Brillante película y magnífico guión, ganadora del Óscar- tras el famoso error en la entrega- donde se entremezclan el problema racial y el sexual, el problema social.
Moonlight nos presenta la vida de un negro en tres actos. Infancia, adolescencia y vida adulta. Una existencia marcada por el desarraigo familiar y comunitario. Una madre soltera que sobrevive como puede, cada vez más alejada del hijo, un entorno marcado por las drogas y, especialmente, una vida de acoso y violencia, de indefensión, por la homosexualidad intuida, en un medio donde desde pequeño se ha de demostrar dureza, hombría, y con el transcurrir de los años presumir de hazañas sexuales.
También aparece en la película los pequeños oasis de amor y cariño que encuentra el protagonista, ese oxígeno imprescindible para mantenerse a flote en medio de esa avalancha de hostilidad continua, oasis descubierto y mantenido en el lugar más insospechado y de las personas más insospechadas.
Dura, sin concesiones, con algo de luz y esperanza de cambio y redención, Moonlight destaca por el realista y vívido retrato de esas comunidades rotas por la pobreza, la delincuencia y la violencia, donde niños y adultos salen adelante como pueden, marcado todo por la ley del más fuerte. Y por las grandes actuaciones de los diversos personajes que recorren la historia
Donde la sensibilidad y la debilidad no tienen cabida, ni por supuesto las tendencias sexuales que se salen de la norma, que hay que ocultar por todos los medios para no quedar señalado y malparado.
En resumen una película que merece la pena.
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