miércoles, 2 de abril de 2014

Cerebro cuántico y estados de conciencia

Durante mucho tiempo se pensaba por una gran mayoría de científicos que el cerebro no podía tener funciones cuánticas por el ruido, el calor y la humedad a la que está sometido.

Sin embargo, estudios recientes están confirmando la existencia de vibraciones cuánticas neuronales en los microtúbulos del interior de las células cerebrales, lo que implica que la conciencia podría derivarse de esas vibraciones cuánticas, vibraciones que conectan la función neuronal y sináptica.

Penrose y Hameroff, que fueron los creadores a fines del siglo XX de la teoría que señalaba que la conciencia se deriva de la actividad de las neuronas del cerebro en la escala cuántica, o subatómica, sostienen que las ondas cerebrales también surgirían de las vibraciones profundas a nivel de los microtúbulos.

Estos descubrimientos nos acercan, en cierto sentido, a las ideas de un sector de físicos que propugnaban que los seres humanos no somos ajenos a los procesos cuánticos.

Una de las características fundamentales del mundo cuántico es el estado de incertidumbre, el estado de indeterminación. Frente al mundo de la física clásica, de lo macro, donde todo está aparentemente determinado, y una mesa, por ejemplo, o existe o no existe, los átomos en cierto sentido no constituyen una realidad determinada, sino una tendencia, una probabilidad.

Sin observación no podemos saber, por ejemplo, la posición de un electrón, que por otra parte puede atravesar dos rendijas simultáneamente si no se produce dicha observación, como ha sido detectado en experimentos en los cuales estas partículas eran lanzadas a una pared con dos rendijas. La evidencia indicaba que cada una de las partículas individuales pasaba por las dos rendijas, produciéndose un patrón de interferencia en la pared final a la que llegaban, es decir actuaban como una onda .Sin embargo, bastaba que se instalara un sistema de medición, para que las partículas actuaran como en el mundo "normal",como simples partículas, pasando por una u otra rendija.

La constatación de una naturaleza cuántico-cerebral en el ser humano, como en el mundo de los átomos, nos lleva a interrogarnos sobre la posibilidad de que la teoría de los Muchos Mundos de Everett pueda ser real.

Aunque, más que hablar de los Muchos Mundos, preferimos hablar de los Muchos Estados de Conciencia.
Al fin y al cabo, la realidad podría ser, incluida la humana, la de un número" n" de ondas que conviven como probabilidades hasta que una se convierte en realidad.

Si la función de onda pudiera ser el fondo real de todo lo que nos rodea y de nosotros mismos, ¿podría plantearse nuestra existencia, nuestro Yo, como Estados de Conciencia desplegados en diferentes realidades?.

Evidentemente, el tema es muy complejo .¿Por qué no observamos las cosas u objetos grandes en estado de superposición, es decir pudiendo ocupar diversos lugares a la vez?. La respuesta de la ciencia es la decoherencia .Basta que un fotón o una molécula de agua golpeé el objeto para que se destruya su estado de superposición y veamos, por ejemplo, a un lápiz puesto en posición vertical caer a un lado u otro; y esto sucede en un estado de tiempo tan pequeño que nuestra mente no es capaz de captarlo. La función de onda, por tanto, colapsa ante la menor interacción con el entorno.

Lo que nosotros nos preguntamos es, por tanto, lo siguiente: ¿podemos considerar que esos diferentes estados de conciencia hipotéticos cristalizan en verdaderas realidades múltiples, cada una siendo consciente de sí misma pero no del resto, o todas esas posibles realidades confluyen constantemente en una, siendo por tanto las otras realidades algo fantasmal, meramente probabilidades pero sin existencia real?.

Todo esto nos lleva a un terreno tan complejo como interesante al que, esperemos, la ciencia vaya dando respuestas poco a poco.

Mientras tanto lo único claro, para nosotros, es que, hoy por hoy, sólo podemos determinar que es la conciencia la que crea lo que nosotros llamamos nuestra realidad, aquella que necesitamos para mantenernos cuerdos, para poder guiarnos con sentido en nuestras vidas .Qué somos y cómo somos realmente, así como , valga la redundancia, cómo es lo que vemos, lo que observamos, no podemos saberlo aún a ciencia cierta.

Un murciélago, con su radar, probablemente perciba la realidad de forma muy diferente a la nuestra. Nosotros, la percibimos de otra manera .¿Podría haber visiones superiores a la de los seres humanos, animales capaces de percibir la dualidad onda-partícula o de ver más allá de lo que nos ofrecen nuestros sentidos?.

No nos resultaría tan descabellado; no obstante, apoyémonos en la ciencia y sus investigaciones.



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