sábado, 28 de noviembre de 2020

Sobre el Gobierno de Dios

 Se ha publicado una interesante obra de un autor desconocido y borrado de la historia, Salviano de Marsella, que vivió en el siglo V . Salviano, hombre de fe cristiana, relata la destrucción del Imperio Romano, considerando que es fruto de una especie de intervención divina, que castiga todos sus pecados, desde la crueldad, a la explotación y asfixia tributaria de la población, pasando por su lujuria, utilizando, curiosamente, la mano de los bárbaros paganos.

Lo interesante del pensamiento de Salviano es que considera superiores a dichos bárbaros paganos, más morales, más virtuosos, más castos incluso que a numerosos cristianos, fieles a la Iglesia católica, religiosos incluidos. También habla bien de los herejes, aunque considera que su visión es equivocada. Con prólogo y epílogo excelentes, lo que uno echa en falta en el texto es que Salviano no elabora un proyecto de renovación claro del cristianismo, de la sociedad, frente a la Iglesia católica que ya había destruido la esencia del cristianismo original, que eran fraternidades. Pese a sus críticas a la mayoría cristiana, permanece fiel a esa Iglesia ya en buena medida anticristiana.



Otros aspectos que no comparto es su identificación del cristianismo con el ascetismo, así como la nefasta crítica de la libertad sexual fuera del matrimonio- bien entendida ésta-, con independencia de que uno adopte individualmente una vida casta. Esto es incoherente con la vida de Jesús, que él propone imitar. Éste pudo realizar ejercicios ascéticos, retirarse al desierto y superar pruebas. Pero sabemos que participaba de fiestas, comiendo y bebiendo .Tanto que sufrió críticas por este hecho . En este aspecto, el de confundir la positividad, como acto de fortalecimiento, de realizar algunos ejercicios ascéticos personales, con el ascetismo como modelo de vida-ajeno a Jesús- Salviano  contribuyó algo a esa degeneración del cristianismo, religiosidad y cosmovisión política y socioeconómica-recuérdese el olvidado, por su significación, venga a nosotros tu reino, del padre nuestro- que debía haber sido del amor fraternal, el perdón, la vida frugal, el rechazo a la esclavitud, el dominio y la explotación del hombre por el hombre .Una sociedad del servicio mutuo-no he venido a ser servido, sino a servir-.

Sólo un cristianismo que retome esos principios, esa forma de vida, esas fraternidades abiertas a todos, a una nueva vida, podrá renacer de sus cenizas, de ese falso cristianismo católico y protestante, de muchos religiosos y fieles. Instrumento, con excepciones, y no solo en su ala conservadora o tradicionalista, sino también en  la llamada progresista, incluyendo la llamada teología de la liberación, de los diversos poderes, sistemas e ideologías, de un signo u otro, del capitalismo al marxismo o los fascismos, que han arrasado y siguen arrasando la humanidad y a los individuos.



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