativos constantes, de convertirnos en guiñapos de almas demolidas, trituradas, habitantes de un sufrimiento que cala hasta los huesos, que hace que levantarse de la cama, o esbozar una sonrisa, suponga un enorme esfuerzo. Donde todas las noches te acuestas con el deseo feroz de que algo te suceda, que no despiertes del sueño, pues bien, tras este carrusel de montaña rusa en el interior de una caverna gigante donde no se vislumbra rayos de luz, a veces, ocasionalmente, en un destello breve cual estrella fugaz de optimismo, pensamos que saldremos impulsados, cual fuerza misteriosa de la naturaleza, hacia el mundo de la superficie, el mundo de la luz y el sol tibio.

Pero esto nunca sucede. Del mundo  del subsuelo, del auto flagelo, la auto tortura monstruosa,  donde voces internas te susurran en los oídos que no vales nada, que no mereces nada, que jamás rozarás la vestimenta de la felicidad, de la alegría de vivir, que eres un apestado inferior a todo el mundo, un retrasado, un fracasado, un ser risible, un solitario despreciado por las mujeres; de esa cueva se sale cuando, un día, sin saber por qué, decides que quieres una vida real, renacer de tus cenizas, habitar un nuevo ser, una nueva tierra, donde las heridas mentales, físicas y del alma vayan cicatrizando.

Que lo que pensabas que eras, esa especie de monstruo de apariencia humana, no era tal, al menos no totalmente. Que la perfección no existe, que todos somos luz y sombra, que junto con el reconocimiento de nuestras sombras hay que vislumbrar nuestra luz. Así empezamos a silenciar las voces torturantes, paso a paso. Nuestra vida, esa vida falsa, de niño miedoso, esa casa artificial de papel, que construimos para refugiarnos, se derrumba.

Aquí quedamos expuestos al descubrimiento del vacío, de la mentira, expuesto a la noche, al frío de la intemperie. Es la llamada noche oscura del alma .Se genera un terrible sufrimiento, pero a diferencia del anterior, encubierto por toneladas de basuras, o de púas cual erizo humano, es el camino al renacimiento, a la muerte del viejo ser, a la caída de la vieja piel, la vieja conciencia, los viejos pensamientos.

Habrá turbulencias, tentaciones  e intentos de lanzarse a ciegas a recuperar una existencia perdida, hasta que te des cuenta que tienes que frenar. Relajarte, abrirte a lo que venga sin forzarlo .Sólo de esa noche oscura del alma en el que uno está habitando se puede vislumbrar el camino de salida del pozo y su obscuridad falsamente acogedora.

La noche oscura del alma te remueve todo, te hace replantearte todo, y es el único camino de sanación, de volver a caminar por el mundo, tras romper la camisa de fuerza de los miedos que impiden avanzar. 

En eso estamos, sometido a una noche en la que empieza a vislumbrarse unos tenues rayos de luz. Y si esto sirve a alguien, jovencito o mayor,  que ha despertado al conocimiento doloroso de que llevaba una no vida, una vida de mierda, bienvenido sea este escrito , realizado con un alma en reconstrucción, donde toca juntar uno por uno sus pedazos, sus fragmentos.

2 comentarios:

  1. Probablemente los seres más valiosos son los que sufren más y para ellos la vida es lo que aquí reflejas. Es una enfermedad del ánimo, con orígenes genéticos que nos aflige de un modo cruel como bien expresas. Espero que esa noche oscura del alma te empuje hacia arriba. Las personas más sensibles son las que más padecen. Conozco bien esta desolación, aunque no esté en ella ahora.

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