Buscando infructuosamente en una librería el texto de Alain, El ciudadano contra los poderes, encontré casualmente otro del citado autor, Sobre la felicidad , y me decidí a comprarlo.
Alain, pseudónimo de Emile Chartier, fue un ensayista, profesor y filósofo muy reconocido en la primera mitad del siglo XX en Francia, pero escasamente conocido en España.
Tuvo discípulos tan famosos como Raymond Aron y Simone Weil, que reconocieron la influencia que ejerció en su pensamiento. Personalidad modesta, fue profesor de Instituto toda su vida, y nunca quiso saber nada de la Universidad, rehuyendo títulos y honores.
Participó como artillero en la Primera Guerra Mundial, pese a su edad y haberlo podido evitar, para estar al lado de los que sufrían en aquella carnicería y aceptar su responsabilidad como ciudadano francés. Experiencia que le reforzó en sus ideas pacifistas y antimilitaristas.
Mantuvo contactos y amistades con los radicalsocialistas, pese a su visión crítica del poder y las autoridades, a las que proponía limitar todo lo posible y descreer de ellas, y se mantuvo opuesto a los fascismos, participando del Comité de Vigilancia de los Intelectuales Antifascista.
Falleció en 1951, tras años de quedar inválido en una silla de ruedas por un ataque cerebral.
Pues bien, Sobre la felicidad, es un libro que en la mejor de las tradiciones filosóficas clásicas, nos enseña y anima a buscar la felicidad.
Lo que le diferencia de otros autores es la centralidad que da a aspectos poco o nada atendidos , como la actividad física, los estiramientos, los bostezos, la gimnasia, para alcanzar tal estado. La acción o la actividad, que ayuda a distraer la mente y sus preocupaciones.
También el salir de uno mismo, la cortesía, el buen humor, el olvido del pasado y evitar pensar en el futuro, centrándose en el momento presente y mirar a lo lejos.
En su opinión el enfermo de melancolía y tristeza es alguien que lee demasiado. Tenemos que aprender, pues nuestra vista y nuestro organismo para ello están constituidos, a poner la mirada en el horizonte, en los amplios y bellos espacios exteriores, frente a la corta distancia, que favorece el centrarnos en nuestros pequeños o grandes males, dándoles vueltas una y otra vez.
Aconseja, tomemos nota, dejar de hablar de nuestras penas, y ejercitar un optimismo invencible, utilizando la sonrisa todo lo que podamos, lo que ayuda a evitar los roces, encontronazos y enfrentamientos, minimizando los conflictos.
En resumen un libro que aunque se diferencia poco de autores clásicos como Marco Aurelio y otros, nos enseña algunas tácticas, actitudes y pensamientos para ayudarnos a alcanzar, o, al menos a acercarnos, a la buena vida, alejándonos del pesimismo y la tristeza.
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