viernes, 29 de marzo de 2024

Vagabundias. Criminales, vagos, putas y locos

 Extraordinario ensayo de Juanma Agulles que mezcla historia y reflexiones propias con una experiencia vivida durante casi quince años, años que estuvo realizando un trabajo en un albergue, conociendo cara a cara y relacionándose con la que llama población del abismo, los últimos ,los perdedores, los habitantes de la alcantarilla social.

Vagabundias, bello y poético nombre, por cierto, nos adentra en la historia de la beneficiencia social, desde la organizada por la Iglesia en tiempos medievales hasta la actual, laica y burocrática, poniendo en claro sus similitudes y diferencias, que van de la compasión hasta el control burocratizado de dicha población de la derrota, desde su santificación usando la figura de Cristo y los santos, o algunos de ellos, hasta su condena, es decir combinándose en una misma época en ocasiones la glorificación de la miseria con la horca, en nuestros tiempos la paliza y luego el prenderles fuego, pues la figura del vagabundo como ser individual, real, de carne y hueso que pasa a nuestro lado sigue siendo visto como un peligro, alguien a extirpar de esa supuesta manzana sana y bella llamada modernidad o progreso, cual gusano que puede envenenar el orden social, la cacareada ciudadanía de libres e iguales.



Juanma Agulles nos relata las vivencias y experiencias vitales de algunos hombres y mujeres refugiados en el albergue y sus diferentes tipologías, en las que son incluidos, tratados y diseccionados por la barbarie aséptica institucional y laica y progresista actual. Del criminal al vago, la puta y el loco.

Es una característica de la sociedad actual absorber deglutir y vomitar la cháchara de las clases dirigentes y explotadoras del capitalismo  que consideran que el mendigo es un fracasado por no esforzarse lo suficiente, por bajar las manos y preferir una vida errante y solitaria, sin domicilio, curro e identidad, viviendo de las ayudas o los subsidios estatales-las paguitas, que dicen los liberales y conservadores del hoy, muchos de ellos llamados cristianos, en realidad darwinistas o neonazis brutales sin discurso de razas, pero no menos sádicos-, subsidios que como demuestra Juanma Agulles son casi imposibles de obtener, pues supone entrar en un laberinto de papeleo burocrático digno de Kafka.

Luego está el ascenso en flecha de los problemas psicológicos, de la llamada locura, que llena los habitantes de los albergues, problemática mental de origen social, promovida por un sistema injusto y una sociedad que ha demolido las relaciones sociales de amor y apoyo mutuo, generando un hábitat, un ecosistema de sálvase quien pueda, y que lógicamente da como resultado el sufrimiento psíquico creciente y la medicalización y "psiquiatrización" masiva de la población.

Origen social, que, lógicamente, también se oculta, como no podía ser menos, achacándose todo al individuo, a componentes bioquímicos, sin más.

La opinión del autor de Vagabundias es que el albergue es una mezcla de cárcel, manicomio y casa de beneficiencia, una institución fracasada, organizada para estudiar y analizar el creciente sector social marginado, para disciplinarlo y ocultarlo a los ojos de la ciudadanía obediente y exitosa, con casa y trabajo asalariado. Es decir es una institución donde según su expresión pululan los gusanos que viven y se alimentan de la putrefacción social, motivo que le llevo a abandonar dicho curro.

Vagabundias es un libro que debe leerse, un relato sin trampas ni cartón, sin edulcorantes, de nuestra sociedad, de una civilización que pasó de considerar el trabajo una maldición bíblica a un deber moral, luego un derecho y ahora un privilegio. Es la historia de un fracaso social, del triunfo de las élites y sus discursos a través de la historia, hasta llegar a nuestra realidad, nuestro mundo,  el de la religión del Progreso, la que nos vende que progreso y pobreza son antagónicos, otra mentira cochina, pues parafraseando un gran libro en mi opinión que también cita el autor, El abismo se repuebla.



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