martes, 5 de marzo de 2024

Por un ateísmo tecnológico. La cultura frente frente a la civilización informática

 He tenido ocasión de leer muy recientemente un libro de un ensayista norteamericano fallecido en 2003, Neil Postman, especializado en el análisis crítico de las tecnologías contemporáneas, especialmente el ordenador y la televisión, que vivió más de cerca, y finalmente de internet, cuyos inicios contempló.

El libro se titula Por un ateísmo tecnológico. La cultura frente a la civilización informática, editado por Ediciones El Salmón, una editorial de textos críticos muy interesante, en mi modesta opinión.

Dicho libro reúne una serie de conferencias, desde finales de los 80 hasta una del año 2000, en las que disecciona, frente a los tópicos tecnófilos o tecnoutópicos, la parte negativa del desarrollo técnico del mundo contemporáneo, o de su época. Para él era indispensable preguntarse, ante cualquier desarrollo tecnológico, a quién beneficiaba y a quién perjudicaba, pues siempre hay ganadores y perdedores, siendo estos últimos más numerosos. Y luego distintos interrogantes como qué problemas soluciona, qué nuevos problemas crea, a quiénes da poderes....



De especial interés es su crítica, anticipatoria, como tantas cosas en él, a la creciente marea de información, donde las personas se distraen y se pierden en un marasmo de hechos efímeros, que no dan respuestas a ningún problema esencial, ni individual ni social.

Para Postman la tecnología informática, y la incipiente digital que conoció antes de morir, aísla y destruye los lazos comunitarios, familiares, de amistad, entre otros. El individuo se recluye en su ordenador, ahora diríamos que en su móvil, separándose cada vez más del otro, de la vida real. También banaliza, especialmente la televisión-medio que él estudió detenidamente-, convirtiéndolo en un espectáculo, un entretenimiento, el debate político, entre otros aspectos, como el periodismo o la historia.

Neil Postman defendía la cultura, lo valioso de la tradición, frente al reino de la informática, el culto a las innovaciones tecnológicas, anticipándose en muchos años a la demolición de lo humano que están provocando las pantallas en nuestras mentes y en nuestras vidas comunitarias. Estamos ante un autor ya fallecido pero que fue una voz a la vez solitaria y visionaria de problemáticas no solo no resueltas, sino que nos están tragando y absorbiendo cual arenas movedizas. Y que merece la pena descubrir. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario