sábado, 19 de diciembre de 2009

Antinacionalismo y nacionalismo. Dos caras de la misma moneda .

Por triste que sea, y aunque sea doloroso para excompañeros, y para mi mismo, por mi antigua pertenencia a un partido antinacionalista, es necesario hacer una reflexión del enorme peligro que pueden encerrar los partidos creados al calor de la reacción contra los nacionalismos periféricos. Y de la similitud en el fondo de su mentalidad, mentalidad en buena parte cortada por el mismo patrón, la sumisión la identidad nacional, a las raíces, a las banderas, a los desfiles patrios. El mismo pánico a la verdadera y radical libertad. ¿Es esta similitud de pensamiento entre los teóricamente opuestos natural ,o hay variedad de causas que llevan a esto?. En mi opinión, una parte importante de esta militancia, consta de personas cuyo pensamiento se centra en la unidad de la patria, como idea básica. Personas de pensamiento conservador en realidad, para las cuales el PP de Rajoy, es un partido blando, complaciente con los nacionalismos. Es por tanto una derecha pura y dura(en muchos casos disfrazada de liberal,, término y pensamiento totalmente desvirtuado en España, en el que se esconden derechistas, que no quieren usar la palabra derecha, como si fuera un pecado. O bien trasversal, concepto vacío, nueva moda posmoderna en la que suelen encuadrarse también derechistas acomplejados), que tiene el mismo pensamiento que los nacionalistas periféricos , sólo que enarbolando la bandera rojigualda en vez de la senyera, o la ikurriña. Pero su universo mental, es el mismo. Autoritarismo, grandeza patria, sumisión, discurso identitario, en una palabra. Es evidente que mucha de esta gente, al nacimiento de un partido contrario al nacionalismo, aunque su discurso evite el patrioterismo y su ideología se situe entre el liberalismo progresista y la socialdemocracia, se suma a tal proyecto.  Pero a este factor, hay que sumar otros. El que estos partidos, se agoten en el antinacionalismo, en que se conviertan en un movimiento de reacción. Y los movimientos de reacción, tienden a convertirse en aquello que critican, en un calco, en la otra cara de la misma moneda. Se convierten rápidamente en cáscaras vacías, que nada o casi nada interesante aportan a la vida nacional. El otro elemento que usan frecuentemente estos partidos, es la regeneración democrática-. Idea interesante y bonita, que puede atraer también a mucha gente, termina siendo mera retórica. Por tanto, no cabe sorprenderse de que un Partido como Ciudadanos, acabe aliándose con fuerzas ultraconservadoras, ultracatólicas y nacionalistas. O que Rosa Díez usara como banderín de enganche, la democratización de los partidos, mientras se opone a las listas abiertas en su partido. A esto habría que sumarle un fuerte espíritu cínico, de engaño. Así, en vez de reconocerse defensores de la tristemente llamada fiesta nacional, usan la idea de la libertad, para apoyar lo más rancio de las tradiciones españolas.Podemos decir, por tanto, que cuando un partido surge y pivota en torno al antinacionalismo, tiene una fuerte tendencia a convertirse en una fuerza populista, demagógica, ya hacia la derecha, como el Ciudadanos de Rivera, ya hacia la izquierda, como la UPyD de Rosa. ¿Existe solución para los contrarios a todo nacionalismo?. Creo que la única es que el no nacionalismo sea un punto, sin más, una gota en un océano de un programa avanzado y progresista. ¿Es esto posible en movimientos que se declaran trasversales?. Es evidente que no, puesto que la trasversalidad es el vacío, el posmodernismo con su reino del pensamiento debil e indefinido, coladero de oportunistas, derechismo encubierto. Estemos alerta, pues, porque el mayor peligro de populismo para España, puede venir de esos partidos antinacionalistas. Uno de ellos, parece, esperemos, casi liquidado. El otro, aprovechando la crisis de los partidos dominantes, y la gran inteligencia de su líder,puede crecer y tener mucho éxito.Derecha e izquierda seria, ,enemigos de la demagogia y la posmodernidad trasversal, defensores de una hipotética tercera vía pero definiéndose de izquierda o derecha, sin pretender engañar a la sociedad, deberían estar atentos.

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