Por primera vez se publica en España una obra escrita por Leon Tolstoi al final de su vida, en 1908, en la editorial Hermida Editores. En este pequeño ensayo, La Ley de la violencia y la Ley del amor, aparece reflejado el pensamiento religioso y moral, así como a la vez individual y social, del famoso autor ruso.
Para él, cuya Guía era el Evangelio y lo que llama doctrina de Cristo, el verdadero cambio vendría de la transformación interior en las conciencias, que debían abrazar la ley del amor, y por tanto el rechazo a la violencia hacia el prójimo, clave del mensaje de Jesús de Nazaret.
Tolstoy critica en el libro la creencia tan común en el cambio exterior, en dirigir a los hombres e imponerlos un programa determinado. Es el cambio interior, el de las conciencias individuales, lo que cambiará las condiciones sociales de vida, pues si fuera al revés seguiríamos atados a la violencia, violencia revolucionaria que se sumaría a la violencia del Estado y el orden existente; Estado que, pensaba Tolstoy, sería innecesario y desaparecería si los hombres guiaran su conducta por el amor, por la voluntad divina, por la verdad.
El texto elogia el cristianismo primitivo, su oposición a la guerra, la negativa de algunos de los primeros cristianos a servir en el ejército, llegando a pagar con su vida su insumisión, como Maximiliano de Tébessa. También rechaza las Iglesias posteriores, por considerarlas traidoras al verdadero mensaje del Evangelio, al convertirse en defensoras y sostenedoras de las autoridades exteriores, defendiendo la violencia ejercida por éstas, justificando la existencia de ricos y pobres, manteniendo por tanto un orden pagano disfrazado de cristiano. Con todo el famoso escritor pensaba que estaba cercano el tiempo en que despertaría nuevamente un verdadero cristianismo, citando numerosos casos de compatriotas rusos que definiéndose como cristianos eran condenados a prisión por rechazar formar parte del Ejército. Su propuesta de rebeldía era la desobediencia no violenta, el negarse a pagar impuestos y servir a las instituciones, frente a tácticas como el sindicalismo o el apoyo a partidos políticos.
¿Acertó Tolstoy al pensar cercano el verdadero cambio?. Por desgracia no. Intuyó, y en eso sí dio en el clavo, que vendría una transformación. Pero esa transformación fue lo contrario al camino que el pensaba, y su país se vio sacudido por una ola de terror estatal y muerte, bajo la bandera del bolchevismo. En otros países del mundo sucedió lo mismo bajo otras ideologías como los fascismos .Dos guerras mundiales crearon grandes catástrofes, y esas maquinarias infernales de odio y enfrentamiento llamadas Estados nación han desarrollado un armamento capaz de aniquilar la humanidad, o parte de ella, en un abrir y cerrar de ojos.
Pese a todo su propuesta sigue ahí,fracasados todos los otros senderos- quizá teniendo que ser matizada para evitar una ingenuidad excesiva, no digo que no-. Esperando como nos proponía el despertar de las conciencias a la verdadera fe, aquella que busca dar un sentido a la vida, una unión con el infinito, una ley del amor entre los hombres, sin las cuales seguiremos chapoteando en un mar embravecido, a punto de ahogarnos en cualquier momento, arrastrando a la muerte a otros hombres y mujeres que bracean desesperados para sobrevivir, hundiéndonos todos en una civilización mecánica y materialista ajena al espíritu.
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